"Nada mal" - murmuró Obito al escuchar cómo el número de Shiro Zetsu había regresado a cómo era antes de la invasión a Kumogakure no Sato, todo esto gracias a que Kuro Zetsu había estado trabajado como si su vida dependiera de ello, aunque esto había causado que la última raíz del Shinju se secara al punto de que era obvio que no habría más clones - "Una lástima que no podamos aumentar más nuestros números"
"De hecho, podemos revivir una raíz, el problema es que necesitaremos muchos más sacrificios" - respondió Kuro Zetsu con una expresión tranquila en su rostro - "Pero eso podría ser más peligroso que beneficioso"
"¿Lo dices por las aldeas?" - preguntó Obito con desdén mientras su Rinnegan brillaba con maldad - "No tienes que preocuparte por eso, puedo defendernos, además, podemos movernos cuando ellos estén su estúpida reunión"
"Tienes un punto" - asintió Kuro Zetsu mientras una sonrisa llena de desdén - "¿Ya tienes todo listo, Obito?"
Obito no pudo responder porque sintió cómo algo dentro de él cambiaba, así que frunció el ceño - "Zetsu, mejor ataca aldeas ninja"
"¿Eh? ¿Y ese cambió tan repentino, Obito?" - dijo Kuro Zetsu mientras fingía sorpresa, aunque por dentro él estaba sonriendo con aún más desdén, porque era obvio que su habilidad para controlar la mente de su 'compañero' era perfecta - "¿Estás seguro?"
Obito nuevamente se quedó en silencio mientras sentía cómo recuperaba la compostura, solo para fruncir el ceño - "Olvida lo que dijo, no podemos permitirnos que las grandes aldeas descubran nuestras intenciones, así que te recomiendo que ataques las pequeñas aldeas externas"
"Entendido" - asintió Kuro Zetsu mientras entrecerraba los ojos porque era obvio que su control sobre la mente de su compañero no era tan perfecto como pensaba - "¿Y qué haremos por ahora?"
"Esperar, aunque ahora tengo curiosidad por saber qué es lo que están haciendo el Kyuubi y el Nibi" - dijo Obito mientras fruncía el ceño.
"El Kyuubi, Kurama Uzumaki, actualmente está negociando con el Daimio de Mizu no Kuni" - respondió Kuro Zetsu con una expresión tranquila en su rostro - "En cuanto al contenido de esa conversación, lo siento, pero mis Zetsu no pueden acercarse a él porque serían destrozados en cuestión de segundos"
"Por ese tono de voz, parece que odias al clan Uzumaki mucho más que yo" - dijo Obito mientras levantaba una ceja.
"Tengo mis motivos" - respondió Kuro Zetsu con desdén, aunque por dentro él estaba pensando en cómo habían logrado sobrevivir algunos miembros de ese maldito clan. Sí, él había sido en parte responsable de la masacre ocurrida en Uzu no Kuni, después de todo, él no podía dejar que un clan que descendía del Rikudou Sennin estuviera prosperando.
"Lo único que lamento, es que no haya podido eliminar esos insectos que ahora tengo caminando por mi jardín" - pensó Kuro Zetsu mientras ignoraba la mirada entrecerrada que su 'compañero' le estaba dando - "Sabía que no tenía que dejar que esos tres idiotas tomaran el control..."
*****
"No sabes cuánto te odio, Ao" - gruñó Mei Terumi mientras firmaba documento tras documento, y por lo que veía, todavía faltaban decenas - "¡Ya no soy la Mizukage! ¡¿Por qué tengo que trabajar aquí?!"
"Porque usted fue la que organizó todo esto, y es su deber como la responsable, el terminarlo" - respondió Ao mientras continuaba leyendo y firmando documentos como si su vida dependiera de ello - "Es mejor que guarde silencio y trabaje rápido, porque si sigue así, no podrá a ir a su cita con Kurama-dono"
Mei Terumi se quedó en silencio unos segundos antes de apretar sus dientes con furia, aunque para su mala suerte, esto no era lo peor que iba a escuchar.
"Se me olvidaba, durante la última semana, hemos tenido intercambios culturales con aldeas cercanas" - dijo Ao mientras continuaba trabajando sin levantar la mirada - "Es por eso que tenemos todos nuestros hoteles y restaurantes completamente reservados por días..."
"¡¿A caso me estás jodiendo?!" - exclamó Mei Terumi con furia mientras apretaba los dientes, después de todo, no se esperaba esto cuando estaba a punto de disfrutar el mejor día de su vida - "¡Como sea, voy a usar la sala V.I.P.!"
"Oh, eso no es posible" - respondió Ao mientras negaba con la cabeza.
"¡¿Por qué?!" - exclamó Mei Terumi con furia mientras apretaba los dientes.
"Porque nuestro Daimio está organizando una fiesta con sus familiares más cercanos" - respondió Ao, por fin levantando la mirada para notar los ojos rojos de furia de su antigua jefa - "No preguntes por qué no lo está haciendo en su mansión"
Mei Terumi parecía estar al borde del colapso, cuando Kurama entró a la oficina del Mizukage con una bandeja llena de bebidas, solo para ver las lágrimas corriendo por las mejillas de la hermosa mujer de Kirigakure no Sato - "¿Qué sucede?"
