LightReader

Chapter 8 - 8

Curiosamente, ahora que estamos en camino a Busan, veo bastante tranquila a Hana.

—Y... ¿Hay alguna razón por la que Reinhardt y el resto fueron llamados a Busan? ¡Estoy segura que mi equipo puede cuidarse solo! —pregunta Hana. Pero reconozco su tono de voz, es una duda verídica producto de la confianza.

—No tenemos muchos detalles, pero esta mañana recibieron un pedido de ayuda de parte de la capitana Myung.

—¡Como se nota que sin mí no pueden hacer nada! —casi gritó, claramente desestabilizando su voz un poco pero permaneciendo generalmente en calma.

No dije nada, solo miré el espejo del avión. Por suerte Lucheng nos prestó amablemente uno de los suyos.

¿Cuánto duraremos así, peleando a ciegas? Tal vez encontrar al líder de Null Sector sea difícil, pero estoy seguro que Doomfist no es alguien que se oculte tan bien cuando tiene ese ego enorme y ese ideal tan parecido al de mi padre.

—Te tocará ser la mvp esta vez, Hana.

Me sonríe altivamente, levantando el pecho mientras mueve la mano con arrogancia.

—¡Siempre lo soy, Lutz!

Siempre tan arrogante, pero así está mejor: La Dva que conozco en acción.

—¡Eso es, Hana! —grita Juno siguiendo la corriente, acercándose a la susodicha con una sonrisa.

Juno levanta el puño de una manera tan infantil que solo puedo sonreír con ironía, me acerco un poco pero finalmente retraigo, decidido a observar y no pasar vergüenza por hoy.

Hana, como la persona tan madura y de emociones totalmente estables, le sigue completamente el juego a Juno, entrelazando su brazo sobre su cuello, más por su nuca, mejor dicho. Así, hacen un ridículo baile levantando los brazos en forma de puño como victoria mientras mueven las piernas.

No necesité una imagen mental para querer grabarlo, tomando vídeo desde el móvil de Juno dado que aún no he tenido tiempo de comprarme otro.

—Hemos recibido nueva información, aparentemente, los Gwishin volvieron a atacar de imprevisto.

—Si, atacan cada pocos años —responde Hana acomodándose en su asiento y cruzándose de brazos—, creo que incluso sin mí ellos podrían evitarlo. ¿Hay algo más que no estás contando, Angela?

Angela guarda silencio por un momento.

Yo reflexiono un poco, acomodándome en mi silla sin pensarlo demasiado.

Va ser incluso más fácil que Talon, los ómnicos no tienen materiales suficientes para hacer un ejército importante con una sola instalación.

—Es... más allá. Reinhardt no dio muchas explicaciones, pero nos envió imágenes —dice mostrando una tableta prendida mientras continua hablando—. Esto no es solo una invasión ómnica. Es una guerra entre dos facciones con personas inocentes en medio.

Le presto especial atención a sus palabras porque es extraño. ¿Null Sector peleando con los Gwishin? Lo veo poco probable pero no hay motivo estratégico de defender Busan cuando la mayoría de tus operaciones están en occidente. ¡Juro que no pensé que eran la misma facción!

¿O tal vez sí lo son y todo es una finta?

Mis dudas fueron respondidas inmediatamente después. Las imágenes eran poco claras, pero incluso así podía ver el horror.

No sé que expresión tendré en mi rostro, pero no era nada feliz. Sentí la sangre hervir, literalmente. Mis instintos, mi programación misma, todo fue hecho con un objetivo en mente: la destrucción de esas cosas.

Puedo recordar firmemente la sangre de mis enemigos, o cuando cerré la brecha en el espacio que me dio la oportunidad de escapar del control de mi padre con la excusa de que esas cosas se habían acabado. Las voces en mi cabeza retomaron con fuerza. Las armas sostenidas por la gravedad cayeron de golpe, afectadas por la crudeza de mi mente.

¿¡Cómo es posible ahora!? ¡No hay forma! Yo los acabé con mis propias manos. ¡Yo mismo evité que llegasen a la Tierra!. Rabia, rabia que hubiera liberado si no hubiera personas a mi lado que saldrían heridas.

Igualmente ya se notaba mi estado de ánimo desde que mis alas se activaron, regurgitando un intenso brillo del calor que desprendían, retorciéndose como arañas en la última hora de su vida.

