LightReader

Chapter 27 - Capítulo 27:

Tanto Tyrion como Teclis siguieron a Arkon a la residencia que le dieron, pero no estaban ellos solos, con ellos estaban los más destacados maestros de la espada de Hoeth, junto con la princesa de Saphery, Haerrieth quien fue llamado por el propio Tyrion, ellos estaban siendo guiados por Arkon quien estaba montado sobre Rexes.

Tyrion estaba sobre su fiel compañero de batalla, su caballo Malhandir quien lo acompañó en incontables batallas a través de los años desde el primer día que se conocieron, hijo del padre de los caballos, Korhandir, un regalo de los elfos de Ellyrion como muestra de gratitud por el rescate de la reina eterna quien es Alarielle. 

Sin embargo, los que permanecían indiferentes eran estos tres hombres y mujer, pero tanto los maestros de la espada como los mirmidones estaban midiéndose entre sí, a pesar de que tenían su mirada al frente y tener su atención para defender a estos grandes señores, la sensación de peligro que desprendían cada uno hacían que tuvieran el doble de trabajo.

Durante el camino ninguno de los cuatro se dirigió la palabra, ni siquiera Circe le dirección la palabra a pesar de que tuvieron un pequeño encuentro en la reunión, y cuando estaban a punto de llegar, las puertas se abrieron sin que ellos tuvieran que esperar, pero finalmente pudieron desviar su atención con lo que tenían enfrente.

A lo largo y ancho de esta pequeña villa estaba ocupada por más de setecientas personas junto con más de doscientos animales. Por un lado, había mirmidones y hetairoi haciendo pequeñas competencias con pygme, el perdedor se iba mientras que el ganador seguía peleando hasta que perdiera o se cansara.

Por otro lado, otros estaban cuidando a los pegasos y leones de nemea, tanto con su comida como con su agua, mientras tanto le cepillaban sus melenas, otros solo veían pelear a los grandes leones quienes parecían tener una pelea encarnizada pero su constitución y vitalidad hacían que estas luchas eran con heridas leves.

Los pocos caballos tracios que había corrían por toda la villa evitando que los griegos como si estuvieran jugando e incluso lastimando a los caballos comunes comprados en el imperio, y estos parecían pequeños y flacos a comparación con estos. Sin embargo, los hetairoi acaban su acoso llamándolos o golpeándolos en el hocico haciéndoles mansos.

Pero todo se detuvo cuando estos hombres vieron llegar a su rey, en menos de un minuto todos formaron en sus respectivos regimientos, y Arkon solo les dijo que estaban a las actividades que estaban haciendo, él los invitó a la mansión quienes los sirvientes los estaban esperando con el almuerzo.

Pronto los sirvientes los dejaron en paz, sin embargo, Arkon, Tyrion, Teclis, Circe y Haerrieth no tocaron los platos o copas de vino. Y fue el rey fénix quien habló. "Ahora que estamos en soledad, Arkon, ¿Qué es lo que querías hablar con Haerrieth?" dijo hablando por la mujer elfa quien tenía pelo corto de color negro con ojos celestes quien tenía una tiara en su frente.

"Solo espero que escuchen primero mis palabras antes de que quieran mi cuello." Dijo con seriedad Arkon, y fue esta vez quien Circe habló. "En el nombre del río estigia, encontramos algo sospechoso en unas cartas en la cámara personal del capitán vampiro que atacó la ciudad de Argos, y este rastro tenia magia residual, la suficiente para identificar a una persona relacionada con la magia." Dijo ella mientras sacaba las cartas que tenía en su poder.

Teclis al instante comenzó a observar las cartas y de inmediato comenzó a analizar los rastros de la magia, pero este análisis ni siquiera duro un segundo cuando al instante miró a Haerrieth quien tenía confusión en su rostro por como él la miraba con el ceño fruncido. "¿Qué sucede con Teclis?" -Preguntó ella confundida ya la vez nerviosa.

"Haerrieth responde con sinceridad". Dijo con seriedad e incluso molestia en su voz. "¿tuviste algo que ver con el ataque de una de las ciudades de Grecia?" pero ella al instante se molestó y enojo. "¡Eso es un insulto hacia mi Teclis! ¿Negociar con alguien tan inferior como un pirata para atacar una ciudad cuando no me hizo nada? Si hubiera sido yo, hubiera llevado a mis tropas directamente en vez de ir con piratas que manejan espadas oxidadas." Dijo defendiéndose tanto de su persona como de su inteligencia.

"si no fuiste tu ¿Quién fue? Esta magia pertenece a Hoeth, pero hay magia residual está en ti". Comentó Teclis con el ceño fruncido y tomando su barbilla con su mano, pero de nuevo levantó la vista y miro a la mujer elfa. "¿Hay alguien con quien ha charlado recientemente? Piensa en alguien que practica el saber de la alta magia, en especial un hombre recién entrando a sus setecientos años." Dijo Teclis diciendo toda la información posible que sentía a través de esta magia.

Incluso Arkon estaba impresionado por todos los datos que decía Teclis con solo un simple rastro mientras que Circe solo podía rastrear aquellos cercanos a este elfo, vio a Tyrion quien tenía una mirada sin emociones como si fuera algo común para él escuchar esto mientras que Haerrieth tenía el ceño fruncido tratando de recordar a este hombre.

"Creo que recuerdo a alguien de lo que dijiste, fue cuando aparecieron rumores de cuando apareció una nueva facción en el mundo donde habían asesinado al profeta verde de los orcos." Decía recordando a este debido a que le causaba indiferencia sobre esta nueva facción. "Ahora que lo pienso, su nombre era Oros, un Archimago del alto saber que había venido a Tor Finu a verme especialmente, aunque no me interesó mucho lo que decía." Dijo ella con seriedad mientras negaba con la cabeza.

