Sasuke observaba a Naruto entrenar desde la sombra de los árboles.
Cada golpe que Naruto lanzaba era directo. No elegante, no refinado, pero brutalmente efectivo. Su cuerpo se movía con una seguridad que antes no existía, como si ya no dudara de sí mismo ni por un segundo.
Eso era lo que más le molestaba.
¿Cuándo empezó a verse así…?
Naruto cayó al suelo tras una serie de flexiones imposibles y luego volvió a levantarse riendo, empapado en sudor, pero con los ojos encendidos.
Sasuke apretó la mandíbula.
Ese idiota… siempre fue el último.
Siempre el torpe. El ruidoso. El que necesitaba esforzarse el doble para llegar a la mitad.
Y ahora…
Cuando Naruto terminó la sesión, Sasuke se acercó sin disimular su atención.
"Te volviste más fuerte."
Naruto se giró, sorprendido por el tono serio de Sasuke.
"¿Eh? Supongo…" se rascó la nuca y sonrió. "Es que Guy-sensei entrena muy duro."
Los ojos de Sasuke se afilaron.
"¿Might Guy?"
"Sí. Entrenar con él es una locura," respondió Naruto con entusiasmo. "Pero ¿sabes qué es lo más increíble? Su padre."
Sasuke frunció el ceño.
"¿Su padre?"
Naruto asintió, con los ojos brillándole.
"¡Might Duy! No era un genio ni un ninja famoso, pero dominó los Ocho Portales por puro esfuerzo. Se enfrentó solo a los Siete Espadachines de la Niebla… y los detuvo."
Sasuke se quedó en silencio.
Naruto continuó, casi sin darse cuenta del impacto de sus palabras.
"Guy-sensei dice que su padre le enseñó que el verdadero poder no viene del talento, sino de no rendirse jamás."
Sasuke apretó los puños.
Aquellas palabras le ardieron.
Esa noche, Sasuke caminó solo por la aldea. Cada paso pesaba. Ver a Naruto avanzar tan rápido, escuchar historias de hombres que superaron sus límites sin dones especiales… todo le resultaba insoportable.
Al final, se detuvo frente a una figura conocida.
"Shima."
Shima alzó la mirada, sorprendido.
"¿Tú pidiéndome consejo?" dijo con calma.
Sasuke tragó saliva.
"…Necesito hacerme más fuerte."
Shima lo observó en silencio durante un largo momento, evaluándolo.
"Entonces busca a Kakashi."
Sasuke frunció el ceño de inmediato.
"¿Kakashi Hatake? "Sasuke desvió la mirada. "Naruto entrena con Guy. Guy es fuerte. Kakashi no suena.. no parece… suficiente."
Shima sonrió apenas.
"Cuando Kakashi tenía tu edad, ya era jōnin."
Sasuke se tensó.
"Fue un prodigio incluso entre prodigios. Alumno directo del Cuarto Hokage. Dominó técnicas que otros ninjas tardan décadas en comprender."
Los ojos de Sasuke se abrieron un poco más.
"Vio morir a sus compañeros en misiones reales. Peleó en guerras. Y aun así siguió adelante."
Shima dio un paso más cerca.
"Kakashi no presume su fuerza. Por eso muchos no la ven."
El silencio cayó entre ellos.
Finalmente, Sasuke apretó los dientes.
"…Lo buscaré."
Kakashi Hatake levantó una ceja cuando vio a Sasuke frente a él.
"¿Consejo?" repitió, sorprendido.
"Entrenamiento," respondió Sasuke sin rodeos.
Kakashi guardó silencio. Luego suspiró.
"No es una decisión que pueda tomar solo."
Horas después, frente al Tercer Hokage, Kakashi explicó la situación.
Aquí tienes la escena con tono novelístico, debate serio y político, y mostrando al Tercer Hokage dudando de verdad si es correcto que Kakashi entrene a Sasuke antes de graduarse. Mantengo diálogos con comillas " y peso emocional.
La oficina del Hokage estaba en silencio, rota solo por el suave crepitar de la pipa de Hiruzen Sarutobi.
