TYSON
Cuando llegué a nuestro pequeño sitio de descanso y tranquilidad con diligencia me dirigí con Hestia en brazos rumbo a la tienda que permanecía intacta en el mismo lugar de siempre, Hestia iba en mis brazos sema dormida, sus fuerzas habían sido restadas, supongo que no fueron del todo amables. Llegamos a la tienda y rápidamente la puse sobre la cama que allí había. Cuando la coloqué en la cama pude ver con más detenimiento lo que le había hecho, su ropa estaba gastada y tenía alguna que herida que aún no había terminado de sanar, pero lo más imprescindible había sido hecho por Silena. El deje allí para que durmiera plácidamente. Me quede sentado al borde de la cama por un par de horas pensando en lo que había pasado y de cómo la vida de Hestia estuvo por un momento en mis manos. No sabía si sentirme orgulloso de haber manejado la situación de manera que no la lastimaran más ganando tiempo para que la ayuda viniera o si sentirme un inepto porque tendría que había podido liberarla de las manos de esos ineptos dioses que quisieron usar a Hestia para tener a Percy a su merced.
—Hey… gracias —con sus ojos entreabiertos me susurro ella con esa voz maternal que tanto le caracterizaba.
Hestia tenía esa capacidad de hacerte sentir que estabas en casa nuevamente. Ese concepto estaba un poco perdido para mí en estos últimos meses. Hui de donde estaba Zoe porque mi corazón no podía soportar estar cerca de ella, aún tenía una incomodidad. Cuando hui, solo fui perseguido por el recuerdo de Ella, lo cual era realmente aterrador, jamás hable de eso con nadie más que con Percy, porque sabía que él no me recriminaría nada, sino que solamente me escucharía. Y ahora luego de ver nuevamente a Zoe no sabía que pensar o sentir, aun no estaba preparado para hacerle frente… en estos momentos mi única respuesta seria la negativa de volver a estar a su lado.
—¿Gracias por qué? No hice nada… nada —dije soltando un poco de frustración acumulada de todos estos meses. Hestia sonrió ligeramente, eso me hizo estar aún más desconcertado.
—Me haces acordar a Percy… jamás se da crédito —me sonrojé ligeramente porque tenía razón, tal vez es un rasgo que por mucho que me cueste decirlo viene de manera innata en los hijos de Poseidón, ser modestos. —si tú no hubieras mantenido todo en suspenso, tal vez me hubieron hecho cosas peores... gracias —dijo mientras extendió su mano para darme una suave palmada en la mejilla, haciendo me sonreír un poco.
—¿Cómo te sientes? —pregunte con amabilidad, se veía tan frágil.
—Mejor… no sé qué habrá hecho Silena, pero se siente realmente bien… solo tengo las molestias de las heridas… por el maltrato de Ares —dijo mientras empezaba a sentarse en la cama sin pedirme ayuda.
No quería ser sobre cuidador, así que la deje que hiciera sus propios movimientos, pero no sin despegarle mis ojos ante cualquier eventualidad. Pasamos un par de horas conversando y tratando de explicarle todo lo que había pasado en este tiempo, Percy ya estaba aquí, asi no sería tan torpe con ella cuando se encontraran. Fui por un poco de néctar y ambrosia y las mezcle haciendo un súper concentrado. Y se lo di a tomar, empezó a brillar en una luz marrón y naranja como el fuego.
—¡Wooooow esto estuvo genial! —dijo sonriendo, lo cual también empezó a hacerme sentir mejor y cambiar mi propio estado de ánimo sombrío y frio. —¿Puedo tomar otro? —preguntó tímidamente mientras con su dedo terminaba de saborear hasta la última gota. Se veía tan gracioso.
