LightReader

Chapter 100 - Capitulo 95 - Día de descanso 14

Capitulo 95 - Día de descanso 14

El cielo aún era negro cuando Cody abrió los ojos.

No por un ruido.

No por una pesadilla.

Solo despertó.

La cabaña estaba en silencio.

Los demás dormían.

Se escuchaba el crujido ocasional de la madera, el zumbido lejano de los insectos afuera, y el ritmo lento de la respiración de alguien en la litera de al lado.

Cody no se movió.

Solo miró el techo.

Las vigas oscuras.

Las sombras proyectadas por la luna que aún colgaba en el cielo.

No tenía ganas de levantarse.

No hoy.

No por tristeza.

Ni por cansancio.

Solo... no.

Estiró el brazo hacia su mochila, que estaba junto a la cama.

La abrió sin hacer ruido, tanteando en la oscuridad.

Sacó una barrita de granola, la abrió con cuidado, y le dio un mordisco.

Luego sacó una botella de agua, bebió un poco, y volvió a recostarse.

El techo seguía ahí.

Inmóvil.

Silencioso.

Perfecto para no pensar.

Hoy no habría manualidades.

Ni pulseadas.

Ni conversaciones incómodas.

Ni decisiones.

Hoy Cody no saldría de su cabaña.

Y eso, por ahora, estaba bien.

----

El sol ya había cruzado la línea de los árboles cuando la cocina comenzó a llenarse de luz.

Los rayos entraban por las ventanas altas, proyectando rectángulos dorados sobre el suelo de madera y las paredes manchadas de vapor.

Chef ya estaba despierto.

Sentado en su rincón, con los brazos cruzados, miraba una taza de café que se enfriaba lentamente junto a una rosquilla intacta.

No había nadie más.

Solo él, el silencio, y el desayuno que alguien —probablemente él mismo— había olvidado tomar.

Suspiró.

"Como si le pagara," murmuró Chef, mirando hacia la puerta cerrada de la cabaña de los chicos.

Se levantó, tomó la taza, le dio un sorbo, y luego se comió la rosquilla de un solo bocado.

Después, sin más ceremonia, encendió la plancha y empezó a preparar el desayuno.

Huevos.

Tocino.

Pan.

Fruta.

Café.

El ritual de siempre.

Con el paso del tiempo, los campistas comenzaron a llegar.

Primero Owen, como siempre, con la energía de alguien que no sabe lo que es dormir mal.

Luego Noah, arrastrando los pies, con su taza de café en la mano antes de que alguien pudiera decir "buenos días".

Después Leshawna, Gwen, Beth, Harold, y los demás, cada uno con su ritmo, su expresión, su forma de ocupar el espacio.

Las mesas se llenaron de voces, cubiertos, risas, y el sonido del pan tostado al romperse.

Pero una silla seguía vacía.

Leshawna la notó primero.

"¿Y Cody?" preguntó, mirando alrededor.

Owen, con la boca llena, levantó una mano.

"No salió de la cama," dijo Owen. "Dijo que hoy no quería moverse."

"Pereza nivel experto," añadió Noah, sin levantar la vista de su taza.

"¿Está bien?" preguntó Beth.

"Está vivo," dijo Noah. "Lo escuché abrir una barrita de granola. Eso cuenta como actividad."

Leshawna frunció el ceño, pero no dijo nada más.

Solo miró la silla vacía un segundo más, luego volvió a su desayuno.

El comedor siguió su curso.

Pero la ausencia de Cody flotaba ahí, como una nota que falta en una canción conocida.

----

El comedor ya estaba lleno.

Las bandejas vacías, las tazas medio llenas, y el aire cargado de café, pan tostado y voces que empezaban a despertar del todo.

Owen hablaba con la boca llena, como siempre.

Noah hojeaba una revista que alguien había dejado olvidada.

Leshawna se estiraba en su silla, relajada.

Beth y Harold discutían sobre si los murciélagos son más parecidos a ratones o a pájaros.

Geoff contaba una historia que nadie sabía si era real o inventada.

DJ reía.

Bridgette escuchaba.

