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Chapter 66 - Capitulo 62 – Dia de Descanso 7 (Parte 3)

Capitulo 62 – Dia de Descanso 7 (Parte 3)

El sol ya estaba alto cuando Cody y Gwen bajaron de la casa del árbol, pero no lo hicieron con la elegancia de dos personas que simplemente habían pasado el rato. No. Bajaron como si el árbol los hubiera revolcado, sacudido y luego los hubiera dejado caer con cariño.

Cody tenía la camiseta mal puesta, un lado metido en los pantalones y el otro colgando como si hubiera perdido una batalla contra la gravedad. Su cabello estaba despeinado, con una hoja atrapada justo detrás de la oreja. Pero lo más llamativo era el cuello: dos marcas de labial azul, perfectamente visibles, como si Gwen hubiera firmado su territorio con estilo alternativo.

Gwen, por su parte, parecía que la habían arrollado emocionalmente. Su blusa estaba arrugada, el delineador ligeramente corrido, y caminaba con una mezcla de cansancio y satisfacción que solo se ve en quien ha dejado todo en el campo de batalla... emocional.

Ambos caminaban en silencio, con sonrisas cómplices y pasos lentos. No había prisa. No había vergüenza. Solo esa energía que se queda cuando dos personas se han dicho mucho sin decirlo todo.

Al llegar cerca de las cabañas, Gwen se detuvo.

"Creo que necesito dormir tres días seguidos" dijo, con voz suave y ojos medio cerrados.

"Y yo necesito una camiseta nueva. Esta ya tiene historia" dijo Cody, mirando su cuello como si recién notara las marcas.

Gwen se acercó, lo tomó del cuello de la camiseta, y lo besó otra vez. No fue largo. Ni exagerado. Solo preciso. Como si dijera: "sí, esto pasó. Y sí, quiero que siga pasando."

Cody respondió con una sonrisa. "Nada mejor para cerrar la mañana."

Gwen se giró y entró a su cabaña sin mirar atrás, caminando como quien ha sobrevivido a una tormenta emocional y necesita una siesta urgente.

Cody se quedó un segundo mirando la puerta cerrarse. Luego giró hacia el sendero que llevaba a los chicos. Noah, Owen y DJ estaban sentados en una banca improvisada, hablando de algo que involucraba comida y explosiones.

Pero Cody no llegó.

Porque tres figuras se interpusieron en su camino.

Heather.

Beth.

Lindsay.

Las tres lo miraban con expresiones distintas, pero con una sincronía inquietante. Heather tenía los brazos cruzados, Beth sostenía una libreta como si fuera un expediente, y Lindsay... simplemente lo miraba con ojos grandes, como si esperara una explicación que no sabía cómo pedir.

Cody frenó en seco.

Tenía la camiseta torcida, el cuello marcado, y la sonrisa aún fresca.

"¿Eh... hola?" dijo, con tono de quien sabe que algo se viene.

Las tres no respondieron.

Solo lo miraron.

Y la escena se cortó ahí.

Como si el bosque contuviera la respiración.

Cody apenas había dado tres pasos hacia el grupo de chicos cuando Heather se interpuso en su camino como una sombra con agenda.

"Tenemos que hablar," soltó, sin saludo ni sonrisa.

Beth y Lindsay se acomodaron detrás de ella como si fueran parte de una formación táctica. Cody se detuvo, con la camiseta aún torcida, el cuello marcado por el labial azul y la energía de alguien que venía de una escena que no se puede contar en voz alta.

"¿Sobre qué? ¿Mi estilo de bajada de árboles?" dijo Cody, con tono ligero, aunque sus ojos ya leían el terreno.

Heather no se movió. "Sobre la alianza. Y sobre Katie."

Cody bajó la sonrisa un poco. No por miedo. Por respeto.

"Ok. Dispara."

Heather cruzó los brazos. "Cuando trajiste a Katie al equipo, no lo consultaste. No lo hablaste. Solo lo hiciste. Y eso, Cody, rompe las reglas básicas de una alianza."

