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Chapter 29 - Capítulo 30: Los Héroes en la Calle y la Esperanza en el Aire

La Expo Stark había sido el epicentro de un terremoto. Para los civiles de Nueva York, fue una experiencia aterradora que se convirtió en un espectáculo inolvidable. Las imágenes de los drones de Ivan Vanko atacando, la gente corriendo despavorida, los gritos, y luego, el estruendo del metal cuando Iron Man (ahora acompañado por War Machine) se lanzó a la batalla. Era como si un cómic hubiera cobrado vida en su propia ciudad.

En Queens, la gente se pegó a las pantallas. En el café de la esquina, el televisor mostraba la batalla en vivo. Los ancianos murmuraban sobre el fin de los tiempos, los jóvenes gritaban con una mezcla de miedo y asombro.

"¡Míralos!", exclamó una mujer, señalando a Iron Man y War Machine mientras destruían un dron. "¡Son como dioses! ¿Quién puede enfrentarse a algo así?"

Un hombre más joven, con una gorra de los Mets, asintió. "Son increíbles, sí. Pero... ¿no creen que es un poco demasiado grande? Como si estuvieran jugando un partido de béisbol y nosotros somos la pelota."

Mientras los helicópteros de noticias sobrevolaban la Expo, buscando el mejor ángulo de la destrucción, los ciudadanos de Queens empezaron a notar algo más, algo más cercano a casa. A pesar del caos en la Expo, las calles de su propio barrio permanecían extrañamente seguras. Un pequeño incendio en un edificio de apartamentos, provocado por una fuga de gas en medio del pánico, fue extinguido antes de que los bomberos llegaran. Un intento de saqueo a una tienda de electrónica fue frustrado por una figura roja y azul que apareció de la nada, pegando a los ladrones al pavimento.

"Es el Hombre Araña," murmuró un vendedor de periódicos, señalando una telaraña pegajosa en una papelera. "Mientras esos dos voladores están ocupados con sus fuegos artificiales, él se encarga de lo nuestro."

En los parques, los niños hablaban de Iron Man con reverencia, pero sus juegos imitaban a Spider-Man. Hacían ruidos de "¡thwip!" y simulaban balancearse entre los árboles del patio. El "Hombre Araña" era su héroe, el que estaba a pie de calle, el que ayudaba a la anciana a cruzar o recuperaba el gato del árbol. Era de Queens, como ellos.

"Iron Man es un espectáculo, sí," comentó una madre a otra en el supermercado, mientras empujaba su carrito. "Pero el Hombre Araña... él es real. Me hace sentir más segura cuando mis hijos salen a jugar."

Las imágenes de Tony Stark, triunfante pero visiblemente agotado, dominaban las noticias al día siguiente. El mundo suspiró de alivio. Había un nuevo defensor, y era un multimillonario. Pero en Queens, la gente no hablaba tanto del brillo del hierro, sino de la discreta, constante presencia del héroe enmascarado que les había devuelto un sentido de seguridad en un mundo que de repente parecía lleno de amenazas inimaginables.

Los héroes voladores eran espectaculares, dignos de las portadas. Pero el héroe en el suelo, el que luchaba en las sombras de los callejones y salvaba a la gente de los problemas cotidianos, ese era su héroe. El "Amigable Vecino Spider-Man" se había ganado su lugar en el corazón de Queens. Y para los civiles, era una esperanza más tangible, un hilo de seguridad en un universo que se estaba volviendo peligrosamente grande.

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