La luz que lo recibió era grisácea, bañando un paisaje que no terminaba de comprender. A su alrededor se extendía una ciudad que le resultaba extrañamente familiar parecida a una que vió en una película. Altos edificios con luces de neón, carteles luminosos y calles entrecruzadas aunque sin ruido y el bullicio humano que le daba vida.
Aleph dio unos pasos hacia adelante, mirando a su alrededor con una mezcla de asombro y recelo.
"¿Dónde estamos?" Murmuró.
"Parece que finalmente despertaste."
Firefly se paró a su lado, observando el panorama con los brazos cruzados y una leve sonrisa en su rostro.
"Es una buena vista ¿Verdad?"
Aleph parpadeó un par de veces mientras su mirada recorría los carteles flotantes, las tiendas cerradas y las brillantes luces de neón.
"¿Dónde demonios estamos?"
"Por más que la llamen 'La Muerte', esa entidad realmente no mata a nadie. Solo los arrastra hasta aquí."
Aleph giró hacia ella, confundido.
"¿Aquí?"
"Sí. La tierra de los exiliados."
Firefly extendió una mano, señalando el horizonte.
"El Arrecife Flujosueño."
Aleph frunció el ceño.
"¿Exiliados?"
Antes de que Firefly respondiera, una voz grave se unió a ellos desde detrás.
"Supongo que esa es una forma de llamarlos."
Ambos voltearon. Welt avanzaba con calma, apoyado en su bastón. Su silueta se recortaba contra el resplandor opaco de las luces suspendidas.
"Es bueno ver que estás bien, Aleph." Saludó con serenidad. "Parece que todos sobrevivimos a nuestra manera."
El hombre sonrió con suavidad antes de acercarse.
"Supongo que no hace falta preguntar si estás tan perdido como yo."
"Completamente."
....
Caminaron juntos por las calle vacías. El sonido de sus pasos resonó entre los muros iluminados por luces publicitarias.
Mientras lo hacían, Welt comenzó a hablar en voz baja, reflexionando.
"He estado repasando lo ocurrido, las dudas de Himeko, las mías… y algunas conclusiones preliminares. Pero dime, Aleph, ¿recuerdas cuál fue la primera pregunta que empezó todo este lío?"
Aleph se llevó una mano al mentón, pensativo.
"¿Te refieres a… si realmente existe la muerte en el mundo de los sueños?"
Welt asintió con aprobación.
"Exactamente. Y eso me lleva a creer que todo esto es una especie de trampa cognitiva, una distracción creada para mantenernos alejados de la verdad. Piensa en ello ¿quién en su sano juicio buscaría voluntariamente algo llamado 'La Muerte'? El simple nombre basta para mantener alejados a los curiosos."
"Entonces el Arrecife Flujosueño sería…"
"Un punto ciego del sueño." Completó Welt.
"Es una estrategia perfecta para ocultar lo que realmente pasa con los secuestros… y con este lugar."
Se detuvo, ajustándose las gafas.
Firefly, caminando unos pasos detrás, habló entonces.
"No hay ninguna autoridad aquí. La Familia no tiene influencia en este lugar. Pero no te preocupes, Aleph… los que llegan están demasiado aturdidos como para causar problemas."
"Eso suena reconfortante, en un sentido muy deprimente."
Firefly asintió.
"Supongo que sí."
Welt retomó la palabra.
"Si mis sospechas son correctas, todas las apariciones del meme están relacionadas con el Relojero. Y si este es el sitio al que trae a sus cautivos…"
"Entonces aquí también encontraremos nuestras respuestas." Dijo Aleph, mientras chasqueaba sus dedos con comprensión.
Welt asintió.
"Exactamente."
Firefly retomó la palabra.
"Aunque he escuchado bastante un nombre entre los susurros de la gente… Gallagher. No sé si te suena."
Aleph frunció el ceño.
"¿Gallagher?"
Welt suspiró.
"Ese hombre siempre aparece donde menos se lo espera uno. Pero si está aquí, puede que tengamos una pista."
Sacó su teléfono y comenzó a escribir.
"Aun así, eso simplifica las cosas. Les avisaré a Himeko y a Marzo."
Poco después, la pantalla se iluminó con las respuestas.
[Himeko: "Vamos en camino."]
Aleph aprovechó para mandar un mensaje propio.
[Aleph: "¿Dónde estás, Stelle?"]
La respuesta llegó segundos después, junto con una foto de varios botes de basura con brazos y piernas musculosos, acompañada de un mensaje.
[Stelle: "Estos tipos dijeron que el jugo de piña es mejor que el de arándano. Alguien tiene que enseñarles una lección."]
Aleph se llevó la mano al rostro con exasperación.
Firefly, curiosa, le preguntó qué ocurría. Él solo le mostró la pantalla.
Miró la foto, y una sonrisa irónica se dibujó en su rostro.
"Ah… sí. Suena como ella."
Welt avanzó unos pasos más y se giró hacia ellos.
"Estaré un poco más adelante. No tarden."
Aleph asintió, luego miró a Firefly.
"¿Ese tipo de cosas solían ser comunes antes?" Preguntó Aleph, casi temiendo la respuesta.
Ella rió suavemente.
"La única diferencia es que antes tú también estabas involucrado. Y normalmente eso terminaba con una buena cantidad de daños a la propiedad."
Aleph levantó una ceja.
"¿Peor?"
Firefly asintió.
"¿Recuerdas aquella vez que Kafka les quitó su mesada por destrozar medio piso del hotel?"
Aleph rió por lo bajo mientras se pasa una mano por la nuca.
"Vagamente."
"¿Y como tú y Stelle decidieron robar un banco para recuperarla?"