Kakashi permanecía de pie frente al escritorio, con una postura relajada que no lograba ocultar cierta tensión.
"Entrenar a Sasuke Uchiha… antes de su graduación," murmuró el Tercer Hokage, exhalando lentamente el humo. "No es una decisión pequeña."
Kakashi no respondió de inmediato.
Hiruzen levantó la mirada.
"Sabes por qué dudo."
Kakashi asintió.
"Sasuke no es solo un estudiante," continuó el Hokage. "Es el último Uchiha. Cada paso que damos con él tiene consecuencias."
Se hizo un breve silencio.
"Permitir que un jōnin lo entrene antes de convertirse en genin rompe un equilibrio delicado," añadió Hiruzen. "¿Qué mensaje enviamos al resto de la Academia?"
Kakashi habló al fin.
"No sería favoritismo."
Hiruzen arqueó una ceja.
"¿No?"
"Sasuke ya no encaja en el molde de la Academia," dijo Kakashi con calma. "Ni mental ni emocionalmente."
Hiruzen cerró los ojos un instante.
Ahí está el problema, pensó.
"El entrenamiento formal existe para protegerlos," dijo el Hokage. "Para que no avancen más rápido de lo que pueden soportar."
Kakashi bajó ligeramente la cabeza.
"Yo no tuve esa protección."
Hiruzen lo miró con atención.
"Y pagaste un precio."
"Sí," admitió Kakashi sin rodeos. "Pero también sobreviví."
El Hokage apagó la pipa con un gesto lento.
"Sasuke no es tú."
"No," respondió Kakashi. "Pero camina hacia el mismo abismo."
Hiruzen se levantó y caminó hasta la ventana. Desde allí se veía la aldea, tranquila, ajena a esa conversación.
"Ya lo veo," dijo en voz baja. "Celos. Frustración. Un talento que no encuentra dirección."
Se giró.
"Si no se le da guía, la buscará en otro lugar."
Kakashi no dijo nada.
No hacía falta.
Hiruzen suspiró.
"Guy entrena a Naruto. Un camino ruidoso, visible, pero sano."
Volvió a su escritorio.
"Sasuke, en cambio… no grita. Se encierra."
Kakashi apretó la mano inconscientemente.
"Entrenarlo tú significa acelerar su crecimiento," continuó Hiruzen. "Pero también cargarlo con expectativas."
Se sentó.
"Dime, Kakashi. ¿Estás preparado para fallar con él?"
La pregunta cayó con peso.
Kakashi tardó unos segundos en responder.
"No lo sé."
Hiruzen sonrió apenas.
"Esa es la respuesta correcta."
Se produjo otro silencio.
Finalmente, el Hokage habló con firmeza:
"Te permitiré entrenarlo."
Kakashi alzó la mirada.
"Pero con condiciones."
Levantó un dedo.
"Nada de técnicas letales. Nada que comprometa su cuerpo o su mente antes de tiempo."
Un segundo dedo.
"Informes regulares. No solo de su progreso… sino de su estado emocional."
Un tercero.
"Y si noto que Sasuke empieza a perderse, el entrenamiento se detiene."
Kakashi inclinó la cabeza.
"Entendido."
Hiruzen lo observó con seriedad.
"Kakashi… no estás entrenando un arma."
Hizo una pausa.
"Estás criando a un niño que ya perdió demasiado."
Kakashi cerró el libro que llevaba en la mano.
"Lo sé."
Mientras se retiraba, Hiruzen volvió a encender la pipa.
Espero que no esté repitiendo nuestros errores, pensó.
Y en algún lugar de la aldea, Sasuke Uchiha aguardaba sin saber que su destino acababa de cambiar… no por su talento, sino por una decisión cargada de dudas.
Al día siguiente, Sasuke llegó al campo de entrenamiento antes del amanecer.
Kakashi ya estaba allí.
"Si voy a entrenarte," dijo mientras cerraba su libro, "no habrá trato especial."
Sasuke asintió.
"No lo quiero."
Kakashi sonrió bajo la máscara.
"Entonces empezamos ahora."
Y así, Sasuke Uchiha dio el primer paso por un camino distinto… uno forjado no por celos, sino por decisión.