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Chapter 22 - Capitulo 21:Una Noche que se sintio Hogar

🏀 "¿Y si me pierdo en el juego?"

Era sábado.

Nicole estaba sentada en su cama, con el celular en la mano y la voz bajita.

—Alex… ¿y si no entiendo nada del partido del jueves?

—Entonces te explico todo antes —respondió él, con esa sonrisa que siempre la calmaba.

Le hablĂł de los puntos, de los pases, de cĂłmo se gana y cĂłmo se pierde.

Nicole escuchaba con atención, aunque cada tanto se distraía mirando su nombre en la pantalla: "Mi calma 🌸".

—¿Y dónde va a dormir Valentín en la pijama?

—Donde le parezca cómodo —dijo Alex, riéndose.

Nicole también rió.

Era lindo imaginarlo todo.

—Bueno… me voy al entrenamiento. ¿Me deseás suerte?

—Que te vaya bien, mi jugador favorito 🏀💙.

📞 "Vengan ya, tengo algo que contar"

Apenas Alex se desconectĂł, Nicole llamĂł a Hengely y Michelle.

—Vengan a mi casa. Urgente.

Ellas llegaron sin saber qué pasaba.

Nicole las recibiĂł con una sonrisa nerviosa y un peluche en la mano.

—Hoy tengo una pijama con Alex…

Silencio.

Y después, gritos.

—¡¿Quéééé?! —dijo Hengely, saltando en el sillón.

—¿Van a dormir pegados? ¿Vas a usar pijama de gatito?

Nicole se sonrojĂł.

—No sé… solo quiero que sea lindo.

Michelle se cruzĂł de brazos.

—Dormí como se te haga cómoda. Pero no te confíes en los hombres… ya sabés por qué.

Nicole bajĂł la mirada, pero sonriĂł.

SabĂ­a que Michelle hablaba desde su experiencia.

🎬 "Películas, palomitas y confesiones entre amigas"

La tarde avanzaba lenta, como si el mundo supiera que algo importante estaba por pasar.

Nicole, Hengely y Michelle estaban tiradas en la cama, rodeadas de almohadas, una manta suave y un bowl gigante de palomitas dulces. En la pantalla, una comedia romántica empezaba con una chica que no sabía cómo decirle a su mejor amigo que lo amaba.

—Esa sos vos —dijo Hengely, señalando a Nicole con una sonrisa pícara.

—¡No soy tan torpe! —respondió Nicole, escondiendo la cara en una almohada.

Michelle se riĂł bajito.

—Pero sí sos igual de nerviosa. ¿Ya pensaste qué vas a usar esta noche?

Nicole se quedĂł en silencio.

MirĂł la pantalla, luego a sus amigas.

—No sé… quiero algo cómodo, pero lindo. No quiero que piense que me arreglé solo por él.

—Pero sí lo hiciste —dijo Hengely, lanzándole una palomita.

—¡Shhh! —Nicole se rió, atrapando la palomita en el aire.

La película seguía, pero ellas hablaban más que los personajes.

Cada escena les disparaba una pregunta nueva.

—¿Y si se duerme primero? —preguntó Nicole.

—Entonces lo mirás dormir —dijo Michelle—. Pero no te enamores más, que después duele.

Nicole bajĂł la mirada.

SabĂ­a que Michelle hablaba desde una herida que aĂşn no cerraba.

—No voy a confiar ciegamente —dijo—. Pero sí quiero disfrutar esta noche.

Hengely la abrazó por detrás, como si fuera una manta humana.

—Entonces hacelo. Dormí como se te haga cómoda. Si él te quiere, va a respetar eso.

Nicole sonriĂł.

La película terminó, pero la escena más linda estaba pasando en su cuarto.

👚 "El desfile de pijamas y los nervios de una primera noche"

La pantalla quedĂł en pausa.

Las palomitas se habĂ­an acabado.

Y Nicole, con las manos en las mejillas, soltĂł lo que venĂ­a guardando desde hacĂ­a rato:

—No sé qué ponerme esta noche…

Michelle y Hengely se miraron como si acabara de anunciar que iba a casarse.

