LightReader

Chapter 10 - CAP 9

---

CAPÍTULO 9 – El entrenamiento de Gea hasta el nivel Megaversal

Tras un largo intercambio de risas sinceras, ambos se miraron en silencio. Fue Gea quien rompió el momento con una sonrisa luminosa.

—Pangu… seamos amigos —dijo, con una voz cargada de sinceridad.

Pangu se quedó inmóvil por un momento. Había hecho “amigos” durante los eones que había deambulado por el caos, pero nunca había sentido un lazo auténtico. Todo había sido conveniencia, alianzas temporales entre seres que solo pensaban en beneficio personal. Pero en Gea… no había falsedad. Solo honestidad.

—Está bien. A partir de ahora, somos amigos —respondió con una leve sonrisa, poco habitual en su rostro endurecido por la eternidad.

Gea le devolvió la sonrisa, aún más amplia.

—¡Ahora que somos amigos! ¡Cuéntame cómo te hiciste tan fuerte tan rápido! Vamos, dime tu secreto, Pangu —su tono era tan juguetón como curioso.

Pangu ladeó la cabeza, fingiendo misterio.

—¿Y por qué tanta curiosidad? La curiosidad puede ser peligrosa, ¿sabes? Pero está bien, ya que preguntaste... tengo un sistema —dijo alzando el mentón con aire de superioridad.

—¿¡Sistema!? —repitió Gea, con los ojos bien abiertos. Pero su reacción fue distinta a la que Pangu esperaba. No hubo envidia, ni codicia. Solo sorpresa, seguida de una risa resignada.

—No tengo un sistema… qué suerte tienes. Me siento un poco celosa, pero no lo suficiente como para odiarte. Supongo que... mi fuerza viene de otra parte. Cuando reencarné en Gea, algo cambió en mi linaje. Fue como una mutación. Mi cuerpo, mis dones, mi potencial… todo se elevó de forma anormal.

—Hmm, una evolución espontánea de linaje... eso explica tu rápido crecimiento —Pangu cruzó los brazos, analizando—. Aun así, sin sistema… lograste algo que la mayoría no puede ni soñar. Eso merece respeto. Ya que somos amigos, te ayudaré a subir al siguiente nivel.

—¿Ayudarme? ¿Cómo?

—Primero, dime: ¿sabes qué nivel viene después del multiversal?

—Solo que existe uno superior… nunca encontré información concreta.

—Después del multiversal está el megaversal. Ahí estoy yo. Apenas he entrado a ese nivel, pero la diferencia entre niveles no es algo trivial. ¿Lo notaste en nuestra pelea?

—Sí… me aplastaste como si fuera un mosquito.

—Esa es la diferencia entre un dios multiversal alto… y un ser megaversal. Y si me preguntas cuánto tiempo te tomaría alcanzarlo sola…

—¿Cuánto?

—Antes de conocerme… diría que unos trillones de años, siendo optimista.

—¡¿Trillones?! —Gea palideció.

—Pero ahora que me conoces… podría reducirlo a diez billones.

—¿¡Tan poco!?

—Comparado con trillones, es casi nada. Y tengo una técnica que puede acelerar ese crecimiento. Se llama “Absorción Primordial del Caos”.

Gea alzó una ceja, interesada.

—¿Y cómo funciona?

—Absorbe energía del caos de forma pasiva, pero con una peculiaridad: cuanto más daño sufras mientras la practicas, más rápido absorbes. Puede multiplicar tu avance por cien o incluso mil veces si resistes bien.

Gea frunció el ceño.

—¿Estás diciendo que tengo que dejarme golpear mientras entreno?

—Exacto. Serás una especie de pararrayos de caos... pero uno que se fortalece con cada descarga. Y si quieres avanzar en menos de diez billones de años, tendrás que entrenar conmigo.

—Esto… suena como una tortura.

—No te obligaré. Puedes seguir entrenando sola, trillones de años, sin garantía de éxito. O puedes confiar en mí, sufrir un poco… y evolucionar como nunca antes.

Gea apretó los puños. La decisión era dura, pero no era estúpida. Sabía que la eternidad podía aplastar el alma de cualquiera.

—Está bien. Lo haré. ¡Entréname, Pangu!

—¡Esa es la actitud! Te prometo que valdrá la pena.

Sin más, Pangu le transmitió la técnica directamente a su mente. Gea la analizó en silencio durante horas. Cuando por fin abrió los ojos, su mirada era determinada.

—Dame un momento para prepararme mentalmente… luego comenzamos.

Pangu asintió.

El entrenamiento comenzó. Durante los primeros mil años, Gea soportó los golpes como pudo. Su cuerpo era fuerte, su voluntad más aún. Pero tras diez mil años, cayó al suelo del caos, jadeante, cubierta de heridas cósmicas.

—¡Basta! ¡No puedo más! ¡No puedo ni defenderme!

—¿No te dije? Claro que puedes defenderte. —Pangu sonrió como si nada.

—¡¿Qué?! ¡¿Nunca lo dijiste?! ¡Maldito seas! ¡Voy a matarte! —Gea intentó golpearlo, pero él la esquivó sin esfuerzo.

—Tranquila. Respira. Recupérate y seguimos.

Gea suspiró, se curó lo mejor que pudo, y volvieron a empezar.

Así pasaron diez billones de años. Una cifra absurda, pero en el caos, el tiempo no se sentía igual. Con cada ciclo, Gea se fortalecía. Cada herida se convertía en poder. Cada caída la volvía más resistente.

Finalmente, su cuerpo estalló en una ola de energía nunca antes vista. Su divinidad evolucionó. Gea, la Diosa de la Vida, alcanzó el nivel megaversal bajo.

Pangu observó con orgullo mientras ella flotaba, radiante.

—Lo lograste, Gea.

—Y tú aún me debes diez mil años de golpes —dijo, sonriendo… justo antes de lanzarse sobre él.

La paliza fue extensa, pero Pangu no se defendió. Era su forma de mostrarle respeto.

Después de eso, ambos entrenaron juntos. Durante los noventa billones de años siguientes, la técnica de absorción y el combate constante hicieron maravillas. Como estaban en igualdad de condiciones, sus fuerzas crecían en paralelo. Al final, ambos alcanzaron el nivel megaversal alto.

El sistema de Pangu, antes fundamental, ahora era una herramienta secundaria. Su refinamiento había alcanzado su límite útil. Solo podía refinar técnicas menores. El resto debía hacerlo por sí mismo.

Mientras tanto, sus predicciones se cumplían. La mayoría de los dioses primigenios, tras cientos de billones de años, habían llegado al pico del nivel multiversal. Solo era cuestión de tiempo antes de que algunos pocos dieran el salto al siguiente nivel.

Pangu y Gea sabían que pronto la verdadera competencia comenzaría.

---

More Chapters