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Chapter 2 - 02

Episodio 2 — El Día en que el Viento Cambió

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🌤️ Amanecer en la Aldea del Viento Blanc

El sol recién asomaba por encima de las montañas nevadas, derramando una luz cálida sobre las casas de madera. El viento soplaba suave, como si estuviera bostezando.

Dentro de una casita humilde, Eiden dormía profundamente…

Tanto que ya tenía tres horas de retraso.

—¡EIDEEEEEN! —gritó la anciana Matsu desde afuera—. ¡Te dije que vinieras a ayudarme con los troncos! ¡Hace frío y mis huesos crujen como puertas oxidadas!

Eiden, con el pelo totalmente despeinado, saltó de la cama como si lo hubieran atacado.

—¡A-Ahora voy, Matsu! ¡Perdón! ¡Perdón! —tropezó con una mesa y casi se cae—. ¡Ay, mis rodillas!

Se puso la capa a medias y salió corriendo.

Afuera, Matsu lo esperaba con los brazos cruzados.

—Muchacho… —lo miró fijamente—. ¿Dormiste bien?

—Sí… perdón… creo que dormí demasiado bien.

—¡Se nota! —le tiró un tronco enorme a los brazos.

Eiden casi cae de espaldas, pero lo aguantó con las dos manos temblorosas.

—¡Espera, espera! ¡Está… está pesado!

—Si no podés con eso, ¿cómo vas a cargar un balde de agua? —dijo Matsu con una sonrisa maliciosa.

Eiden, rojo, solo respondió:

—Bueno… supongo que… moriré temprano.

La anciana se rió tan fuerte que casi se ahoga del frio.

A lo lejos se acercaban dos chicos:

Riku, un joven de la aldea, el más enérgico y torpe del norte.

—¡EIDEEN! ¡TE ESTABA BUSCANDO! —venía corriendo, pero se resbaló y se estrelló contra la nieve—. ¡AHHH! ¡Mi dignidad!

Lena, dulce, tranquila, y siempre preocupada por todos.

—Riku, levantate… —suspiró mientras lo ayudaba—. Sos un desastre.

Eiden se rió un poco.

—Buenos días, chicos.

Riku se acercó a Eiden como si fuera un entrenador profesional.

—¡Eiden! ¡Hice 30 flexiones hoy! ¿Cuántas hiciste vos?

—Bueno… una… pero creo que también contaba como estiramiento…

—¡No! ¡No cuenta! —Riku lo agarró de la ropa—. ¡Tenés que entrenar conmigo! ¡Hoy vamos a despertar esos músculos dormidos! ¡Vamos a convertirte en un guerrero!

Lena se cruzó de brazos.

—Riku, no seas exagerado. A Eiden le cuesta… todo.

Eiden sonrió nervioso.

—Yo creo que si me apuran mucho… me muero.

Matsu soltó un carcajazo:

—¡Exacto, Lena! ¡Ese chico es frágil como una rama congelada!

Riku, indignado, señaló a todos:

—¡Pues entonces yo lo voy a entrenar! ¡Voy a hacer de Eiden un héroe!

Eiden, pálido:

—O un cadáver… depende.

El viento del norte sopló un poco más fuerte de lo normal.

Lena se detuvo.

—¿Sintieron eso?

Riku rascó su cabeza.

—¿El viento? ¿Qué tiene?

—Fue extraño… como si viniera desde más allá del Bosque Blanco.

Eiden miró hacia el horizonte.

Los árboles parecían moverse más de lo común.

—Quizá… es solo una tormenta —dijo.

Matsu negó con la cabeza.

—Un viento así no viene por una tormenta. Viene de algo… más grande.

Riku tragó saliva.

—¿Más grande como qué?

La anciana respondió con un tono casi misterioso:

—Dicen que cuando el viento cambia… significa que alguien muy fuerte está viajando cerca.

Lena abrió mucho los ojos.

—¿Cómo fuerte?

—Fuerte como… —Matsu suspiró—. De esos que pueden aplastar un país entero si quieren.

Eiden retrocedió un poco.

—¿P-p… personas así existen?

Matsu lo miró.

—Existen, chico. Y es mejor que nunca se acerquen a una aldeíta como esta.

Riku se cruzó de brazos.

—Bah, seguro es solo el viento. Nadie fuerte vendría a un lugar perdido como este. ¡Si venís acá es porque estás aburrido de vivir!

Eiden suspiró.

—Eso… no da tanta tranquilidad como pensás.

El viento volvió a soplar.

Esta vez más frío.

Más pesado.

Como si cortara el aire.

A lo lejos…

un punto negro avanzaba por el cielo.

Muy lejos.

Pero real.

Lena lo notó.

—¿Qué… es eso?

Eiden entrecerró los ojos.

—No sé… pero viene hacia acá.

Matsu murmuró:

—Hoy… el viento cambió.

El punto que había visto Lena seguía creciendo.

Lento al principio.

Pero luego… más rápido.

Riku se puso la mano en la frente como si fuera un explorador profesional.

—Mmm… A ver… sí… sí… definitivamente… —pausó—. No tengo ni idea qué es eso.

