LightReader

Chapter 29 - Capitulo 28-T2E4:La Noche de las Tres Citas

Nicole despertó sin apuro.

El sol entraba por la ventana con una luz tibia, como si supiera que ese día no era cualquiera.

Era el último del año.

Se sentó en la cama, se estiró con suavidad y abrazó a Conejín antes de bajar las escaleras en pijama.

En la cocina, su madre ya estaba sirviendo el desayuno.

—Buenos días, dormilona —dijo con una sonrisa.

—Buenos días, mami —respondió Nicole, frotándose los ojos.

—El desayuno está listo.

Nicole se sentó y empezó a comer.

Pan con mantequilla, jugo de naranja, y ese silencio cómodo que solo existe entre madre e hija.

Su madre la miró con curiosidad.

—¿Y con quién vas a pasar el conteo esta noche?

Nicole se detuvo.

—Quería ir con Alex… pero no puedo dejarte sola.

Su madre se conmovió.

—Eso es muy lindo, mi amor.

Pero ya pasamos doce años juntas.

Tal vez este año… podés hacer algo nuevo.

Nicole la miró.

Se levantó y la abrazó fuerte.

—Gracias por entender.

Después fregó su plato, subió a su cuarto y empezó a buscar ropa.

📱 El grupo de amigas

Mientras revisaba el armario, su celular vibró.

Era el grupo de WhatsApp: Las Reinas del Drama.

Hengely:

Hoy es mi segunda cita con Carlos 😍

Michelle:

¡Yo también tengo cita! Camilo me invitó a ver los fuegos 🎆

Nicole sonrió.

Nicole:

¡Qué emoción! Las dos tienen cita en Nochevieja 🥺💖

Pero al enviar el mensaje…

algo se le apretó en el pecho.

Alex no le había escrito.

Ni siquiera un "buenos días".

📞 La llamada

Nicole salió al balcón.

El cielo estaba claro.

El viento le movía el cabello.

Marcó el número de Alex.

Él respondió con voz suave:

—Hola, mi amor.

Nicole no saludó.

Solo dijo, con tono firme:

—Alex Nicolás Collado…

—¿Te acordaste de mí hoy?

Alex se rió bajito.

—Claro que sí.

Solo que… aún no sé dónde llevarte.

Nicole se quedó en silencio.

—¿Aún no sabés?

—Es que no lo pensé bien. Pero te tengo en mente, ¿eh?

Nicole bajó la mirada.

—Entonces pensaste en mí después.

Alex notó el cambio en su voz.

—Ey… no es eso. Solo que…

Nicole no lo dejó terminar.

—Ya entendí.

—Feliz año, Alex.

Colgó.

Entró al chat privado.

Y lo bloqueó.

Nicole se quedó en el sillón de su cuarto, con las piernas cruzadas y el celular entre las manos.

Jugaba un jueguito de deslizar frutas.

No estaba feliz.

Pero tampoco triste.

Solo… en pausa.

Conejín estaba a su lado, como siempre.

El ventilador giraba lento.

Y el cielo, allá afuera, empezaba a teñirse de dorado.

Entonces escuchó la voz de su madre desde abajo:

—Nicole… Alex vino a verte.

Nicole no respondió.

No se movió.

Solo bajó el volumen del juego y dejó el celular a un lado.

Unos segundos después, la puerta se abrió con cuidado.

Alex entró despacio.

Con la chaqueta gris, el cabello algo despeinado, y esa mirada que decía "vine porque no podía no venir".

Nicole lo miró sin levantarse.

—¿Solo cuando te bloqueo te acordás de que existo?

Alex cerró la puerta con suavidad.

—No digas eso…

—No me olvidé de vos.

Solo… me costó organizarme. Pero tengo algo para los dos.

Nicole lo miró de reojo.

—¿Qué cosa?

—Quiero ver el inicio del año con vos.

Y pensé que podríamos ir a la playa.

Nicole se quedó en silencio.