"al menos tenemos un nombre y su estado como Archimago, ahora que sabemos que Haerrieth no tiene nada que ver, espero rey Arkon una disculpa por su parte." Dijo Tyrion son severidad y exigiendo al joven rey de Grecia, quien avanzaba mientras se paraba mirándola. "En ese caso, mi señora Haerrieth, me disculpo en nombre de mi linaje como rey de Grecia de haber sospechado de usted, solo esperaba que cuando visite mis tierras sea con curiosidad y no por rencores." Decía con sinceridad tanto en su tono como en su rostro.

"Con todo aclarado no hacía falta disculparse mi señor Tyrion". Dijo Haerrieth paso de mirar a Arkon a Tyrion, pero este solo la miró. "Tu señor tiene razón, a pesar de que había sospechas no es agradable para un rey ver que alguien bajo su mando sea sospechoso de atacar una ciudad y más si contrató a piratas." Le dijo Arkon a Haerrieth.

"En ese caso yo también debo disculparme con su hechicera, y también a mi señor Tyrion por ser irrespetuosa enfrente de todos los grandes líderes los cuales somos aliados. Si no hay nada más que decir o hacer, con vuestro permiso me retiro a mi zona de hospedaje en Altdorf." Dijo ella asintiendo a todos, poco después se escuchó las puertas de la villa abrirse y cerrarse.

"Arkon, fue un gusto y honor conocerte, pero como rey de los altos elfos tengo tareas que hacer en Altdorf." Dijo Tyrion levantándose para que poco después Teclis le siguiera. "También fue un gusto Arkon, ahora debo analizar si tu poder de recuperación fue una ayuda breve o algo que hizo mella a la maldición de mi cuerpo, pero en el futuro espera mi carta de visitar tus tierras ya que me dio curiosidad por como hablabas de ellas, y fue un gusto conocer a la hija de dos dioses." Decía mirando a Circe quien se acercaba.

Poco después la sala quedó en silencio con Circe y Arkon en la sala, y ella escuchó como suspiraba fuertemente mientras apoyaba su espalda por completo en el respaldo de la silla, él sintió como su cuerpo se enfriaba en especial la zona de su nuca y con los ojos cerrados sintió una mano tocando su rostro, él abrió los ojos y era Circe que palpaba su mano en su rostro.

"Creo que debes descansar un rato Arkon, tienes el cuerpo frío". Dijo con un dejo de preocupación en su voz, y él solo le dio la razón, al levantarse fue a la habitación de la mansión, al llegar se sacó pieza por pieza de su armadura y fue al baño de la habitación, al sentir el agua caliente su cuerpo frío comenzó a calentarse y relajarse.

Y antes de que pudiera abrir los ojos sintió saliva en su nuca causando que sienta escalofríos, al darse vuelta vio que era Rexes que sin piedad comenzó su ataque de lengua con saliva lamiéndole todo el rostro sin parar, Arkon solo aceptó su destino mientras le echaba agua a su amigo.

Después de un rato, vio como aún había mucha luz del sol y pensó en descansar por la tarde, pero su puerta fue tocada y al dejarlo pasar notó que era el propio Aquiles. "Si pensabas descansar me temo que no será posible, tienes visitas de una hermosa escultura de hielo". Dijo con sarcasmo y burla a su mejor amigo, y él solo suspiro agachando la cabeza. "Ahora voy, pero no voy a ponerme devuelta la armadura, iré con mis túnicas reales". Y Aquiles solo se encogió de hombros mientras se iba.

"Por cierto no viene sola, viene con una gran guerrera como guardia personal que incluso me pone nervioso." Comentó mientras se iba, pero Arkon no tuvo reacción, pero por dentro su mente creó al instante la imagen de la guerrera dorada de Kislev, mientras se ponía sus túnicas reales la cual mostraba su pectoral derecho y gran parte de sus costillas.

Al terminar de colocarse sus sandalias fue al primer piso en la zona de recibir a los invitados, pero desde que dio el primer paso en el primer piso sintió como la temperatura del lugar bajaba considerablemente, pero gracias al rollo de piel y subir de nivel tanto su cuerpo como a sus ejércitos estos cambios de temperatura le era indiferente.

Cuando abrió las puertas dobles de madera maciza de color oscuro, vio sentada a la Tzarina Katarina en un sillón de tres cuerpos y detrás de ella una gigante tanto en altura como la magnificencia de su armadura dorada y en la zona de sus ojos había gemas celestes tan brillantes como los ojos de su señora.

Ellas dos vieron al joven rey Arkon, quien tenía la piel blanca, cabello castaño claro que aún estaba mojado, ojos marrones sin emociones y una mirada sin expresión, vestía una túnica blanca con detalles dorados en la zona de la clavícula, la zona que rodeaba los brazos y al final de la túnica que apenas llegaban a las rodillas.

Esta túnica mostraba los músculos del joven que estaban definidos, sus brazos, sus piernas e incluso su torso, pero lo que más le llamó la atención fue la zona de las costillas derechas, más que una cicatriz parecía que la piel estaba separada por la fuerza debido a como estaba cerrada.

"Mi señora Tzarina ¿Qué es lo que necesita de mí?" preguntó Arkon con seriedad, pero sin expresión mientras que ella tenía una mirada fría y cortante quien desprendía neblina fría y congelaba el lugar, mientras tanto la guerrera que la acompañaba miraba a Aquiles quien apoyaba sus manos en su escudo dorado que estaba tocando el suelo.

"Buenas tardes rey Arkon, espero que mi presencia a esta hora no sea un inconveniente para usted". Pero ella vio como él negaba con la cabeza. "No lo es, ya empezaba aburrirme de estar encerrado en este lugar, espero que mis hombres no hayan hecho algo para incomodarle".