—¡Lutz! —Juno es la primera en acercarse a verme, notando mi reacción—, ¿Estás bien?

Mi reacción no se hizo esperar. Mi velocidad fue tal que probablemente acabé algo de la energía que había ganado en la torre. Juno intentó seguirme, pero fui más rápido, huyendo del resto.

—Sabe algo —murmura Angela con curiosidad, notándose tan solo una leve preocupación en comparación al resto.

No alcanzo escuchar sus palabras, ni alcanzo a verlas buscarme.

Me recluí rápidamente una habitación libre de la nave. Cansado, pero con las emociones aún tan vívidas como las recordaba alguna vez.

—Maldita sea... ¡Maldito seas! —gruñí con enojo en su estado más puro.

mis pies dejaban marcas ardientes de la sola temperatura a la que llegaba. Esto no era solo una reacción traumática, no. Eso por sí solo hubiera sido tranquilizador.

Lo verdaderamente preocupante ahora era que podía oír su voz en mi cabeza. «¡Oh, hijo! ¿¡Cómo pudiste traicionarme así!?». Tonterías, yo no hice nada, solo me liberé.

—No puedo morir sin dejar por terminado tu misión, Ludwig Schwarz.

—¡No tienes derecho a decirme eso, yo mismo vi como se cerraba la grieta que tú mismo dijiste que era su única entrada!

—Oh, ¿pero no te conté que ya habían pasado miles de ellos?

Los recuerdos atravesaron mi mente en ráfagas que no pude evitar sentir cada vez peor.

—Naciste con un gran propósito, Ludwig. Tus padres te donaron gustosamente por la gran y noble causa de proteger a la humanidad.

La voz era robótica.

Desprovista de emociones. Una indiferencia que me carcomió.

Los primeros años fueron fructíferos, según dijo. Aprendí lo necesario para sobrevivir, para mantenerme vivo.

—¿Dónde quedó lo que fuiste alguna vez, Ludwig? Tu piel arde no por un castigo mío, arde por ti —susurra en mi oído mientras mis recuerdos revolvían mi cabeza—. Es tu propio castigo por no terminar el trabajo, por no seguir bajo mi manto. Ahora eres débil, incapaz incluso de ver a las bestias a través de una pantalla.

No, no soy débil.

—Tu mirada no tiene el mismo fuego que tuvo alguna vez, Ludwig Schwarz, ¿No sería más fácil que le dejases el camino a alguien mejor que tú?

La posición en la que estoy no es precisamente la más cómoda, siendo que estaba abrazado a mis piernas, recluido en una esquina. Humillado, ¡no puedo estar más avergonzado por tal acción!

Y todo por tonterías en mi cabeza que me hacen querer estrujar mi cerebro para quitar lo poco que queda de esa máquina.

—Aunque te deshagas de mí, mis enseñanzas ya marcaron tu camino, Ludwig. Puedes soñar todo lo que quieras a jugar al héroe con esos idiotas, pero siempre volverás a ser lo que verdaderamente eres. Una máquina; una herramienta... Una lanza.

Me arden los ojos. No por llorar. No por dolor, es la misma sensación que tengo ahora la que siempre tuve. Son los instintos que no pude dejar, son los placeres que no puedo acabar.

—Eso es, Ludwig. Abrázalos —comenta con una voz que por un momento creí oír con un tono distinto—, cumple la misión. Cumple para lo que naciste.

El calor se volvía tan intenso que casi pude sentir la sangre hervir. El dolor solo se tranquilizó cuando mi mente cobró debilidad, donde mi programación tomó el control.

La nave paró. Mi señal fue activada. Incluso aquí, rodeado de acero, lo puedo sentir. Sus pulsaciones, sus montículos de tentáculos arrastrándose.

Nunca supe de donde provenían, ni porque cruzaron a nuestras tierras. Lo único que supe cuando los conocí es que mi deber es destruirlos.

Nací para esto. Me dije a mí mismo mientras tomaba las armas que cayeron al suelo con tal rapidez que ignoré por completo no solo a mis compañeros, sino mi arma más fuerte. ¿Torpe? Puede ser, pero siempre dijiste que aprendía más a mano libre, ¿No es así, padre?

Salté de la puerta abriéndose con una habilidad superior a lo que alguna vez mostré.