"Eso suena… como algo que haría ella."
"Y tú la seguiste sin rechistar. Pero como era demasiado complicado, terminaron acosando a Silver Wolf hasta que los ayudó a piratear varias cuentas. Obtuvieron una fortuna en créditos y la gastaron casi toda en dulces."
Aleph se quedó momentáneamente con la boca abierta.
"Silver Wolf terminó castigada. Le quitaron todos sus dispositivos por una semana, y Stelle tuvo la brillante idea de reproducir Lacrimosa en su teléfono mientras Kafka la regañaba."
Aleph imaginó la escena y no pudo contener la risa.
"Puedo imaginármelo perfectamente."
Ambos comenzaron a caminar tras Welt, adentrándose en los estrechos callejones bañados por luces de neón. La luz neón dibujaba reflejos en sus rostros mientras recordaban aquellas travesuras.
Mientras lo hacían, Firefly retomó el hilo de la conversación.
"Ah, y por si lo olvidaba… Silver Wolf les devolvió el favor después. Cuando recuperó su equipo, les dio una lección de lo vengativa que puede ser. Hackeó sus dispositivos, cambió todos sus nombres de usuario, baneo varías de sus cuentas, borro muchos de los gachas y sus cuentas, dejando al final una nota: 'Esto les pasa por meterse conmigo en pleno evento semanal, la próxima vez no tendre piedad'."
Sus risas se fueron apagando.
Firefly bajó la mirada, y tras un silencio breve, habló otra vez.
"Lo siento."
Aleph se detuvo y se volteó para mirarla con confusión.
"¿Por qué?"
"Por haberte hecho dar tantas vueltas antes de contarte todo."
Él negó con la cabeza.
"No tienes por qué disculparte. Supongo que el guión te lo impedía."
Firefly asintió lentamente.
"Elio ya sabía que el choque entre SAM y el Expreso sería inevitable. Intenté evitarlo, aunque fuera inútil. Pero…"
Desvió la mirada.
"…también quería pasar tiempo contigo y con Stelle. No como SAM. Sino como Firefly."
Aleph la observó en silencio unos segundos antes de responder.
"No te preocupes. Cuando todo esto termine, tendrás algo de libertad antes de regresar al guión. Así que podemos aprovechar ese tiempo. Salir los tres, hacer algo normal… aunque sea un rato."
Firefly lo miró, sorprendida, pero luego sonrió con suavidad.
"Me gustaría eso."
Aleph miró de reojo a Firefly.
"¿Los Cazadores de Stellaron también están tras el legado del Relojero?"
Firefly negó suavemente con la cabeza.
"No. Mi única instrucción fue hacer que tú y Stelle se unieran a esta búsqueda. Eso es todo. El legado del Relojero parece tener alguna relación con su expedición Trazacaminos, pero Elio no me explicó más que eso. Solo me dijo que era crucial que los dos estuvieran involucrados."
Aleph arqueó una ceja.
"Eso suena extraño. Los guiones de Elio solían ser diferentes. Todo giraba en torno a un punto específico."
Firefly bajó la mirada unos segundos antes de responder.
"Desde que ustedes se fueron, los guiones cambiaron. Ya no giran en torno a Stellarons concretos, sino alrededor de sucesos que, de una forma u otra, te involucran a ti, a Stelle y al Expreso Astral."
"...Okay. Eso no suena nada bien."
Aleph suspiro.
"Por ahora no tiene sentido preocuparse por un futuro que todavía puede cambiar. Elio mismo ha tenido que modificar sus guiones más de una vez por variables imprevistas."
Firefly lo miró con cierta duda.
"¿De verdad crees que es así?"
"Sí. Ha ocurrido muchas veces antes. Elio no es infalible. Recuerda aquella vez en Noctyra, él no había previsto el encuentro con esas cosas ni con Valentine y esos Exequias de la Fe, y aun así tuvimos que adaptarnos. Nada está escrito en piedra."
"Quizá, pero su margen de error nunca fue tan grande. Algo o alguien está cambiando el flujo... Y eso me preocupa. No sé qué puede significar a futuro."
Aleph sonrió y puso un puño sobre su pecho.
"No te preocupes, si lo peor llegará a pasar, me encargaré de proteger a Stelle con todo lo que tenga."
Firefly lo observó, pero lejos de tranquilizarse, sus ojos reflejaron una preocupación más honda.
No dijo nada; simplemente bajó su rostro.
Poco después se detuvo y tomó la mano de Aleph.
"Debo irme por un momento. No será mucho, te lo prometo."
"¿Irte?"
"Si." Dijo ella. "Por cierto, hay algo que debería mencionarte, aquí el tiempo no funciona igual que en la realidad. Este lugar tiene una alta concentración de memorias y si te distraes podrías caer en la zona de los recuerdos. Ten cuidado, Aleph. Eres más sensible a eso de lo que crees."
Aleph asintió lentamente.
"Entendido."
Firefly le dedicó una última mirada antes de desaparecer entre la neblina azul.
"Nos veremos pronto."
Solo otra vez, Aleph continuó caminando.
Su mente se dirigió a aquella sensación que tuvo luego de despertar antes de llegar aquí y la explicación que Burroughs le había dado.
¿Por qué habían vuelto a subir sus estadísticas?
¿Realmente aún tenía puntos de estado?
Estaba seguro de haberlos gastado todos antes de llegar a Penacony.
Sacudió la cabeza.
¿Burroughs se estaría guardando información? ¿O estaba teniendo fallos?
Hacía mucho que no tenía misiones ni retos.
[… Realmente, ¿por qué tiene que ser perspicaz justo en los peores momentos, Maestro?]
