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Retazos de nuestro amor(Historia en español)

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Synopsis
Hace tiempo, me enamoré de una chica. No hubo promesas, ni grandes escenas. Solo momentos que parecían eternos... hasta que dejaron de serlo. Pensé que ya la había dejado atrás. Que la distancia, el tiempo y el silencio habían hecho su parte. Pero hoy, desde la ventana del aula, la volví a ver. Y todo volvió. Esta no es una historia de cómo me enamoré. Es la historia de lo que quedó después. De los recuerdos, los errores, y las palabras que nunca dije. Porque a veces, el amor no termina. Solo se esconde… esperando volver.
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Chapter 1 - Como todos los dias,pero distinto

Capítulo 1 

Mi escuela queda lejos del centro de Tokio. Tan lejos que a veces siento que estamos olvidados por el mundo, como si los que estudiamos acá estuviéramos atrapados en una especie de limbo escolar.

Supongo que por eso me gusta venir caminando. Me da tiempo para no pensar.

Llegué al aula y, como todos los días, entré sin hacer ruido. Ya había unos cuantos en sus asientos. Algunos me saludaron con la mano, otros solo me miraron y siguieron en lo suyo.

—¡Buenos días, dormilón! —dijo una voz demasiado alegre detrás de mí.

Sentí dos brazos envolviéndome por la espalda y una barbilla apoyándose en mi hombro.

Era Aki.

Siempre es Aki.

—¿Otra vez invadiendo mi espacio personal? —le dije, sin girarme.

—Si no te gustara, ya me habrías empujado.

Y sí… tenía razón.

Aki era... rara. Cariñosa, pegajosa, intensa. Pero también impredecible, torpe con sus emociones, y terrible manejando cualquier cosa que se pareciera al amor.

Nunca hubo nada entre nosotros, al menos no de ese tipo.

O eso quiero creer.

Aunque a veces, como ahora, me deja dudando.

Ella se fue a su asiento—dos filas más adelante—y me dejó con ese nudo en el pecho que me suelo tragar sin decir nada.

—¡Eh, Kazuki! ¿Soñando despierto otra vez? —me gritó Riku desde el fondo del aula.

Le lancé una mirada que no decía nada en especial, pero él igual se rió. Siempre se ríe.

Me dejé caer en mi asiento. La mochila medio abierta, los libros ahí, pero sin abrir. El profesor entró y empezó con su sermón habitual. Historia, política... algo así.

Yo, en cambio, me dejé caer sobre el pupitre, giré el rostro hacia la ventana y dejé que el mundo pasara de largo.

¿Qué estoy haciendo con mi vida?

¿Esto es lo que quiero?

¿Hay algo que realmente me mueva?

Ni siquiera tengo respuestas. Solo pensamientos que me pisan los talones cuando me descuido.

Fue ahí, en medio de esa nube mental, que lo vi.

Un pájaro.

Parado en una de las ramas del árbol junto al aula. A su lado, otro pájaro, más pequeño. Ella le picoteaba las plumas con calma.

No sé por qué eso me pegó.

Se veían... tranquilos. Cómodos. Como si el mundo no les pesara.

Yo me sentía lo contrario. Solo. Desconectado.

Suspiré y volví a mirar al frente. El profe seguía hablando, como si no importara que en esa clase yo me sintiera completamente ajeno.

Cuando llegué a casa, saludé con un "ya volví" que sonó más automático que real.

—¿Cómo te fue hoy? —preguntó mi mamá desde la cocina.

—Normal —dije, sin pensarlo mucho.

Subí a mi cuarto, dejé la mochila caer al lado de la cama y me tiré de espaldas sin sacarme los zapatos.

Miré el techo.

Pensé en muchas cosas. En nada, también.

Hace tiempo que no me gusta nadie.

Ni siquiera sé si quiero que me guste alguien.

Y cuando alguna chica se me acerca, siempre termina igual:

se van.

Pierden el interés.

Quizás porque yo nunca parezco interesado en nada.

Tal vez tienen razón.

Me levanté sin muchas ganas y bajé a comer algo. Al pasar por la ventana, un rayo de sol se colaba entre las cortinas.

Me detuve un segundo a mirar cómo la luz acariciaba el piso.

Y seguí caminando.

Todo seguía igual.

Al día siguiente, lo mismo de siempre.

Dormí mal, llegué tarde al tren, corrí más de lo necesario para no perder la primera hora.

Me senté, saludé con la cabeza a los mismos de siempre.

La rutina no dolía. Solo pesaba.

Y entonces, mientras el profesor hablaba sobre algo que no escuché, miré por la ventana…

Y la vi.

No era una desconocida.

No.

Era ella.

Con el mismo cabello, solo un poco más largo. Con esa forma de caminar como si no pisara el suelo.

Con esa misma expresión que yo solía entender sin palabras.

Mi estómago se encogió.

¿Qué hace acá?

Después de todo este tiempo...

¿Por qué ahora?

El corazón se me fue a la garganta, y los recuerdos… los recuerdos empezaron a desbordarse como agua mal contenida.

Así fue como volvió.

Y así fue como todo comenzó otra vez.