—¡¿Cómo que no sabés?! —dijo Hengely, saltando de la cama—. ¡Vamos al clóset ya!

Nicole se dejĂł llevar, entre risas y nervios.

Abrieron el armario y empezaron a sacar opciones como si fueran estilistas de pasarela.

Primera opciĂłn:

Un conjunto de algodĂłn gris, suave, con estampado de estrellas.

—Cómodo, pero cero romántico —dijo Hengely, frunciendo la nariz.

—Perfecto si querés dormir sin que te molesten —agregó Michelle, cruzada de brazos.

Segunda opciĂłn:

El famoso pijama de gatito, con orejitas en la capucha y patitas en los pies.

—¡Este! ¡Este es adorable! —gritó Hengely, abrazándolo.

Nicole se sonrojĂł.

—Me da vergüenza… ¿y si piensa que soy una niña?

—Si te quiere, va a pensar que sos única —dijo Michelle, más suave esta vez.

Tercera opciĂłn:

Un short negro con una camiseta blanca que decĂ­a "Dreamer" en letras doradas.

—Este es el equilibrio —dijo Michelle—. Cómodo, lindo, y no dice demasiado.

Nicole lo mirĂł.

Lo sostuvo frente al espejo.

Y por primera vez, sonriĂł sin dudar.

—Creo que este.

Hengely aplaudiĂł.

Michelle sonriĂł con aprobaciĂłn.

—Entonces ya está. Ahora solo falta que te relajes… y que no te olvides de cepillarte bien los dientes.

Nicole se riĂł.

—Gracias por ayudarme. No sé qué haría sin ustedes.

🎒 "El bolso, el peinado y los nervios que no se van"

El sol ya empezaba a caer, como si el cielo supiera que algo especial estaba por pasar.

Nicole estaba sentada frente al espejo, con las piernas cruzadas y el pijama elegido sobre la cama. Michelle estaba detrás de ella, peinándola con cuidado, mientras Hengely revolvía el armario buscando qué meter en el bolso.

—¿Llevás cepillo de dientes? —preguntó Hengely, sacando cosas como si fuera una misión de rescate.

—Sí… creo —respondió Nicole, mirando su reflejo con cara de duda.

Michelle le acomodó un mechón detrás de la oreja.

—No te preocupes tanto. Vas a estar linda igual.

—¿Y crema para la cara? —insistió Hengely, metiendo una bolsita rosa en el bolso.

—¿Y cargador? ¿Y perfume? ¿Y snacks?

Nicole se riĂł.

—Parece que voy a acampar una semana.

—Es tu primera pijama con tu novio —dijo Hengely, cerrando el bolso con orgullo—. Tiene que ser perfecta.

Michelle se inclinó un poco más cerca, bajando la voz.

—No tiene que ser perfecta. Solo tiene que ser tuya.

Nicole la mirĂł.

Y por un segundo, se sintiĂł lista.

🚪 "El timbre, la franela y una mirada que lo dice todo"

El bolso ya estaba listo.

El peinado, perfecto.

Nicole se miraba en el espejo por Ăşltima vez cuando el timbre sonĂł.

—¡Es él! —dijo Hengely, corriendo a asomarse por la ventana.

Nicole bajĂł las escaleras con el corazĂłn en la garganta.

Abrió la puerta… y ahí estaba Alex.

Con una franela oscura pegada al cuerpo, el cabello un poco hĂşmedo por el sudor, y esa sonrisa que siempre la desarmaba.

—Perdón por venir así —dijo, pasándose la mano por la nuca—. Salí directo del entrenamiento.

Nicole lo mirĂł de arriba abajo, y sonriĂł.

—No hay problema. Igual… te ves bien.

Alex la mirĂł con sorpresa.

Sus ojos bajaron lentamente, notando el peinado, la ropa, el brillo suave en su piel.

—Vos también… te ves… —se detuvo, tragó saliva—. Hermosa.

Desde el fondo, Michelle y Hengely bajaban con sus mochilas.