"No lo fueron. Pero conociéndolo por lo poco que sé de usted, no prefiere que las cosas se alarguen, seré directo. Vine a decirle sobre sus caballos tracios que alabaste tanto en la reunión de hoy, y si estoy satisfecho con ellos entonces tendremos una reunión comercial cuanto antes." Dijo ella, pero él se levantó. "De acuerdo, entonces deberá acompañarme afuera para verlos". Dijo él mientras la invitaba a salir.

Arkon al sentir el sol en su rostro solo frunció el ceño para poco después le chiflo a un grupo de caballos que estaban devuelta acosando a los caballos más débiles a pesar de que eran hembras ya que estos despreciaban a aquellos que eran más débiles, pero cuando se trata de un humano estos lo analizan para ver si son dignos de ser sus jinetes y compañeros de la vida.

Y entre ellos un caballo marrón claro con patas negras y melena negra mordisqueo y dio patadas al resto caballos de causando que la Tzarina frunciera el ceño, y vio como estos eran agresivos incluso entre ellos, pero al acercarse al joven rey se volvió manso como un perro ve a su dueño, incluso llegando a usar su hocico a acariciar su pecho.

"Puede acariciarlo mi señora, mientras que yo o su jinete este cerca, serán mansos". Dijo acariciando el cuello del caballo y la Tzarina hizo lo mismo, pero apenas tocarlo sintió como el corcel estaba hirviendo por dentro, supuso que era algo natural debido al tamaño que tenia y los músculos que se marcaban incluso cuando estaba parado.

"¿Por qué no monta sobre él? Es como cualquier caballo, solo que más fuerte." Dijo él mientras la ayudaba a subirse, Arkon poco después le chifló a otro caballo tracio de color blanco con cabellera rubia, en un solo movimiento se subió y acompañó a la Tzarina quien claramente tenía intenciones sobre estos caballos.

"¿Cómo se comparaban con los caballos de Kislev, Tzarina?" Le preguntó mientras los dos jineteaban a estos caballos que iban a paso ligero, pero ella ni siquiera tuvo un cambio de humor o de expresión, de la misma manera que Arkon estaba ahora mismo, una expresión en blanco.

"Todavía falta verlo en campo de batalla, pero por ahora estoy conforme." Dijo ella, pero el caballo bendecido por Poseidón y contantes mejoras tanto del templo como de los establos se sintió ofendido, lo cual enojado aceleró con fuerza haciendo que la Tzarina solo ajuste un poco su cuerpo.

Ella sintió como cruzaba los cien metros en menos de cinco segundos y sintió como aumentaba en velocidad y al mirar a su lado vio como el caballo de Arkon le seguía el ritmo, pero debido al tamaño de la villa el espacio era pequeño cuando se trataba de estos caballos.

"Si quieres probar en combate, puedo pedirles a mis hombres una demostración pequeña". Comentó Arkon mirándola a los ojos, pero frunció el ceño porque el sol le estaba dando a la cara mientras veía como ella tenía el sol detrás de ella deslumbrándola, y ella le habló. "No hace falta, además de que poseen una gran inteligencia e incluso pueden llegar a golpear a sus jinetes si son débiles". Dijo ella con voz fría.

"¿Cuántos necesitas?" preguntó mientras hacía que su caballo caminaba hacia la mansión. "Voy a pedirte a mil de estos caballos rey Arkon, pero no solo eso, también espero que el comercio entre nuestras tierras sea fructífero, debido a mi extenso territorio recuperado a través de guerras civiles y hacer retroceder a las ratas y los nórdicos hace que mi gente le falte bienes vitales." Dijo ella mirándolo a los ojos.

"Entiendo, cuando llegue a mis tierras enviaré a Kislev grandes cargamentos tanto como ayuda como comercial mi señora." Dijo asintiendo profundamente. "¿usted que puede ofrecerme mi señora?" Le pregunté. "Lo que puedo ofrecer es limitado debido al terreno y el clima del norte, pero poseemos grandes flujos de metales, cerámica, pieles, marfil, aceite de ballena, animales, plata, artesanías, alcohol, entre las pocas cosas que podemos comerciar." Respondió ella.

"Entiendo, como dije antes de enviare a mis comerciantes junto con los hombres que construirán los pasajes del inframundo a donde usted crea conveniente, además de que irá un destacamento militar para proteger estos barcos." Decía Arkon mientras bajaba de su caballo e intentaba ayudar a la Tzarina, pero esta no la ayudó y creó unos escalones de hielo.

Él al ver esto no le dio importancia y acompañó a las dos mujeres y al sequito pequeño de guardias hasta la puerta, al ver que no era conveniente ir a tomar una siesta decidió quedarse despierto haciendo lo único que podía hacer, dibujar o tocar la flauta en su habitación en la mansión.

Desde esa tarde ya había suspirado por enésima vez y cuando quiso seguir dibujando sintió una brisa en su costado izquierdo y antes de que pudiera su toga real de Grecia fue agarrada por dientes y cuando levanto su vista calmada notó que era su amigo personal, Rexes quien lo arrastró por la habitación hasta la cama para que le acaricie su cabeza y en especial las orejas.

Él derrotado le hizo caso a su amigo y no pudo recordar en qué momento se durmió, sin embargo, este pequeño descanso no había terminado debido a que su puerta fue tocada e inmediatamente alguien pasó, pero lo único que vio fue a un enorme león dorado de ojos mas brillantes que el sol lo miraba fijamente.

"Tranquilo amigo mío, soy yo". Comentó Aquiles quien con diversión levantó sus brazos mientras avanzaba, pero aún así el felino no apartó la vista de él hasta que llegó a su compañero de batalla, Arkon al sentir una sacudida en su hombro vio que era uno de sus mejores amigos y guerreros, sacudiendo la cabeza un poco se enderezó estirando su cuerpo.