Beth frunció los labios, como si quisiera decir algo pero no encontrara el tono. Lindsay miraba a Cody con una mezcla de curiosidad y preocupación.

Cody asintió, sin perder el ritmo. "Lo sé. Pero también sé que funcionó. Katie entró, aportó, y se fue. El equipo ganó. Tomamos buenas decisiones. No fue perfecto, pero fue efectivo."

Heather no cedía. "No es solo eso. No es solo que no lo consultaste. Es que mezclaste los equipos. Y eso cambia todo."

Cody frunció el ceño. "¿Cambiar qué?"

Beth dio un paso adelante. "La dinámica. La lealtad. Si ahora podemos mover gente de un equipo a otro... ¿qué significa estar en uno?"

Cody respiró hondo. "Entiendo la preocupación. Pero no fue una estrategia para romper nada. Fue una jugada puntual. Una oportunidad. Y sí, la tomé sin consultar. Pero no porque no confíe en ustedes. Sino porque no había tiempo."

Heather lo miraba con la mandíbula apretada. "¿Y si Katie hubiera saboteado todo?"

"Entonces habría sido mi error. Pero no lo fue. Y tú sabes que no lo fue," dijo Cody, con voz firme.

Beth bajó la mirada. "Yo... me dolió no saberlo. Me sentí fuera. Como si no contara."

Cody se acercó a ella. "Tú cuentas. Siempre. Pero a veces, en este juego, hay que actuar rápido. Y eso no significa que la alianza esté rota. Solo que hay momentos donde no se puede votar."

Lindsay levantó las manos. "¡Ya basta! No peleen. ¡Somos un equipo! O al menos... éramos. ¿No?"

Cody se giró hacia ella. Luego miró a Beth, que aún sostenía la libreta como si fuera un escudo.

"¿Tú qué piensas, Beth? De verdad."

Beth dudó. Bajó la libreta. "Creo que... me dolió no saberlo. Pero también vi que funcionó. Y confío en ti. Solo... no nos dejes fuera otra vez."

Cody se acercó a ambas. Y entonces, sin aviso, las abrazó.

Lindsay soltó un "¡eh!" entre sorpresa y risa. Beth se quedó rígida por un segundo, luego bajó la libreta y se dejó abrazar.

"No pasa nada. Están perfectas. La alianza sigue. Solo fue una jugada. No una traición," dijo Cody, con tono cálido.

Heather los miró. No dijo nada. Pero sus ojos no se suavizaron.

Cody se separó del abrazo, dio un paso hacia el sendero, con la intención de ir por fin con los chicos.

Pero justo cuando estaba por irse...

Heather lo detuvo.

Le tomó del brazo.

Firme.

Silenciosa.

El agarre de Heather en el brazo de Cody no fue violento, pero sí firme. Él se giró, sorprendido por el gesto, y la encontró más cerca de lo que esperaba. No había fuego en sus ojos. Tampoco frialdad. Solo una mezcla de incomodidad y algo que parecía estar empujando desde dentro.

Heather bajó la mirada por un segundo, como si estuviera negociando consigo misma.

"Solo quería decir... gracias," murmuró.

Cody ladeó la cabeza. "¿Por qué el tono de funeral?"

Heather frunció el ceño, pero no se apartó. "Por lo del oso. Por salvarnos. Por salvarme. Aunque... seguramente lo hiciste por Gwen."

Cody sonrió. No con burla. Con ternura.

"Si solo hubieras estado tú, te habría salvado igual. Aunque probablemente me habrías gritado mientras lo hacía."

Heather lo miró con una mezcla de incredulidad y algo que parecía querer sonreír pero no se atrevía.

"Idiota," dijo, sin fuerza.

Cody levantó la mano y, sin pedir permiso, le agitó el cabello con suavidad, despeinándola un poco.

"Y tú, tsundere oficial del campamento," dijo, con tono burlón.

Heather se apartó, arreglándose el cabello con dignidad fingida. "No hagas eso otra vez."

"Lo haré cada vez que te pongas emocional. Es mi nuevo ritual," dijo Cody.

Pero antes de que pudiera decir algo más, sintió un impacto en la espalda.

Un abrazo.

