LightReader

Chapter 9 - Combate de entrenamiento

El sol apenas despuntaba cuando Elise encontró a Kenji en el patio, estirando de forma metódica. Cada movimiento era deliberado, como si intentara identificar los nuevos límites de su cuerpo. Donde antes había un joven sin forma, ahora había un cuerpo trabajado, forjado por el rigor del entrenamiento.

—Descansaste bien, por lo que veo —comentó Elise con su habitual tono neutro.

Kenji se detuvo, girándose hacia ella con una leve inclinación.

—Sí, Elise. Me siento… diferente.

—Bien. Porque el entrenamiento a partir de hoy también será diferente —anunció mientras caminaba hacia el centro del patio despejado.

—La fuerza y la resistencia son solo la base. Ahora debemos prepararte para enfrentar situaciones reales de combate. Hoy comenzaremos a pulir tus habilidades.

Kenji asintió, expectante.

—Olvida correr hasta el agotamiento o levantar pesos imposibles —continuó—. Ahora nos enfocaremos en el control, la precisión, el equilibrio… y, sobre todo, en la conciencia. Te enseñaré a moverte no solo con fuerza, sino con intención.

Elise adoptó una postura baja y firme, los pies plantados, las manos relajadas, listas para moverse.

—Todo empieza por la base. Tu postura. Debe ser sólida como una roca, pero flexible como un junco. Permite moverte rápido, absorber impactos, y generar poder desde el suelo.

Durante las siguientes horas, el entrenamiento de Kenji consistió únicamente en mantener y transicionar entre distintas posturas básicas. Parecía simple, pero fue más difícil que cargar un chaleco de plomo. Sostener una postura baja durante minutos hacía arder sus muslos. Cambiar entre una posición defensiva y otra ofensiva exigía equilibrio y control que no tenía.

—¡Más bajo! —ordenaba Elise—. ¡Los hombros relajados! ¡La mirada al frente! ¡Siente tu centro de gravedad!

Kenji tropezaba y perdía el equilibrio. Sus músculos, entrenados para esfuerzo explosivo, no se adaptaban bien al control fino y sostenido.

—La fuerza bruta te salvó una vez, tal vez —comentó Elise—. Pero en una pelea real, un oponente hábil usará tu fuerza contra ti. Aprende a ser agua: fluye, adáptate, y golpea como una ola.

Pasaron luego a los movimientos básicos de pies: pasos cortos, desplazamientos laterales, pivotes. Elise los ejecutaba con una fluidez letal. Kenji, en cambio, se sentía torpe.

—No arrastres los pies —le corregía—. Levanta, desplaza, planta. Cada movimiento innecesario es energía desperdiciada. Y una oportunidad para tu enemigo.

Al mediodía, comenzaron los bloqueos básicos. Elise usaba una vara de madera para lanzar ataques lentos, solo para forzarlo a reaccionar.

Al principio, Kenji intentaba bloquear con fuerza.

¡Crack!

La vara golpeó su antebrazo.

—¡Mal! —exclamó Elise—. No choques fuerza contra fuerza. Desvía el ataque. Usa ángulos. Un pequeño movimiento puede ser más efectivo que una muralla.

Le demostró el bloqueo correcto: un sutil desvío con el antebrazo, casi sin esfuerzo.

Kenji lo intentó una y otra vez, recibiendo más golpes de los que quisiera admitir. El sudor le ardía en los ojos, pero no era solo por esfuerzo físico, sino por la intensa concentración.

Por la tarde, Sofía apareció discretamente en el borde del patio, observando en silencio. Su presencia sumaba presión, pero Kenji se esforzó por ignorarla.

—Mejor —concedió Elise, tras ver una serie de bloqueos fluidos—. Pero reaccionas tarde. Estás viendo el ataque, no la intención detrás.

—Mañana trabajaremos en eso.

—No tenemos mucho tiempo. La prueba de ingreso a la academia comenzará en tres meses, así que…

—Debemos apresurarnos.

Al final del día, Kenji estaba agotado de una forma diferente. Sus músculos no gritaban, pero su mente estaba drenada. La fatiga venía del control, la precisión y la disciplina.