Heather no decía nada, pero tampoco se iba.

Era una mañana tranquila.

Sin retos.

Sin Chris.

Sin drama.

"¿Ustedes creen que los dinosaurios tenían plumas?" preguntó Owen, de pronto.

"Algunos sí," dijo Noah, sin levantar la vista. "Los terópodos, por ejemplo."

"¿Y si tenían plumas, por qué no los dibujan así en las películas?" dijo Owen.

"Porque la gente quiere monstruos, no gallinas gigantes," dijo Leshawna.

"Yo sí vería una película de gallinas gigantes," dijo Geoff.

"Ya existe," dijo Harold. "Se llama Chicken Run."

La risa fue general.

No explosiva.

Pero suficiente para llenar el espacio.

Bridgette se inclinó sobre la mesa.

"¿Y si los dinosaurios no se extinguieron, sino que se escondieron?" dijo, medio en broma.

"¿Como en cuevas secretas?" dijo Beth.

"¡O en el fondo del mar!" dijo Owen.

"Eso es Godzilla," dijo Noah.

"¿Y si Godzilla es real?" dijo Geoff.

"Entonces estamos fritos," dijo DJ.

La conversación siguió.

Saltó de dinosaurios a películas, de películas a teorías absurdas, de teorías a bromas internas.

Pero en medio de todo, Leshawna miró la silla vacía.

"Esto sería más divertido si Cody estuviera aquí," dijo.

Noah asintió.

"Sí. Él habría dicho que los dinosaurios tienen sentimientos."

"Y luego habría hecho una pulsera con forma de T-Rex," dijo Owen.

"Y luego se habría disculpado por si el T-Rex se sintió ofendido," dijo Leshawna.

La risa volvió.

Más suave.

Más nostálgica.

El grupo siguió hablando.

Pero la silla vacía seguía ahí.

Y aunque nadie lo decía en voz alta, todos lo sentían.

Cody hacía falta.

----

POV: Owen

Owen estaba en el muelle, con los pies en el agua y una caña de pescar improvisada hecha con una rama, hilo dental y un clip.

No pescaba nada.

Ni siquiera sabía si había peces ahí.

Pero el sol estaba rico, el agua fresca, y el silencio... demasiado silencio.

"Si Cody estuviera aquí," murmuró, "ya habríamos hecho una competencia de quién atrapa más algas."

Miró su cubeta.

Solo tenía una piedra y una hoja flotando.

"¡Y él habría hecho una medalla con esa hoja!" dijo, riendo solo.

Se recostó sobre el muelle, con el sombrero de Geoff cubriéndole la cara, y dejó que el día pasara sin prisa.

Pero no era lo mismo.

No sin Cody gritando "¡punto extra si atrapas algo que se mueva!"

----

POV: Noah

Noah estaba en la sombra de un árbol, con un libro en la mano y la espalda contra el tronco.

Leía, sí.

Pero no con la misma concentración de siempre.

Cada tanto levantaba la vista, miraba al grupo disperso por el campamento, y volvía a la página sin recordar en qué línea iba.

"Cody habría organizado un torneo de adivinanzas," pensó. "O una trivia absurda sobre películas de los 80."

Pasó la página.

No leyó nada.

"Y seguro habría hecho una tabla de puntuación con ramitas y piedras."

Cerró el libro.

"Esto es aburrido," dijo en voz baja.

Se quedó ahí, en silencio, esperando que alguien hiciera algo.

Pero nadie lo hacía.

Porque el que solía hacerlo... no estaba.

----

POV: Leshawna

Leshawna estaba sentada en las escaleras del comedor, con una bebida fría en la mano y las piernas estiradas.

Observaba el campamento como quien mira una fiesta que no termina de arrancar.

Había intentado proponer un juego de cartas.

Nadie trajo cartas.

Intentó armar una coreografía con Lindsay.

Duró cinco minutos antes de que Lindsay se distrajera con una mariposa.

"Cody habría traído las cartas," pensó. "Y habría hecho que todos jugaran aunque no supieran las reglas."

Miró hacia la cabaña de los chicos.