El enojo no se fue de golpe.

Pero empezó a aflojarse.

—¿A la playa?

—Sí. A ver los fuegos desde la arena.

A caminar descalzos.

A empezar el año… con vos.

Nicole bajó la mirada.

Jugó con el borde de su manga.

—Me sentí sola, ¿sabés?

—Cuando vi que no me escribiste…

sentí que no pensaste en mí.

Alex se acercó.

Se agachó frente a ella.

Y la abrazó.

—Siempre estás en mi mente, Nicole.

Aunque a veces no lo diga bien.

Ella apoyó la frente en su hombro.

Cerró los ojos.

Y dejó que el enojo se disolviera en ese abrazo.

🩱 Preparándose

Un rato después, Nicole se levantó.

—Me voy a poner algo casual para ir a la playa.

Y para bañarme… llevo un traje de baño por piezas.

Alex se sonrojó apenas.

—Está bien —dijo, mirando a otro lado.

Nicole se rió bajito.

—Tranquilo. No es provocador.

Solo cómodo.

Entró al baño.

Se duchó con agua tibia.

Se secó el cabello con una toalla suave.

Y se puso un pantalón corto de mezclilla, una blusa blanca con tirantes, y sandalias.

El traje de baño lo guardó en el bolso, junto con una toalla pequeña y un suéter por si hacía frío.

Cuando terminó, abrió la puerta del cuarto.

—Ya podés entrar.

Alex la miró.

Y sonrió.

—Te ves linda.

Nicole bajó la mirada, sonrojada.

—Gracias.

—Yo tengo mi ropa en casa —dijo él—. ¿Me acompañás a buscarla?

Nicole asintió.

—Claro. Pero vos manejás.

—Obvio —respondió él, sacando las llaves del bolsillo—.

Aunque si querés, te dejo elegir la música.

—Entonces sí voy —dijo ella, sonriendo.

Salieron de la casa de Nicole.

El cielo ya empezaba a teñirse de naranja.

Las calles estaban tranquilas, como si el mundo se estuviera preparando para el conteo.

Caminaron sin apuro.

Nicole llevaba su bolso colgado al hombro, con el traje de baño guardado y Conejín asomando un poco por la cremallera.

Alex iba a su lado, con las manos en los bolsillos y el corazón latiendo más rápido de lo normal.

—¿Estás nervioso? —preguntó Nicole, sin mirarlo.

—Un poco.

No por la playa… sino por vos.

Nicole sonrió.

—¿Y eso?

—Porque no quiero arruinar esta noche.

—Ya la arruinaste un poquito —dijo ella, con tono suave.

—Pero viniste.

Y eso… la está arreglando.

Alex la miró.

—Gracias por no cerrarme la puerta.

—Gracias por no dejarme sola.

Nicole se detuvo un segundo.

Miró el cielo.

—¿Sabés qué quiero esta noche?

—¿Qué?

—Sentirme elegida.

Alex se quedó en silencio.

Luego asintió.

—Entonces esta noche… va a ser tuya.

Siguieron caminando.

Pasaron por una tienda cerrada, por un parque vacío, por una esquina donde una pareja se abrazaba.

Nicole miró a Alex de reojo.

—¿Y si no hay fuegos?

—Entonces los inventamos —respondió él.

—¿Y si llueve?

—Nos mojamos juntos.

Nicole se rió.

—Sos cursi.

—Sos mi cursi —dijo él, sin pensarlo.

Nicole se sonrojó.

Pero no respondió.

Solo caminó un poco más cerca.

🏠 "¿Y ustedes qué estaban haciendo, eh?"

Nicole y Alex llegaron a la casa de él.

El cielo ya estaba pintado de violeta, y el aire olía a pólvora lejana y promesas de medianoche.

Alex tocó el timbre.

La puerta se abrió enseguida.

—¡Ajá! —dijo Emilia, su hermana de 14 años, con una sonrisa traviesa—.

