El bastón de Danzō Shimura golpeó el suelo de la oficina del Hokage con un sonido seco.
"Has cruzado una línea, Hiruzen."
El Tercer Hokage no se inmutó. Permaneció sentado detrás de su escritorio, con la pipa apagada entre los dedos.
"Permitir que Kakashi Hatake entrene a Sasuke Uchiha antes de su graduación… y que Might Guy haga lo mismo con Uzumaki Naruto," continuó Danzō, con la voz cargada de desprecio. "¿Te has vuelto sentimental en tu vejez?"
Hiruzen levantó la mirada lentamente.
"He tomado una decisión como Hokage."
"Has tomado una decisión como abuelo," replicó Danzō. "Uno es peligroso. El otro, imperdonable."
Danzō avanzó un paso.
"Dos niños con potencial descomunal. Uno es el último Uchiha. El otro alberga al Kyūbi."
Hizo una pausa calculada.
"Y los estás dejando en manos de instructores… sin supervisión directa de la Raíz."
El aire se volvió pesado.
"No son armas," respondió Hiruzen con calma. "Son estudiantes."
Danzō rió por lo bajo.
"Esa es exactamente la razón por la que la aldea siempre estará en peligro."
Se inclinó hacia adelante.
"Entrégamelos."
El silencio fue absoluto.
"Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha deben quedar bajo mi custodia. Entrenamiento estructurado. Control absoluto. Sin vínculos innecesarios."
Hiruzen se puso de pie.
"Eso no ocurrirá."
Los ojos de Danzō se afilaron.
"¿Incluso sabiendo lo que pueden convertirse?"
"Precisamente por eso," respondió Hiruzen. "Si los tratas como herramientas, solo crearás monstruos."
Danzō golpeó el suelo con el bastón.
"¡La voluntad del fuego no protege a la aldea!" rugió. "¡El poder sí!"
Hiruzen dio un paso al frente, su chakra presionando el ambiente sin necesidad de alzar la voz.
"La aldea no sobrevivió a las guerras porque deshumanizamos a nuestros niños."
Danzō apretó los dientes.
"El Cuarto Hokage pensaba como tú," dijo con veneno. "Y murió."
Los ojos de Hiruzen se endurecieron.
"No uses su nombre."
Danzō sonrió apenas.
"Naruto Uzumaki es un recipiente inestable. Sasuke Uchiha es una herida abierta. Si los dejas crecer con emociones, con celos, con apego…"
"Crecerán humanos," interrumpió Hiruzen. "Y eso es exactamente lo que Konoha necesita."
Danzō se enderezó.
"Estás apostando el futuro de la aldea por dos niños."
Hiruzen sostuvo su mirada.
"No. Estoy protegiéndolo."
Durante largos segundos, ninguno habló.
Finalmente, Danzō giró sobre sus talones.
"Esto no termina aquí," dijo antes de marcharse. "Si uno de ellos pierde el control… la responsabilidad será tuya."
Cuando la puerta se cerró, el silencio regresó.
Hiruzen se dejó caer lentamente en su asiento.
Danzō ya los ha notado, pensó. Eso era inevitable.
Miró por la ventana, hacia la aldea.
Naruto entrenando hasta caer exhausto.
Sasuke apretando los dientes frente a Kakashi.
Dos caminos distintos.
Dos voluntades en formación.
"Por favor…" murmuró el anciano Hokage. "No me obliguen a elegir entre protegerlos… y proteger la aldea."