La voz de Burroughs sonó bastante cansada.
Aleph suspiró.
"¿Qué ocurre?"
[¿Recuerda el encuentro con Aha antes de entrar al Luofu?]
Aleph fruncio el ceño mientras ese horrible recuerdo cruzaba por su mente.
[Su 'broma' provocó varios errores en mi sistema. He perdido muchos archivos. Algunos dañados de forma irreparable.]
Aleph no pudo evitar preocuparse.
"¿Estás bien?"
[Si hubiera querido hacerme un daño permanente, no estaríamos hablando aquí ahora. No se preocupe, Maestro. Estaré inactiva por un tiempo mientras me actualizo.]
"¿Habrá algo de lo que deba cuidarme mientras tanto?"
[No, realmente estará bien en su mayor parte. Las invocaciones funcionarán por comando de voz. Solo susurre el nombre del demonio que quiera llamar. Las otras funciones volverán cuando termine mi reparación.]
Aleph suspiro, pero finalmente asintió.
"Entiendo. Descansa lo que necesites."
[Siempre tan dramático, Maestro. Hasta pronto.]
El enlace mental se apagó.
Aleph exhaló y siguió caminando, sintiéndose más solo que antes.
Después de un rato divisó una silueta conocida. Welt lo esperaba más adelante, apoyado en su bastón.
"Pareces perdido en tus pensamientos."
"Solo pensaba en algo sin importancia."
"¿Puedo saber en qué exactamente?"
Aleph trató de parecer los más tranquilo posible mientras le daba una excusa bastante creíble.
"En el corte de la katana de Acheron."
Welt asintió, mirando al frente.
"Ya veo, eso lo explica todo. Ahora entiendo por qué ella es tan reacia a desenvainarla. Un poder como ese, contenido en una simple funda… impresionante. Si el poder de Aventurino no hubiera provenido de la Conservación, el paisaje onírico podría haber colapsado en segundos."
Aleph cambió el tema.
"¿Qué piensas de lo de Gallagher?"
Welt ajustó sus gafas.
"Nos dio información valiosa sobre el Relojero y su historia con Penacony y la Familia. Pero hay inconsistencias. Estábamos investigando un asesinato y de pronto cambió de tema para contar su historia personal ¿Por que un oficial de seguridad se desviaría tanto? Y ahora Firefly menciona su nombre otra vez aquí. Es difícil no sospechar de él."
Aleph se rascó la nuca algo incómodo.
"Por cierto … ¿qué piensas de Firefly?"
Welt lo miró con calma.
"No te preocupes. Ella ya nos reveló que es una Cazadora de Stellaron y compartió información útil. Saber que el Caballero Fundido es en realidad una joven de aspecto inofensivo fue una sorpresa, pero su honestidad parece genuina. Creo que quiere ganarse nuestra confianza, por el momento no sería una mala idea cooperar."
Caminó unos pasos más, con un rostro pensativo.
"Aun así, no nos ha contado todo. Sospecho que entró a Penacony por un método diferente al nuestro. Uno que podría esconder peligros."
El teléfono de Aleph vibró. Revisó la pantalla y vio un mensaje de Firefly.
[Firefly: "Me olvidé de decirte cómo entrar en la fortaleza del Arrecife Flujosueño… Lo siento."]
Aleph soltó un suspiro breve y guardó el dispositivo en el bolsillo.
"Welt, sígueme. Firefly dejó las indicaciones."
Ambos caminaron hasta el final del callejón a la derecha, luego giraron a la izquierda, donde encontraron un ascensor de metal algo desgastado.
Según el mensaje, ese era el camino correcto.
Una vez dentro, el ascensor comenzó a elevarse. A través del vidrio, el Arrecife Flujosueño se desplegó bajo ellos en una vista espléndida que aunque sin el esplendor decadente del Momento Dorado, realmente tenía una gran belleza, lo suficiente como para robarle el aliento a cualquiera.
"Una vista realmente impresionante." Comentó Welt, apoyado en su bastón.
"Sí." Respondió Aleph mientras sacaba varias fotos con su teléfono.
"Marzo definitivamente va a querer ver esto."
...
Cuando las puertas se abrieron, se encontraron frente a un muro gigantesco cubierto por dos telones grises. En ambos estaba dibujado Relojito, con una sonrisa amplia y los brazos extendidos.
Welt arqueó una ceja ante la curiosa vista.
"Parece que aquí Relojito es incluso más querido que del otro lado."
Caminaron hacia el interior.
Para sorpresa de ambos, el lugar mostraba una estructura bastante organizada, había zonas residenciales separadas de las comerciales, calles definidas, incluso pequeñas tiendas.
"Para haber sido construido aquí de tal forma, parece ser que ya existía gente viviendo en este lugar antes de los secuestros." Murmuró Welt mientras su mirada escaneaba los alrededores.
"La arquitectura me recuerda bastante a la que vi en fotos de los distintos paisajes oníricos." Comentó Aleph. "¿Crees que podría ser obra de la misma persona?"
"Es posible." Respondió Welt, pero pronto negó con la cabeza. "Pero por ahora no tiene sentido especular. Cuando tengamos tiempo, lo analizaremos. Lo importante ahora es reunirnos con Himeko, Marzo y Stelle."
Continuaron caminando hasta lo que parecía ser la entrada del distrito comercial.
Mientras avanzaban, una voz alegre los llamó.
"¡Aleph!"
Ambos se giraron y vieron a Misha saludandolos desde la distancia, acompañado por Relojito, que agitaba sus manos a modo de saludo.
Welt lo miró con curiosidad.