Seguía cerrada.

"Ese niño se tomó el día libre como si fuera el jefe," dijo, sonriendo.

Pero la sonrisa no duró mucho.

Porque aunque Leshawna no lo diría en voz alta, extrañaba tener a alguien que hiciera que el día tuviera ritmo.

----

POV: Beth

Beth estaba sentada bajo el árbol grande, con su cuaderno de dibujos sobre las piernas y un lápiz mordisqueado entre los dedos.

Había intentado dibujar a Harold, pero se movía demasiado.

Luego a Leshawna, pero no se quedaba quieta.

Ahora solo hacía garabatos.

"Cody habría posado," pensó. "Y habría hecho una pose rara, como de superhéroe."

Miró su cuaderno.

Dibujó un chico con capa y gafas.

No era Cody, pero se parecía.

Suspiró.

"Él siempre tiene ideas. Siempre dice '¿y si hacemos esto?'"

Cerró el cuaderno.

Se recostó en el pasto.

Y se quedó mirando las hojas moverse con el viento, esperando que alguien dijera algo divertido.

Pero nadie lo hacía.

----

POV: Lindsay

Lindsay estaba en el muelle, sentada con los pies en el agua, haciendo pulseras con los hilos que le quedaban del día anterior.

Tenía una caja con cuentas, brillantina, y una flor seca que había guardado porque "se veía linda".

Hacía una pulsera para Gwen.

Otra para Leshawna.

Otra para ella misma.

Pero no era lo mismo.

"Cody siempre me dice que mis pulseras son arte," pensó. "Y me ayuda a hacer los nudos."

Se quedó mirando el hilo entre sus dedos.

Se le había enredado.

"Él habría sabido cómo deshacer esto."

Sonrió sola.

Luego miró hacia la cabaña de los chicos.

"Tal vez solo está cansado," murmuró. "O tal vez necesita que alguien le lleve una pulsera."

Pero no se levantó.

Solo siguió trenzando, más lento, como si esperara que él apareciera en cualquier momento para decirle que estaba usando los colores al revés.

----

POV: Heather

Heather estaba sentada en las escaleras del comedor, con la corona de ramas aún en la cabeza.

No porque le importara.

Solo porque no había pensado en quitársela.

Observaba al grupo desde lejos.

Todos dispersos.

Sin dirección.

"Esto es lo que pasa cuando el niño de las ideas no aparece," pensó.

No lo diría en voz alta.

Jamás.

Pero lo pensaba.

Cody era molesto.

Inquieto.

Demasiado entusiasta.

Pero también era el que hacía que el día tuviera forma.

Heather cruzó los brazos.

Miró hacia la cabaña.

"Día libre," murmuró. "Como si esto fuera una oficina."

Y sin querer, sonrió.

Solo un poco.

----

POV: Courtney

Courtney había empezado el día con una lista mental.

Despertar.

Desayunar.

Ejercicio.

Organizar algo.

Pero a media mañana, la lista se había desvanecido.

No porque no tuviera ideas.

Sino porque nadie parecía querer seguirlas.

Intentó proponer una carrera de obstáculos.

Nadie se apuntó.

Intentó hacer una limpieza del comedor.

Chef la echó.

Ahora estaba sentada en una banca, con una ramita en la mano, dibujando líneas en la tierra.

"Cody habría convencido a todos de hacer una búsqueda del tesoro," pensó. "Y lo peor es que habría funcionado."

Miró hacia la cabaña de los chicos.

Seguía cerrada.

"Se toma un día libre y el campamento se desarma," murmuró.

Y por primera vez en mucho tiempo, Courtney no hizo nada.

Solo se quedó ahí, dejando que el día pasara sin ella.

----

POV: Bridgette

Bridgette estaba en la orilla del lago, con los pantalones remangados y los pies en el agua.

Había intentado meditar.

Luego hacer yoga.

Luego construir una pequeña balsa con ramas.

Nada la mantenía ocupada por mucho tiempo.

"Cody habría traído una cuerda y propuesto cruzar el lago en tirolesa," pensó, sonriendo.

Se agachó, recogió una piedra plana, y la lanzó.