—¡A la orden! digo después de todo eres una diosa. No creo que nada malo pase. Le dije saludando cual soldado, para luego y a preparar otro concentrado. Se lo termino casi con la misma facilidad con que termino el primero, así que cuando se lo termino Hestia estaba en su apariencia habitual y ya tenía el poder para poder renovar su gastada vestimenta, lo cual hizo sin dudar, así como también arreglar su cabellera castaña, sus ojos volvieron a brillar como una fogata —Veo que te sientes mejor —dije con una sonrisa en tu rostro.
—Yo lo estoy… la pregunta es si tú lo estás —desvié mi mirada porque sabía la situación a la que ella se refería.
—¡Oh! Eso… —dije tratando de esquivar el tema, pero falle inútilmente —No hay mucho que pueda decir… solo que es un tema cerrado —dije mientras me sentaba un poco distante de Hestia, su calidez me conmovía y yo quería y necesitaba estar fuerte y firme.
—Nunca sabes cuando las cosas han terminado —dijo y sus palabras no eran dulces para mí, sino amargas. No necesitaba escuchar eso, Zoe no estaba segura y yo no sería su segunda opción nunca, Artemisa aún tenía poder sobre ella y era más que obvio que Zoe se sentía ligada a ella y las cazadoras —Normalmente te daría la razón… pero...
—¡Tyson! —se escuchó un grito a las afueras de la tienda. Yo sabía quién era… sabía que quería, sabía lo que buscaba… pero yo no quería.
—Será mejor que me vaya… —dijo Hestia con una sonrisa de complicidad.
—¡Bromeas! Tengo que cuidar de ti. No puedo dejar que vayas a Olimpo, al menos no sin mí —Hestia se puso pensativa durante unos minutos y luego sonrió, mientras que yo me acomodaba para ir donde ella fuera.
—Iré al campamento con Percy —sonrió, pero la mire con ojos suplicantes de "no me dejes por favor", pero fue en vano, en unos minutos ya había desaparecido.
—¿Tyson? —la voz se escuchaba más cercana mientras que yo me di la media vuelta para no enfrentar su mirada y no dar ningún signo involuntario de debilidad o ablandamiento. Hestia te saliste con la tuya, esto va a ser engorroso. Finalmente sentí que ella entro en la tienda, podía sentir como hacia un paneo con la mirada para encontrarme en una esquina dándole la espalda. —Tyson ¿dónde está Hestia? —preguntó mirando a todo lado.
—Se fue… —respondí con apatía y desgano en mis palabras, no quería darle ningún pie a que sacara nuestro tema a colación. Al parecer mis palabras surtieron el efecto que yo quería porque hubo un silencio prologando que hizo más tenso el ambiento y más incómodo. —No la perdí, si eso es lo que piensas —dije un poco a la defensiva, casi podía adivinar lo duro que mis palabras eran para sus oídos y su corazón, y aunque no podía ver su rostro, si podía percibir que mis palabras eran como dagas para ella. Pero muy a pesar de mí mismo no me importaba, no quería sufrir más y haberme locamente enamorado de una cazadora fue un error… una cazadora siempre será una cazadora.
NICO
Después de la exquisita demostración de poder de los comandantes y capitanes del ejército de Caos con los dioses, había cierta incertidumbre entre todos con respecto a no considerarlos enemigos, pero Aetos… el hizo una buena introducción de manera que nadie tenía dudas de que ellos estaban de nuestro lado. Había algo en raro en Sky, un aire de ansiedad y nerviosismo, la manera en cómo pronuncio mi nombre, en cómo se quedaba mirando en dirección a mí. Tenía la apariencia de ser una sanguinaria descontrolada y yo aún aprecio las partes de mi cuerpo como para perderlas y no poder pelear.