"Qué coincidencia encontrarlos aquí." Mumuro mientras se llevaba una mano al mentón con una expresión contemplativa. "
...Especialmente después de que Acheron cortara el dulce sueño."
Aleph lo miró, algo perdido como si no entendiera del todo a lo que se refería.
Welt notó su expresión y le sonrió de forma despreocupada.
"No te preocupes, Aleph. Son sólo unas divagaciones mías sin importancia." Antes de que Aleph pudiera si quiera una palabra, Welta ya estaba avanzando. "Ya que nos saludaron, sería grosero no devolver el gesto."
Aleph aunque deconcertado, asintió encontrando sus palabras razonables.
Misha agitó la mano con entusiasmo.
"¡Me alegra verlos!"
Relojito brincó hacia Aleph.
"¡Un gusto verte otra vez! ¡Y acompañado de un nuevo amigo!"
Welt se inclinó ligeramente, observando a la pequeña figura.
"¿Eres... un meme de la zona de los recuerdos?" Preguntó Welt, algo intrigado por Relojito.
Relojito negó con energía.
"No, no. ¡Solo soy yo! ¡El héroe de Villa Ensueño!"
Misha sonrió. "Es mi mejor amigo. No sé de dónde vino, pero siempre ha estado conmigo."
Aleph parpadeó, recordando algo que el pequeño había dicho antes.
"Espera, Relojito ¿No habías dicho que solo las personas con corazones justos, honestos e inocentes podían verte?"
"¡Exacto, es bueno que lo recuerdes, Aleph!"
Welt se aclaró la garganta y acomodo sus lentes, intentando mantener la compostura mientras desviaba la mirada. Escuchar tales palabras a su edad... era un tanto vergonzoso. Más aún al ver que ni Aleph, Misha o Relojito lo decían de forma burlona o mal intencionada.
"Bueno… supongo que puedo tomarlo como un cumplido." Murmuro en voz baja.
Relojito soltó un animado tic-tac y levantó la mano para chocar los cinco con Welt.
Misha los miró con curiosidad.
"¿Cómo lograron llegar hasta aquí? Este paisaje onírico no está abierto al público. ¿Los trajo el Dormilón?"
Aleph frunció el ceño con desconcierto.
"¿Dormilón?"
Welt intervino antes de que pudiera preguntar más.
"¿Vives aquí, Misha?"
El chico asintió.
"Sí. Cuando termino el trabajo en el Hotel Fantasía, vuelvo aquí. Antes era fácil viajar, pero desde que hubo algunos problemas engorrosos, Dormilón transporta a la gente entre este lugar y los demás paisajes oníricos."
"¿Podrías describirnos a ese Dormilón?" Preguntó Welt con calma.
"Claro. Es grande y tiene alas como de murciélago, tiene un ojo rojo enorme, su cuerpo parece de cristal púrpura y tiene un aguijón de metal al final de su cola… Gallagher se encarga de cuidarlo."
El nombre hizo fruncir el ceño a Aleph.
"¿Otra vez ese tipo?"
Welt ajustó las gafas.
"Entonces, como sospechaba… ese 'Dormilón' es lo que llaman 'La Muerte' en los otros paisajes."
Misha abrió los ojos de par en par.
"¿La… muerte?" Balbuceó. "Eso no puede ser. En los sueños no se puede morir. Dormilón puede ser algo brusco, sí, puede que… triaga a veces a la gente equivocada… bueno, no siempre… pero."
Su rostro se sonrojó al notar la mirada inexpresiva que Aleph le estaba dando.
"¡No es un mal chico!" Insistió, golpeando sus manos entre sí.
"¿Se ha equivocado al traer personas últimamente? Perdón por las repetidas preguntas, estamos tratando de resolver un caso sobre un persona desaparecida." Preguntó Welt.
Misha ladeó la cabeza.
"No estoy seguro. Pero Gallagher sabría más. Aunque está ocupado con un visitante de la Familia Roble. Dijo que no lo molestáramos hasta que terminara."
"Entiendo." Respondió Welt.
Misha pensó unos segundos y luego preguntó.
"Sr Yang ¿Buscan a Robin?"
"Sí." Respondió Welt.
"...Tal como pensaba, sí Firefly está aquí, la probabilidad de que Robin también era bastante alta." Murmuro en voz baja.
Misha asintió.
"Entonces vengan conmigo. Ella dijo que recibiría con gusto a los visitantes del exterior."
Relojito brincó sobre el hombro de Aleph.
"¡Vamos, vamos! Les mostraré el camino."
Aleph y Welt se miraron brevemente antes de seguir al pequeño dúo hacia el interior del distrito.
...
Mientras seguían a Misha, Aleph aprovechó para preguntar.
"Misha, ¿has visto a tres chicas por aquí? Una pelirroja, una con cabello rosado y otra con el cabello gris y una expresión algo… distraída."
"¿No? Digo, no creo haberlas visto." Misha ladeó la cabeza con una expresión pensativa."Pero no debería ser difícil encontrarlas. El Arrecife Flujosueño es más pequeño que el Momento Dorado, y tampoco hay tanto bullicio. Si trabajamos juntos seguro las hallamos pronto."
Aleph asintió, colocando una mano bajo su mentón.
"Eso será interesante… Al fin podré poner a prueba la trampa que diseñé para atrapar a Stelle y a Marzo."
Welt le dio una mirada extraña sin saber cómo sentirse al respecto.
¿Por que los ojos de Aleph brillaban tanto?
... ¿Incluso estaba soltando una pequeña risa villanesca?
"Los jóvenes de ahora…" Murmuró, eligiendo no comentar nada más.
Relojito giró sobre sí mismo y levantó una de sus pequeñas manos.