Ignoré mis propias alas atrayendo las armas que no tomé, siguiéndome a través de la caída

Esto es mi culpa.

Veo cadáveres en el suelo, ya sea ómnicos o humanos y los remordimientos me inundan. Él tenía razón, al final: Yo provoqué esto.

Aún puedo ver personas escondiéndose como pueden, ignorantes que si yo mismo los puedo ver, las criaturas también.

Pero no son mi preocupación, ni siquiera los intentos de los gwishin, atacando a cualquiera que tuvieran a la vista sin discriminar, o a los soldados coreanos, que se centraban en una defensa inútil y prácticamente en retirada.

Mi mirada está centrada, sus enseñanzas para cazar siempre fueron las mejores, pero ahora no estoy con la libertad del espacio, ellos se esconden en edificios, esperando la oportunidad.

Gritos llaman mi atención y veo finalmente mi primera víctima.

Puedo apreciarla por completo. Los de su tipo los conozco perfecto, son parecidos a los pulpos en la tierra; al menos por forma. Ocho tentáculos tocan el suelo mientras se acerca cuidadosamente a una persona. No me centré en la víctima, en cambio, mi mirada fue fijamente a la criatura.

Mi brazo instintivamente me acercó con mi gancho, atravesando su piel y centrándola en mí. Rápidamente una vez estuve cerca retraje el gancho para darle un golpe con una fuerza abrumadora producida por mi brazo izquierdo.

Fue empujada lejos, lo cual aprovechó el civil para escapar. Tuvo suerte, si hubiera llegado un poco después, yo mismo hubiera acabado con él.

No despego mi vista de lo que tengo en frente, una criatura sin nombre, pero feroz. Solo de sentir el tacto contra ella me siento lleno de recuerdos. No es nostalgia, la repulsión llena mis entrañas y con cada disparo lo resiento más.

No fue comfortable saber que cuando terminé con uno, de los edificios salieron más.

Por suerte, no era el único que los estaba enfrentando. Aunque también me vi obligado a esquivar el fuego, saber que ellos no pueden expandirse más ante los mecanizados me relaja.

—¡Venid a mí!

Rujo con una emoción bombeando en mis venas. El enojo era tal que con cada moneda en el aire cayeron más. Corto extremidades con una rabia contenida conforme me deslizo en el camino.

No sale sangre, donde estoy yo, solo hay carne. La sangre por donde paso termina flotando y acercándose a mí.

Lo siento ahora, la razón por la que terminé siendo yo el que debía exterminarlos: Me hizo de tal manera que incluso ante una sangre tan contaminada, pudiera ser de mi provecho y alimento.

Me iba acercando cada vez más, siguiendo el rastro de la horda. Se mantenían juntos, buscaban algo, probablemente.

No sé cuanto tiempo ha pasado desde que comencé esta cruzada interna. Los Gwishin entendieron mi objetivo, casi como si hubiera un guía que los manejase. Comenzaron a evitarme, alertas de los peligros que los sin nombre representaban para ellos mismos o para sus objetivos.

Yo mismo estaba centrado en otras cosas. Ellos son expansionistas, miles morirán para formar millones.

—¿Crees acaso que estos serán las únicas bestias que lograron escapar?

Aunque intentase ignorar su voz, sus palabras arremeten contra mí, instándome a moverme aún más veloz que antes. Lástima que Busan no es una ciudad pequeña y la destrucción que dejan dos facciones en conflicto dificulta el reconocimiento.

—Si hubiera la misma cantidad de lo que salía por la brecha, no estaría caminando en una civilización, estaría sobre muertos.

Mis palabras son más una respuesta para mí que para la voz, después de todo yo conozco muy bien los de su tipo, llamándose para pelear como un solo ser antes que dividirse.

No escuché más y no le tomé importancia. Sigo con lo mío.

No me canso, no dudo y no paro. Conforme cazo más me siento más vivo, no logro siquiera expresarme porque por dentro siento que estoy volviendo a lo que fui.

Las monedas caen en el momento justo. Las suelto en el ángulo perfecto y las combino de tal manera que incluso los aparentes depredadores escondidos entre los escombros caen, conforme su muerte ocurría pronto su sangre flotó.

mis alas se retuercen de placer, como un baile de sangre, pues la sangre flotaba en mi dirección.

La sangre permaneció fresca hasta su absorción, no hubo un solo átomo de ella que quedó fuera de mi visión.

