LightReader

Chapter 15 - LA BATALLA

Una batalla necesaria

Nuevamente, en la oscuridad de la noche, Karla vuelve a ser contactada por aquella silueta celeste que le habla desde las sombras.

—No sigan buscando pelea contra Velkan —le dice con una voz firme pero distante.

Karla, sin mostrar miedo, responde:

—¿Quién eres?

—Eso no importa... —responde la silueta—. Solo busco un mundo que sea más especial, donde no haya ni más, ni menos humanos. Un mundo donde todos sean iguales.

La figura desaparece entre la neblina y Karla se queda pensativa, inquieta por el mensaje.

Mientras tanto, Stiven y Clarence no encuentran nada en su recorrido por los límites del bosque. Frustrados, regresan al punto donde los tres acordaron reunirse.

​​​Al volver a encontrarse, Karla les cuenta brevemente lo que vio y escuchó, aunque ninguno logra entender del todo el significado. Aun así, deciden continuar con sus planes: mañana será otro día, y aún quedan muchas respuestas por descubrir.

Los habitantes de Velkan ya comenzaban a salir rumbo a sus trabajos. El sol apenas se asomaba entre los tejados y la ciudad retomaba su rutina.

Carlos, Lilian, Sofía, Moisés y David se despertaron temprano. A través de mensajes, coordinaron un pequeño encuentro para entrenar en la mañana y hablar sobre lo ocurrido con Ryan el día anterior. Esperaban una respuesta positiva entre ellos… todos con esa inquietud en el pecho.

Mientras tanto, Ryan también se levantaba. Sentía el cuerpo más fuerte, más ligero… pero su mente seguía igual de alterada. Decidió ir al río en busca de algo para comer. Sumergido bajo el agua, con los ojos cerrados por un momento de calma, de pronto sintió algo. Al abrir los ojos, frente a él, una silueta celeste se camuflaba con el agua. Se le quedó viendo directamente a los ojos.

Ryan se tensó al instante, pero no pudo moverse. En su mente, sin que la silueta abriera la boca, una voz suave pero firme se manifestó:

¿Silueta (voz mental): "Ryan… sé más inteligente. Deja el odio. Escucha a tus amigos. No busques pelea. Solo habla con ellos… y regresa a casa, donde te esperan tus padres."

Ryan retrocedió ligeramente en el agua, asustado.

Ryan (pensamiento): "¿Qué está pasando...? No dijo nada con la boca… ¿Cómo me habló…?"

La silueta permanecía inmóvil, su forma vibraba suavemente como si fuera parte del agua misma.

Silueta: "Solo hazme caso… deja el rencor atrás."

Y sin más, desapareció como si nunca hubiera estado allí.

Ryan salió del agua más confundido que antes. Su respiración se aceleró. ¿Quién era esa figura? ¿Por qué le hablaba así…? ¿Y por qué dentro de él, por un segundo, sintió que esas palabras tenían sentido?

En la sala de vigilancia central de Velkan, el mayor de Velkan se reúne con los mayores de Cresthaven y Redmiren. Rodeados de pantallas y mapas digitales, revisan los últimos reportes.

Mayor de Velkan:

—¿Han notado alguna irregularidad en las cámaras de seguridad durante la noche?

Mayor de Cresthaven:

—Hemos revisado todo el perímetro, pero no vimos nada fuera de lo normal.

Mayor de Redmiren:

—Igual por nuestro lado. Ninguna señal clara… aunque algunos sensores detectaron leves alteraciones en el bosque del norte.

Mayor de Velkan (pensativo):

—Eso es cerca del antiguo laboratorio… debemos mantenernos atentos.

Mientras tanto, en el parque central de Velkan, Carlos, Lilian, Sofía, Moisés y David se reúnen. El cielo ya empieza a aclararse y el aire fresco se siente cargado de una energía distinta.

David:

—¿Entonces lo hablaron ? ¿A Ryan?

Lilian (mirando a Moisés):

—Sí, y no fue nada fácil.

Moisés (con firmeza):

—No queremos entrar en detalles. Lo importante ahora es encontrar la forma de hacerlo entrar en razón. No se trata de pelear… se trata de ayudarlo.