¿Y ustedes qué estaban haciendo, eh?

Nicole se congeló.

Alex se sonrojó al instante.

—¡Nada! —dijeron los dos al mismo tiempo.

—Claro, claro… "nada" —repitió Emilia, cruzándose de brazos—.

Dos adolescentes, caminando juntos, con bolsos y miradas sospechosas…

¡Eso huele a romance de fin de año!

—¡Emilia, basta! —protestó Alex, rojo como un tomate.

—¡Es broma! —dijo ella, riéndose—. Pasen, tortolitos. No los voy a delatar… todavía.

Nicole entró con una sonrisa tímida.

Alex cerró la puerta detrás de ellos.

Desde el suelo, en la sala, una vocecita se hizo escuchar:

—¿Vos sos la novia de mi hermano?

Era Alexandra, la hermanita menor, de 7 años, con dos coletas despeinadas y una caja de crayones en la mano.

Nicole se agachó un poco.

—Eh… sí. Creo que sí.

—¿Y ya se besaron?

—¡Alexandra! —gritó Emilia desde la cocina—. ¡No seas tan intensa!

—¿Y por qué no? —dijo la nena—. Si son novios, se besan. Así es en las novelas.

Nicole se rió, nerviosa.

—Todavía no… pero hablamos mucho.

Alexandra la miró con cara seria.

—Bueno. Pero si no se besan hoy, no son novios de verdad.

—¡¿Qué?! —dijo Alex desde la escalera, con la mochila en la espalda—. ¡¿Quién te enseñó eso?!

—La tele —respondió Alexandra, como si fuera obvio.

Emilia volvió con una botella de agua.

—No le hagas caso. Está en su era de "detective del amor".

Nicole se sentó en el sofá, aún sonrojada.

—Tu familia es muy… directa.

—Y eso que no vino la abuela —dijo Emilia—. Ella te pregunta si querés casarte y cuántos hijos pensás tener.

Nicole se tapó la cara con las manos.

—Me gusta estar acá… pero me van a matar de vergüenza.

Alex bajó con una camisa blanca en la mano y una sonrisa nerviosa.

—¿Listos para la playa?

—¿Van solos? —preguntó Emilia, con tono curioso.

—Sí —respondió Alex—. Solo nosotros dos.

—Romántico… —dijo Emilia, alzando las cejas.

—¡Y misterioso! —agregó Alexandra—. ¡Quiero que me cuenten todo después!

Nicole se rió.

—Solo si no nos espían.

—Prometido —dijo Emilia, haciendo un gesto de cerrar la boca con llave.

Salieron entre risas, con el cielo encendido de luces y el corazón un poquito más liviano.

Y mientras caminaban hacia la playa, Nicole pensó:

"Tal vez no todo es perfecto…

pero con él, incluso lo incómodo se siente bonito."

🌅"La playa perfecta… porque estás vos"

Alex y Nicole llegaron a la playa justo cuando el sol comenzaba a bajar.

El cielo estaba pintado de naranja, rosa y violeta.

El mar brillaba como si tuviera luces propias.

Nicole se detuvo un momento, mirando hacia el horizonte.

—Es… hermoso —dijo, con una sonrisa suave—.

Más de lo que imaginaba.

Alex la miró de reojo.

—Me inspiré en tu hermosura para encontrar la playa perfecta.

Nicole se sonrojó.

Y sin decir nada, le dio un besito en el cachete.

—Tonto —susurró, pero con ternura.

🏖️ En la arena

Ya en la arena, Nicole miró a su alrededor.

—¿Dónde nos vamos a sentar? Hay bastante gente todavía…

Alex señaló hacia un espacio libre.

—Por ahora, en cualquier lugar.

Pero para el conteo… tengo un sitio reservado solo para nosotros.

Nicole lo miró, sorprendida.

—Sos muy detallista.

—Lo hago por vos —respondió él, sin dudar.

Encontraron un rincón tranquilo, cerca de unas palmeras.