"¿Qué sucede? ¿Hay algún problema?" preguntó mientras iba hacia el baño quien Aquiles lo siguió hasta la puerta apoyándose en el marco de esta. "Si con problemas te refieres a una mujer Magisterix de la muerte con un cuerpo con las mejores curvas que vi, entonces sí." Decía divertido algo que al fin su rey notó.

"¿Qué es tan gracioso?" preguntó mientras se secaba su rostro con una toalla de mano. "Digamos que vino sola y yo no pude detenerme". Le respondió sonriendo y vio como él finalmente entendía. "Te rechazamos, por eso estás feliz. Diez suerte, creo que la vas a necesitar". Comentó Arkon mientras iba al primer piso.

Pero cuando dio el primer paso hacia fuera de su habitación, el olor a muerte y sangre le invadió la nariz, esto era provocado por la propia Elspeth von Draken debido a que esta desprende un aire innato del viento de la magia de la muerte de forma innata, algo que no se podría controlar sin embargo esto fue informativo hacia aquellos que pueden diferenciarlo, si había este olor a plena luz del día, era un aliado del imperio pero si era a mitad de la noche a las afueras de cualquier ciudad, entonces estabas condenado debido a que era un nigromante.

Cuando abrió las puertas de la sala de invitados, vio a la Magisterix del colegio amatista cruzada de piernas mientras tenía un café negro en una hermosa taza blanca con grabado de detalles dorados, ella se dirigió a sus dos ojos amatistas brillantes al hombre que abrió las puertas de la sala.

"Buenas noches, mi señora, espero que disculpe por lo que voy a hacer." Dijo asintiendo hacia ella mientras iba hacia las ventanas de la sala de invitados y una por una las abrió haciendo que el ambiente fuera más ligero, y ella ni siquiera respondió o hizo un gesto de desaprobación o de entendimiento.

Cuando terminó sintió aun la mirada de la mujer sobre su nuca, pero al darse vuelta vio algo que no esperaba, su siempre capucha de cuero estaba arriba de su regazo al igual que sus manos, su rostro con esa capucha disminuía su belleza haciéndola parecer alguien de edad mayor, lo cual había un poco de razón debido a que ella era la líder de su familia hace tres generaciones.

Ahora parecía alguien en su flor de la vida, como si fuera unos pocos años más grande que Arkon quien tenia quince, su pelo estaba dividido en dos que además ocultaban un poco sus pómulos haciendo que sus ojos amatistas fueran más perforantes, ella solo tenía una mirada seria en todo momento como si no conociera otra expresión, al igual al hombre enfrente de ella.

Él se sentó al otro lado del sillón de tres cuerpos mientras que un sirviente de cabello rubio y ojos verdes le traía una copa de vino ya que él expresaba una orden de nunca traerle cualquier tipo de té o café de todo tipo de índole, Elspeth al ver que el joven rey finalmente se quedó quieto habló.

"Buenas noches, Arkon, esta noche vengo en nombre del imperio a comerciar con usted sobre sus armas". Dijo de forma directa y serena mientras veía sin mover sus ojos el cuerpo que tenia enfrente al detalle. "De acuerdo, pero las armas que nosotros poseemos son más comunes que las suyas, no poseemos alabardas, espadas a dos manos, luceros del alba, justas entre otras armas que son comunes en el imperio."

Él había entendido al instante sobre lo que quería decir ella, cada arma que sale de las herrerías de cada ciudad de Grecia estaba hecha con las técnicas que Hefesto les enseñó a los mortales para que estas hagan más daño a las bestias míticas y seres que no pueden ser tocados por acero común.

"Entiendo, entonces le daremos nuestros planos para que se fabriquen a granel, a cambio le daremos pase libre a cada comerciante de Grecia en las tierras del imperio excepto las tierras del este debido a la guerra con Sylvania además de que usted debe enviar un sequito de protección a estos debido a que los esfuerzos del imperio se verán consumidos por la guerra." Dijo ella concisa y precisa en sus palabras.

"Se hará, mientras tanto prepararé mis fuerzas apenas llegue a Grecia para ayudar al imperio junto con los hombres para construir los pasajes del inframundo." Sin embargo, ella levantó la mano para interrumpirlo mientras negaba en la cabeza. "Supongo que fue debido a la urgencia del clan Angrund de construir ese pasaje para tener refuerzos en el momento, pero debo decirle que ningún señor permitirá que se construya en las ciudades capitales de sus reinos." Dijo con firmeza.

Arkon al escuchar esto entrecerró los ojos debido a la semejante estupidez que escuchó, desde que hablaba con los filósofos no había escuchado alguna de semejante nivel comparable a esta, pero solo negó con la cabeza aceptándolo debido a que tenia un poco de sentido debido a los riesgos, pueden perder todo menos la capital como el imperio y Altdorf, Ulthuan y el santuario Asuryan, Kislev y Praag o Grecia y Eunomia Nova.

Ella vio los ojos de Arkon los cuales pasaban de confusión a aceptación, pero al final él tomó decisión. "Esta bien ¿hay algo más que el imperio quiere de Grecia?" Le pregunté, pero ella era un negocio con la cabeza. "No hay nada más que decir, el imperio puede abastecerse por sí mismo o con otras facciones sobre lo que falta, pero ninguna puede darnos lo que su tierra hace, en especial con aquellos que pueden tocar lo inmaterial o espiritual." Respondió ella.

Elspeth pensó que había terminado la visita formal y cuando estaba a punto de levantarse vio que Arkon la detuvo con la mano haciendo que esperara aun, ella frunciendo el ceño se volvió a sentar esperando sus palabras. "Disculpe el atrevimiento por mi parte, pero hay algo que he querido preguntarle desde que lo escuché mi señora ¿usted colecciona reliquias, no es así?" Dijo con cuidado.