Lena suspiró.

—Eso ya lo sabíamos, Riku.

Eiden solo tragó saliva. El aire estaba helado. El viento había dejado de soplar… como si también estuviera observando.

Matsu se apoyó en su bastón.

—Muchachos… escuchen algo: si lo que viene no parece humano, corran. Y si parece humano… corran más rápido.

Riku abrió los ojos.

—¿Por qué más rápido si es humano?

—Porque los humanos fuertes son los peores —dijo Matsu sin titubear.

Eiden, pálido:

—Eso no me ayuda…

Lena tomó a Eiden del brazo.

—Tranquilo, seguro no es nada.

—¿Y si sí es algo? —preguntó él, temblando—. ¿Y si es… no sé… un monstruo gigante?

Riku, confiado:

—¡Ni loco! Un monstruo gigante no vendría acá. ¡Nosotros vivimos en medio de la nada! Somos como… como esas aplicaciones que nadie usa. ¡Nadie se acuerda de nosotros!

Eiden bajó la cabeza.

—Eso tampoco me da tranquilidad…

Matsu rió.

—Es que ustedes dos se asustan de todo.

Riku señaló a Eiden.

—¡Eh, yo no! ¡Eiden es el que se asusta! ¡Yo soy el héroe de mi propia historia!

Lena levantó una ceja.

—Riku… ayer lloraste porque se te cayó el pan al piso.

—¡Era el último pan! —respondió indignado.

Eiden soltó una risa pequeña.

—Es verdad… lloraste como quince minutos.

—¡Y lo haría de nuevo! —respondió Riku muy serio.

El punto negro finalmente pasó entre las nubes.

Era una figura humana…

con una capa larga…

y una máscara extraña.

Bajó del cielo como si flotara, reduciendo velocidad hasta aterrizar frente a la entrada de la aldea.

El suelo vibró suavemente.

Eiden sintió un escalofrío.

Lena dio un paso atrás.

Riku tragó saliva.

—Ok… eso NO es normal.

La figura levantó la cabeza.

Su voz era grave, pero calmada:

—…Aldea del Viento Blanco.

Matsu murmuró:

—Esto… no es bueno.

El hombre caminó lentamente hacia ellos.

No tenía un aura malvada…

Pero tampoco era alguien común.

Cuando estuvo a pocos metros, extendió la mano y mostró un medallón.

—Vengo de… —pausó—. Bueno, eso no importa. Solo busco información.

Riku, nervioso:

—¿Info… información de qué?

—Estoy buscando… un rastro de energía inestable que se registró cerca de este sector hace un mes.

Matsu entrecerró los ojos.

—¿Energía… qué?

El hombre los observó uno por uno y finalmente se detuvo frente a…

Eiden.

El corazón del chico casi se salió por la boca.

—Tú —dijo el visitante—. Acércate.

Eiden dio un paso atrás.

—¿Y-yo? ¿Por qué yo?

—Relájate —dijo el hombre—. No voy a hacerte daño.

Riku se puso adelante de Eiden con los brazos abiertos.

—¡Si le querés hacer algo a mi amigo, vas a tener que pasar por mí!

El hombre lo miró.

—No te preocupes. Pasar por ti sería demasiado fácil.

Riku bajó los brazos.

—…Ok, sí, tenés razón. —Se giró a Eiden—. Bro, creo que estás solo en esta.

Lena se acercó a Eiden, susurrándole:

—Eiden… no pasa nada. Habla con él.

Eiden temblaba.

—P-pero… ¿qué pasa si me mata?

—Entonces al menos murió siendo valiente —respondió Riku.

—¡Riku! —gritaron Lena y Matsu.

—¿Qué? Solo trato de ser honesto…

El hombre inclinó la cabeza hacia Eiden.

—Hace un mes… hubo un estallido de energía anómala en esta zona. Una señal pequeña… pero diferente a todo lo registrado.

Eiden trago saliva.

—¿Y-yo… tengo cara de estallido?

El hombre no respondió a la broma.

Se acercó aún más.

Eiden sintió un hormigueo por todo el cuerpo.

—Interesante —murmuró la figura—. No sos fuerte… no tenés aura… no tenés entrenamiento…

Hizo silencio unos segundos.

—Pero hay algo extraño en vos. Algo… que no debería existir en una aldea tan tranquila.

Eiden retrocedió.

—¿Eh? ¿Qué… qué tengo?

Riku levantó la mano.

—¡Yo puedo decirte qué tiene! ¡Tiene mala suerte!

Lena le pegó en la cabeza.

—¡Riku, no molestes!

El visitante continuó:

—Solo vine a investigar. Y a advertirles algo…

Todos se quedaron mudos.

El hombre guardó el medallón.

—Alguien más está buscando lo mismo que yo.

Y ellos… no son amistosos.

Eiden sintió un nudo en el estómago.

—¿A-alguien más?

—Sí. Y si ellos llegan primero… su aldea será destruida.

Silencio.

Solo el viento.

El hombre se dio vuelta para marcharse.

—Tengan cuidado. El viento cambió hoy… y nada vuelve a ser igual después de eso.

