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Chapter 12 - Chapter 6: The Verdant Impersonation (Part 1)

La siguiente directiva del Sistema latía con una urgencia inusual: [Misión: Cambio de Identidad. Reemplazar al Genio Relegado. Recompensa: "Amuleto de Mimetismo" y Visión Verde Avanzada]. Jian asumiría temporalmente la identidad de un joven y brillante programador, injustamente marginado y ahora reducido a limpiador, en una importante empresa de tecnología de video. Era el escenario perfecto para su último juego "verde".

Al entrar en las elegantes y modernas oficinas, Jian se encontró de inmediato con la directora ejecutiva de la compañía, una mujer conocida por su actitud fría y su agudo intelecto. Su mirada, habitualmente reservada, se suavizó ligeramente al dirigirse a él, confundiéndolo con el genio cuya identidad había adoptado temporalmente. Era brusca con los demás, pero sorprendentemente amable con «él», una dinámica fascinante que Jian observó con deleite.

Los días se convirtieron en una danza calculada. Jian, bajo su falsa identidad, se movía por la empresa, socavando sutilmente la reputación del genio original mientras preparaba el terreno para el verdadero objetivo: la propia directora ejecutiva. Aprendió sus hábitos, sus sutiles señales, el orgullo feroz que regía cada uno de sus movimientos.

Entonces vino el "robo" orquestado. Una tarde, Jian permitió que su código cuidadosamente elaborado —la supuesta obra maestra del genio— fuera "robado" por el detestable y ambicioso gerente de la compañía, el Sr. Davies. Fue una maniobra planificada, un sacrificio estratégico. El Sistema emitió un murmullo de aprobación.

Las consecuencias fueron inmediatas. El Sr. Davies, regodeándose en una gloria inmerecida, fue ascendido rápidamente, superando al frío director ejecutivo. Jian, aún representando el papel del genio humilde y agraviado, fingió consternación. Sin embargo, su verdadero deleite residía en la nueva dinámica de poder que había forjado. El Sr. Davies, ahora envalentonado por su ascenso, no perdió tiempo en afirmar su aparente dominio. Jian observó, con un escalofrío silencioso recorriéndolo, cómo la mano del Sr. Davies se dirigía a los glúteos del director ejecutivo, un toque casual, casi de propiedad, cuando le apetecía. La directora ejecutiva, a pesar de su habitual frialdad, lo permitió, testimonio del inesperado cambio de poder.

Una noche, el Sr. Davies invitó al director ejecutivo a una sala de karaoke privada. Jian, siempre leal y siempre subordinado, fingió preocupación y se ofreció a acompañarla, supuestamente para protegerla. Ella aceptó, con la guardia baja, creyendo que era el joven inofensivo y brillante que creía conocer.

Dentro de la opulenta y tenue sala, la atmósfera se densificó rápidamente. Jian encontró un rincón discreto, donde su nueva Visión Verde le permitía percibir cada matiz. Observó cómo el Sr. Davies, envalentonado por su éxito y el ambiente íntimo, afirmaba sutilmente su dominio. La directora ejecutiva, habitualmente tan serena, se encontraba en una posición vulnerable.

El Sr. Davies, con una sonrisa triunfante, comenzó a apoyarse con todo su peso sobre ella, presionando sus glúteos. La directora ejecutiva, aunque orgullosa, permitió el contacto; un sutil temblor recorrió su cuerpo. Habló con Jian, manteniendo una fachada de normalidad, aunque su voz sonaba un poco tensa, y sus ojos se dirigían a él de vez en cuando con una compleja mezcla de súplica silenciosa y compostura forzada.

A medida que transcurrían los minutos, Jian observó un cambio sutil pero profundo. La directora ejecutiva, la otrora inflexible reina de hielo, comenzó a ceder sutilmente. Su mano, casi imperceptiblemente, se extendió y se posó en el brazo del Sr. Davies, en señal de aceptación reticente. Empezó a hablar de él, no con desdén, sino con una extraña y creciente admiración. «Es... maravilloso», le murmuró a Jian; las palabras le parecieron una fruta prohibida, un testimonio del escenario «verde» que se desplegaba ante él.

Jian observaba, con un escalofrío silencioso recorriéndolo, mientras sus cuerpos se apretaban más, un sutil roce de formas. Disfrutaba del espectáculo, la imagen de la orgullosa directora ejecutiva sometiéndose al hombre que una vez había ignorado, ante sus propios ojos. El Sistema emitió un pitido, colmándolo de recompensas y desbloqueando una nueva habilidad: [Cambio de Identidad Desbloqueado: El anfitrión ahora puede interpretar y asumir personalidades más reales].

Lleno de perversa satisfacción, Jian continuó observándolos. Observó cómo sus cuerpos se fundían, en una danza lenta y sensual de sumisión y dominio. Oyó los suaves sonidos de los besos, los íntimos murmullos del cortejo. La escena era una clase magistral de seducción orquestada, y Jian, el verdadero maestro titiritero, saboreó cada instante de su innegable y entrelazado placer.

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