Bueno, veamos qué me encuentro por aquí —dije mientras me dirigía hacia la plaza del coliseo para ver qué ofrecía el lugar.
Al acercarme, noté que una gran multitud rodeaba el coliseo, y entre ellos había un enorme cartel al que me acerqué para leer.
[Los monstruos que los miembros de la Familia Ganesha intentarán domesticar serán: un Murciélago Sanguinario, una Rata Colmillo y una Avispa de Hierro.]
—Bueno, no son monstruos muy imponentes… Además, ya me enfrenté a ellos antes, así que pasaré de ver cómo intentan domesticarlos. Mejor iré a una pequeña tienda a comprar algo dulce —pensé mientras me daba la vuelta.
Antes de irme, una voz familiar me llamó. Al girarme, vi a Hestia acercándose con una gran funda envuelta que llevaba en la espalda.
—Hola, diosa-sama. ¿Esa es la nueva arma de Bell? —pregunté mirándola.
—Así es, Karl. Por cierto, ¿sabes dónde está Bell? Quiero entregársela —respondió con una sonrisa.
—No creo que esté muy lejos. Lo mejor será que mires en las mini tiendas —dije, recordando que en el canon Hestia se encontraba con Bell cerca de los puestos.
—Gracias, Karl. Nos vemos luego —dijo Hestia mientras se alejaba.
—Bueno, ahora me iré yo —pensé mientras me preparaba para marcharme, pero otra voz me detuvo.
—¿En serio? —murmuré girándome con un suspiro.
—¡Ah, hola Tiona, Tione, Aiz y Lefiya! —dije con una sonrisa mientras les devolvía el saludo con la mano.
—Oh, ¿te acuerdas de nuestros nombres? —preguntó Tione con una gran sonrisa mientras el grupo se acercaba.
—Bueno, tengo buena memoria —respondí con una sonrisa relajada.
—Karl, ¿tienes pensado entrar a ver el espectáculo de domesticación? —preguntó Tiona curiosa.
—No, en realidad no. Ya vi los monstruos que usarán y no me llaman la atención.
—Bueno, nosotras daremos una vuelta por aquí. Ha sido un placer verte otra vez —dijo Tione mientras se despedían.
—Bueno, veamos qué más hay por aquí —murmuré mientras caminaba.
Después de más de una hora explorando el festival, no había encontrado nada interesante. —Lo mejor será que vaya a la mazmorra para quitarme este aburrimiento —pensé.
Entonces, una gran conmoción y los gritos de la multitud me hicieron girarme. Vi cómo los monstruos que iban a domesticar rompían el coliseo y escapaban.
—¡Mierda! —grité mientras observaba cómo la gran avispa alzaba el vuelo, masacrando personas. La rata era contenida por la Familia Ganesha, y el murciélago perseguía a Bell y Hestia.
—Creo que debería ayudarlos, pero Bell podrá encargarse. Ese monstruo no debería darle muchos problemas ahora —pensé.
Di un gran impulso y empecé a saltar de casa en casa hasta acercarme a la avispa, que devoraba a varios aventureros de nivel 1. Cuando estuve lo suficientemente cerca, salté y caí sobre su espalda.
Giré en el aire y lancé una patada de hacha que impactó con fuerza. Escuché un crujido antes de que la avispa se precipitara al suelo, estrellándose y creando un pequeño cráter. Me lancé tras ella, cayendo justo sobre su cabeza y destrozándola en mil pedazos.
—Bueno, este no causará más problemas —dije mientras me bajaba de su cráneo aplastado.
Entonces, un fuerte temblor proveniente de una plaza cercana llamó mi atención. Corrí hacia allí a toda velocidad.
—¡Lefiya, concéntrate y lanza el hechizo! —gritó Tione, resistiendo el embate de un monstruo planta que intentaba devorarlas.
—¡S-sí! —respondió Lefiya nerviosa, apretando su báculo mientras recitaba un cántico.
