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Chapter 15 - Capítulo 3.12 — El Último Año

El fuego se apagaba cada noche con un poco más de lentitud.No porque el viento fuera más amable, ni porque las bestias dejaran de rondar.

Sino porque ellos mismos ya no lo apagaban con prisa.

Como si… no tuvieran apuro por cerrar los ojos.

Quedaba menos de un año.

Lo sabía.Y él también.

La Puerta no mentía con el tiempo.Las reglas eran absolutas.Cuando el ciclo espiritual se completara, Yun Yun sería expulsada, lo deseara o no.

Pero nunca lo hablaron.No una sola vez.

Solo vivían.

Y eso, en este lugar, era más valioso que cualquier técnica de cultivo.

Cada día comenzaba con lo mismo:Zhu Xian recolectaba huesos enteros y fragmentos útiles.Yun Yun recolectaba savia de raíz negra para refinar una sustancia selladora.

No por necesidad.Sino por rutina.Porque en la Puerta… si no repites algo cada día, lo olvidas.Incluso los nombres.

Pero ellos no querían olvidarse.

Una tarde, Yun Yun despertó antes que él.Lo observó dormir, sentado contra la piedra, con la espada roja apoyada sobre su hombro.

Su rostro era tan joven… y tan viejo al mismo tiempo.

"¿Cuántas vidas has vivido antes de esta?" —pensó.

Zhu Xian no roncaba. No se movía.Dormía como si estuviera en alerta incluso en sus sueños.

Ella extendió la mano, sin pensarlo.

Rozó la tela de su túnica.

Él no despertó.

Por primera vez, ella lo tocó sin una excusa.

No para curar, no para entrenar.

Solo… para confirmar que estaba allí.

Esa noche, él rompió el silencio.

—Faltan diez ciclos —dijo mientras afilaba su cuchillo de hueso.

Yun Yun se detuvo.

Sabía a qué se refería.

Un ciclo era el período lunar en que la niebla de la Puerta cambiaba de flujo.Ellos habían contado… noventa.

Le quedaban diez.

Ella no respondió.

Zhu Xian volvió a hablar:

—No tienes que decir nada.

—Entonces no lo haré —dijo ella, sentándose a su lado.

Él le ofreció un trozo de raíz amarga. Ella la mordió.

La noche cayó sin palabras.

Pero el fuego… ardía un poco más fuerte.

Día 91 del ciclo.

Una bestia nueva apareció.Una criatura de seis patas, sin ojos, con piel de roca y tentáculos hechos de espinas.

No tenía Dou Qi.

Pero devoraba energía espiritual.

Yun Yun la enfrentó sola.

Zhu Xian la observó desde una roca alta, protegiendo el perímetro.

Ella sabía por qué.

"Está midiendo mis límites. Para cuando me vaya… y no pueda cuidarlo."

Pero entonces, algo falló.

La criatura cambió de rumbo.En lugar de atacar el frente… fue hacia los lados.Hacia Zhu Xian.

Ella gritó su nombre.

Él no se movió.

No necesitó hacerlo.

La espada negra se alzó sin alma.

Y el corte fue perfecto.

La criatura cayó con un rugido apagado, y el suelo se abrió bajo ella como si la propia Puerta la tragara por su fracaso.

Zhu Xian no dijo nada.

Solo bajó del risco y recogió los restos útiles del cuerpo.

Yun Yun se le acercó.

—¿Por qué no me ayudaste?

—Lo hiciste sola.Yo… solo estaba allí por si no podías.

Ella apretó los labios.

—¿Y si tú no pudieras?

Zhu Xian la miró, muy serio.

—Entonces tú estarías allí.¿No es así?

Ella… no supo responder.

Y en su silencio, él sonrió.

Día 94 del ciclo.

Dormían juntos.

No abrazados, pero con las espadas colocadas entre ambos como una barrera simbólica.

Pero esa noche, Yun Yun se giró mientras dormía.Su mano tocó el pecho de él, sin buscarlo.

Y él, medio dormido, cerró su mano sobre la de ella.

No la apartó.

No la soltó.

Solo durmieron así.

Como si el cuerpo supiera lo que el alma aún no se atrevía a pronunciar.

"Faltan seis ciclos."

"Faltan cinco."

"Faltan cuatro..."

Y cada noche, el fuego ardía más lento.

Porque el corazón ya ardía por dentro.

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