Ella solo avanzaba en silencio esperando que siguiera con sus palabras. "En ese caso debo pedirle a usted si algún día podría entrar a donde guarda sus reliquias debido a que cabe la posibilidad de que usted podría tener las de mis tierras." Habló con seriedad debido a la mirada mortal que le daba la mujer por cada palabra que pronunciaba.

"¿Y cómo podrías darte cuenta de que esas reliquias son de tu pueblo?" preguntó con severidad debido a que recelos sobre lo que decía el joven ante ella. "Para la gente común, estas reliquias suelen ser muy pesadas de llevar, además de que están protegidas por una porta reliquias de color dorado que sueltan un brillo dorado desde adentro." Dijo describiendo el objeto y notó con facilidad de que ella tenía alguna.

"Se podría decir que tengo estas reliquias en mi poder, pero ¿Qué puede ofrecer un cambio?" dijo ella, pero al instante obtuvo una respuesta. "Incluso si dice que debo ser su siervo personal o sujeto de experimentos lo aceptare." Dijo mirándola sin expresión y sin vacilar por lo que dijo. Ella al escuchar esto quedó sorprendida y extrañada.

"¿Acaso son reliquias sagradas de tu pueblo debido a su valor histórico?" preguntó con cuidado, pero Arkon negoció con la cabeza. "Las reliquias de Grecia son distintas a las demás, tal vez incluso superando en poder a los altos elfos y los hombres lagarto." Decía apoyando su espalda en el respaldo del sillón mientras ella abrió de forma inconsciente un poco su boca debido a tal afirmación.

"Hablas tan bien de ellas, pero su comparación debe ser por algo ¿Cuál de todas las reliquias de Grecia es la más poderosa que supera a las demás razas milenarias?" preguntó ella con seriedad mientras veía incluso los ojos de Arkon cambiar de seriedad a adoración. "El libro de conocimiento de Gaia, la madre tierra y de todo lo que surge de ella.

Hubo un momento en la historia de Grecia que era tan oscuro que incluso el pensamiento de tener un hijo era la mayor esperanza de alguien, ella al ver a todos sus hijos sufrir por el caos y sus dioses transcribió todo su conocimiento en un libro, todos y cada uno de los seres vivos que nacieron de ella lo leyeron y en consecuencia de ello, el nombre de Grecia nació junto con su panteón. En el libro se cree que al obtenerlo no solo la persona recibe la bendición sino que toda la nación recibirá por completa esta ventaja contra el caos.

Pero a pesar de que el libro nos daba una gran fuerza contra las legiones del caos ellos eran demasiados, todas las reliquias de Grecia tanto heredadas como buscadas se perdieron cuando el panteón griego pereció y nadie sabía de estas que incluso aun existían, yo creo que aun tienen su poder debido a Víctor quien es el único dios restante del panteón griego, y si consigo esta reliquia, la balanza se inclinaría, en su mayor parte, a nuestro favor cuando el caos venga." Dijo con seriedad y fervor Arkon la historia inventada que creó en segundos.

Y por experiencia, sabia que esta historia se volvería realidad debido a que en este mundo no existían los titanes además de que este universo era muy distinto al canon original, solo esperaba que la mentira e historia inventada se volviera realidad, ya que al obtener esta reliquia haría más de tres veces el daño a todas las unidades del caos e incluyendo a sus bestias ruinosas.

"¿Cuándo tendrá el tiempo para venir a mi hogar?" preguntó ella y Arkon por dentro quedó sorprendido debido a que recibió a que él fuera hacia su mausoleo de reliquias que guarda en su hogar, en los limites de la provincia de Wissenland debido al poder mágico de estas y la propia magia de Elspeth.

"No lo sé, supongo que me quedare durante una semana más en Altdorf para negociar con el resto de señores y señoras de las facciones del orden, llegar a mi hogar y ver el estado de mis tierras y dejar mis órdenes, dejarles instrucciones a los constructores de los pasajes del inframundo, llevar un ejército en el imperio para pelear con los condes vampiros, comandarlo. Tal vez en dentro de dos meses o incluso más." Dijo con el ceño fruncido tomándose la barbilla pensando.

Ella solo suspiro debido a que tenía compromisos en esos tiempos debido a que estaría lejos de su casa y de su provincia, ella negó con la cabeza y se levantó diciendo. "Entonces vayamos esta noche, si esta reliquia puede estar en mis manos, me deberás un favor enorme Arkon." Dijo ella olvidando el título de rey del joven, pero él no le dio importancia.

"Incluso si debo sacrificar algo, todo lo que digas se cumplirá". Dijo con decisión en su voz, mientras la acompañaba afuera de la mansión donde su dragón carmín estaba mirando fijamente a Rexes quien estaba acostado, pero él también lo miraba de forma fija sin parpadear.

Los caballos, pegasos e incluso los leones de nemea sintieron la tensión de estos dos haciendo que estas bestias se alejaran, incluso los hombres y héroes sintieron la tensión, pero esto se terminó cuando el hombre y la mujer dentro de la casa salieron, los dos salieron y fruncieron el ceño al ver sus compañeros de batalla.

"Aquiles, ven." Pronunció Arkon y este quien estaba con Belerofonte y Hércules bebiendo vino del imperio, se levantó al instante y fue hasta a él. "Me iré por unas horas con Elspeth von Draken para ver que reliquias de Grecia tiene, te dejo el mando." Dijo sin esperar segundas opiniones.

"¿Ni siquieras llevaras protección?" -preguntó con el ceño fruncido. "¿Crees que soy débil?" respondió preguntando a Arkon con el rostro molesto y al instante Aquiles se puso firme. "No mi Rey. Espero que su viaje no sea en vano". Dijo con tono disciplinado, Arkon se acercó mientras seguía a la Magisterix hacia su dragón carmín, Rexes por su lado entendió que su jinete no lo necesitaría asi que solo se fue al carruaje dorado.