Carlos (cruzado de brazos):

—No entiendo por qué se dejó llevar así… pero está claro que aún no está perdido.

Sofía:

—Tenemos que mantenernos unidos. Tal vez no lo diga, pero estoy segura de que nos recuerda…

Lilian (con una media sonrisa):

—Y por eso vamos a seguir adelante.

David (mirando su reloj):

—¿Entrenamos un rato en el bosque? Tal vez nos ayude a despejar la mente.

Todos asienten, y juntos se dirigen al bosque, con decisión.

En el bosque, entre árboles altos y luz filtrada, los cinco amigos comienzan su entrenamiento. Moisés crea pequeños remolinos de agua para fortalecer su control. Sofía trabaja en lanzar ondas de aire con precisión. Lilian practica levitación y movimientos evasivos. Carlos intensifica sus ataques con ráfagas de luz, mientras David controla el terreno bajo sus pies.

En medio de un descanso, se escuchan unos pasos suaves entre las hojas…

Lilian (alerta):

—¿Oyeron eso?

Carlos (preparado):

—¿Creen que sea él?

Pero no es Ryan… sólo un animal que cruza entre los arbustos.

Moisés (suspira):

—Parece que el bosque nos quiere mantener alerta.

​Todos sueltan una pequeña risa. Aunque siguen tensos, entrenar juntos les recuerda que aún hay esperanza… y que mientras sigan juntos, encontrarán la manera de traer a Ryan de vuelta.

La tarde cayó sobre Velkan, y el cielo se tornó anaranjado. En un pequeño parque, Carlos, Moisés, David, Lilian y Sofía se encontraban sentados en una banca rodeada de árboles.

Carlos:

—¿Y si vamos al bosque esta vez? Tal vez Ryan esté por ahí, más tranquilo…

Lilian:

—No sé si sea buena idea, todavía está alterado. Tal vez debamos darle más tiempo.

Moisés:

—¿Y si no es tiempo lo que necesita? ¿Y si solo espera que alguien le hable de verdad?

David:

—No estoy seguro. Si vamos, debe ser con calma, sin pelear.

Sofía:

—Yo estoy dispuesta, pero solo si todos estamos de acuerdo. No podemos dividirnos ahora.

Los cinco se miraron, pero nadie dio un sí definitivo. El silencio los envolvió unos segundos… hasta que una fuerte explosión se escuchó a lo lejos, rompiendo la calma.

¡BOOOM!

El suelo vibró un poco, y una nube de humo se alzó en dirección al sector industrial de Velkan. Varios transeúntes comenzaron a correr, alarmados.

Carlos:

—¡¿Qué fue eso?! ¿Otra vez Ryan?

Lilian:

—No… eso fue diferente.

Cámaras de seguridad y sensores empezaron a activarse, registrando el lugar del estallido. En una esquina semidestruida, ocultas por el humo, se distinguían tres siluetas oscuras. Los mismos que días atrás habían destruido drones y robots en diferentes sectores.

Silueta 1 (voz grave):

—Otra zona menos. Sigamos con el siguiente punto.

Silueta 2 (más joven):

—Nos están empezando a notar, tenemos que movernos ya.

Silueta 3 (firme y segura):

—Déjenlos mirar… así sabrán que no estamos jugando.

Las tres figuras desaparecieron en medio del humo, justo cuando las autoridades llegaban al lugar.

Mientras tanto, los cinco amigos observaban desde una pantalla pública que mostraba las imágenes en directo.

David:

—Eso no fue Ryan… esto es otra cosa.

Moisés:

—Sí, y parece que lo que viene... será peor.

Los cinco decidieron no esperar más y comenzaron a caminar hacia las afueras de Velkan, con la intención de llegar al bosque donde quizás podrían hablar con Ryan. Pero justo antes de llegar, el sonido de explosiones los detuvo.

David (alerta):

—¿Escucharon eso?

Sofía:

—Sí… viene de más adelante. ¡Vamos!