—Gracias por ayudarla —les dijo Alex, con sinceridad en la voz.

—Cuídala —dijo Michelle, seria pero con una sonrisa escondida.

—Y no ronqués —agregó Hengely, guiñándole un ojo a Nicole.

Nicole se riĂł, nerviosa.

Alex también.

Entonces, sin decir nada más, él tomó su mano con una y el bolso con la otra.

Y así, entre risas, miradas y un atardecer que parecía pintado para ellos, se fueron caminando juntos, dejando atrás la casa… y llevando con ellos un pedacito de magia.

🏠 "Puertas abiertas, corazones también"

La casa de Alex olĂ­a a madera tibia y a hogar.

Cuando llegaron, los padres de Alex estaban en la sala, conversando entre ellos y preparando sus maletas.

—¡Nicole! —dijo la madre de Alex, levantándose para abrazarla—. Qué linda estás, mi niña.

—Hola, señora —respondió Nicole, algo tímida pero con cariño.

Alex se acercĂł a sus padres.

—Nicole se quedará esta noche conmigo. Para la pijamada.

Ellos se miraron entre sĂ­.

El padre asintiĂł. La madre sonriĂł.

—No hay problema. Confiamos en ustedes.

Fue entonces cuando la madre de Alex, una mujer de voz dulce y ojos brillantes, se acercĂł con una maleta en la mano.

—Justo nos vamos de luna de miel esta noche. ¡Por fin! —dijo, riendo—. Así que la casa queda para ustedes.

El padre de Alex, más serio pero con una sonrisa escondida, agregó:

—No hagan desorden. Y no se coman todo el helado.

Nicole se quedĂł quieta.

Sintió un pequeño salto en el pecho.

No dijo nada, pero sus mejillas hablaron por ella.

Alex la mirĂł de reojo, divertido.

—¿Todo bien?

—Sí… solo que… no sabía que estaríamos solos.

—¿Querés que cancelemos?

Nicole negó con la cabeza, rápido.

—No. Solo… me sorprendió.

🎒 "Donde quieras, es tu casa también"

Ya en el segundo piso, Nicole miraba todo con ojos curiosos.

La habitación de Alex era más ordenada de lo que imaginaba.

Tenía una repisa con trofeos, una lámpara de escritorio, y una foto de él con su equipo de básquet.

—¿Dónde dejo mi bolso?

—Donde quieras —dijo él, dejando el suyo en una esquina—. Esta noche, todo es como vos quieras.

Nicole dejĂł su bolso junto a la cama.

Luego caminó por el pasillo, asomándose a la cocina, al baño, al balcón.

—Tu casa es linda.

—Gracias. Pero hoy… es tu casa también.

🍳 "¿Cenaste?"

Alex la mirĂł desde el marco de la puerta.

—¿Cenaste?

Nicole se llevĂł la mano al estĂłmago.

Este temblĂł como si supiera que venĂ­a algo bueno.

—No… con los nervios, se me olvidó.

Alex sonriĂł.

—Entonces te cocino algo.

—¿Vos sabés cocinar?

—Sé hacer lo suficiente para que no mueras de hambre.

Nicole se rió, bajando las escaleras detrás de él.

🍝 "La cena más linda del mundo"

La cocina estaba en silencio, salvo por el sonido del sartén y el cuchillo sobre la tabla.

Alex se movĂ­a con seguridad, cortando tomate, calentando pan, revolviendo algo en una olla.

Nicole lo miraba desde la mesa, con la cabeza apoyada en las manos.

—¿Qué hacés?

—Una pasta con salsa blanca. Y pan con ajo. No es gran cosa, pero…

—Es perfecto.

Alex la mirĂł.

Ella tenĂ­a los ojos brillantes, como si esa escena fuera un regalo.

—¿Qué pasa?

—Nada… solo que… nadie había cocinado para mí así.

Él se acercó con un plato humeante.

—Entonces que esta sea la primera de muchas veces.

Nicole bajĂł la mirada, sonriendo.

—Gracias.

—¿Querés jugo o agua?

—Jugo. Pero si es de chinola, me caso.