Una de las cabezas del monstruo notó su preparación y se lanzó hacia ella con ferocidad. Aiz intentó interceptarlo, pero otra cabeza la detuvo, impidiéndole avanzar. Lefiya, paralizada, cerró los ojos esperando su muerte mientras la criatura abría su enorme mandíbula triangular.
"¿Eh?... ¿Por qué no pasó nada?" pensó Lefiya, abriendo lentamente los ojos solo para ver mi espalda frente a ella, sosteniendo las fauces del monstruo con ambas manos.
—Parece que estás bien —dije, girando un poco la cabeza para sonreírle.
—Bien, acabaré con esto rápido.
Entré en el Mundo Transparente y transformé mis manos en garras de mi segunda forma monstruosa. Sin perder tiempo, localicé el núcleo del monstruo y me lancé dentro de su boca, atravesándolo por completo. Salí del otro lado con el núcleo en mi mano, que rápidamente envié a mi dimensión.
—¡Qué rápido! —exclamó Lefiya al ver cómo el monstruo se desintegraba en polvo.
—Bien, eso sería todo —dije mientras aparecía a su lado con otros tres núcleos en la mano derecha, pertenecientes a los demás monstruos. Estos también se deshicieron en cenizas.
—¡Ah! —gritó Lefiya, sobresaltada. —¿Cómo que ya terminaste?... —preguntó confundida antes de notar que no quedaba ningún enemigo.
—¿Cómo lo hiciste? —preguntó sorprendida.
—Simplemente soy muy fuerte —respondí con una sonrisa.
De pronto, sentí cómo alguien se subía a mi espalda.
—¡Ja, ja, ja! ¡Monstruo-kun, salvaste a Lefiya! ¡Eres como un héroe! —gritó Tiona con ojos brillantes.
Yo solo reí, viendo cómo Lefiya se ponía roja como un tomate por la vergüenza.
—Bueno, tengo que irme. Debo ver cómo va la pelea de Bell. Creo que le irá bien; después de todo, lo he estado entrenando y tiene bastante potencial —dije mientras bajaba a Tiona de mi espalda.
—¡Oye! ¿Podrás entrenarme a mí también? ¡Quiero aprender a luchar como tú! —pidió Tiona entusiasmada.
—Aiz y yo también queremos —añadió Tione, mientras Aiz simplemente asintió.
—Bien, las entrenaré, pero primero deben pedirle permiso a su diosa. Por cierto, Lefiya, no te sientas mal. Las personas se paralizan por miedo —dije recordando cuando, en mi vida anterior, me quedé inmóvil mientras unos ladrones intentaban robar a mi madre, hasta que mi padre resolvió la situación.
—Cada persona tiene su propio valor escondido dentro de sí, solo hay que encontrarlo. Así que no te culpes, Lefiya. Yo también sufrí ese miedo, y todos alguna vez lo han sentido. —dije con calma, posando mi mano sobre su cabeza. Ella me miró con ojos brillantes, llenos de determinación.
—Además, puedes venir a entrenar conmigo. Sé algo de magia que podría ayudarte —añadí mientras le revolvía el cabello, provocando que se sonrojara aún más.
—Bueno, me marcho. Mañana las espero en la muralla norte a las seis de la mañana —dije antes de desaparecer del lugar a gran velocidad.
"Si no recuerdo mal, el murciélago se dirigió a la Calle Dédalo", pensé, acelerando mi paso.
Al llegar, salté de casa en casa hasta oír el sonido de una batalla. Corrí hacia el ruido y encontré a Bell enfrentando al murciélago, con la Daga de Hestia brillando en su mano. Bell había cortado las alas del monstruo y se preparaba para el golpe final.
Con determinación, Bell se impulsó hacia el enemigo. Esquivó un golpe, usó el brazo del murciélago como apoyo, y luego, con un último salto, cortó su cuello de un solo tajo. El monstruo intentó resistir, pero terminó cayendo al suelo con un golpe sordo mientras un charco de sangre lo rodeaba.
