"¿Ya has tomado una decisión?", dijo una voz a mi derecha mientras observaba al horizonte desde lo más alto de las montañas en las que encontraba.
La vista era de lo más increíble y desconcertante que había visto en mi existencia, el terreno era accidentado como si una catástrofe hubiera levantado estas montañas, el horizonte también era extraño, con diferentes colores aquí y allá, como si cada zona en la distancia hubiera pasado por algo diferente, una extraña dicotomía de ambientes, desde roca seca, grandes zonas boscosas y hacia el norte…, una especie de mar o lago en el cielo que se extendía por varios kilómetros algo que en mi anterior vida no había existido y 'algo' más ominoso que eso.
"No es algo de lo que pueda decidir a la ligera", le respondí a mi extraño compañero.
"Lo sé", dijo él con un todo que denotaba algo de impaciencia, incluso con su voz grave y retumbante.
"Pero no puedes demorarte demasiado, el siguiente despertar de Ovathrax se acerca y las fuerzas humanas merman con cada día que pasa", su voz tenía algo que me hizo mirarlo de reojo, algo que hablaba de finalidad e inevitabilidad.
"Hablas como si te importaran los humanos", no pude evitar decir, era primera vez desde que nos conocíamos que hablaba con algo de sentimiento sobre algo que no sea él o yo. Lo que dije no quedo sin repuesta, aunque no inmediata, entrecerró los ojos y frunció un poco el ceño y se demoró unos segundo en contestar.
"No lo hacen", respondió algo bruscamente, "al menos no como ustedes les dan importancia las cosas".
"Y como es eso?", le pregunté, ahora mirándolo directamente, todavía me causaba algo de sorpresa y extrañeza hablarle al ser que tenía al lado, un gran lobo negro de ojos rojo cuyo pelaje se movía como el humo que daba la sensación de estar hecho de sombras y en la frente una joya roja en forma de espada, todo su ser debería haberme dado miedo, lo que era, debería tenerme aterrorizado y haberme cuestionado mi cordura, dado lo que sabía de los seres como él, pero, en cambio, no había nada de eso, solo entendimiento, compañerismo y extraña sensación de complemento, como un hermano o familiar cercano.
"Ya sabes lo que somos", dijo mientras se levantaba desde su posición echada y se sentaba sobre sus patas traseras.
Asentí ante lo que dijo, tenía más que claro lo que eran, aunque todavía me costaba asimilarlo.
Trenodianos, eran el mal de humanidad, nacieron a partir IA's corruptas de un sistema que se había creado para prevenir el Lamento o Lamentos si se quiere ser más específico, eventos de extinción masiva, algo que me costaba asimilar y creer todavía, nunca había visto o vivido en carne propia algo de esa magnitud y esperaba, realmente esperaba no vivir algo similar.
"Lo que probablemente no esperarías es que estamos más unidos a la humanidad de lo que todos saben", fruncí un poco el ceño ante lo que dijo, y me puse a pensar en cuál sería la razón de este 'unidos' del que hablaba, aunque no llegue a pensar por mucho tiempo, ya que el lobo hablo de nuevo.
"Los Trenodianos nos alimentamos de la voluntad colapsada de los humanos, sus frecuencias después de la muerte, todos sus deseos, arrepentimientos, desesperación, obsesiones, resentimientos, y demás", eso lo tenía más o menos claro, que ellos se alimentaban de las frecuencias de los humanos.
"Pero cada Trenodiano se alimenta de diferentes partes de esas frecuencias dependiendo de qué concepto hayan adoptado durante su creación y el resto las desechan para que se conviertan en Disonancias Tacitas", bueno, eso es algo que más o menos esperaba.
"Pero no todos buscamos la destrucción de la humanidad, somos como un contrapeso, o un ciclo, pero…", se quedó en silencio unos momentos.
"Necesitamos a la humanidad para seguir existiendo", ahora, eso es nuevo.
"¿y por qué sería eso?", pregunte desconcertado, él me miró de reojo.
"Creo que está claro, nos alimentamos de sus frecuencias, lo que genera nuestro ser, poder, ego y propósito, todo lo que somos viene de la humanidad, y sin ella no podemos seguir existiendo", eso… tiene mucho sentido.
"¿Pero por qué atacar a la humanidad si los necesitan?", pregunte sorprendido.
"Por nuestro concepto de nacimiento, las frecuencias de las que nos alimentamos crean nuestro propósito y dirección, como a Ovathrax que ves allá, su concepto es guerra, las batallas, las peleas, los conflictos de toda índole, y la guerra… no crea nada, solo destruye y no queda mucho que destruir", solo pude quedarme en silencio ante lo que dijo y mirar al coloso gigante medio destruido o a medio formar según se vea, era enorme incluso a la distancia a la que estaba, con luces moradas que hablaban del terrible poder que portaba.
'Guerra', dije en mi mente, 'qué terrible es la guerra'.