Entrenar con Aetos fue increíble, aunque yo ya tenía conocimiento de algunas técnicas de esgrima y maximización de mis reflejos, el conocimiento y la depuración de su técnica eran superiores a las que Tyson me había enseñado, lo cual tenía sentido ya que era el comandante y campeón Caos. Cuando Aetos me emparejó con Mark solo podía pensar en una cosa: Venganza. Ni siquiera mi mente se enfocó demasiado en el objeto de mi venganza, sino en que realmente quería lastimarlo lo más posible. Él no era un mal espadachín, seguramente estaba por encima de cualquier hijo de Ares, incluyendo Clarisse (ni se lo digan o buscara la forma de matarme) pero ahora yo estaba por encima de él, por el entrenamiento con Tyson, aun reconozco que el día que murió Thalia… él hubiera ganado inevitablemente.
Cuando terminé de entrenar me fui a lavar un poco, donde me esperaba como siempre una muy entusiasta Lucy con una botella de agua, que fue lo que más me llamo la atención porque entrenar me había dejado deshidratado. Como característica de Lucy les diré solo una cosa: Tiene una sonrisa que te da un infarto. Me hace acordar mucho a Piper, no se esfuerza por ser o parecer bonita simplemente lo es. Ella obtuvo el liderazgo de cabaña de la misma forma que Piper, derroto a Drew. Eso sí fue genial porque sinceramente no me agrada Drew y su aire a Barbie súper mejorada.
—¡Hey eso estuvo genial! —dijo Lucy mientras me arrojaba la botella de agua, la cual no dude en agarrar y me la tome de un solo tirón. Refrescante, deliciosa y cristalina agua —Creo que Mark la ha pasado muy bien —mientras ocultaba una risa burlesca.
—En eso tienes razón —no pude aguantar la risa mientras el agua se escapaba de mi boca de tanta risa. Casi podía sentir la mirada de Sky sobre mí, con una postura rígida, no le di mucha importancia. La vi alejarse a pasos apresurados, mientras no podía evitar reír por las ocurrencias de Lucy.
—Hey ¿vamos a nadar? —me pregunto Lucy, normalmente lo hacíamos junto con los otros chicos, pero esto sonaba más personal y eso me asustaba, gire mi mirada hacia la entrada del campamento, donde está el árbol de Thalia y lo mire fijamente. Con un poco de nostalgia de saber que siempre dedicaba tiempo para ir a pensar a ese lugar y que tendría que sacrificar ese tiempo por ir a nadar a solas con alguien que obviamente tiene una atracción hacia mí.
—¡Parece que hay una pelea interesante! —un hijo de Apolo interrumpió la respuesta que estaba por darle, casi que me salvo de mí mismo —La comandante con ¡Annabeth y Mark! —grito mientras se iba corriendo hacia donde se encontraba el otro grupo de jefes de cabaña.
Le hice una seña a Lucy y salimos corriendo detrás de Leo y llegamos justo en el momento en que Annabeth estaba clavada contra un árbol con la espada de Thyra… pero en un momento se empezó a escuchar el quejido de la voz de Annabeth pronunciar algo, que al comienzo me pareció que mis oídos habían escuchado mal, pero que fue tomando fuerza poco a poco. Solo para confirmar lo que realmente estábamos viendo. La espada de Percy… Riptide ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Cuándo? Obtuvo esa espada.
—Riptide… ¡Riptide!¡Riptide! —para la última exclamación, el silencio reinaba en todo el campamento y todos teníamos nuestros ojos sobre Thyra y vi como Aetos se acercó lentamente hacia ella de manera protectora, estos tenían algo particular, no era una protección celosa, sino una protección natural ante una eventualidad. Me adelante ante la multitud que reacciono rápidamente empuñando sus armas.
—¡Como es que tienes esa espada! —grito Clarisse enfurecida, a pesar de la creencia de que los hijos de Ares odiaban a Percy, Clarisse había desarrollado una clase de respeto encubierto por Percy y más aún después de saber lo que hicieron con él y de cómo murió en mano de los monstruos, no dejaba que nadie se burlara o insultara la memoria de Percy… al igual que ninguno de nosotros lo permitió. Es una de las razones por las cuales Mark y Annabeth tuvieron que salir del campamento rumbo al Campamento Júpiter.
