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Chapter 14 - Capítulo 3.11 — La Espada Sin Dueño

La Puerta de la Vida y la Muerte no permitía entregas.Aquí, nada se daba por voluntad. Todo se tomaba, se arrancaba, se robaba al destino.

Pero esa noche… él decidió dar.

Zhu Xian llevaba días preparándolo.No con palabras, ni con rituales. Solo con intención.

Esa mañana, mientras Yun Yun dormía profundamente —un raro lujo en aquel infierno— él sacó de su bolsa interior un objeto envuelto en tela de seda espiritual, tejida con fibras del propio plano.

La desenrolló con calma.

Y allí estaba.

La espada blanca, verde y azul.De filo curvo, empuñadura de loto abierto, y un leve resplandor que sólo se revelaba bajo la energía espiritual pura.

Una de las espadas gemelas divinas que había traído desde su reencarnación.

Nadie la había sostenido más que él.

Hasta ahora.

Cuando Yun Yun despertó, la niebla aún dormía. El cielo sin cielo permanecía sin cambios.

Zhu Xian ya estaba de pie, afilando su otra arma. La oscura. Roja y dorada. Como fuego dormido.

Ella lo observó desde la distancia.

Y entonces, él habló sin girarse:

—¿Crees en el simbolismo?

Ella arqueó una ceja.

—Depende. A veces el símbolo pesa más que la verdad.

—Y a veces, pesa exactamente lo que debe.

Se levantó. Caminó hacia ella.

Le tendió la espada envuelta.

Ella frunció el ceño.

—¿Qué es esto?

—Ábrela.

Yun Yun lo hizo, con cautela.

Cuando vio el metal, su alma tembló.No por el poder, sino por la resonancia.

La hoja parecía cantar en silencio.Una nota que coincidía con algo dentro de su pecho.Como si la espada… la reconociera.

—Es tuya —dijo él, simple.

Ella retrocedió medio paso.

—No puedo aceptar esto.

—Ya lo hiciste —respondió, sin levantar la voz.

Ella lo miró a los ojos.

—¿Sabes lo que significa esto?Entregar un arma que forma parte de tu esencia… es entregar parte de tu alma.

—Lo sé.

Silencio.

La espada parecía respirar entre ellos.Viva.Testigo.

Yun Yun no la sostuvo por completo.

Solo puso sus dedos sobre la hoja, suavemente.

—¿Por qué?

Zhu Xian bajó la mirada, luego volvió a alzarla.

Sus ojos no temblaban.

—Porque tú no eres una persona que se deba proteger.Eres alguien que protege.Y esta espada… necesita ser usada por alguien así.

—¿Y si la pierdo?

—Entonces vendré a buscarla.Como vine a buscarte a ti.

Sus palabras no fueron románticas.

Fueron ciertas.

Y por eso, dolieron más que cualquier confesión.

Yun Yun sostuvo la empuñadura.

La sintió vibrar bajo sus dedos.

Una lágrima quiso formarse… pero no cayó.

Ella respiró profundo.

—Entonces, guardaré esta espada.No como símbolo de pertenencia.

—¿No?

—La guardaré… como una promesa.Que si el día llega en que ya no puedas sostener la tuya…yo lucharé por los dos.

Zhu Xian sonrió.La primera sonrisa completa desde que entraron en la Puerta.

Y la hoja blanca y verde se encendió apenas…como si aceptara ese destino.

Esa noche no durmieron espalda con espalda.

No se abrazaron.Pero ella se sentó junto a él.

Apoyó su cabeza sobre su hombro.

Él no habló.Solo extendió su mano, sin tocarla…y la dejó abierta.

Yun Yun, por primera vez, la tomó.Sin miedo.Sin formalidades.

Y el arma, envuelta en seda, quedó entre ambos.

No era una espada.

Era un lazo.

Entre dos almas.

Que jamás lo dijeron en voz alta…pero que, desde esa noche, ya no se consideraban dos.

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