Fuerte.

Desesperado.

Y húmedo.

Cody se giró apenas, y ahí estaba Lindsay. Abrazándolo con fuerza, con la cara enterrada en su espalda, y lágrimas que ya empapaban su camiseta.

"Lindsay... ¿estás bien?" dijo Cody, girando para verla.

Ella levantó la mirada, con los ojos rojos y la voz quebrada.

"¡Pensé que el oso te iba a matar! ¡Era enorme! ¡Tenía garras como cuchillos y ojos como fuego! ¡Y tú estabas ahí, solo, y yo... yo pensé que ya no te vería nunca más!"

Cody se quedó quieto. Luego bajó los brazos y la abrazó con cuidado, como si temiera romperla.

"Estoy aquí, Lindsay. Estoy bien. No pasó nada."

"¡Sí pasó! ¡Pasó todo! ¡Fue horrible!¡Y yo no sabía qué hacer! ¡Y luego desapareciste! ¡Y luego volviste como si nada! ¡Y tú estabas sangrando! "

Heather dio un paso atrás, incómoda. Beth se acercó, pero no interrumpió.

Lindsay seguía llorando. No con elegancia. No con contención. Con todo.

Cody la sostuvo, acariciándole la espalda con calma.

"Lo siento. No quise asustarte. No pensé que fuera tan grave."

"¡Fue gravísimo!" dijo Lindsay, entre sollozos.

Heather miraba la escena con los brazos cruzados, pero sin dureza. Solo en silencio.

Beth murmuró: "Nunca la había visto llorar así."

Cody se agachó un poco, buscando los ojos de Lindsay.

"Estoy aquí. No me fui. No me voy. Y si vuelve a aparecer un oso, lo espanto con tus gritos. ¿Trato?"

Lindsay soltó una risa entre lágrimas. "¡Mis gritos no espantan a nadie!"

"Espantan a mí cuando me equivoco de shampoo," dijo Cody.

Lindsay lo abrazó otra vez, más suave esta vez.

Y el grupo se quedó ahí.

No como competidores.

No como estrategas.

Como personas que habían sentido miedo.

Y que ahora, por fin, podían decirlo.

Cody aún sostenía a Lindsay entre sus brazos, acariciándole la espalda con calma mientras ella lloraba con fuerza, como si el miedo acumulado por el oso finalmente hubiera encontrado salida. Su camiseta estaba empapada, pero no se movía. Solo la dejaba llorar.

"Estoy aquí, Lindsay. No me fui. No me voy," murmuró.

"¡Pensé que ya no te vería! ¡Que el oso te haría pedazos!" sollozó ella, con la voz quebrada.

Heather observaba desde un paso atrás, con los brazos cruzados y la mirada fija en el suelo. Beth se mantenía cerca, sin intervenir, como si supiera que algo más estaba por pasar.

Y pasó.

Cody sintió algo suave y fugaz en su mejilla.

Unos labios.

Se giró, sorprendido, justo a tiempo para ver a Heather dándole la espalda con rapidez, como si acabara de cometer un crimen emocional.

"Era parte del agradecimiento," dijo ella, sin mirar atrás.

Pero su cuello estaba ligeramente rojo.

¿Sonrojada?

¿Heather?

Cody parpadeó, procesando el gesto.

"¿Eso fue... un beso?" murmuró, más para sí que para los demás.

Antes de que pudiera decir algo más, sintió un pellizco en el costado.

"¡Ay!" dijo, girando.

Lindsay lo miraba con los ojos aún húmedos, pero ahora con una expresión entre molesta y tierna.

"¡Eso fue mío!" dijo, y antes de que Cody pudiera reaccionar, se estiró y lo besó en los labios.

Rápido.

Preciso.

Como quien sabe que si no lo hace de sorpresa, no lo logra.

Cody se quedó congelado por un segundo, los ojos abiertos, el cuerpo tenso.

"¿Lindsay...?"

"¡Tenía miedo! ¡Y tú estabas con Gwen! ¡Y luego Heather! ¡Y yo... yo también te quiero!" dijo ella, con voz temblorosa.