—Tranquilos… —intervine calmando un poco los ánimos de lo que parecía tornarse en otra disputa con un final que no hacía falta ser adivino para predecirlo. Me dirigí hacia Thyra quien se mantenía con los brazos cruzados —¿Puedo? —pregunté haciendo referencia a la espada, que aún permanecía en el hombro de Annabeth que a su vez permanecía clavada en el árbol.
Me acerque lentamente, mientras sentía que la mirada de todos me acompañaba en el corto camino rumbo al árbol. Examine solo de vista la espada, a primera vista era Riptide, pero entonces un pensamiento macabro cruzo mi mente. Annabeth estaba allí desangrándose, icor bañaba aquel roble viejo donde Thyra la había clavado. Agarre la empuñadura con ambas manos y empuje la espada hacia arriba y luego hacia abajo lentamente, la cara de desesperación de Annabeth era terrible y los gruñidos de dolor se mezclaban con sus alaridos de dolor. Finalmente logre sacar la espada, no sin antes regalarle una sonrisa a Annabeth que termino por desplomarse al suelo del dolor. Al tener la espada en mis manos muchos recuerdos venían a mi mente, buenos recuerdos, cuando todo era difícil, pero la satisfacción de tener a tus amigos cerca lo hacía tolerable.
—¿Cómo obtuviste esta espada? —pregunté con cautela, mientras que Thyra solo mantenía sus brazos cruzados y se acercaba lentamente hacia mí. —Esta espada perteneció al mayor héroe de todos los tiempos… Percy Jackson —dije con cierta devoción en mis palabras, pero también con precaución. Thyra tomo la espada de mis manos con tranquilidad e hizo señas para que todos bajaran las armas a lo cual obedecieron, luego hizo señas para que se acercaran todos, supongo que nos contara lo que queríamos escuchar.
PIPER
Mientras veía a Nico añadir un poco de dolor y sufrimiento a Annabeth fui pensando en lo que podría ser mi respuesta a la gran interrogante, cuando lo escuchaba preguntar y hablar sobre Percy termine de armar mi respuesta, siendo lo más honesta posible. Finalmente, Annabeth termino por desplomarse al suelo casi inconsciente por el dolor que Nico le hizo experimentar.
—Esta espada perteneció al mayor héroe de todos los tiempos… Percy Jackson —dijo Nico y no podía estar más de acuerdo con sus palabras.
—Lo sé —dije yo con tranquilidad. Pero parece que mi respuesta solo exacerbó más a la agitada multitud de semidioses curiosos.
—¿Entonces cómo es que tú tienes su espada? —pregunto Jason casi indignado por lo simple y calmado que yo me veía, eso sí me hizo enfadar ligeramente. Percy di un paso al frente cortándole el paso a Jason que se acercaba peligrosamente.
—No lo mato para tenerla si eso es lo que estas insinuando —replicó Percy mientras ponía su mano en el pecho de Jason y lo empujaba ligeramente.
—¿Entonces cómo? —pregunto Leo, entre contrariado y fastidiado.
—Simple… él me la dio —respondí y se desato un murmullo y un desorden, todos comentaban y hablaban de lo que acababa de decir.
—¿Cómo sucedió eso? —pregunto Katie, quien tenía de la mano a Travis, para impedir que cometiera alguna locura o una travesura.
—Él me la entrego antes de desaparecer de este mundo —dije con un tono triste como para que creyeran que era verdad y lo era pero no podía decirles que estaba muerto cuando yo sabía que estaba vivo, pero si desapareció —Como podéis ver —entonces arroje la espada con todas mis fuerzas hacia el bosque, nos quedamos esperando unos segundo y luego sentí que la espada se materializo nuevamente en mi bolsillo, la saque y se las mostré, para que todos pudieran verla —La espada responde de la misma forma que cuando la tenía Percy Jackson —todos guardaron silencio por un momento.