Nicole sacó una manta de su bolso y la extendió sobre la arena.

Se sentaron juntos, con las piernas cruzadas y el sonido del mar acariciando el fondo.

Nicole miró el agua, hipnotizada.

—Se ve tan lindo el mar a esta hora…

Cuando me bañe, voy a buscar perlas.

Alex sonrió.

—Y si no hay, las inventamos.

—¿Como los fuegos?

—Como todo lo que no se ve, pero se siente.

Nicole lo miró con una mezcla de ternura y picardía.

—A veces decís cosas que me hacen quererte más.

Alex bajó la mirada, sonrojado.

—¿Y a veces?

—A veces también.

🏃‍♀️ Al vestidor

Unos minutos después, Nicole se levantó de golpe.

—¡Ay! Me quiero bañar ya.

¿Me acompañás al vestidor?

—Claro —dijo Alex, poniéndose de pie enseguida.

Caminaron juntos hasta los vestidores públicos.

Había una fila corta, así que aprovecharon para comer unas salchichas que habían comprado de camino.

—Están frías —dijo Nicole, haciendo una mueca.

—Pero igual ricas —respondió Alex, dándole un mordisco.

Cuando llegó el turno de Nicole, ella se detuvo frente a la puerta del vestidor.

—¿Me hacés un favor?

—Sí, decime.

—Te voy a pasar mi ropa por arriba de la puerta. ¿La podés guardar en mi bolso?

—Sí, no hay problema.

Nicole entró.

Unos segundos después, por encima de la puerta, le pasó su blusa, su pantalón corto y las sandalias.

Alex las tomó con cuidado, como si fueran frágiles.

—Listo —dijo él, guardándolas en el bolso.

—Gracias —respondió Nicole desde adentro.

Pasaron unos minutos.

Cuando Nicole salió, Alex se quedó quieto.

Ella llevaba un bikini verde, sencillo pero bonito, con un pareo atado a la cintura.

El sol le daba justo en la piel, y su cabello aún húmedo caía sobre los hombros.

—¿Y? —preguntó ella, con una sonrisa tímida—. ¿Me queda bien?

Alex se sonrojó.

—Te ves… muy linda.

Nicole bajó la mirada, sonriendo.

—Gracias.

—¿Vamos al agua?

—Vamos.

Y caminaron juntos hacia el mar, con las olas esperándolos como si también quisieran abrazarlos.

🌊 Escena en el mar: "La perla que no fue"

Nicole se metió en la orilla del mar, con el agua tibia acariciándole los tobillos.

Miraba hacia abajo, buscando entre la arena y las pequeñas conchas algo especial.

—Quiero encontrar una perla —dijo, con ilusión en los ojos.

Alex se inclinó junto a ella, ayudándola a escarbar entre las olas suaves.

Después de unos minutos, levantó algo brillante.

—¡Mirá! —exclamó Nicole, emocionada.

Lo tomó entre sus manos.

Parecía una perla… pero al mirarla mejor, solo era una bolita de decoración, seguramente caída de algún collar barato.

Nicole bajó la mirada.

Su sonrisa se apagó.

—No es una perla… —susurró, decepcionada.

Alex la observó, con ternura.

Se acercó despacio.

—No te pongas triste.

Te voy a dar algo mejor.

Nicole lo miró, aún con el gesto caído.

—¿Qué cosa?

Alex no respondió.

Solo se inclinó y le robó un beso suave en los labios.

—Un beso con cariño —dijo, sonrojado.

Nicole se quedó paralizada un segundo.

Luego, con las mejillas encendidas, lo abrazó fuerte.

—Entonces sí… es mejor que una perla.

El mar siguió brillando detrás de ellos, como si también celebrara ese instante.

🍽️ Perspectiva de Hengely: "La cita inesperada"

Mientras tanto, en un restaurante cerca del mar, Hengely llegaba con pasos nerviosos.