Mei Terumi rápidamente explicó lo que estaba sucediendo, solo para escuchar cómo su amado empezaba a reír - "¿A caso dije algo gracioso?"
"Por supuesto" - respondió Kurama con los brazos cruzados mientras le daba una pequeña sonrisa - "¿Quién dijo que teníamos que tener nuestra cita en Kiri? Recuerda que puedo teletransportarme a cualquier aldea, así que si no podemos comer o dormir aquí, podemos hacerlo en otro lugar"
"¡Eres el mejor, Kurama-kun!" - exclamó Mei Terumi mientras saltaba a los brazos del pelirrojo y le daba un apasionado beso - "¿Qué haría sin ti?"
"Serías Mizukage" - respondió Kurama mientras le daba una mirada en blanco.
"Oh, tienes un punto" - murmuró Mei Terumi mientras su mirada se ponía vacía, aunque rápidamente regresó la normalidad - "Lo bueno es que eso no sucedió, y ahora tengo pareja, y no moriré como una vieja solterona"
"¿Eso es lo que te molestaba?" - preguntó Kurama mientras levantaba una ceja porque no lo entendía, después de todo, Mei Terumi era una mujer hermosa, una que cualquier hombre desearía conquistar - "Como sea... ¿Estás lista?"
"¡Por supuesto!" - exclamó Mei Terumi con una feliz sonrisa.
"¡Esperen, todavía queda mucho trabajo qué hacer!" - exclamó Ao, solo para ver cómo la pareja desaparecía, dejando gran parte de trabajo sin completar, lo que lo dejó congelado - ". . ."
Ao simplemente no pudo más y explotó, soltando un grito de furia que resonó en toda la aldea, aunque luego de eso no pudo hacer más que ponerse a trabajar, pero lo que era más triste, es que mientras él sufría en el trabajo, Mei estaba sonriendo de la felicidad, visitando todas las aldeas durante toda la tarde, cayendo en un hotel de Kumogakure no Sato al anochecer.
"¡Más fuerte!" - exclamó Mei con una feliz sonrisa de placer al sentir cómo su amante estaba por fin cumpliendo con su parte, invadiendo su interior como si fuera un animal salvaje - "¡No necesitas contenerte ~!"
Kurama simplemente asintió mientras tomaba a la mujer de la cintura y hacía todo lo que ella pedía.
"¡Hi ~!" - Mei Terumi soltó un gemido tan agudo que ni siquiera ella misma se lo creyó luego de sentir cómo su joven amante golpeaba uno de sus puntos G - "¡Mierda, Kurama-kun ~! ¡Sigue, no pares ~!"
Kurama rápidamente movió sus manos de la cadera de la mujer, a sus generosos pechos, apretando sus duros pezones, haciendo que su amante soltara aún más sonidos de placer.
Sin que los dos se dieran cuenta, los minutos avanzaron lentamente mientras el aroma a sexo se hacía cada vez más pesado, como si las feromonas de los dos cuerpos bailando una danza de lujuria, fueran cada vez más fuertes.
Ahora Mei Terumi estaba saltando sobre el duro miembro del chico, ignorando el sonido de su intimidad húmeda y expectante por el próximo movimiento de su amante. La antigua Mizukage estaba hundida en un placer que no había sentido antes, uno que sus juguetes sexuales, los mismo que había usado para desestresarse durante su época como líder de la resistencia contra Yagura.
Kurama simplemente pensó para él mismo, cómo la mujer de cabello castaño rojizo era igual a cómo aparentaba, una mujer seductora que parecía tener un líbido incontenible, porque era como si su vagina fuera una entidad separada a ella, una que parecía tener consciencia propia porque estaba apretándolo tan firmemente, que parecía que quería dejar sus bolas sin una gota de semen.
El joven de cabello rojo apretó los dientes mientras sentía cómo su semilla subía por sus testículos, solo para liberar toda su carga en el interior pulcro de la antigua Mizukage.
Mei Terumi soltó un agudo gemido de placer mientras presionaba su cuerpo contra el de Kurama, besándolo con una pasión que era imposible de ocultar, a la par de que también llegaba a su clímax.
Kurama podía sentir el cálido aliento de la mujer de cabello castaño rojizo, mientras sus enormes pechos se aplastaban contra sus pectorales, pero lo que era más sorprendente, era que la intimidad de Mei Terumi parecía estar todavía diciéndole 'esto no ha terminado', porque se negaba a soltarlo.
"Estoy lista para el segundo asalto" - dijo Mei Terumi con una mirada afilada por la creciente lujuria - "Puedo sentir cómo mi sangre hierve"
Kurama sintió un escalofrío recorrer su espalda baja, aunque rápidamente empezó a moverse, porque si eso era lo que su pareja deseaba, entonces él le daría hasta que ella estuviera satisfecha.
"¡Kya ~!" - y así, los gemidos de Mei Terumi continuaron escuchándose por unas cuantas horas más antes de que por fin pudiera calmar el calor de su interior.