1 de abril del año 54 de Konoha.
Habían pasado seis años desde la Rebelión de las Nueve Colas.
Konoha, tras atravesar uno de sus periodos más oscuros, había recuperado poco a poco su prosperidad. Las calles volvían a estar llenas de vida, y la Aldea Oculta entre las Hojas parecía, al menos en apariencia, haber dejado atrás la tragedia.
Ese día marcaba el inicio del primer semestre del nuevo año escolar.
Las aulas vacías de primer grado estaban a punto de recibir a una nueva generación de estudiantes: niños que habían superado el examen de ingreso a la Academia Ninja.
Entre ellos se encontraban Shima y Chino.
Antes de ingresar a la academia, ambos habían entrenado bajo la tutela de Might Guy, aprendiendo las bases del control de chakra: trepar árboles, mantenerse sobre el agua con los pies y fortalecer el cuerpo mediante entrenamiento físico constante.
Sin mencionar que la Técnica de los Tres Cuerpos ya la dominaban a la perfección.
Incluso el ninjutsu de nivel B, la Técnica del Clon de Sombra, así como las técnicas básicas de escape que habían heredado de sus padres, ya no representaban ningún problema para ellos.
"Señorita Hinata, por favor, disminuya la velocidad."
Tokuma Hyūga miró con preocupación a la pequeña Hinata Hyūga, que avanzaba apresuradamente, y no pudo evitar llamarla mientras la seguía con pasos rápidos.
"¿Estás tan emocionada por el comienzo de la escuela?"
Antes de que Hinata pudiera seguir corriendo, una voz familiar la detuvo en seco.
En la entrada, Hinata se congeló por un instante. Su corazón dio un pequeño salto, y de inmediato bajó la cabeza.
"Hinata."
Hiashi Hyūga frunció ligeramente el ceño.
¿Cómo podría cargar con la responsabilidad del clan Hyūga alguien con una actitud tan sumisa?
"Pa… padre…" Hinata caminó hasta quedar frente a él, su voz era tan débil como el zumbido de un mosquito.
Hiashi suspiró con pesadez.
"No deshonres el nombre del clan Hyūga cuando llegues a la escuela."
"Sí… haré lo mejor que pueda."
Lejos de tranquilizarse, Hinata se puso aún más nerviosa al escuchar ese suspiro.
Hiashi se dio la vuelta y se marchó sin decir nada más.
Mientras caminaba, un nombre apareció inevitablemente en su mente: Neji Hyūga.
Si ella pudiera ser como él… seguramente estaría satisfecho.
"Señorita Hinata."
En la entrada de la academia, Tokuma le entregó la mochila con cuidado.
"Vendré a recogerte después de clases."
"Gracias, Tokuma."
Hinata entró al aula cargando su mochila.
En su mente, el recuerdo del último picnic volvió a surgir con claridad. Después de aquello, su padre había intensificado su entrenamiento tras descubrir su verdadero apetito.
Aunque todavía podía reunirse con ellos ocasionalmente… los extrañaba mucho.
De pronto, sus ojos perlados se iluminaron.
Lo vio.
Era él.
En el examen de ingreso, Shima había obtenido naturalmente el primer lugar.
Chino quedó en segundo.
Ambos fueron asignados a primer grado, clase uno, compartiendo aula con varios de los futuros protagonistas de la aldea.
Cuando Shima y Chino entraron al salón, muchos de los estudiantes ya estaban sentados.
Shima recorrió el aula con la mirada… hasta que sus ojos se detuvieron en una niña que también lo había visto y parecía sorprendida.
Sin dudarlo, se acercó y tomó asiento a su lado.
Sonriendo, dijo en tono relajado:
"Como era de esperarse de nuestra pequeña Hinata. El examen de ingreso no debió ser nada difícil para ti."
Hinata no se atrevió a levantar la mirada. Bajó la cabeza, pero su corazón latía con fuerza, lleno de alegría y nervios.
"Seremos compañeros de escritorio a partir de ahora " continuó Shima. "Por favor, cuida de mí… Hinata… no, Hinata-san."
Al escuchar su nombre pronunciado con tanta naturalidad, las mejillas y orejas de Hinata se tiñeron de rojo.
"Hola, parece que seremos compañeros."
Chino se acercó con una sonrisa elegante y extendió la mano.
Por fuera, parecía una dama perfecta.
Por dentro… estaba claramente celosa.
Shima se sentó a la izquierda de Hinata, mientras que Chino tomó asiento a la izquierda de Shima.
Shima notó de inmediato el cambio en el ánimo de Chino, pero decidió fingir que no se daba cuenta.
Después de todo, había elegido sentarse junto a Hinata con una razón clara: ayudarla a perder su timidez.
Al fin y al cabo, él ya había decidido que Hinata sería su futura esposa.
Tenía la responsabilidad de cuidarla y entrenarla desde pequeña.
Eso se llamaba crianza desde la infancia.
Claro… Shima no era tan cruel como para arrebatarle la futura esposa a Naruto sin darle nada a cambio.
Después de todo, Naruto era su amigo.
Por eso, planeaba usar su vínculo con él para ayudarlo a conseguir una novia.
"¡Naruto!"
La voz de Haruno Sakura interrumpió los pensamientos de Shima.
Ino, que observaba atentamente a Shima desde un asiento cercano, se sobresaltó.
Conocía demasiado bien a su mejor amiga: cuando veía a un chico guapo, perdía toda compostura.
Pero jamás pensó que sería tan descarada.
Shima, por supuesto, no tenía idea de lo que Ino estaba pensando.
En ese momento, también volvió en sí al ver a su amigo Naruto entrar al aula acompañado por Sakura.
Uzumaki Naruto parecía algo perdido, pero en sus ojos ardía una intensa emoción.
En la historia original, su mayor deseo era que todos en Konoha lo reconocieran.
Hasta cierto punto, era una obsesión peligrosa.
Una persona normal se habría quebrado bajo ese trato.
Tal vez… la influencia del chakra de Asura tenía algo que ver.
Cuando Shima lo miró, Naruto también lo notó.
Quiso acercarse para saludarlo, pero Sakura se aferró a él con entusiasmo, impidiéndole avanzar.
Naruto solo pudo rascarse la cabeza y lanzar a Shima una mirada de disculpa.
En ese momento, el timbre sonó.
"Hola, estudiantes."
Un joven con chaleco verde entró al aula y se colocó frente al podio.
"Mi nombre es Iruka Umino. A partir de hoy, seré su tutor."
Iruka sonrió y aplaudió ligeramente.
"Sigamos con las reglas de siempre. Preséntense uno por uno, comenzando por la primera fila de la izquierda."