Cody no respondió de inmediato. Solo la miró, aún procesando el torbellino emocional que acababa de estallar.

Heather se giró apenas, sin mirar directamente, pero con una ceja levantada.

Beth soltó un suspiro. "Esto se está volviendo una telenovela."

Lindsay se separó, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano. "Ya estoy bien. Solo... necesitaba eso."

Las tres comenzaron a alejarse, dejando a Cody ahí, parado, con los labios marcados por al menos dos tonos distintos de afecto.

Antes de irse, Heather lanzó una última frase por encima del hombro:

"Y límpiate los labios. El azul oscuro no es tu color."

Beth agregó: "Ni el rosa. Ni el coral. Ni el... ¿es eso glitter?"

Lindsay se rió entre dientes. "Cosas que pasan cuando uno se preocupa demasiado."

Las tres se alejaron, cada una con su propio ritmo, dejando a Cody solo en medio del sendero.

Él se quedó quieto.

Miró al cielo.

Y soltó un suspiro.

"No sé si esto es buena suerte... o una maldición con labial."

El viento movió las hojas.

Y el bosque, como siempre, no respondió.

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La puerta de la cabaña se abrió con un chirrido suave, y las chicas entraron una a una, cargando mochilas, botellas de agua y el peso emocional de un día que parecía haber durado una semana.

Gwen estaba acostada en su litera, boca arriba, con una expresión que no se veía todos los días. Una sonrisa enorme, tranquila, como si estuviera soñando con algo que no necesitaba esconder. Su cabello caía desordenado sobre la almohada, y sus brazos estaban cruzados sobre el pecho, como si abrazara un recuerdo.

Beth fue la primera en notarlo. "Wow... ¿está sonriendo dormida?"

Lindsay se acercó en puntillas, observando con curiosidad. "¡Sí! ¡Y no es una sonrisa normal! Es como... como si hubiera ganado el premio mayor."

Heather se quedó en la entrada, con los brazos cruzados, mirando a Gwen con una mezcla de análisis y algo más difícil de definir.

"Está soñando con Cody," dijo Beth, sin rodeos.

Lindsay soltó una risita. "¡Obvio! ¿Viste cómo bajaron del árbol? Parecían salidos de una novela."

Heather no dijo nada. Solo se acercó a su cama y dejó su mochila con cuidado. Pero mientras se sentaba, sus ojos se cruzaron con los de Lindsay. Y ahí estaba: esa chispa. Esa mirada compartida que no necesitaba palabras.

Ambas se miraron por un segundo más largo de lo normal.

Y luego, como si hubieran firmado un pacto silencioso, se giraron hacia sus cosas y comenzaron a organizarse.

Beth no lo notó. Gwen seguía dormida, ajena a todo.

Pero algo se estaba gestando.

Algo que no era solo celos.

Era decisión.

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El sol comenzaba a descender cuando Cody llegó al claro detrás de las cabañas, donde Owen, DJ y Noah habían improvisado una competencia que no tenía reglas claras pero sí muchas risas: **lanzamiento de rocas**.

Owen estaba en cuclillas, examinando una piedra que parecía una sandía pequeña. La había bautizado "La Destructor" y la trataba como si fuera parte de su linaje.

DJ medía distancias con una rama, mientras Noah anotaba los resultados en una hoja que probablemente había robado de su cuaderno de historia.

Cuando Cody apareció, aún con la camiseta arrugada, el cabello revuelto y los labios marcados por al menos dos tonos de labial, los tres lo recibieron como si fuera una leyenda viviente.

"¡El mata osos ha llegado!" gritó Owen, levantando los brazos como si presentara a un gladiador.

"¡Cody el Imparable! ¡Cody el Invencible! ¡Cody el que besa y sobrevive!" añadió Noah, con tono teatral.

DJ se rió. "¿Trajiste tu hacha mágica o solo tu encanto?"

Cody levantó las manos. "Solo traigo mis brazos, mis traumas y... aparentemente, mi cara como lienzo de emociones."

Owen se acercó, entre divertido y curioso. "Bro... ¿qué pasó con tus labios? Pareces una paleta de maquillaje."

