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Chapter 4 - Capitulo 3: un poco de este mundo

*AETHERIUS*

Me sorprendió descubrir que, en este mundo, también había existido mi vida anterior. Sin embargo, aquello ocurrió hace más de trescientos años, una época que ya es leyenda, un eco que pocos recuerdan y aún menos comprenden.

En este mundo, como en el anterior, existe el núcleo de maná, ese cristal invisible que reside en el abdomen y cuya fuerza se mide por el color que alcanza tras su refinamiento.

La población está dividida en dos caminos:

Un 40% de personas nace con un núcleo vacío. A medida que crecen, el maná fluye naturalmente hacia él hasta llenarlo por completo, y llegado ese punto deben iniciar el refinamiento. Mi familia, milagrosamente, pertenece a ese 40%.

El otro 60% ve manifestarse su núcleo entre los cinco y siete años de edad. Aunque aparece ya con una ligera cantidad de energía, también se llena poco a poco hasta completarse alrededor de los ocho o nueve años, momento en el que comienza su verdadero despertar.

Cuando el núcleo está preparado, inicia un proceso arduo, peligroso y glorioso. El color del núcleo es el reflejo del avance:

Rojo:

Oscuro: Primer contacto con la refinación, el despertar del fuego interno.

Estable: Una vez refinado, el mago comienza el verdadero entrenamiento, cimentando su poder.

Naranja:

Oscuro: Surgen las primeras señales del elemento afinado.

Estable: El mago accede plenamente a su elemento y enfrenta su primer entrenamiento forzoso, la etapa más dura y decisiva.

Café:

El temido cuello de botella. Aquí muchos fracasan, atrapados entre la frustración y el límite de su talento. Solo los pacientes, los obstinados, o los verdaderamente bendecidos logran atravesarlo.

Amarillo:

Oscuro: Inicia el entrenamiento mental, necesario para soportar la fatiga acumulada tras superar la barrera del café.

Estable: Se abre la posibilidad de incrementar el poder e incluso despertar compatibilidad con un segundo o tercer elemento.

Verde claro:

La magia fluye con tanta naturalidad que ya no requiere un medio para ser recitada. El poder se convierte en una extensión del pensamiento.

Azul claro:

Aquí nace el don de volar. Al principio, es un esfuerzo titánico, drenando mente y espíritu. Pero quienes dominan este nivel descubren la libertad del cielo, convirtiéndose en verdaderos heraldos del viento y la tormenta.

Negro:

La cúspide. El pináculo del refinamiento. Solo un puñado en toda la historia ha llegado a este estado. Quienes lo logran son conocidos como los Descendientes: generales del ejército, líderes de capitales, y para muchos, los verdaderos "reyes" del mundo.

Un Descendiente ya no necesita rituales, ni invocaciones, ni siquiera esfuerzo consciente. Con un simple movimiento de mano o un giro de arma pueden desatar la furia del maná.

En mi vida pasada, yo formé parte de ellos. En aquel tiempo no se les llamaba "Descendientes", sino Celestiales. Nunca entendí por qué el nombre fue cambiado. Para mí, "Celestial" llevaba consigo una majestuosidad inigualable, un título que evocaba lo divino.

Tengo la teoría de que quienes heredaron nuestras técnicas y nuestra gloria, al no poder compararse con lo que fuimos, optaron por otro nombre. Tal vez buscaban apropiarse de nuestro legado… o quizás diferenciarse de él.

Pero yo lo sé. Yo lo recuerdo.

En esta vida, he decidido ascender de nuevo. Quiero alcanzar ese estado y reclamar mi lugar entre los más grandes. Quiero comprobar si, en estos siglos, alguien tuvo la osadía de erigir estatuas en nuestro honor… especialmente la mía.

Y sobre todo, quiero volver a encontrarme con él.

Mi amigo, rival y enemigo.

El hombre con el que compartí mi última pelea.

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