Arkon se subió al dragón carmín quien lo miraba con recelo debido a que solo permitía a su jinete subirse sobre él, pero rápidamente ella lo calmaba. "Es mejor que vengas al lado mío, puede que la velocidad de tu león y tus caballos sean rápidos, pero no pueden compararse cuando un dragón se alza en vuelo." Decía con un dejo de burla y él solo avanzaba mientras se agarraba con fuerza del trono que hizo ella sobre su dragón.

El empequeñecía a la mansión cuando desplegaba por completo sus alas y de un solo movimiento ya estaban en el cielo y Arkon hizo un esfuerzo descomunal solo para no irse volando y de la nada sintió como algo lo agarraba, y al mirar su cuerpo dragón vio como látigos de color violeta lo agarraban firmemente y al instante miró a Elspeth, quien tenia una sonrisa poco perceptible.

"¿Por qué siento que te estás burlando de mí?" pregunto con voz alta debido a que el viento hacia que se escuchan muy poco mientras veía como ya tenia las murallas de Altdorf debajo suyo. "A mis ojos sigues siendo un niño, pero enfrente de todos aún debo respetarte debido a tu posición como rey, Arkon." Respondió de forma simple ella.

"Creo que no quiero saber que es lo que me harías, si solo fuera un simple civil." Dijo amargado mientras se acomodaba un poco acercándose un poco más a ellas a pesar de que su magia lo tenia firme, ella no respondió, pero Arkon sintió como se reía ligeramente, por dentro se preguntaba si seguía siendo el mundo oscuro de Warhammer o un universo alternativo donde todos se burlaban de él de forma privada.

Por la velocidad del dragón carmín de Elspeth había llegado en apenas media hora a las fronteras de la provincia de Wissenland e incluso a lo lejos podía ver un castillo negro con presencia oscura a parecer a medida que pasaba el tiempo y cuando pudo ver al detalle, el olor a decadencia y muerte entró con fuerza a sus fosas nasales haciendo que frunza el ceño con fuerza.

"La primera vez siempre será incomoda, pero espero que sea la última vez que vengas a mi hogar, Arkon, no me gusta recibir visita además de que no me gusta ser servidora." Comentó sin mirarlo y solo veía su hogar solitario debido a que solo ella vivía aquí debido al resto de las cosas, la resolvía con su magia.

Arkon por su parte, sintió un calor reconfortante en su pecho y en su cintura, debido a que sintió la presencia de una reliquia como las dos veces anteriores, y por dentro le rezó a Víctor de que esta reliquia sea poderosa y si no es asi, al menos seria una menos para buscar.

El dragón carmín aterrizó en la entrada del castillo oscuro y apenas tocó el suelo, Arkon sacudió su cuerpo debido a la incomodidad de volar en los cielos y dijo. "La próxima vez haré que montes a Rexes y pelear sobre él, así estaremos a mano." Comentó sin expresión mientras miraba al gigantesco castillo y sus alrededores debido a que parecía un cementerio.

Ella resopló divertida. "¿Crees que quiero estar contigo devuelta?" dijo con burla al mirarlo y esta vez él frunció el ceño. "Conociéndome, al menos nos veremos algunas veces durante estos tiempos debido a que debo ganarme la confianza de todos, y la prioridad son ustedes el imperio y Cathay debido a que son las grandes y numerosos que el resto." Respondió Arkon mirándola mientras caminaban por el hogar solitario de la mujer.

Sin embargo, ellos no cruzaron más palabras, pasaron por pasillos alargados y salones hasta que bajaron por escaleras que parecían un sótano gigante, pero ellos siguieron bajando más y más profundo, hasta que llegaron a una puerta de acero gigante grabado con historias de la familia Von Draken.

Y como esperaba Arkon, Elspeth alzó las manos mientras que la magia de la muerte salía de estas y pentagramas y formaciones aparecieron en la puerta y minutos después la puerta de enormes dimensiones se abrió, e incluso el propio joven rey podía palpar con la piel de su cuerpo la magia que salía de esta habitación.

"Buscamos las reliquias de tu pueblo, mientras tanto pensaré en el favor que me debes." Comentó mientras ella guiaba el camino, a pesar de recolectar objetos mágicos, no podía recordar en donde estaban cada uno de ellos debido a que a medida que los encontraba, los dejaba en algún lugar donde estuviera vacío en algunos de la porta reliquias de su mausoleo.

Durante el camino no hacia falta buscar mucho debido al distintivo de las reliquias de Grecia debido a que estaban un porta reliquia dorado por fuera y hecho de mármol por dentro y dentro de esta, la figura de una reliquia. Arkon por dentro rezó con más fuerza aun a Víctor para que al menos sea una de las más fuertes.

Al llegar enfrente de esta, Arkon se arrodilló sobre una pierna y sacando su rollo de piel la puso enfrente de esta y cuando parpadeo esté comenzó a escribir tanto el nombre como su descripción. Y cuando vio que era de forma inconsciente suspiro fuertemente aliviado e incluso agachó la cabeza.

"¿Cuáles de todas las reliquias están acá?" preguntó ella con curiosidad mirando a Arkon quien al fin se levantó y palmeaba su rostro para salir de su estupor y mirándola dijo. "Lo que dije antes Elspeth de ser tu siervo o incluso tener Grecia bajo tu mando era verdad. Tal debido a la suerte o coincidencia, en verdad, no hay palabras para describir la situación de ahora, pero la reliquia que te dije antes, la tienes bajo tu cuidado quien sabe cuanto tiempo acumulando polvo." Dijo Arkon con seriedad.