"¡No se preocupen! La seguridad aquí es inigualable, nada malo pasará."
Misha sonrió.
"Entonces está decidido. Yo seré su guía. Cuando terminen de buscar a sus amigas, puedo mostrarles el interior de la fortaleza." Comentó mientras su expresión cambiaba a una como si hubiera recordado algo de repente. "¡Ah! Si, casi me olvido de decirselos, Robin fue a la casa de Grace a jugar con los niños y se quedará allí un buen tiempo, así que no hay necesidad de apresurarse."
"Nos vendrá bien orientarnos un poco," Comentó Welt sin encontrar un problema en ello.
Relojito dio un pequeño salto mientras bajaba del hombro de Aleph.
"Espérennos un momento, Misha y yo iremos a buscar algo importante. Volveremos enseguida."
Mientras ambos se alejaban, Welt cruzó los brazos y observó el entorno con atención.
"Sabes, Aleph a medida que avanzamos, más intrigado me siento por la mente maestra detrás de todo esto."
"¿A qué te refieres?" Preguntó Aleph.
"El Arrecife Flujosueño, los secuestros, los cambios en los sueños… Todo parece tener una intención clara, pero no podemos ver el motivo. ¿Qué razones hay para todo esto? ¿Qué papel juega Gallagher en medio de este tablero?"
Sacudió la cabeza.
"Cada respuesta que encontramos si bien nos ayuda a ver mejor el panorama, también abre el camino para más preguntas." Welt no pudo evitar sonreír irónicamente. "... si soy sincero contigo, es una sensación bastante nostálgica de hecho."
Aleph lo miró con curiosidad.
"¿Sensación nostálgica?"
"Sí."Welt soltó un leve suspiro. "Podría decirse que esta era una sensación muy común que tenía en mi planeta natal antes de que me subiera al Expreso Astral."
Ambos se sentaron en una banca cercana. Aleph lo observó en silencio antes de hablar.
"Siempre me ha dado curiosidad… ¿cómo era tu vida antes del Expreso?"
Welt sonrió con cierta melancolía.
"Siempre les digo que fui oficinista y animador amateur, y es cierto." Comentó con su mirada posándose en la lejanía. "Pero lo cierto es que ese trabajo lo tomé mucho tiempo después luego de retirarme." Dijo mientras apoyaba él bastón sobre su regazo.
"Antes dirigía... una especie de institución académica e investigativa, por así decirlo." Welt no pudo evitar soltar una pequeña risa al ver los ojos brillantes de Aleph mientras lo miraba con atención. "No era muy diferente a lo que hago ahora, en cierto modo."
Aleph asintió lentamente, asimilando lo dicho. Antes de que pudiera continuar con sus preguntas, Misha y Relojito regresaron corriendo. Lo que lo llevó a suspirar por que eso significaba que Welt ya no seguiría hablando.
Ambos llevaban puesta ropa diferente a la de antes siendo un tanto más... colorida, como excesivamente colorida, con una placa brillante que decía "Guía del Arrecife".
"¡Ahora sí estamos listos para partir!" Anunció Misha, colocándose las manos en la cintura con una sonrisa radiante.
...
El grupo siguió a Misha mientras recorrían los distintos lugares. Pasaron frente a pequeños puestos, vitrinas y locales con luces suaves. A pesar del aspecto onírico, había mucha más gente de la que esperaban, ya fueran antiguos residentes mezclados con quienes habían sido arrastrados aquí por Letargo.
Aleph se acercó a una barandilla, maravillado por la vista. En el horizonte, el agua parecía juntarse en un único punto, girando como si fuera absorbida por un agujero negro.
Sin pensarlo, sacó su teléfono para tomar varias fotos.
"Si te alejas tanto podrías perderte." Dijo Welt, mientras negaba con una sonrisa, ver a Aleph así le recordaba un poco a Marzo.
Cuando se acercó vio a Aleph charlando con una chica de cabello castaño claro y ojos curiosos que sostenía una tableta con diagramas y fórmulas.
"¿Estás estudiando eso?" Le preguntó Aleph, señalando el fenómeno en el horizonte.
"Sí." Respondió la joven con entusiasmo. "Parece tener una conexión directa con el sueño y la memoria, ¡al fin obtuve respuestas!"
Río de forma un tanto extraña mientras empujaba sus datos hacía el rostro de Aleph.
"Mis investigaciones están basadas en los estudios de la señora Razalina. Fue quien primero teorizó sobre la dinámica de los recuerdos acumulativos ¡Y sólo tuve que modificar un poco sus métodos para obtener resultados precisos, es el fin!" Comentó. "¡Todo el sueño se desmoronara al pasar de diez horas!"
Misha rasco su mejilla mientras soltaba una risa irónica.
"Erm... disculpen a Kaimee, puede ser un tanto... apasionada, pero no se preocupen, no debería pasar mucho tiempo hasta que se de cuenta de que se equivocó con sus datos."
Welt, que se había acercado, alzó una ceja ante el nombre.
"Razalina…" Murmuró. "¿Que sabes de ella?"
La joven asintió con energía.
"¡Su trabajo fue absolutamente increíble! Pero, lamentablemente, la gente común no valora la investigación. Pero debido a la existencia del Jardín de los Recuerdos, pocos muestran interés al estudio de la naturaleza de las memorias." Kaimee sacudió la cabeza como si lo encontrará triste. "Al final, Razalina dejó este mundo sin recibir el reconocimiento que merecía. Solo dejó algunos diarios y algunas de sus notas personales."
Welt y Aleph se miraron en silencio mientras la chica continuaba con su apasionado discurso.