Noah se inclinó, inspeccionando como si fuera un arqueólogo. "Tenemos rosa claro, azul oscuro... ¿es eso glitter?"

DJ se cruzó de brazos. "¿Te besaron o te atacaron con una brocha?"

Cody se rió, sin molestarse. "Digamos que fue una emboscada emocional. Y no tuve tiempo de esquivar."

Owen soltó una carcajada. "¡Emboscada emocional! ¡Me lo quedo!"

Noah fingió tomar notas. "Diagnóstico: Cody sufre de exceso de afecto femenino. Síntomas: labios marcados, mirada perdida, y tendencia a suspirar mirando al cielo."

DJ añadió: "Tratamiento: aislamiento voluntario o enfrentamiento directo con el oso. Tú eliges."

Cody se dejó caer sobre una roca plana, fingiendo agotamiento. "Sinceramente... prefiero pelear con el oso. Al menos él no me besa por sorpresa."

Los chicos estallaron en risas.

"¡Imagínate al oso con labial!" gritó Owen.

"¡Y diciendo 'te extrañé, Cody'!" añadió Noah.

"¡Y luego Heather aparece con una lanza y lo cela!" remató DJ.

Cody se tapó la cara. "Esto se está saliendo de control."

"¡Como tu vida amorosa!" dijeron los tres al unísono.

La competencia de rocas continuó.

Uno por uno, lanzaban piedras hacia un tronco caído que servía de meta. Owen tenía fuerza, pero poca puntería. DJ era preciso, pero no llegaba lejos. Noah lanzaba con estilo, pero sus piedras parecían tener voluntad propia.

Cody tomó su turno.

Respiró hondo.

Y lanzó.

La piedra voló con elegancia, girando en el aire como si supiera que estaba en una escena importante.

Golpeó el tronco.

Rebotó.

Y cayó justo en el centro de una marca que Owen había hecho con barro.

Silencio.

Luego gritos.

"¡PUNTO PERFECTO!" gritó Owen, saltando.

"¡Eso fue hermoso!" dijo DJ.

"¡Eso fue cinematográfico!" añadió Noah.

Cody se levantó, haciendo una reverencia exagerada. "Gracias, gracias. Dedico este tiro a todas las chicas que me han confundido hoy."

Owen fingió llorar. "¡Tan joven y tan marcado!"

DJ le lanzó una piedra pequeña. "¡Eso te pasa por ser el protagonista!"

Noah se acercó con una rama como micrófono. "Cody, ¿cómo manejas la presión de ser el chico más besado del día?"

Cody tomó el "micrófono" y respondió con tono serio. "Con dignidad, con humor... y con una toallita húmeda que aún no encuentro."

La tarde se volvió juego.

Lanzaban piedras, hacían bromas, imitaban a Chris como si fuera un villano de caricatura. Owen fingía ser el oso, persiguiendo a Cody con una rama. DJ hacía voces dramáticas. Noah narraba todo como si fuera un documental de supervivencia.

"Y aquí vemos al joven Cody, intentando escapar de sus emociones... y de Owen disfrazado de oso."

"¡Ruge, Cody! ¡Ruge con tus sentimientos!" gritaba Owen.

Cody se dejaba caer al suelo, fingiendo derrota. "¡No puedo más! ¡Demasiado labial! ¡Demasiadas emociones!"

DJ se acercó con una piedra en forma de corazón. "¿Quieres que la lancemos por ti? ¿Como símbolo de tu alma?"

"Solo si cae lejos de todas las chicas," dijo Cody.

Cuando el sol comenzó a bajar, se sentaron en círculo, comiendo galletas que Owen había escondido en su mochila.

"¿Crees que esto se calme mañana?" preguntó DJ.

Cody miró al cielo, donde las primeras estrellas comenzaban a aparecer.

"No lo sé. Pero si aparece otro oso, ya sé qué hacer. Si aparecen más besos... ahí sí estoy perdido."

Los chicos se rieron.

Y la noche cayó sobre ellos.

Con piedras, bromas y una calma que, por ahora, parecía suficiente.

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