—Si Percy Jackson le entrego su espada, fue por una razón —dijo Percy hablando de él, fue gracioso.
—Ahora… mejor porque nos vamos todos a comer… muero de hambre y si alguien puede atender a la hija de Atenea —dije mientras que los hijos de Apolo refunfuñaban y se sorteaban quien tendría que hacerse cargo de Annabeth.
—Creo que podríamos ir a ver las habitaciones que Tyson preparó para nosotros —dijo Percy con seriedad dirigiéndonos mientras Silena y Beck se acercaban sonriendo plácidamente tomados de la mano. Por momento sentía envidia de ellos y de cómo no tenían ningún problema de expresar su cariño y afectos.
—Eso estaría bien, porque necesito un baño, esto de entrenar —Silena oliéndose la ropa, Beck se asomó su nariz hacia Silena y la olfateo y se tapó la nariz graciosamente, recibiendo un golpe de parte de Silena.
—Hey —Beck haciendo pucheros. Silena le susurro algo al oído a Beck que su puchero se tornó en sonrisa.
—No soy la única que necesita un baño —respondió Silena mientras todos asentimos a su propuesta. Percy se mantenía en silencio.
—Yo… tengo que ir a ver a mamá —Percy dijo de manera taciturna mientras se daba la media vuelta, solo para encontrarse con Hestia quien lo miraba con los brazos cruzados a unos metros de nosotros. —Creo que nos vemos luego chicos —dijo Percy despidiéndonos y luego empezó a caminar con Hestia hacia el bosque.
Caminamos con Silena y Beck rumbo a nuestras habitaciones, era lo más sobresaliente del campamento, logramos entrar luego que Beck coloco su pulgar en la cerradura biométrica y lo que vimos dentro fue casi un calco de lo que poseíamos en el palacio Caos. Realmente Tyson y Leo habían hecho un trabajo increíble.
—¿Dónde cree que este Tyson? —pregunto Silena y todos la miramos casi incrédulos de que haya hecho esa pregunta. —Ohhh bueno solo preguntaba —un poco avergonzada mientras Beck le daba un ligero codazo.
—Lo más seguro es que Zoe lo haya encontrado —dijo Beck de manera reflexiva.
—¿Creen que puedan volver a estar juntos? —pregunte casi con ensoñación, eran una linda pareja, habían estado tanto tiempo juntos que no los podía ver separados, aunque Tyson tenía razón para estar decepcionado y molesto. Zoe no tuvo el tacto para afrontar su temor de enfrentar a las cazadoras y eso fue muy duro para Tyson.
—No lo sé… fue muy frío Tyson cuando vio a Zoe —Silena dijo de manera pensativa, mientras que me daba un pequeño empujón.
—¿Y tú? ¿qué tanto se quedaron con Percy del otro lado? —pregunto Silena con voz sexy y graciosa, mientras que Beck no pudo evitar reírse. Gruñí rabiosamente señalando a Beck quien no tuvo más remedio que ir a ver el resto de la casa.
—Hablando… solo eso —dije con tristeza, porque era lo único que había pasado, tampoco quería forzar las cosas, porque cada vez que lo había hecho, algo había resultado mal y el poco avancé que había tenido con Percy se había ido por la borda.
—Mejor entremos, a ver lo que Tyson preparo para nosotros —el pórtico era hermoso, Leo, Tyson y los ciclopes habían hecho un trabajo increíble para poder tenerlo preparado a tiempo.
ZOE
Me tomo aproximadamente 2 horas contarles la historia de cómo Tyson y yo terminamos juntos, les conté sobre que había sido rescatado del tártaro por Aetos. Como Caos lo había recibido en su ejército y lo había colocado junto con Beck, también como recibió la bendición de Aether, les conté como me había tomado más de un año poder hacerme notar ante él, porque era muy distraído y no se daba cuenta de mi interés. En ese momento todas las cazadoras rugieron airadas por lo que me había hecho pasar.