"Yo llegué a Penacony siguiendo sus pasos. ¡Y fue justo cuando estaba a punto de rendirme, que me tope con Letargo y terminé aquí, en el Arrecife Flujosueño! Es irónico, ¿verdad? Buscando la verdad sobre la memoria, terminé en el sueño."
"Debe de haber sido una sorpresa." Comentó Welt.
"Lo fue. Me habría encantado conocerla en persona." Asintió mientras tomaba algunos papeles y los ponía en las manos de Aleph. "Según mis cálculos, hay una acumulación anómala de recuerdos en el Momento Dorado, y algo —una presencia desconocida— está agitando las aguas del mar de las memorias. Pero ya encontraré pruebas. Estoy segura de que estoy cerca."
Sin esperar respuesta, Kaimee se alejó mientras murmuraba algo sobre como obtendría pruebas más concretas y se lo demostraría a todos.
Aleph la observó alejarse antes de mirar a Welt.
"Eso fue… peculiar."
"Pasión científica." Comentó Welt con un encogimiento de hombros. "A veces, alguien puede dejarse llevar por ello."
"¿A usted ya le ocurrió?"
"No precisamente... pero conocí a mucha gente que si, no recomendaría dejarse llevar por ese sentimiento. Puede terminar de forma desastrosa."
Continuaron caminando y Misha, que había esperado pacientemente, retomó la conversación con una expresión de comprensión.
"Ah, Razalina. Sí, he oído ese nombre. Según cuentan, murió durante la guerra de prisioneros. Fue una aliada importante de los fundadores de Penacony."
Misha siguió hablando con entusiasmo, pero Aleph ya no lo escuchaba.
Sus ojos se habían fijado en algo más adelante.
Frente a un puesto de helados, una figura familiar debatía consigo misma frente a una montaña de sabores con una cucharita en cada mano, indecisa, completamente inmersa en su dilema.
Aleph se llevó una mano a la frente y exhaló lentamente.
"Marzo…" Murmuró mientras una sonrisa cada vez más maliciosa comenzaba a alzarse en su rostro. "Marzo."
Aleph se movió de la forma más sigilosa que pudo entre los puestos, mientras se acercaba.
Allí estaba Marzo, aún indecisa frente al mostrador de helados, con una cucharita en cada mano y expresión concentrada.
"Objetivo localizado." Murmuró con una sonrisa.
Dio un paso y luego otro antes de canalizar todos sus instintos como depredador mientras se lanzaba despiadadamente sobre su presa distraída.
"¡Marzo!"
Fue el grito que se escuchó antes de que ella soltara un chillido ahogado al sentir cómo unos brazos la envolvían por detrás.
"¡A-Ah! ¡Lo sabía! ¡El fantasma justiciero de los postres robados vino por mí!" Chillo Marzo con miedo.
Aleph estalló en carcajadas.
Marzo, al reconocerlo, frunció el ceño y le dio un golpecito con su puño cerrado.
"No tiene gracia."
"Claro que sí." Dijo él, mientras la levantaba con facilidad y la cargaba sobre su hombro ignorando su pataleo.
"Uno de los objetivos ha sido capturado." Anunció con un rostro solemne mientras caminaba hacia Welt.
Welt soltó un suspiro mientras lo veía ir hacía él, de alguna manera verlos a los dos en esa situación traía a su mente la imagen de un cachorro llevando un hueso o el de un mapache queriendo presumir su trofeo.
Al final sólo río un poco encontrando la escena un tanto graciosa.
"¿Procedo con la eliminación de variables, Señor Yang?" Preguntó Aleph, guiñándole un ojo.
Welt parpadeó un segundo antes de seguirle el juego.
"Adelante, Señor Avesta."
Aleph suspiró teatralmente.
"Fue un gusto conocerte, Marzo. No guardes rencores, esto es… por puro interés."
Marzo se quedó rígida.
"¿Qué vas a hacerme…?"
Y de pronto recordó algo.
¿No tenía Aleph una tendencia realmente rara por comer casi cualquier cosa, incluso lo que no debería?
Como aquel día cuando aún estaban en el Luofu.
Aleph había devorado parte del Árbol de Ambrosía con una expresión bastante satisfecha mientras decía que "sabía increíble".
Su cara se tornó pálida mientras la imagen cambiaba para verse como Aleph mordiendola murmurando que Marzo con mayonesa es un manjar de dioses.
"E-Espera… no pensarás…"
"Claro que sí." Aleph sonrió con descaro. "Siempre tuve curiosidad por tu sabor. Por el color de tu cabello pensé que sería algo dulce ¿chicle? ¿fresas? ¿yogurt? ¿tal vez algodón de azúcar?"
Se lamió los labios de forma expectante.
"No puedo esperar para averiguarlo."
Marzo tembló y se sacudió con más fuerza.
"¡No tengo buen sabor! ¡Te dará dolor de estómago!"
Aleph soltó una carcajada al escuchar su segundo chillido.
Marzo, roja de vergüenza al darse cuenta de que sólo bromeaba, lo golpeó con fuerza en el hombro.
"¡Deja de burlarte de mí!"
"Lo siento, no pude resistirme." Dijo él, aún riendo.
A un costado, Misha observaba confundido.
"¿Esto… es normal?" Preguntó.
Welt se encogió de hombros.
"A estas alturas, es difícil sentir que un día esta completo sin una escena así. Aunque usualmente suelen haber dos personas más involucradas..."
Los gritos de Marzo, mezclados con su indignación, llamaron la atención de un Pepeshiano que pasaba cerca.
El pequeño se estremeció al verla y casi comenzó a llorar.
"¡Nooo! ¿Por... qué a mí? ¡¿Que hice mal?! ¡He hecho el bien toda mi vida! ¿P-Por qué... no puedo descansar en paz... después de que la muerte me llevara?"