Rebotó dos veces antes de hundirse.

"Y luego habría hecho una competencia de quién lanza más lejos," murmuró.

Se sentó en la orilla, con los brazos rodeando las rodillas.

El agua le mojaba los tobillos.

El sol le calentaba la espalda.

Y aunque el momento era bonito, no era lo mismo sin alguien diciendo "¡vamos a hacer algo loco!"

----

POV: DJ

DJ estaba en el jardín trasero del comedor, cuidando una fila de plantas que había empezado a regar desde la semana pasada.

No eran suyas oficialmente.

Pero nadie más las miraba.

Tenía una regadera hecha con una botella cortada, y hablaba en voz baja mientras echaba agua.

"Tranquilas, chicas. Hoy no hay retos. Hoy es solo para crecer."

Se detuvo un momento.

Miró el cielo.

Luego el campamento.

"Cody habría venido con una maceta hecha de corteza," pensó. "Y le habría puesto nombre a cada planta."

Sonrió.

"Y luego habría hecho etiquetas con palitos."

DJ siguió regando.

Pero más lento.

Como si esperara que alguien apareciera con una idea nueva.

----

POV: Geoff

Geoff estaba en la cancha de voleibol, solo.

Tenía una pelota desinflada, una red floja, y cero oponentes.

Había intentado armar un partido.

Nadie quiso.

Intentó hacer trucos con la pelota.

Falló.

Ahora solo lanzaba la pelota al aire y la dejaba caer.

"Cody habría inventado un juego nuevo con esto," pensó. "Tipo 'volei con los ojos cerrados' o 'si pierdes, haces un collar'."

Se dejó caer en la arena, con los brazos abiertos.

"¡Vamos, Cody! ¡Te tomaste el día libre justo cuando te necesitábamos!"

La pelota rodó hasta su costado.

Geoff la abrazó como si fuera un balón de fútbol americano.

"Esto no es lo mismo sin ti, bro."

-----

POV: Harold

Harold estaba en el rincón del comedor, con su piedra de enfoque frente a él y una hoja doblada en cuatro donde escribía símbolos que solo él entendía.

El ambiente era tranquilo.

Sin gritos.

Sin ideas espontáneas.

Sin Cody.

Y eso, para Harold, era... agradable.

No lo decía en voz alta.

No lo celebraba.

Pero lo sentía.

Por primera vez en días, nadie interrumpía su concentración con propuestas de "¡hagamos esto!" o "¡todos juntos!"

Nadie lo ignoraba para seguir a Cody.

Nadie lo comparaba con Cody.

Harold respiró hondo.

El aire olía a café y madera.

Y a libertad.

"Hoy no hay collares de animales," pensó. "Ni pulseras con nombres. Ni discursos sobre amistad."

Sonrió, apenas.

"Hoy es un buen día."

Se levantó, fue al jardín, y se sentó bajo el árbol más alejado.

Sacó su cuaderno de estrategias, empezó a escribir.

Ideas.

Planes.

Códigos.

Nadie lo interrumpió.

Nadie lo miró raro.

Nadie dijo "eso es muy complicado".

Harold cerró el cuaderno, satisfecho.

"Tal vez debería tomarse más días libres," murmuró.

Y por primera vez en mucho tiempo, Harold se sintió protagonista.

Aunque fuera solo para él.

----

La cabaña de los chicos estaba en silencio.

El sol ya se filtraba por las rendijas, dibujando líneas doradas sobre el suelo de madera.

Desde afuera, se escuchaban voces, risas, pasos.

Pero ahí dentro, todo seguía quieto.

Gwen empujó la puerta con cuidado.

No tocó.

No avisó.

Solo entró.

Sabía cuál era la litera de Cody.

La había visto mil veces.

Siempre con algo colgando: una pulsera, una hoja, un collar de madera.

Ahora solo estaba él.

Bajo las sábanas.

Quieto.

Despierto, pero sin moverse.

Gwen se acercó sin hacer ruido.

Lo miró un segundo.

Y luego, sin pensarlo demasiado, se lanzó sobre él.