—Realmente ha logrado conquistarte —asentí tímidamente, bajo la mirada de todas las cazadoras. Me resultaba un poco incómodo reconocer que había caído en el amor con Tyson, me sentí tan traidora al juramento que había hecho a Artemisa, pero también sabía que no podía negar mis sentimientos, eso tarde o temprano me terminaría por atormentar
—No pienso, no pensamos aceptar esto si es que Tyson no se disculpa primero con nosotras —No podía creer lo que estaba escuchando. Era como un estado de shock.
—¿¿Que?? —grité un poco fuera de mis casillas. No podían pretender que yo aceptara esta clase de cosas. No es como si tuviera que rendirle cuentas a Artemisa, ya no era mi equipo, no estaba ligada a ningún juramento, simplemente no me parecía algo con lo que yo o Tyson tuviésemos que lidiar con estas cosas. Las cazadoras estaban murmurando cosas y podía ver claramente sí que estaban a favor de esto. Artemisa quería humillar a Tyson y eso no podría ser, él no lo permitiría y yo no podía soportar la idea.
—¡Silencio! —gritó Artemisa poniéndose en medio de todas las cazadoras y poco a poco fueron calmándose los murmullos de las chicas —Zoe sirvió como teniente durante muchos años… Y muy a mi pesar se lo ha ganado, solo bajo esas condiciones —Artemisa me dio una mirada certera de que no habría negociación —Dependerá de Tyson si lo toma o lo deja.
—Para el caso no sé si pueda aun recuperarlo —ver la frialdad con que me miro y me ignoro cuando le pregunte como estaba, solamente me ignoro.
—No creo que podamos ayudar en eso —dijo Artemisa. Y todas asintieron obedientemente.
Aunque algunas mascullaban algunas maldiciones contra la decisión de Artemisa, pero seguro que nadie se atrevía a objetar su juicio. Supongo que el primer contacto de Tyson con Artemisa debió ser algo muy potente como para que las cazadoras vieran a Tyson como el enemigo.
—Espero tener noticias de ti Zoe —dijo Artemisa haciendo señas a las cazadoras para que levantaran el campamento.
—Las tendrás Artemisa, ahora es momento de entrenar, así que nos veremos en el campamento —ella asintió ligeramente, sabía que esperaba que le dijera lady o mi señora, pero yo ya sabía que estaba por encima y que toda esta formalidad era parte del respeto que sentía por ella.
Sabía que no le gustaba mucho la idea de tener a las cazadoras cerca de la presencia de los hombres en el campamento. Salí del campamento de Artemisa con ánimos de caminar por un momento pensando en lo que podría o no podría decirle a Tyson, sobre si debía o no decirle lo que Artemisa pedía, no podía simplemente lanzarme contra él, tampoco podía decirle "Tyson quiero que volvamos a intentarlo" eso sería fatal. Tenía que pensar cómo llegar a su corazón y tenía que darme prisa porque el tiempo corre rápido.
Saque el anillo que el dejo caer cuando se estaba alejando de mí, sentía dolor en el pecho al ver aquella joya que ni siquiera había osado ponérmela en el dedo porque me sentía indigna de ella, la frote mientras pensaba en cómo hablar al corazón de Tyson, y no hallaba la forma, la primera vez fue sencillo porque mi enojo lo hizo reaccionar, pero ahora, cuando necesitaba esas palabras para ablandar su estado de ánimo, todo era muy difuso. Suspiré y abrí un portal rumbo a donde yo sabía que él estaba. Llegué al lago donde se encontraba la tienda de Caos y decidí no irrumpir en la tienda sino más bien llamarlo para que podamos hablar aquí afuera.