La noche cae rápido.

Eiden y Lira vuelven a sus casas, pero algo en el ambiente cambió: el bosque ya no suena igual.

Los grillos callaron.

Los pájaros dejaron de moverse.

El viento sopla más frío de lo normal.

Lira frunce el ceño.

Lira:

—Eiden… ¿sentís eso?

Eiden:

—Sí… parece como si todo dejara de respirar.

Un crujido fuerte retumba entre los árboles.

Ambos se detienen.

Lira:

—Eso no fue un animal pequeño.

Otro crujido.

Más cercano.

Eiden da un paso atrás.

Lira lo toma del brazo y lo pone detrás suyo.

Eiden:

—Lira… yo te cubro si querés…

Lira:

—Eiden. Vos no cubrirías ni una almohada.

Un tercer crujido rompe el suelo.

Una sombra enorme aparece detrás de los troncos.

Sale una criatura gris, de hombros anchos y brazos largos, con garras negras de más de 20 cm. Sus ojos brillan rojo.

Una Bestia Gura, criatura que NO debería estar cerca de aldeas.

Eiden:

—¿Eso es un…?

Lira:

—Sí. Y estamos muertos si no corremos A—HORA.

Pero la criatura ya está demasiado cerca.

Con un rugido desgarrador, la Bestia Gura salta hacia ellos.

La cámara acelera.

Lira empuja a Eiden hacia atrás justo cuando la criatura cae.

PAM

El impacto abre una grieta pequeña en el suelo.

Eiden rueda por la tierra.

Eiden:

—¡Lira!

Ella se pone en guardia.

No sabe pelear como un soldado, pero ha repelido animales salvajes antes.

Respira hondo.

La Bestia Gura lanza un zarpazo directo hacia su cabeza.

Lira esquiva inclinándose hacia abajo, la garra pasa rozándole el flequillo.

El aire hace fuuuum al cortar por encima.

Lira retrocede.

Otro golpe viene.

Ella se cubre con los antebrazos.

CRASH

El impacto la arrastra dos metros atrás, dejando marcas en la tierra.

Lira grita del dolor, pero no cae.

Eiden la mira, temblando.

Eiden (pensamiento):

Es demasiado peligroso… ¡no puedo solo mirar!

Pero sus piernas no se mueven.

El miedo lo atrapa.

La Bestia se gira hacia él.

Eiden retrocede mientras la criatura avanza con pasos pesados, hundiendo la tierra.

Lira (gritando):

—¡EIDEN, CORRÉ!

Pero él resbala.

Cae sentado.

La Bestia ya salta hacia él con ambas garras levantadas.

En el aire, el tiempo se ralentiza.

Los ojos de Eiden se abren de par en par.

Su respiración se corta.

Sus manos se levantan por reflejo.

La Bestia baja como un martillo.

BOOOM

La cámara muestra el momento:

Eiden pone los brazos cruzados

La criatura cae sobre él

El suelo estalla en polvo

La fuerza lo desliza varios metros

Eiden grita de dolor, los huesos le vibran, pero…

No muere.

La Bestia queda encorvada encima de él, empujándolo al suelo.

Eiden tiembla, sudando, los dientes apretados.

Eiden:

—Aaaaah… ¡LIRA…!

Ella corre hacia la criatura con una rama gruesa que encontró en el suelo.

Lira:

—¡Soltalo, basura gigante!

Le pega en la espalda con todas sus fuerzas.

PAM

La rama se parte en dos contra el monstruo.

Lira:

—¿¡QUÉ!? ¡¿NI ESO!?

La Bestia gira su cabeza lentamente hacia ella.

Lira da un paso atrás, tragando saliva.

Lira:

—…mejor retrocedo.

La Bestia suelta a Eiden y se lanza hacia Lira.

Eiden, todavía tirado, ve cómo la Bestia salta hacia su amiga.

Algo se enciende en él.

Un reflejo.

Eiden:

—¡NO—TE—LA—LLEVES!

Se lanza hacia adelante, tirándose del suelo como puede, y agarrando la pierna de la Bestia en pleno salto.

La criatura se desequilibra.

Cae de costado.

THUD

Lira aprovecha y toma una piedra grande del suelo.

Lira:

—¡No te metas con mi aldea, monstruo feo!

Y le mete una piedra en la cara.

PAM PAM PAM

Eiden sorprendido.

Eiden:

—¡Lira estás loca!

Lira:

—¡Vos empezaste agarrándole la pata como si fuera un pollo!

La Bestia ruge, furiosa.

Se incorpora con la mitad del rostro sangrando.

Los dos retroceden.

Lira:

—Eiden… cuando diga “YA”, corremos.

Eiden:

—¿Y si no funciona?

Lira:

—Bueno… por lo menos lo intentamos.

La Bestia toma impulso.

Levanta la garra.

Todo se ralentiza.

Lira:

—¡YA!

Ambos salen corriendo hacia la aldea, dando tumbos.

La Bestia los persigue, rompiendo ramas, árboles, lo que sea.

La escena termina con un último rugido detrás:

GRUUUUAAAAAHHHH

Y la pantalla corta a negro.

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