Al llegar a una de las calles principales, vieron una escena que los dejó inmóviles por unos segundos. Tres siluetas estaban destruyendo los drones y robots que patrullaban la ciudad. Las máquinas caían una por una, destrozadas con una velocidad y precisión impresionantes. Cada silueta tenía un aura diferente: una anaranjada, otra roja y la tercera morada.

Carlos (en voz baja):

—Son los mismos que destruyeron los drones el otro día…

Moisés:

—¿Por qué solo destruyen los robots? ¿Qué están buscando?

La silueta morada pareció notar su presencia. Se giró de inmediato, observándolos con detenimiento. Luego se acercó a las otras dos siluetas y les susurró algo. Las tres se giraron al mismo tiempo y caminaron tranquilamente hacia los chicos.

Se detuvieron a unos metros de distancia. El silencio era tenso.

Silueta morada (con una voz calma y grave):

—No venimos por ustedes.

Lilian (seria):

—¿Entonces por qué destruyen los sistemas de seguridad de esta ciudad ?

Silueta anaranjada (cruzándose de brazos):

—Porque son parte del problema. Nos vigilan… nos temen… y su tecnología está corrompida.

Carlos (dando un paso adelante):

—¿Quiénes son ustedes?

Silueta roja (con voz firme):

—No somos tus enemigos… pero eso depende de lo que elijan hacer.

Los cinco amigos intercambiaron miradas. La tensión crecía.

Moisés (con cautela):

—¿Qué quieren de nosotros?

La silueta morada dio un paso más cerca.

Silueta morada:

—Por ahora, nada… solo no interfieran.

Y con un movimiento rápido, las tres siluetas desaparecieron en un salto hacia los techos, dejando tras de sí una calle llena de chispas, restos de drones y muchas preguntas sin responder.

David (susurrando):

—Esto se está complicando más de lo que pensamos…

Sofía:

—¿Y si no están aquí solo por los robots? ¿Y si buscan algo más?

Carlos (mirando al horizonte):

—Necesitamos respuestas… pero también tenemos que encontrar a Ryan.

Lilian (decidida):

—Y pronto.

Los cinco jóvenes se detuvieron de golpe al ver a lo lejos el caos. Robots destruidos por las calles, humo saliendo de los edificios y tres figuras misteriosas —una anaranjada, una morada y una roja— caminando con calma entre los escombros, como si supieran exactamente qué hacer.

Carlos (frunciendo el ceño):

—¿Qué rayos está pasando aquí…? ¿Quiénes son esos?

Lilian (observando con atención):

—No son normales… mira cómo se mueven, son rápidos… y precisos. Solo atacan a los drones y robots de vigilancia.

En ese momento, un robot de vigilancia, mucho más grande y fuerte que los anteriores, cayó desde lo alto de un edificio, aterrizando justo frente a la silueta anaranjada. El suelo tembló bajo el impacto.

David (sorprendido):

—¡Ese robot es de los nuevos! ¡Los más avanzados!

La silueta anaranjada miró al robot con desdén. Sin pensarlo, dio un paso adelante y, con un rugido grave y potente, le lanzó un puñetazo directo al centro del pecho metálico, haciéndolo retroceder varios metros, hasta que cayó de espaldas, completamente inutilizado.

Silueta anaranjada (con voz grave y molesta):

—Estos juguetes nuevos son igual de molestos que los viejos…

Silueta morada (mirando hacia los chicos):

—…Tenemos compañía.

Silueta roja:

-serán los mismo del otro día, aunque hoy hay dos mas...

Silueta morada (entrecerrando los ojos):

—No… no estoy segura. Pero tienen su energía... se parecen… demasiado.

Los tres siluetas se reunieron al centro de la calle, de cara a Moisés, Carlos, David, Lilian y Sofía. El aire se volvió denso. Una tensión invisible comenzó a apretarlos por dentro.

Moisés (dando un paso al frente):

—No estamos aquí para pelear. Solo queremos saber quiénes son y por qué destruyen los robots.

Silueta roja (ignorándolo):

—¿Qué traman ahora? ¿Volvieron a seguirnos?

Silueta anaranjada (molesto):

—Parece que no aprendieron la última vez…

Carlos (levantando la voz):

—¡Nos están confundiendo! ¡No somos quienes creen!