Aleph asintió con orgullo.
"Como era de esperarse de la poderosa Reina Fantasma 7 de Marzo. Sus gritos pueden aterrorizar incluso a las almas más puras."
"¡Deja de decir cosas raras!" Le gritó ella, con una vena marcándose en la frente.
Marzo intentó acercarse al Pepeshiano para calmarlo, pero el pequeño retrocedió aún más, temblando.
"¡No te llevarás mi alma!"
Aleph se dobló de la risa mientras Marzo lo fulminaba con la mirada.
"¡Por tu culpa la gente empezará a difundir rumores raros sobre mi!"
Mientras el pequeño seguía mirándola con miedo, ella se agacho y trató de explicarle despacio mejor su situación actual.
"No estás muerto, ¿me oyes? Repite conmigo Ar-re-ci-fe Flu-jo-sue-ño."
"¿A…rre… qué?" Balbuceó el Pepeshiano, cada vez más confundido.
"¡Arrecife Flujosueño!" Repitió ella, sílaba por sílaba.
"Tal vez deberías dejar que alguien más lo intente…" Sugirió Misha con cautela.
"¡Nop, yo puedo sola con esto!" Dijo mientras miraba a Misha.
El pequeño se encogió, aterrorizado.
"¡Está hablando sola! ¡Está hablando sola!"
Cubriéndose la cabeza, comenzó a hiper ventilarse. "¡Nunca debí intentar dormir dentro de un sueño! ¡La curiosidad mató al Pepeshiano!"
Y acto seguido, se desplomó en el suelo inconsciente.
Welt observó la escena en silencio.
"Se veía realmente asustado."
Misha se agachó junto al pequeño y asintió con pesar.
"Debe ser por los memes de la zona de los recuerdos. Persiguen a los que tienen emociones negativas intensas y adoptan la forma de sus pesadillas. Normalmente no es un problema, la gente de aquí ya está acostumbrada… pero si Dormilón está trayendo a tantos forasteros, era cuestión de tiempo para que algo como esto ocurriera."
"... Creo que sería mejor llevarlo a otro lado." Dijo Aleph, levantando con cuidado al Pepeshiano desmayado.
"Podríamos llevarlo con Jessie." Sugirió Marzo. "Ella podría ayudarlo."
"¿Jessie?" Preguntó Aleph.
"Es la dueña de un bar cercano." Explicó Marzo. "Me ayudó cuando llegué aquí perdida."
Welt asintió.
"Con suerte sabrá cómo tratarlo."
Caminaron unos minutos hasta llegar al local.
El letrero parpadeaba con luz tenue, y tras la barra se encontraba una mujer de cabello corto color vino y una expresión tranquila.
"Marzo, qué gusto verte otra vez." Dijo con una sonrisa divertida. "¿Y quienes son tus acompañantes?"
"Ah son el Sr Yang y Aleph, unos amigos míos." Comentó Marzo.
"¿Y que ocurre con el pequeñin que llevan con ustedes?" Preguntó Jessie. "No habrás decidido traficarlos ¿O si?"
"¡¿Que?! ¡No! Yo no..." Contestó ella sorprendida.
Jessie soltó una carcajada.
"Tranquila, tranquila. Sólo era una broma... Pero ya en serio ¿Que le pasó?"
"Marzo lo asustó hasta que se desmayó." Dijo Aleph ignorando la mirada traicionada que le dio su amiga.
"Qué escena más típica de ti, Marzo."
La chica infló las mejillas con un puchero.
"¡No es mi culpa!"
Jessie tomó al pequeño con cuidado.
"No se preocupen, lo atenderé. Pero si quieren ayudar, necesito que traigan a la dama aureoliana. Sus canciones pueden sanar heridas mentales mejor que cualquier medicina."
Marzo ladeó su cabeza con confusión.
"Esto... ¿Una dama aureoliana?"
Welt le susurró a Marzo.
"Creo que se refiere a Robin, después de todo ella también está aquí en el Arrecife Flujosueño."
"¡Ah!" Marzo asintió con comprensión. "¡No te preocupes, pronto la traeremos!"
"Y ya que estamos en camino podríamos aprovechar para buscar a Himeko y Stelle ¿Verdad?" Preguntó Aleph.
...
"Y entonces ese tipo me dijo que era de un sistema estelar vecino." Comentó Marzo mientras caminaban. "Aunque juraría que tenía acento similar al de Jarillo…"
Aleph levantó una ceja.
"¿Hay… polizones de otros sistemas aquí?"
"¡Muchos!" Marzo asintió con entusiasmo, mostrando su teléfono. "Mira, tengo fotos con algunos. Este es un mecánico de Tornilla, este otro era un botánico de un asteroide llamado Kevala, y esta chica era de Salsotto, ¡hacía unos pasteles increíbles!"
Welt observó las imágenes con una sonrisa tranquila.
"Has estado bastante ocupada."
"¡Y aprendí más cosas!" Continuó ella. "Resulta que hay otros lugares como el Arrecife Flujosueño, desperdigados en la Zona de los Recuerdos de Asdana. Son como pequeñas islas oníricas. Según un soñador viejo, el Arrecife era el centro de todos los paisajes cuando se formó."
"¿El centro, eh?" Murmuró Welt. "Si eso fuera cierto… explicaría las similitudes en la arquitectura que notaste antes, Aleph. Quizás el estilo original de los paisajes partió de aquí."
"¡Entonces no era mi imaginación!" Dijo Aleph, sonando satisfecho.
"Parece que no." Respondió Welt, con un tono pensativo.