Cody soltó un quejido leve, más por sorpresa que por dolor.

"¿Qué haces?" murmuró, con la voz aún dormida.

Gwen no respondió.

Solo se inclinó y le dio un beso.

Rápido.

Directo.

Sin ceremonia.

Luego se metió bajo las sábanas, acomodándose a su lado, con la cabeza en su hombro y una pierna sobre las suyas.

"Te hiciste falta," dijo Gwen.

Cody no respondió de inmediato.

Solo respiró hondo, como si intentara entender qué estaba pasando.

"En el desayuno," añadió Gwen. "Fue raro sin ti. Nadie propuso nada. Nadie hizo collares. Nadie se peleó por los hilos."

Cody giró un poco la cabeza, mirándola de reojo.

"¿Y eso es bueno o malo?" dijo.

"Solo fue... vacío," dijo Gwen. "Como si el día no hubiera empezado del todo."

El silencio volvió, pero no era incómodo.

Era suave.

Cálido.

Como las sábanas que los cubrían.

"Podrías seguir sin salir," dijo Gwen. "Pero entonces me voy a quedar aquí."

----

Cody suspiró, hundiendo la cabeza un poco más en la almohada.

"No salí porque... no tenía ganas," dijo al fin. "Solo quería dormir."

Gwen lo miró de lado, con una sonrisa que se le escapaba.

"Flojo," dijo en tono burlón, pellizcándole el brazo.

Cody rió bajo y estiró la mano hacia su mochila. Sacó otra barrita de granola, la abrió con calma y le dio un mordisco. Luego, sin pensarlo demasiado, giró hacia ella y le acercó la barrita.

"¿Quieres?"

Gwen aceptó, divertida, y mordió un pedazo.

"Compartiendo desayuno en la cama," dijo. "Eso sí es flojera de nivel experto."

"Es eficiencia," corrigió Cody, con una sonrisa.

Se quedaron un momento en silencio, masticando, hasta que Gwen volvió a hablar.

"En serio, me sorprende cómo te llevas tan bien con Chef. Es el tipo más rudo del campamento."

Cody se encogió de hombros.

"Lo entiendo. Parece duro, pero en realidad es simpático. Si lo conocieran de verdad, verían que es interesante. Tiene historias, carácter... no es solo gritos y ollas."

Gwen arqueó una ceja, incrédula.

"¿Chef, simpático? No sé si creerte."

"Créeme," dijo Cody, riendo. "Es como un oso gruñón. Pero un oso que sabe cocinar."

Gwen lo miró un segundo, luego se encogió de hombros.

"Ok. Si tú lo dices."

Cody giró un poco hacia ella, curioso.

"¿Y tú? ¿Cómo te llevas con las demás chicas?"

Gwen suspiró.

"Con Leshawna me entiendo bien. Y con Bridgette también. Son las más tranquilas, las que no buscan problemas. Pero todo eso de pelearse por ti... complica hacer amigas."

Cody abrió los ojos, sorprendido.

"¿Por mí?"

Gwen lo pellizcó otra vez, esta vez más fuerte.

"Sí, por ti. Encantador, ¿no?"

Cody levantó las manos en señal de rendición.

"Perdón por ser tan encantador."

Gwen lo volvió a pellizcar, riendo.

"Idiota."

Cody se inclinó y la besó.

No fue un beso rápido ni tímido. Fue un beso tranquilo, seguro, con la calma de alguien que no tenía prisa. Gwen respondió, cerrando los ojos, y por un momento el mundo afuera dejó de existir.

Cuando se separaron, Cody volvió a recostarse, con la barrita aún en la mano. Gwen apoyó la cabeza en su pecho, sonriendo.

"Flojo, encantador y raro," dijo en voz baja.

"Y aún así te quedas," respondió Cody.

"Claro," dijo Gwen. "Porque contigo hasta un día sin ganas se siente distinto."

El silencio volvió, suave y cálido, mientras el sol seguía avanzando afuera. Cody cerró los ojos, y Gwen lo abrazó más fuerte, como si quisiera asegurarse de que no se moviera.

More Chapters