Los días posteriores al incidente de Electro, la comisaría de policía de Nueva York estaba en ebullición. El Comisionado era un manojo de nervios, pero el Capitán George Stacy, un hombre de mente aguda y mirada perspicaz, estaba pensativo. Las grabaciones de seguridad de la subestación eran confusas, pero mostraban a ese "Spider-Man" moviéndose con una precisión imposible, canalizando la electricidad de Electro de una manera que ni siquiera los ingenieros de la ciudad habían concebido. No era el justiciero imprudente que Jameson pintaba.
Peter, por su parte, sabía que era el momento de establecer una conexión, aunque fuera tácita. Había visto el respeto en la cara de Stacy durante los reportes sobre el Buitre y Electro. Este hombre era diferente.
Una noche, mientras patrullaba, Peter divisó un coche de policía patrullando lentamente un callejón oscuro, el mismo donde había inmovilizado a los ladrones semanas atrás. Era el Capitán Stacy, haciendo una ronda personal, un hábito que Peter había investigado.
Peter aterrizó silenciosamente en un tejado cercano, observando. El Capitán Stacy salió de su coche, su linterna explorando las sombras. Parecía cansado, la carga de la ciudad pesando sobre sus hombros.
Peter respiró hondo. No podía hablarle directamente; eso sería demasiado riesgo. Pero podía dejar una señal.
Se deslizó hasta el borde del tejado directamente sobre el coche patrulla. Con un movimiento rápido, disparó una telaraña especial: una variante de su telaraña de alta resistencia, pero esta vez con una fluorescencia sutil que solo era visible bajo cierta luz. La telaraña no era para inmovilizar; era un mensaje. La colocó cuidadosamente, formando un pequeño símbolo arácnido en el parabrisas del coche. Luego, adjuntó una pequeña nota, impresa en una fuente anónima, y desapareció en la noche.
El Capitán Stacy regresó a su coche unos minutos después. Al encender las luces, notó el resplandor sutil en el parabrisas. Frunció el ceño, sacó su linterna y la dirigió hacia el cristal. Allí estaba: un pequeño símbolo de araña hecho de telaraña brillante, y una nota plegada.
Con cautela, despegó la nota. Su contenido era breve:
Capitán Stacy,
Los ladrones del puerto. Electro. No soy un caos. Soy una solución.Sé que su trabajo es difícil. Solo busco proteger.
S.M.
Stacy leyó la nota dos veces. Miró el símbolo, luego a su alrededor, pero el tejado estaba vacío. "Una solución...", murmuró. No era una amenaza. No era una bravuconada. Era una declaración de intenciones. Este "Spider-Man" no estaba simplemente reaccionando a los crímenes; los estaba resolviendo de maneras que el departamento, con todos sus recursos, no podía.
El Capitán Stacy había sido escéptico de los vigilantes, pero los resultados hablaban por sí solos. Los criminales que Spider-Man había "entregado" estaban atados de formas que no dañaban a nadie, y los daños a la propiedad eran mínimos. No solo inmovilizaba, sino que también recuperaba el botín intacto y, en el caso de Electro, evitaba una catástrofe.
"Interesante," dijo Stacy en voz baja, guardando la nota en su bolsillo. La telaraña fluorescente se desintegró lentamente, dejando solo un rastro de brillo en el parabrisas.
Desde un tejado lejano, Peter observó cómo el Capitán Stacy se alejaba. La semilla estaba plantada. No era una alianza abierta, no todavía. Pero era un reconocimiento mutuo. Peter Parker, el nuevo Spider-Man, no solo estaba limpiando las calles; estaba construyendo un tipo diferente de confianza, una que no se basaba en la fama, sino en la eficacia y la inteligencia.