Y con eso, la verdadera forja de un guerrero apenas comenzaba.

----------

Una semana después, el progreso de Kenji ya era innegable. Su habilidad para aprender era excepcional, al punto de que no sería exagerado llamarlo un genio en formación. Por esa razón, había llegado el momento de poner a prueba lo aprendido.

—Hoy pondremos a prueba tus avances en una simulación de combate. Sofía nos apoyará —anunció Elise con tono firme.

—Te batirás en un duelo mano a mano con ella. Pondremos una regla…

—El combate finalizará cuando uno de los dos toque el suelo con una mano. Eso significa que el uso de energía elemental está totalmente prohibido —aclaró Elise.

Kenji asintió con seriedad. Aunque las palabras de Elise eran claras, no podía evitar sentirse nervioso. Sabía bien que Sofía era una luchadora hábil.

—No te preocupes, Kenji —dijo Sofía con una sonrisa suave, pero llena de tensión—. No voy a hacerte daño… al menos, no mucho.

Elise se posicionó a un lado del campo de entrenamiento, con su mirada aguda y analítica.

—Recuerda lo aprendido. Este es el momento de aplicar todo: postura, control, eficiencia. No es solo la fuerza lo que importa, sino cómo la usas.

Kenji adoptó la postura baja que había practicado. Sus músculos respondieron casi de forma automática. Frente a él, Sofía se preparaba, su cuerpo inclinado hacia adelante, lista para moverse.

—Comiencen —ordenó Elise con un gesto seco de la mano.

¡Aaaaah!

Sofía avanzó de inmediato, lanzando un golpe directo al rostro de Kenji. Él reaccionó desviándolo con un sutil movimiento del brazo, como Elise le había enseñado. El puño pasó sobre su hombro, y Kenji respondió con un giro de cadera, intentando impactar su costado. Sofía lo esquivó con una gracia felina.

Ambos evaluaban al otro con precisión. Kenji sentía su cuerpo más ágil, pero Sofía no le daba tregua. Intentó un par de fintas, buscando abrir una oportunidad, pero Sofía las leyó con facilidad. Era como si supiera lo que iba a hacer antes de que él lo decidiera.

—¡Más rápido! —gritó Elise—. ¡Muévete, fluye! Cada golpe debe ser preciso. No reacciones… ¡actúa!

Kenji tomó aire. En lugar de esperar el ataque, tomó la iniciativa. Se lanzó hacia Sofía, ejecutando una serie de movimientos veloces y fluidos.

—Está aumentando la velocidad… ¿Cómo puede moverse tan rápido en tan poco tiempo? —pensó Sofía, sorprendida.

Kenji atacaba con agilidad renovada. Sofía retrocedió un momento, impresionada por su ritmo, pero reaccionó al instante con un contraataque, intentando desestabilizarlo.

A mitad del duelo, Kenji comprendió algo: su cuerpo ya no era solo fuerza, sino una herramienta precisa. Cada golpe y bloqueo se sentían naturales, instintivos.

—¡Puedo hacerlo… puedo ganar! —pensó, con una chispa de esperanza.

Pero Sofía no era una rival fácil. Sus movimientos eran fluidos, potentes. En un descuido, logró desbalancear a Kenji con un leve empujón.

—Aghh…

Kenji cayó al suelo, apoyando la mano. El combate había terminado.

—Bien hecho, ambos —dijo Elise con una expresión de aprobación—. Kenji, aunque perdiste, aplicaste lo aprendido. Pero aún hay mucho por pulir.

Kenji se levantó, sacudiéndose el polvo.

—Lo sé… pero lo intentaré de nuevo.

—No estuvo mal, Kenji —agregó Sofía acercándose con una ligera sonrisa—. El entrenamiento es duro, pero de eso se trata.

—Exacto —confirmó Elise—. Tienes potencial, pero cada batalla es una oportunidad para aprender.

Kenji asintió mientras se limpiaba el sudor de la frente.

—Gracias, Sofía. Gracias, Elise. Aprendí mucho hoy.

—Eso es lo que quiero ver —dijo Elise, cerrando el puño con determinación—. Vamos al siguiente nivel. El entrenamiento para dominar la energía elemental comienza mañana.

More Chapters