—Que molesto.

Que molesto. Me digo a mí mismo mientras cruzo un centro de mercados y restaurantes.

Me pregunto si Hana me hubiera invitado algunos de sus platillos favoritos de por aquí. Incluso sin dejar de pelear, puedo ver aspectos cotidianos hechos trizas. Pedazos de plástico de lo que parece una vaca esparcidos frente a lo que antes fue un karaoke. No le doy mucha importancia más allá de los anuncios que pasaron por pantallas aún funcionales.

Agradezco que hayamos llegado por la noche, al menos así ellos se aprovechan de la oscuridad mejor. Son lo suficientemente tontos para creer que son los únicos con la capacidad de verlos en la oscuridad.

Tras un momento de velocidad, logro encontrar el origen. Un lugar más al norte de la ciudad, donde una cúpula llena de hoyos enmarcaba lo que antes seguramente fue un centro comercial.

—Hace tiempo que no veo uno de estos —pienso para mí con una mayor tranquilidad que antes.

En estos momentos me gustaría tener mi arsenal completo...

Agarro con firmeza mi pistola y apunto dentro de uno de los orificios de la masa. Disparo una vez.

Espero que ellos ya se hayan encargado de los gwishin, que siguieron pululando libremente mientras yo me centré en los sin nombre.

El «rugido» de las bestias no se hizo esperar, un sonido gutural y antinatural producido por el movimiento de sus tentáculos resuena con una fuerza que eriza la piel. Al menos, para personas normales, que no debería haber a una gran distancia por el peligro que representaría para la colonia. No, estoy solo yo.

Y yo soy más que suficiente para frenarlos, siempre.

—Eso es, venid y reuniros ante mí —murmuro con alegría al ver a lo lejos gigantes criaturas flotando en mi dirección.

Una estrategia tan clásica que sigue funcionando aún ahora. Suerte que nunca son capaces de aprenderlo, no contra mí. No sin pruebas.

La sangre hace tiempo que se extinguió, pero no importa. No ahora que tengo más alimento frente a mí. Cientos de ellos salen de los agujeros, pero solo yo sé que incluso ahora están reunidos en el fondo de esa cúpula que hacen para protegerse.

Una lástima, no tengo el tiempo ni la molestia para acabar con ellos en tan poco tiempo. Ni siquiera la duda para acabarlos como siempre.

Mis manos están ocupadas con un arma cada una. Cada una con un peso que haría que pocas personas estuvieran dispuestas a agarrarlas.

No fui lo suficientemente rápido. Increíblemente, uno de ellos fue lo mejor que yo al actuar con rapidez para empujarme lejos. Por la sorpresa, solté inconscientemente las armas en mis manos. Al menos, lo suficiente para que pudiera usar mi mano izquierda para golpearlo repetidas ocasiones hasta que dejó de tirar de mí.

Su cadáver cayó al suelo, pero fue suficiente para que más de ellos se reunieran. Aprovecho para disparar con la pistola, que fue a mis manos tan rápido como lo fueron ellos para alejarme del resto de mis armas.

¡Lo saben! ¡Saben que tengo algo en contra de ellos, pero solo lo suficiente para intentar pararme! Tontos, ¡Son unas tontas bestias sin cerebro!

Mi puntería no necesita ser perfecta cuando las monedas hacen el trabajo por mí, golpeando más de uno de ellos a la vez.

Puedo sentir como el campo de gravitación que provocan mis alas incrementaba el desgaste de energía conforme intentaba acercar el cañón de rieles.

Tomo el lanzacohetes para volar, pero no fui el único capaz de hacerlo. Me siguieron en el cielo con una agilidad muy superior a la mía. pero no era mi objetivo.

El cohete en mis pies se mueve fijamente al cielo, alejándome lo suficiente del suelo para permitirme moverme aún cuando estoy rodeado.

Sus ataques se hicieron más fáciles de esquivar y las explosiones del lanzacohetes hicieron brechas que me permitieron lanzar algunos a una aparente nada.

Como dije antes: Tontos.

Mi dirección una vez logré colocarlos en posición fue sencilla. Freno el tiempo de los cohetes. Ellos se sorprenden, puedo notarlo por esas conversaciones suyas que a duras penas puedo entender. Pero no es suficiente.