Mientras avanzaban por las calles del Arrecife, Marzo caminaba más animada que nunca, prácticamente arrastrando a Aleph del brazo. El aire tenía un aroma familiar, uno que despertó una sonrisa en ambos.
"... Podría reconocer ese poderoso aroma a café donde sea." Dijo Aleph.
"¡Es Himeko!" Dijo Marzo.
"Hmm debería estar cerca." Welt ajustó sus gafas, mirando hacia una terraza no muy lejana.
Y allí estaba Himeko, sentada en una mesa al aire libre con su taza de café, charlando tranquilamente con un hombre de complexión fuerte, cabello rubio corto y una barba bien recortada.
Himeko alzó la mirada con una sonrisa al verlos acercarse.
"Llegaron justo a tiempo."
El hombre se levantó y los saludó con un gesto amable.
"Micah." Dijo Himeko. "Ellos son Welt Yang, Aleph Avesta y Marzo."
"Un honor conocerlos." Respondió el hombre, con una voz cordial. "Ustedes deberían ser los Anónimos del Expreso Astral, ¿verdad?"
Aleph parpadeó, confundido.
"¿Nos conoce?"
"Desde que pusieron un pie en Penacony." Explicó Micah mientras asentia. "He estado observando sus movimientos. Realmente me habría gustado que nos encontráramos en circunstancias mejores, pero con los caminos del Arrecife sellados… no fue sencillo."
Hizo una leve reverencia, colocando una mano sobre su pecho.
"Micah, sepulturero del Arrecife Flujosueño. Lamento no haberme presentado correctamente antes."
"¿Sepulturero?" Repitió Marzo con un parpadeo. "¿Entonces… cuidas tumbas?"
Micah sonrió.
"Algo así. Aquí la vida es tranquila y cada quien cuida de sí mismo. Mi única labor real es mantener limpias unas cuantas tumbas solitarias."
"Ya veo, así que podría decirse que eres una especie de guardián. A propósito, Micah ¿A que clase de tumbas te refieres?" Preguntó Welt con interés.
"En realidad, más que tumbas en el sentido tradicional podrían considerarse piedras simbólicas." Se rascó la nuca. "Pero si les da curiosidad, puedo llevarlos a verlas. Puede que incluso se lleven una sorpresa."
"¿Una sorpresa?" Aleph arqueó una ceja, intrigado.
"Ya lo verán." Respondió Micah, mientras Himeko soltaba una suave risa detrás de su taza.
"Aunque antes de partir, debemos recoger a alguien más." Añadió el sepulturero. "Una invitada importante."
Micah los guió por una serie de calles con adoquines ligeramente desgastados. Les advirtió que tuvieran cuidado, pues algunas partes del camino estaban bastante deterioradas.
Bajaron por unas escaleras amplias hasta llegar a un claro abierto, donde una melodía suave flotaba en el aire.
Allí, rodeada de niños, estaba Robin.
Su voz era cálida, y los pequeños imitaban sus gestos mientras ella los dirigía como si se tratara de un pequeño coro.
Marzo se quedó pasmada.
"¿Eh? ¿Robin?" Murmuro con decepción. Sabía que era poco probable que lo fuera pero aún tenía la pequeña esperanza de que fuera Stelle.
"... Ahh ¿Con que ella es Robin?" Repitió Aleph, perplejo.
"¡¿Acaso ya te habías olvidado de quien era?!" Dijo Marzo sorprendida.
"...¿Acaso hay una razón por la que debería recordarla?" Preguntó Aleph con confusion.
Marzo se llevó una mano a la frente, suspirando con exasperación.
"Eres imposible."
Mientras tanto, Robin alzó la vista, sonrió y saludó con la mano.
"Vaya, parece que tenemos una agradable visita."
Micah dio un paso adelante.
"Pensé que te gustaría un poco de compañía."
Aleph, Welt y Marzo intercambiaron una mirada, sin saber muy bien a qué se refería.
...
Mientras tanto, en otro punto del Arrecife Flujosueño.
Stelle estaba sentada en el banco de una vieja estación. Frente a ella, las vías del tren se perdían en la niebla.
A lo lejos podía escucharse el sonido cada vez más cercano de un tren, pero lo extraño era que no podía ver a ningún tren llegar.
"¿Cuánto falta para que llegue…?" Murmuró en voz baja.
Una voz suave respondió a su lado.
"No llegará. Ese tren partió hace mucho. Lo que escuchas es solo su recuerdo que quedó atrapado en el flujo del Arrecife."
Stelle dio un respingo y miró hacia su compañera. Era una mujer de piel pálida y cabello blanco, vestida de negro, con ropa como la de una muñeca antigua. A su lado descansaban varias esferas transparentes que flotaban lentamente.
"¿Quién eres?" Preguntó Stelle con cautela.
"Elegía." Respondió la mujer con una leve sonrisa. "Un gusto conocerte, viajera."
Los ojos de Elegía eran de un azul intenso, pero vacíos e inertes. Stelle se dio cuenta con un leve sobresalto de que la mujer era ciega.
Buscando desviar el tema, señaló las esferas que la acompañaban.
"¿Qué son esas burbujas?"
"Recuerdos." Respondió Elegía. "Recojo los ecos de mundos que sufrieron eventos apocalípticos. Es mi tarea mantenerlos a salvo, para que no se pierdan en el olvido."
Stelle observó en silencio las burbujas coloridas con cierta fascinación.
"¿Puedo ver una?" Preguntó finalmente.
Elegía sonrió, alzando una de las burbujas que brilló con un resplandor tenue.
"Por supuesto." Dijo en voz baja. "Después de todo… ¿quién sabe cuándo volverás a tener otra oportunidad?"