Silueta morada (con voz más suave pero firme):

—Entonces demuéstrenlo… porque para mí, ustedes son los mismos que trataron de frenarnos en la Zona 12…

Sofía:

—¡No sabemos de qué están hablando!

David (a Moisés en voz baja):

—Esto va a terminar mal, ¿verdad?

Moisés (con calma, preparándose):

—Sí… parece inevitable.

Las siluetas adoptaron posturas defensivas, energía comenzando a rodear sus cuerpos. El ambiente se cargó con una tensión eléctrica, como si el aire supiera que estaba a punto de estallar algo grande.

Lilian (cerrando los puños):

—Entonces, si no hay otra salida... ¡nos defendemos!

Y así, sin que nadie diera la primera orden, la batalla estaba por comenzar.

Las calles temblaban bajo la presión del combate inminente. La silueta roja y la anaranjada se detuvieron unos pasos detrás, concentrando su energía. Entre ambas, reunían una enorme esfera de fuego que crecía con cada segundo, su calor haciendo vibrar el aire a su alrededor. Mientras tanto, la silueta morada no esperó. Se lanzó directo hacia los cinco con velocidad feroz.

—¡Aquí viene! —gritó Moisés, poniéndose en guardia.

Él y Lilian reaccionaron primero, bloqueando los ataques de la silueta morada con movimientos rápidos. El choque de puños y patadas resonaba como truenos en el asfalto, un intercambio parejo y brutal.

—¡No es un enemigo cualquiera! —exclamó Lilian, esquivando por poco un golpe que hizo estallar el pavimento.

Carlos se quedó un momento paralizado, sus ojos siguiendo la batalla sin saber a quién ayudar.

—¡Carlos, concéntrate! —gritó David desde atrás, mientras se agachaba y colocaba ambas manos en el suelo.

David comenzó a absorber energía de la tierra, haciendo que piedras y raíces se movieran a su alrededor. A su lado, Sofía extendió las manos hacia el suelo, invocando una oleada de energía natural que se arremolinaba como una espiral verde brillante.

—¡Yo contengo a los de fuego! —gritó David.

—¡Vamos juntas! —añadió Sofía, corriendo hacia él.

En ese momento, la silueta morada impactó con fuerza a Lilian, arrojándola contra un auto destrozado.

—¡LILIAN! —rugió Moisés, y algo dentro de él se rompió.

Una ola de energía emergió de su cuerpo. Su piel se cubrió de cristales de hielo que resplandecían con un tono azulado. Su aliento se volvió vapor. Sus ojos brillaron con furia.

—¡No vas a tocarla otra vez! —gritó, lanzándose con fuerza descomunal sobre la silueta morada.

Cada golpe de Moisés era más fuerte que el anterior, el aire se congelaba a su paso, y el suelo se agrietaba bajo sus pies. El combate escalaba. La silueta morada parecía por fin estar en desventaja, bloqueando como podía los ataques impulsados por la ira de Moisés.

Mientras tanto, el calor de la esfera de fuego que preparaban las siluetas roja y anaranjada se volvió insoportable. El cielo se teñía de naranja por su intensidad.

—¡Se van a lanzar! —advirtió Carlos, finalmente reaccionando y corriendo hacia el frente—. ¡Tenemos que detenerlos ya!

La batalla apenas comenzaba.

El combate había estallado con fuerza. La silueta morada intercambiaba golpes con Moisés y Lilian, moviéndose con velocidad y una técnica pulida que hacía difícil predecir sus ataques. Lilian fue sorprendida por un golpe directo al abdomen que la hizo retroceder varios metros.

Moisés (gritando): ¡Lilian!

Su energía se intensificó al ver caer a su compañera. Su cuerpo empezó a liberar vapor, señal de que el calor dentro de él comenzaba a despertar su poder. Dio un salto enorme y con un puñetazo certero, cubierto por un escudo helado, impactó directamente contra el pecho de la silueta morada, haciéndola volar varios metros y estrellarse contra el suelo con fuerza.

Al mismo tiempo, la silueta roja y la anaranjada habían formado ya una gigantesca esfera de fuego, tan intensa que las luces de la calle parpadearon. El calor era sofocante. Carlos retrocedió instintivamente.