Entonces agachándose devuelta movió sus brazos hacia el libro, y al levantarse le mostró por completa la forma que tenia, un libro gigante de al menos un metro tanto de alto como de ancho, parecía estar hecho de tierra en cada parte, incluso había montículos parecidos a montañas, un pequeño río que fluía a todos lados.

Y pequeñas partes verdes como césped o árboles, y cuando Arkon abrió el libro todo el lugar quedo en silencio incluso la magia en el aire había desaparecido, los vientos de magia se retiraron con velocidad y la propia magia de Elspeth se escondió dentro de su cuerpo. Ella confundida y con el ceño fruncido habló. "¿Qué clase de magia es este Arkon?"

"Esto Elspeth es el poder divino de una diosa, la madre de todos los seres vivos e incluso de la propia piedra y los minerales en ella, el libro de Gaia que transmite su conocimiento a todos sus hijos de como atacar a las legiones del caos." Dijo con seriedad Arkon mientras le explicaba y se lo daba a ella.

"Este idioma no lo entiendo, pero este tiene cada letra y trazo llenos de poder mágico divino como dices, mas no posee hechizos sino formas de que incluso un simple granjero pueda hacerle un daño sustancial a un ser tocado o proveniente del caos." Dijo Elspeth, pero ella es un negocio con la cabeza. "Pero no me sirve para mí, prefiero aquello que contiene sobre el saber de la muerte, pero solo hay dos objetos que tienes ese saber que podrían ayudarme por completo."

Y Arkon al instante dijo. "La corona némesis y la corona de la hechicería". Dijo frunciendo el ceño. "Esas dos coronas corrompen al usuario de que están perdidas hace mucho tiempo. ¿Vale la pena el riesgo de perder la cordura por esto Elspeth?" preguntó preocupado e incluso confundido.

"Tengo mis métodos Arkon sobre esos inconvenientes por eso voy a cobrar este favor, espero tu ayuda a encontrar estos dos objetos mágicos poderosos, tanto para aprender de ellos como para contenerlo en las manos del imperio, estos corrompen de forma fácil la voluntad y la mente de alguien, ni hablar sobre aquellos desesperados y con poder." Dijo ella asintiendo y hablando con seriedad.

Él suspiro y solo ascendió. "Esta bien, incluso si tus descendientes o personas de tu familia están en problemas, cuenta con el apoyo personal de Grecia y la mía". Dijo Arkon acercándose a ella y mirándola profundamente a sus ojos amatistas con sus ojos marrones claros.

"En ese caso debo agradecerte por ayudarme." Decía acercándose aún más a Arkon, al quien le sacaba unos centímetros a él, ella debido tanto la bendición de shyish y su linaje familiar hacia que todos en su familia eran altos de forma natural, Arkon por su parte se estaba cansando de que sea de una altura promedio haciendo que siempre deba alzar la vista para verles los ojos.

"Sin embargo aún debo cobrarte el favor de devolverte tu reliquia, y como era la más fuerte de todas, deben ser dos favores naturalmente." Dijo susurrándole al oído y Arkon sintió que su espalda se enfriaba debido al viento en su oído. Y antes de que pudiera reaccionar, una esfera de color violeta con destellos negros los envolvió a los dos y cuando él parpadeo vio que estaba en una habitación.

Arkon suspiró derrotado y solo le siguió el juego, vio como ella caminaba seductoramente hacia él y abría un poco los brazos. "Necesito un poco de ayuda a desvestirme, Arkon". Dijo ella susurrándole a muy cerca de su rostro, aunque Arkon no buscaba proactivamente a las mujeres pareciera que algo en el hace que las mujeres se burlen constantemente y haciendo que estas lo quieren para si mismas a pesar de que no le gustaban las mujeres.

Arkon sin miedo se acercó a ella haciendo que el pecho de Elspeth tocara sus pectorales, él puso sus brazos detrás de ellas desabrochando la capa con capucha de plumas negras, poco después puso sus manos en el frente de ella sacando sus prendas superiores que eran más que nada vestidos alargados abrigadores.

Y al instante que estas prendas tocaron el suelo, ella guio a Arkon a su cama con su mano, ella le dio la espalda y le dijo. "Primero comienza con un masaje." Dijo ella mirándolo con un solo ojo y él solo avanzando mientras se ponía sobre ella, gimió con satisfacción mientras las manos suaves pero firmes de Arkon recorría su espalda y hombros.

"No voy a preguntar de porque estas tan rígidas". Comentó Arkon quien solo se sentó sobre ella mientras Elspeth sentía todo su cuerpo relajarse, pero antes de que el muchacho reaccionaré su posición fue cambiada por la de Elspeth, ella estaba sobre él mirándolo a los ojos y acercándose a él. "El favor no ha terminado todavía". Le dijo al oído y ella terminó besándole en la boca, la habitación de la rosa del cementerio se llenó de gemidos, gruñidos y sangre.

La noche aún estaba en su apogeo y su luz entraba en la habitación de que estaba siendo ocupada por dos personas, Elspeth tenía una mirada calmada mientras acariciaba el pelo castaño de Arkon quien estaba sus grandes senos mientras tenía los ojos abiertos. "No esperes privilegios". Comentó él.

Ella solo se rio ligeramente mientras se levantaba al igual que Arkon, al ponerse sus prendas fueron hacia el mausoleo de reliquias, el joven agarró el libro de conocimientos de Gea y antes de que pudiera parpadear estaba enfrente del dragón carmín pero esta vez cuando estaba a punto de quedarse a un lado, ella lo sentó en su regazo poniendo su cabeza en su pecho, él entrecerró los ojos y frunció el ceño, pero no dijo nada.

