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Chapter 17 - Capítulo 17: La Caída del Buitre y un Nuevo Peso

La decisión de Peter de desobedecer a Tony Stark pesó en su mente, pero la inminente amenaza del cañón de energía de Toomes era más apremiante. El zumbido de la máquina se intensificaba, y los hombres del Buitre se movían con una eficiencia aterradora.

"¡Ataque sorpresa!", pensó Peter, y se lanzó desde su escondite en el techo.

La pelea fue brutal y caótica. Peter se movía con una velocidad cegadora, desarmando a los guardias con ráfagas de telaraña, noqueándolos con golpes rápidos y precisos. Intentó destruir el cañón, pero su carcasa de metal alienígena era demasiado resistente. Los fragmentos Chitauri en el equipo de Toomes brillaban con una luz mortecina, un recordatorio constante de la anomalía temporal que Peter no podía entender.

Entonces, el Buitre entró en la refriega. Sus alas avanzadas eran más rápidas y fuertes, y disparaban ráfagas de energía verde que obligaron a Peter a esquivar y cubrirse constantemente. La base improvisada tembló bajo la intensidad de la batalla. Toomes, consumido por la venganza, ya no era solo un ladrón; era un hombre desesperado, peligroso y sin nada que perder.

"¡Mocoso entrometido! ¡Esto es por lo que me quitó Stark!", rugió el Buitre, lanzando una andanada de cuchillas aladas que Peter apenas logró esquivar. Las cuchillas se incrustaron en la pared, un milímetro de la cabeza de Peter.

Peter intentó pegarlo al suelo, a la pared, a cualquier cosa, pero el Buitre era implacable, sus alas le daban una movilidad superior en el espacio confinado. El cañón de energía, mientras tanto, continuaba cargándose, su brillo verde cada vez más intenso.

De repente, el sentido arácnido de Peter gritó. No era un ataque del Buitre. Era el cañón. Estaba a punto de disparar. Y el objetivo no era Peter. Era la ciudad.

El pánico se apoderó de Peter. Si ese cañón disparaba, las consecuencias serían catastróficas. Tendría que destruir el cañón, incluso si eso significaba exponerse a la explosión. O detener al Buitre de una vez por todas.

En un instante de desesperación y claridad, Peter vio su oportunidad. El Buitre se acercó para un ataque final, sus garras extendidas, su rostro lleno de odio. Peter esperó, un milisegundo, calculando la trayectoria, la fuerza.

Cuando el Buitre estuvo a su alcance, Peter no esquivó. En su lugar, se lanzó hacia adelante, usando toda su fuerza y velocidad. No fue un golpe para aturdir, no fue para inmovilizar. Fue un golpe para detenerlo. Para siempre.

Su puño impactó contra el modulador de voz del Buitre, rompiendo la máscara y revelando el rostro furioso de Toomes. Pero Peter no se detuvo ahí. Una rabia fría se apoderó de él. Las personas de Queens, la ciudad, el futuro... todo pasaba por su mente. Con un movimiento brusco, Peter usó la fuerza combinada de sus poderes para desmantelar la estructura de vuelo del Buitre, arrancando violentamente las alas de su arnés.

El Buitre gritó de dolor y rabia, su cuerpo cayendo al suelo con un golpe seco. Las alas metálicas, ahora rotas y desconectadas, chispeaban y emitían un humo verde antes de apagarse. Toomes intentó levantarse, pero Peter se abalanzó sobre él, con los ojos llenos de una determinación sombría. No más amenazas. No más tecnología Chitauri prematura.

Peter levantó su puño de nuevo, y esta vez, el instinto de "amigable vecino" fue superado por una fría necesidad. Los ojos de Toomes se abrieron de par en par, comprendiendo la intención letal. Pero antes de que Peter pudiera asestar el golpe final, un rayo de energía roja y dorada lo golpeó, haciéndolo volar lejos de Toomes.

Fue Iron Man.

La armadura aterrizó con un estruendo, sus repulsores aún brillaban. Tony Stark, sin su casco, su rostro marcado por la tensión, miró a Peter con una expresión de reproche.

"¡¿Qué diablos crees que estás haciendo, chico?!", gruñó Tony. "¡Esto no es lo que hacemos! ¡No matamos!"

Peter se levantó, su cuerpo dolía, pero su mente estaba clara. Miró a Tony, luego al Buitre herido e inmovilizado en el suelo, y finalmente al cañón de energía, que ahora comenzaba a apagarse lentamente.

"Estaba a punto de disparar a la ciudad, señor Stark," dijo Peter, su voz grave, desprovista de su habitual entusiasmo. "No iba a dejar que sucediera. Ya no puedo permitir que estas cosas pasen."

Tony lo miró, y por primera vez, Peter vio un atisbo de comprensión, y quizás preocupación, en los ojos del multimillonario. La ferocidad de Peter, su disposición a cruzar una línea que Tony mismo había cruzado en el pasado, lo había tomado por sorpresa.

Los refuerzos de Tony llegaron: agentes con armas tranquilizantes y equipo especializado. Se hicieron cargo de Toomes y desmantelaron el cañón. Peter se mantuvo en segundo plano, observando el caos, sintiendo el peso de lo que casi había hecho.

Mientras se balanceaba de regreso a casa esa noche, el silencio era diferente. Ya no había euforia. Solo una sombría resolución. Había salvado a Queens, sí. Había detenido a un villano peligroso. Pero la forma en que casi lo había hecho, la fría determinación de poner fin a una amenaza... eso había cambiado algo en él.

La vida de Peter Parker ya no era solo sobre el humor y el ingenio. Ahora, cargaba con el conocimiento de que tenía la capacidad de quitar una vida, y la responsabilidad de saber cuándo no hacerlo. La frase de Tío Ben resonaba de una manera diferente: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad." Y a veces, esa responsabilidad era una carga que te cambiaba para siempre.

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