Me suelto del cohete una vez se frena, dando un tiro lo suficientemente cerca para desorientar mi posición y caer en picada contra el cañón.

Mientras caigo, suelto una moneda en el momento justo. Yo mismo ya analicé lo que ocurrirá y espero sea menos doloroso de lo que espero.

La fuerza de caída fue suficiente para que me doliera, pero mi cuerpo fue lo suficientemente duro para resistir y en el último momento, antes de que ellos pudieran volver a dirigirse a mí...

Un rayo delgado y rojizo, casi llegando al blanco se elevó. Fue majestuoso.

Su dirección fue la moneda. Pero no paró ahí; la moneda contrario a lo que uno esperaría absorbió la energía resultante como si la estuviera abrazando. El producto resultante siguió su camino a otra moneda. Y otra. Y otra.

No fue hasta que todas las monedas fueron tomadas que el camino siguió al centro. Su dirección no fue una sorpresa ni para mí ni para ellos.

Suelto una leve sonrisa mientras veo como en menos de un segundo el rayo colisionaba con un cohete que había sobrevivido a los numerosos intentos de frenarlos.

La explosión no esperó mi escape ni el de mis enemigos. Tal vez ni siquiera de personas que por mala suerte no escaparon antes.

Sentí mi carne quemarse. Pero fue mi energía lo que me mantuvo mayormente intacto, siendo mandado a volar lejos.

Pero aún con el dolor, agradezco el brillo dorado que me arrojó lejos, puesto que con él, no solo sentí llenarse un vacío, al no oír la molesta voz de mi padre diciéndome que hay más. Sino también de acabar con la sangre.

Tal vez no tiene nada de malo, ya cumplí mi objetivo, ¿No es así, padre? Tal vez tenías razón, sin una misión, no puedes evitar sentirte vacío.

Tal vez la voluntad propia no es tan buena, y sea la muerte el verdadero descanso. Lo siento dentro de mí. Este es mi final.

Los daños que sufrí me hicieron acabar con la mayoría de la energía que mantenía mis alas con vida. Ahora, cualquier movimiento de regeneración las acabaría y yo con ellas. Fui un estúpido al pensar que ellos no podrían contrarrestar.

Si tan solo hubiera sido más rápido, podría haber acabado con ellos y salir antes de que la explosión ocurriese.

Sentí un ardor en la garganta, como si quisiera vomitar sangre; pero no sale nada. Por dentro siento mi propia sangre hervir.

Ah, lamento no poder ayudarte con tu familia, Juno. ¿Quién sabe? Tal vez les mande saludos de tu parte si me encuentro con ellos.

Mi consciencia se va perdiendo. Oigo movimiento cerca, pero no soy capaz de dar una mirada. Finalmente, caigo inconsciente.

---

Bueno, esta será una de las pocas notas que termine haciendo porque en general siento que ensucio el texto y las notas en un capítulo tienden a ser temporales(razón por la que aclaré tantos puntos en la descripción coff coff).

A lo que vengo a aclarar esta vez es que este es el último capítulo que subiré los lunes y los próximos capítulos tardarán más tiempo. Como sabrán, me gusta escribir 5 capítulos completos, editarlos cómodamente y luego ya subirlos cuando estoy tranquilo con su calidad(Que no es muy alta, pero lo normal xD), pero la cagué, me confié con esto y no logré terminar los 5 en estos tiempos. Por eso digo que tardaré en hacer el resto; este es el último que solo necesitaba edición y lectura para subirlo(que igual necesita más pero lo subo para aclarar esto).

Otra razón por la que me siento raro o inconforme con como llevé esto es porque metí bichos espaciales. Están basados en uno de los eventos de Ow y los zerg, pero a la vez siento que Overwatch ya tiene muchas facciones realistas y canónicas para aprovechar, pero también me gustaba la idea de meterlos como una subtrama del pasado de Ludwig... Digamos que continuaré con esta línea narrativa pero los relegaré a un momento de desarrollo de personaje (?) para solucionar traumas de Ludwig... O no sé, depende como lo termine haciendo. Solo venía a decir que me sienta mal modificar el poco canon que hay agregando una nueva facción aún más irreal sabiendo que Starcraft existe en overwatch XD.

Tal vez me estoy yendo por las ramas, así que acá lo dejo, opiniones y críticas siempre son valoradas.

More Chapters