Durante el viaje no pronunciaron ni una palabra y cuando estaban a punto de llegar, se separaron, la mirada fría de Elspeth von Draken volvió y la mirada inexpresiva de Arkon también, y con gran ruido hicieron acto de presencia, pero muchos aún estaban despiertos y cuando vieron a su rey con una reliquia entre sus abrieron los ojos con sorpresa, pero todos formaron al instante los brazos al escuchar sus palabras.

Cuando dejó la reliquia en el suelo, Arkon puso su mirada de rey haciendo que los setecientos veinte hombres formen al instante y finalmente hablaron. "En el nombre del linaje real de Grecia, la familia Von Draken tendrán de aliado a toda Grecia, sea el más mínimo problema o ir a la guerra contra el mismo mundo, el favor que hizo esta familia no se puede pagar, pero eso no significa que cada uno tiene nuestra confianza, se lo tendrán que ganar, pero su líder de la familia, Elspeth von Draken dice que se suicidan lo harán.

El regalo que nos hizo esta mujer no se puede medir con regalos, palabras o favores, gracias a ella Grecia tiene en sus manos una reliquia que será vital contra las hordas del caos, en el momento en que la vean será lo mismo que verme a mí, su rey." Dijo Arkon con seriedad tanto a los soldados como a los héroes presentes.

La elite de Grecia al terminar de escuchar las palabras de su rey, al instante se golpeaon el pecho gritando. "¡Saludamos a la señora!" Dijeron al unísono, ella solo asintió y dijo. "Por ahora no buscare por al menos este año las dos coronas, y cuando termine esta guerra contra los condes vampiro, quizás visite tus tierras y aprenda un poco más sobre los dioses de la muerte de tu pueblo." Dijo ella mientras asentía con la cabeza y se subía a su dragón carmín, poco después ella desapareció quien sabe dónde.

Arkon ordenó a sus hombres que descansen a la vez que iba a dejar la reliquia en el templo ambulante mientras llamaba a los héroes, estos rápidamente fueron hasta él atentos a lo que iba a decir y explicar en las horas que estuvo ausente entre ellos. "En pocas palabras, Elspeth Von Draken es una reina honoraria de Grecia, si hay señores y señoras en peligro, su prioridad es ella debido a que nos dio algo sumamente poderoso". Dijo con seriedad.

"¿Qué clase de reliquia te dio para que des semejante privilegio a esa mujer amiga mía?" preguntó hércules agarrando la reliquia por Arkon mientras subía al templo ambulante, mientras que el resto los seguía adentro, cuando la dejó en el suelo, todos se sentaron esperando respuestas. "Ella nos dio la reliquia más poderosa de toda la historia griega, El libro de conocimientos de Gaia." Dijo con seriedad haciendo que todos abrieron los ojos por completo.

"¡¿Qué?!" gritó Circe levantándose de su asiento debido a semejantes palabras. Aquiles tenia incluso su boca abierta, Belerofonte finalmente entendió las palabras de su rey y Hércules sintió las manos con sudor al tratar semejante reliquia con simpleza. "¡Eso es imposible! Esta reliquia se suponía que estaba siendo custodiada en lo más profundo en los dominios del norte del mundo, incluso las más horribles y fuertes bestias del caos vigilaban este artefacto". Dijo ella con sorpresa.

Pero Aquiles fue quien defendió a Arkon del arrebato. "Eso ya no importa. Esta está en nuestras manos y será un duro golpe al caos, lo cual podemos seguir buscando el resto de reliquias en el resto del mundo sin preocuparnos. No esperaba tal fortuna, Arkon incluso si pedias que fuera el guardia personal de ella, tendría que aceptar esa orden callada. ¿Cuál fue el precio verdaderamente?" decía con sorna, pero su pregunta cambió de tono debido a que tenia un tono serio y se inclinaba hacia adelante.

"Todo lo que pida se cumplirá incluso si eso significa ser su esclavo personal o sujeto de experimentación." Dijo con seriedad haciendo que todos abrieran los ojos con horror y enojo. "¡Arkon! ¡¿Cómo ofrecer puedes algo así sin pensarlo?!" dijo enojada Circe mientras miraba molesto a Arkon quien solo suspir y nego con la cabeza. "Eso ya no importa, volveré a mi habitación, fue un día agotador y ni hablar sobre esta última visita". Dijo levantándose no queriendo escuchar reprimendas.

Ella quería seguir, pero fue Belerofonte quien la detuvo agarrándola del hombro mientras negaba con la cabeza. "No agotes más la poca energía que tiene Circe, consigue esa reliquia a tan bajo precio ya es suficiente." Comentó hércules quien salía del templo ambulante. Por otro lado, Aquiles acompañó a su amigo por respuestas.

"Perdiste". Comentó de la nada Arkon quien abrió la puerta de su habitación. "¿Qué?" dijo él mientras lo seguía hasta el baño y entendió por qué lo decía, Arkon al sacarse su toga real reveló su espalda esta estaba sangrando de forma visible, habías rasguños que solo marcaban su paso, sin embargo, otros eran tan profundos que expulsaban sangre todavía y muy pocos habían comenzado a secarse y cicatrizar.

"Creo que ya sé el precio de la reliquia". Dijo burlándose de su amigo mientras le palmeaba con fuerza en la espalda, haciendo que siseara y arqueará la espalda, con cuidado se metió en la bañera y comenzó a lavar su cuerpo y vio como Aquiles apoyaba sus brazos en el borde del baño y ponía su cabeza en estos. Arkon al ver esto solo hundió hasta la boca su cuerpo y miró en silencio al sonriente amigo personal suyo.

"¿Qué esperas? Cuenta todo." Dijo él sonriendo y Arkon solo tenía una mirada amarga. "Supongo que fue entre salvaje y sadismo". Poco después comenzó a hablar con su amigo sobre todo lo que ocurrió en el viaje al mausoleo mágico.

More Chapters