Carlos (nervioso): ¿¡Qué demonios es eso!? ¡No podremos detenerlo!

David (con firmeza): ¡Sí podemos! ¡Sofía, conmigo!

David golpeó el suelo con ambos puños, haciendo que raíces y rocas se alzaran a su alrededor. Sofía extendió sus brazos y el aire vibró mientras el agua de las alcantarillas cercanas salía disparada, mezclándose con la energía de la tierra.

Sofía (decidida): ¡Ahora, David!

Ambos unieron fuerzas y liberaron una onda combinada de tierra y agua que chocó de frente contra la esfera de fuego. El impacto fue brutal, un estruendo ensordecedor se escuchó por toda la zona mientras fuego, agua, vapor y tierra chocaban con furia. Finalmente, la esfera se desestabilizó y explotó en el cielo, sin alcanzar su objetivo.

Silueta roja (sorprendida): ¿¡Cómo lograron detenerla!?

En ese momento, justo cuando el polvo aún no se asentaba, una luz celeste comenzó a surgir en medio del campo de batalla. Era suave, vibrante... pura. Como energía condensada en forma humanoide.

La silueta celeste apareció flotando lentamente, interponiéndose entre los combatientes.

Silueta celeste (voz tranquila pero firme): Basta... Esta batalla no tiene sentido. No es el momento.

Los cinco amigos se quedaron quietos, confundidos por la presencia.

Silueta anaranjada (molesta): ¡Tú otra vez! ¡Siempre interfiriendo!

Silueta celeste: Este encuentro era necesario… pero no para destruirse, sino para comprender. Ellos no son tus enemigos… aún no.

La silueta extendió una mano y, con un pulso de energía suave pero poderosa, hizo retroceder a las tres siluetas. Sin decir una palabra más, estas comenzaron a elevarse y se alejaron rápidamente, desapareciendo entre las sombras de los edificios.

Carlos (en voz baja): ¿Qué fue eso…?

Silueta celeste (antes de desaparecer): Aún no es el momento… pero pronto, lo entenderán.

Y como si se deshiciera en partículas de luz, la silueta celeste desapareció con un suave destello que iluminó brevemente sus rostros.

Todo quedó en silencio. El aire quemado, los escombros en la calle y los latidos acelerados eran prueba de que lo que había ocurrido no era un simple encuentro.

David: Creo que necesitamos respuestas… y pronto.

Lilian (asintiendo): Sí. Esto apenas está comenzando.

Los drones y cámaras de seguridad sobrevolaban la zona, captando cada detalle. Las imágenes de Moisés, Carlos, David, Sofía y Lilian de pie entre escombros, rodeados de robots destruidos y estructuras dañadas, comenzaban a circular por toda la ciudad.

Carlos (mirando hacia arriba, preocupado): Esto no pinta bien...

Sofía: Nos están grabando... Nos van a culpar.

David: ¡Tenemos que irnos de aquí, ya!

Sin pensarlo, todos comenzaron a correr. Su adrenalina los impulsaba mientras se alejaban del lugar lo más rápido posible, cruzando calles, evitando miradas y esquivando patrullas. A medida que se acercaban a sus casas, los grandes paneles publicitarios de la ciudad ya mostraban las imágenes de la batalla. Fragmentos de la pelea, explosiones, los poderes desplegados… todo estaba ahí.

Lilian (jadeando mientras corre): ¡Ya es viral! ¡Ni siquiera ha pasado una hora!

Moisés (con rabia y preocupación): ¿Cómo vamos a explicar esto…?

La noche cayó con una tensión densa en el aire. Cada uno volvió a su hogar en silencio, intentando pasar desapercibidos. Pero las miradas en la calle, los murmullos, los mensajes en sus comunicadores... Todo indicaba que ya eran reconocidos.

Sus familias, sorprendidas y preocupadas, no sabían qué decir. Nadie tenía respuestas. Ellos tampoco.

Esa noche, mientras las luces de la ciudad parpadeaban en medio de la incertidumbre, los cinco amigos sabían que algo había cambiado. Y que la verdadera batalla… apenas estaba comenzando.​

More Chapters