Carlos ya la esperaba en la entrada, con una camisa sencilla y el cabello peinado hacia atrás.

Cuando la vio, se sonrojó.

—Hola… —dijo, bajando la mirada.

Hengely también se sonrojó.

—Hola, Carlos.

Se quedaron unos segundos en silencio, hasta que él extendió la mano.

—Vamos, ya reservé una mesa.

Entraron juntos.

El restaurante estaba decorado con luces cálidas y velas en cada mesa.

El murmullo del mar se escuchaba de fondo, mezclado con música suave.

Sentados frente a frente, Carlos jugaba nervioso con la servilleta.

—Nunca pensé que me ibas a aceptar una segunda cita.

Hengely sonrió tímida.

—Yo tampoco pensé que me ibas a invitar otra vez.

Carlos la miró, con los ojos brillosos.

—Es que… me gustás mucho.

Hengely se sonrojó aún más.

—A mí también me gustás.

El mesero llegó con dos platos de pasta y vino sin alcohol.

Comieron entre risas, hablando de cosas simples: la escuela, los amigos, los planes para el nuevo año.

En un momento, Carlos se animó a tomarle la mano sobre la mesa.

Hengely lo dejó.

Y ambos se quedaron mirándose, con el mar de fondo y el corazón latiendo más rápido.

"Tal vez este año sí empiece con algo nuevo" pensó Hengely, mientras Carlos le sonreía con ternura.

🌿 Perspectiva de Michelle:"Un patio para dos" 

Michelle llegó al patio-comedor al caer la tarde.

El lugar estaba decorado con luces pequeñas colgadas entre los árboles y mesas de madera rústica.

El aire olía a comida casera y flores frescas, y el ambiente era acogedor, como si el tiempo se detuviera ahí.

Camilo ya la esperaba en una mesa apartada, cerca de una pared cubierta de enredaderas.

Cuando la vio, se levantó enseguida, sonrojado.

—Hola, Michelle —dijo, nervioso.

—Hola, Camilo —respondió ella, igual de tímida.

🍽️ La cena

Se sentaron frente a frente.

Camilo había pedido jugo natural y unos platos sencillos: arroz con vegetales y carne guisada.

Michelle probó un bocado y sonrió.

—Está delicioso.

—Me alegra que te guste —respondió él, jugando con la servilleta para disimular su nerviosismo.

Hablaron de cosas simples: la escuela, los amigos, los planes para el nuevo año.

Cada tanto, las luces del patio iluminaban sus rostros, y ambos se miraban más de lo que hablaban.

🌌 La confesión

Después de cenar, se quedaron un rato en silencio, escuchando la música suave que sonaba desde un parlante escondido.

Camilo respiró hondo, como si juntara valor.

Miró a Michelle directamente a los ojos.

—Michelle… —dijo con voz baja—. Tengo que decirte algo.

Ella lo miró, curiosa.

—¿Qué pasa?

Camilo apretó las manos sobre la mesa.

—Me gustás. Desde hace tiempo.

Y… no quería que terminara el año sin decírtelo.

Michelle se quedó quieta, sorprendida.

Su corazón latía rápido.

—¿En serio?

Camilo asintió, nervioso.

—Sí. Me gustás mucho.

Michelle bajó la mirada, sonrojada, y una sonrisa tímida se dibujó en su rostro.

—Yo también siento algo por vos.

El silencio se llenó de complicidad.

Las luces del patio parecían brillar más fuerte, como si celebraran esa confesión.

Camilo se relajó, sonriendo.

—Entonces… este año nuevo empieza bien.

Michelle lo miró, con los ojos brillosos.

—Sí… empieza con nosotros.

🎬 Cierre paralelo

Mientras Nicole y Alex vivían su momento en la playa, y Hengely disfrutaba su cita en el restaurante, Michelle y Camilo compartían la calma de un patio-comedor, con luces cálidas y una confesión que los acercaba más que nunca.

"Fin del Capitulo 28-T2E4"

More Chapters