Alex abriĂł la nevera, sacĂł una botella y la alzĂł como si fuera un trofeo.

—Chinola. Fría. Y sin azúcar.

Nicole se llevĂł las manos al corazĂłn, exagerando.

—Me estás enamorando más.

—¿Más?

—Shhh… comé.

🍿 "Mensajes, palomitas y una elección con miedo"

Nicole terminĂł el Ăşltimo bocado de pasta y se limpiĂł la comisura de los labios con una servilleta suave.

SuspirĂł, feliz.

—Estaba muy rico —dijo, mirándolo con una sonrisa que se le escapaba del alma.

Alex la mirĂł con ternura, apoyado en el marco de la cocina.

—Me alegra. En un rato vamos a mi cuarto a ver películas. Si querés, subí… yo hago las palomitas.

Nicole se levantó, estirándose como un gato.

—Sos muy bobo.

—Y vos muy linda.

Ella se riĂł, subiĂł las escaleras y entrĂł al cuarto de Alex, que ya sentĂ­a como suyo por esa noche.

📱 "No está nada mal por ahora"

Se sentó en la cama, sacó su teléfono y vio dos mensajes nuevos.

Michelle:ÂżCĂłmo va todo, dormilona?

Hengely:ÂżYa se te declarĂł otra vez o todavĂ­a no?

Nicole sonrió, escribiendo rápido.

Nicole:No está nada mal por ahora.

En segundos, llegaron las respuestas.

Michelle:Disfrutá, pero con cabeza.

Hengely:Y con corazĂłn. Que se note que sos su novia.

Nicole dejó el teléfono a un lado, abrazó una almohada y se quedó mirando el techo.

No sabía qué iba a pasar esa noche, pero sí sabía que no quería estar en ningún otro lugar.

🎬 "Una película, dos corazones y un silencio que abriga"

La habitaciĂłn estaba en penumbra, iluminada solo por la luz azulada de la pantalla.

Nicole se acomodĂł en la cama, con las piernas cruzadas y una almohada abrazada al pecho.

Alex entrĂł con la cubeta de palomitas, el control en la otra mano, y una sonrisa que parecĂ­a hecha para esa noche.

—Listo. ¿Qué vemos?

—Algo que no sea de terror —dijo Nicole, firme pero con una risa escondida.

—¿Miedo?

—Mucho. No quiero terminar abrazándote por susto.

—¿Y si quiero que me abraces?

Nicole lo mirĂł, fingiendo indignaciĂłn.

—Sos un bobo.

—Y vos una valiente con miedo.

Eligieron una comedia romántica.

Nada muy cursi, pero con momentos que hacĂ­an reĂ­r y suspirar.

La pelĂ­cula empezĂł, y el silencio se volviĂł cĂłmodo.

Alex se sentĂł a su lado, no muy cerca, pero tampoco lejos.

Entre ellos, la cubeta de palomitas.

Nicole metĂ­a la mano cada tanto, sin mirar, como si el sabor la ayudara a calmar los nervios.

—¿Querés manta? —preguntó él.

—Sí, pero no me tapes toda. Me da calor.

Alex le pasĂł una manta suave, gris, con bordes azules.

Nicole se cubriĂł hasta la cintura, dejando los pies afuera.

—¿Así?

—Perfecto.

En la pantalla, los protagonistas discutĂ­an por una carta no entregada.

Nicole suspirĂł.

—Siempre se guardan lo que sienten.

—Como vos —dijo Alex, sin mirarla.

Nicole lo mirĂł de reojo.

—¿Y vos no?

—Yo lo digo… cuando sé que vale la pena.

Silencio.

La pelĂ­cula seguĂ­a, pero sus corazones estaban en otra escena.

Nicole se acomodó un poco más cerca.

No lo tocó, pero su hombro rozaba el de él cada vez que se movía.

—¿Te gusta esta película?

—Me gusta más verla con vos.

Nicole sonriĂł, bajando la mirada.

—¿Siempre decís cosas así?

—Solo cuando estoy con alguien que me importa.

