Solo pude suspirar ante todo lo que dijo, el peso de la información que me acababa de dar era demasiado para alguien que acababa de volver a respirar no hace mucho.
"Sin presiones", dije con ironía, ni siquiera me permití disimularla, esto no era algo para lo que estuviera preparado, quizás, nadie realmente pudiera prepararse para esto.
"Seré enemigo de todos", le dije, "nunca nadie confiará en mí", ahora la tristeza impregnaba mi voz.
"Lo sé", dijo el lobo, "pero realmente eres la única persona que puede detener el inevitable fin de este mundo".
"No me siento muy especial ahora", respondí, todavía pensando en el oscuro futuro que me aguardaba.
"Quizás no lo hagas ahora, pero sabes muy bien la razón del porqué lo eres", respondió de una manera calmada, como si dijera solo una verdad clara para cualquiera.
"Tu llegada no es menor que un milagro", lo dijo más fuerte ahora haciéndome mirarlo de frente.
"¡Tú eres mi Resonador!", su voz se elevó aún más, haciendo que lo que dijo hiciera temblar algo en mi interior.
"¡Por tu existencia yo finalmente puedo ejercer mi poder!", mientras más hablaba, más se agitaba mi ser.
"¡Por ti, las cadenas que me ataban se soltaron!", ahora ya no podía contener lo que estaba en mi interior, la sombra bajo nuestros pies se extendió más y más, llegando a más de diez metros de diámetro, empezaron a salir hojas de espadas de diferentes tipos, sables, katanas, mandobles, espadas largas y cortas, todas negras como la noche y sus filos brillaban con la luz del sol demostrando lo afiladas que eran, pero no termino allí, de mi cuerpo salían llamas oscuras como el mismo pelaje del lobo, levante las manos para mirarlas, era algo desconcertante de ver, las llamas estaban tibias para mí, aunque no podía negar su calor, sabía con claridad que no eran solo para mostrar, quemarían hasta las cenizas a lo que decidiera atacar.
El lobo me observaba mientras admiraba lo que me estaba sucediendo, lo volví a mirar a él, en el momento que nuestros ojos se encontraron, algo me dijo que levantara la mano y tocara su frente, en el momento en el que lo hice mi mente se llenó con información de lo que era y podía hacer. Y las piezas encajaron como un todo que se une al fin, no solo lo del lobo sino también yo y lo que traía conmigo en mi llegada a Solaris 3, una espada negra de un solo filo con escrituras rojas como la sangre que pulsaba en mi interior conectando directamente con el poder del Trenodiano, y un nombre apareció desde el fondo de mi mente.
"Canis Lykaon", susurre mientras separaba de a poco mi mano de la frente del lobo. Mientras alejaba mi mano de él una espada fantasmal tomaba forma frente a mí y el símbolo de espada en la frente del lobo brillaba con intensidad uniéndose a la espada, poco a poco la espada negra con brillantes símbolos rojos se solidificó aumentando aún más la oscuridad que nos rodeaba, como si algo aberrante tuviera nacimiento, y quizás era exactamente eso.
"Nuestra unión está completa", dijo el lobo mientras su solemnidad anterior daba paso a algo más salvaje y despiadada.
"De ahora en adelante somos uno y lo mismo", una sensación de pesadez me invadió y agito mi sangre.
"Déjame presentarme de nuevo", ahora entendía lo que era esta sensación, sed de sangre.
"Soy Fenrir el Trenodiano de la Rebelión", ahora una sonrisa gigante aparecía en su cara, todo dientes afilados.
"Y juntos, ¡asesinaremos a los dioses!".
Solo pude mirarlo mientras el salvajismo escondido mostraba su cara, tanta sed de sangre que haría que hombres menores bajaran la cabeza y aceptaran su final, pero para mí, solo sirvió como impulso, solo sirvió para que mi resolución se cimentara y arraigara en mi ser, para mí fue el eslabón final que me mostraba mi propósito en este mundo.
"Sí", conteste, finalmente, mientras tomaba la espada y apretando fuertemente la empuñadura.
"La humanidad ha estado mucho tiempo a la defensiva, mientras sus enemigos solo juegan con ellos sabiendo que no pueden morir", apreté aún más la empuñadura haciendo que mi mano empezara a sangrar.
"Pero ya no más", lo dije fuerte, más para mí mismo que para el lobo, no, Fenrir.
"La era de los humanos de rodillas frente a los dioses termina ahora", como para responder a mi resolución, Fenrir aulló fuertemente.
"¡Aaaaaawuuuuuuuuu!", no lo supe en ese momento, pero la frecuencia del aullido de Fenrir abarco todo Solaris 3 y cada Trenodiano en él tembló.