—¡Bell, lo conseguiste! —gritó Hestia, lanzándose a sus brazos.
—Nada mal —dije apareciendo a su lado con una sonrisa. —Te has vuelto mucho más fuerte que antes.
Bell sonrió feliz, pero Hestia, agotada, se desmayó entre sus brazos.
—¡Diosa! —gritó Bell preocupado.
—No te preocupes, solo está cansada. La llevaré a casa para que descanse. Mientras tanto, disfruta de tu gloria —dije mientras las personas alrededor comenzaban a aplaudir a Bell.
Bell sonrió, asintiendo.
—Te espero en casa —le dije antes de desaparecer con Hestia en brazos.
Cuando llegué a la iglesia, la acosté en la cama y me senté en el sofá. Invoqué la piedra de los monstruos planta que había derrotado y me la metí en la boca, dejándola disolverse.
Sentí una poderosa energía recorrerme y fortalecerme.
—Uff… siempre es gratificante esta sensación. Pero tengo que crear algo que ayude a Bell en la mazmorra… —pensé, golpeando el pie contra el suelo mientras analizaba ideas.
De pronto, sonreí. —¡Lo tengo! —dije antes de salir a comprar algunos materiales.
Tres horas después…
—¡Ya he vuelto! —gritó Bell al entrar a la iglesia, siendo recibido por una Hestia ya despierta.
—Qué bien que estés de vuelta —dijo ella con una sonrisa. —Por cierto, Karl está abajo, creando algo que te ayudará mañana en el calabozo.
—¿En serio? —preguntó Bell emocionado.
—Sí, venga, ven —dijo Hestia mientras lo arrastraba hacia el sótano.
—Oh, parece que ya volviste —dije al verlos bajar mientras estaba sentado en el sofá. —Por cierto, ¿por qué tardaste tanto?
—Bueno, me encontré con Eina y Syr. Pasé un rato con ellas y luego acompañé a Syr a la anfitriona antes de volver aquí —explicó.
—Entiendo. Bueno, toma —dije lanzándole una pulsera.
—¿Qué es esto? —preguntó Bell confundido.
—Una pulsera que acabo de crear. Póntela en la mano izquierda y pulsa el botón que está al costado.
Bell obedeció, y al presionar el botón, un holograma apareció frente a sus ojos.
—¿Qué es esto? —preguntaron ambos sorprendidos.
—Es una herramienta mágica que logré crear gracias a mi habilidad Misterio. Es una pulsera 3D.
—¿Pulsera 3D? —repitieron los dos.
—Sí. Esta pulsera te permitirá ver los mapas de los pisos del 1 al 31, además de mostrar hologramas de los monstruos que habitan en cada uno.
—¿En serio? —exclamaron sorprendidos.
—Sí, y se actualizará automáticamente cada vez que bajes más profundo. Está conectada a mi memoria de los pisos, así que te mostrará descripciones y debilidades de los monstruos. Te ayudará a prepararte antes de enfrentarlos.
—¡Esto es genial! Pero… ¿cómo la creaste? —preguntó Bell con los ojos brillando de emoción.
—Bueno, no fue fácil. Primero compré los materiales, y luego usé mi poder espacial para ensamblarla. Tras varios intentos fallidos, finalmente lo logré —dije con una sonrisa.
—Bueno, creo que lo mejor será irse a dormir. Mañana continuarás con el entrenamiento, Bell —dije, viendo cómo asentía.
Invoqué dos pequeñas camas desde mi espacio y guardé el sofá.
—También compré unas camas nuevas. Cuando despertemos, las guardaré otra vez —añadí.
Bell solo asintió antes de caer rendido sobre la cama. Hestia y yo reímos suavemente antes de seguir su ejemplo.
Continuará...