La pelĂ­cula llegĂł a una escena donde los protagonistas bailaban bajo la lluvia.

Nicole se quedĂł quieta, con los ojos brillantes.

—¿Alguna vez bailaste bajo la lluvia?

—No. Pero si llueve esta semana… te invito.

—¿Y si no llueve?

—Te invito igual. Aunque sea bajo el techo.

Nicole se riĂł, bajito.

—Sos un romántico encubierto.

—Shhh… mirá la película.

Pasaron los minutos.

Las palomitas se acabaron.

La manta cubrĂ­a a ambos ahora, sin que lo notaran.

Nicole apoyĂł la cabeza en el hombro de Alex, sin decir nada.

Él no se movió. Solo bajó el volumen un poco, como si el silencio fuera más importante.

—¿Estás cómoda?

—Mucho.

—¿Querés que te tape más?

—No. Así está bien.

La pelĂ­cula terminĂł.

Pero ellos seguĂ­an ahĂ­, en esa escena que no necesitaba guiĂłn.

Nicole cerrĂł los ojos.

Alex la mirĂł, sin decir nada.

Y pensó: "Si esto es lo que se siente estar cerca… no quiero estar lejos nunca más."

🌙 "Dormir con alguien cerca… sin tocar el miedo"

La pelĂ­cula habĂ­a terminado hacĂ­a rato.

La pantalla mostraba recomendaciones que nadie miraba.

Nicole estaba recostada, con la cabeza en el hombro de Alex, los ojos entreabiertos y el corazĂłn en calma.

—¿Querés que apague la tele? —susurró él.

—Sí… ya no la estoy viendo.

Alex tomĂł el control, bajĂł el volumen y apagĂł la pantalla.

La habitación quedó en silencio, solo iluminada por la lámpara tenue del rincón.

Nicole se acomodó un poco más cerca, sin decir nada.

Alex la cubrió con la manta, con cuidado, como si cada movimiento pudiera romper algo frágil.

—¿Estás bien? —preguntó él, bajito.

—Sí… solo estoy cansada. Pero feliz.

Alex sonriĂł.

Se acostĂł a su lado, sin invadir su espacio, pero lo suficientemente cerca como para que ella sintiera su presencia.

—Si te da frío, avisame.

—Si me da miedo, también.

—No va a pasar nada malo.

Nicole cerrĂł los ojos.

Y en ese instante, se sintiĂł segura.

No por la casa.

No por la noche.

Sino por él.

🌤 "La mañana, el cepillo y una pregunta sincera"

El sol entraba por la ventana, suave y sin apuro.

Nicole se despertĂł despacio, con el cabello un poco revuelto y los ojos aĂşn pesados.

Fue al baño, se cepilló los dientes con movimientos lentos, y se miró al espejo.

SonriĂł.

No por cĂłmo se veĂ­a, sino por cĂłmo se sentĂ­a.

Alex ya estaba listo, con una camiseta limpia y las llaves en la mano.

—¿Lista?

—Sí.

Salieron juntos, caminando despacio.

El aire de la mañana era fresco, como si el mundo les diera permiso para seguir siendo suaves.

En el camino, Alex rompiĂł el silencio.

—¿Te gustó la noche?

Nicole lo mirĂł, con una sonrisa que no necesitaba palabras.

—Sí. Mucho.

Él asintió, sin decir nada más.

A veces, las respuestas no necesitan explicaciĂłn.

🏡 "Una siesta que guarda lo vivido"

Llegaron a casa.

Nicole se despidiĂł con un abrazo corto, pero lleno de algo que no se podĂ­a nombrar.

EntrĂł, dejĂł el bolso en su cuarto, se quitĂł los zapatos y se tirĂł en la cama.

No pensaba dormir.

Pero el cuerpo la traicionĂł.

CerrĂł los ojos.

Y en su mente, volviĂł a la manta, a las palomitas, a la frase "Esta noche, todo es como vos quieras."

Cálido.

Porque todo lo que pasó… se sintió como estar cerca del sol, sin quemarse.

"Fin del Capitulo 21"

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