—Tyson —llamé para que pudiera escucharme, pero paso un tiempo y no escuche ninguna respuesta, no sabía si ir directamente o esperar que él se sintiera preparado para salir. No quise esperar más, así que después de un tiempo me dirigí a la tienda. —¿Tyson? —volví a llamarlo desde afuera, pero lo único que se escucho fue un leve susurrar, así que solamente decidí que no esperaría más y entre lentamente. Al comienzo parecía que no había nadie hasta que lo vi. Estaba de espaldas y claramente había escuchado mi voz llamándole, pero no había querido responder. No tenía ganas de discutir por ese motivo, yo quería hablar con él no pelear, no vi ni logre percibir la presencia de Hestia, así que eso si me preocupó —Tyson ¿dónde está Hestia? —le pregunte con serenidad.
—Se fue —su voz era áspera y fría, se sentía más cómo vete no quiero verte, pero yo no podía dejar que eso me desanimara, quería que él me escuchara y si tenía que tragarme esta forma de trato para poder hablar con él, me lo iba a tragar. ¿Dónde se ha ido Hestia? ¿La volvieron a capturar los dioses? —No la perdí, si eso es lo que piensas —me dijo él con decepción en sus palabras, aún permanecía de espaldas a mí, eso era duro, era como hablar con una pared.
—Nunca pensé eso, solo me pareció raro, ya que estaba débil y necesitaba recuperarse —le respondí con tranquilidad, pero por dentro quería decirle ¡hey tonto no soy quién para que me trates así! Pero eso solo arruinaría todo —¿Será que puedes girarte para que podamos hablar como personas? —le pregunte haciendo una ligera inclinación de mi voz para que notara mi molestia. Lentamente se giró, pero no era Tyson, era la imagen que Aether le había concedido cuando recibió su bendición.
—Te escucho —me dijo fríamente, quería llorar de frustración porque esto no era él, no era el Tyson que yo quería ver, ni por el que había pasado tantas noches llorando. Era solo un espejismo.
—No… quiero ver al verdadero Tyson —dije con resolución, cruzando mis brazos para que supiera por mi lenguaje corporal que estaba hablando en serio.
—Lo siento, pero de momento esto es lo que hay —empezó a caminar hacia la entrada —Sino… no hay nada de qué hablar —entonces salió de la tienda.
Me quede allí con las lágrimas al borde de mis ojos. Yo sabía que esto iba a ser muy difícil, pero jamás pensé que mi corazón no podría soportar su indiferencia y frialdad. Tal vez tenía la esperanza de que al menos su mirada me diera un halito de esperanza de que las cosas podían solucionarse, pero su apariencia con la bendición de Aether era tan neutra y no reflejaba en nada lo que realmente era Tyson y la calidez que él tenía en el corazón.
Salí de la tienda secándome rudamente las lágrimas que se desbordaban de mis ojos, no podía controlarlas, no podía evitarlas, simplemente caían y caían, eran lagrimas amargas y de dolor, pero sabía que él se merecía cada una de ellas, porque yo lo había relegado a un segundo plano a pesar que él siempre estuvo allí para mí. Me entendía, me complacía, me tenía paciencia, no se apresuraba con las cosas y seguramente no merecía escuchar que yo dudaba de elegir entre las cazadoras y él.
—Tyson —susurre, él estaba sentado en un tronco, con los codos sobre sus piernas, mirando perdidamente al lago que reflejaba el atardecer que se cernía en el horizonte. Me miro por un segundo, pero luego me esquivo la mirada.
—Zoe… —dijo pesada y agotadamente, como si estuviera cansado de que yo pronunciara su nombre, como si mi nombre en mi boca fuera una ofensa. —¿Porque me buscas? ¿Qué quieres? Tengo demasiadas cosas en que pensar —dijo por último agitando los brazos con determinación, eso fue, el simplemente exploto y dijo lo que tal vez estaba reprimiendo. Cada una de esas palabras me apuñaló el corazón. Se sentía como un frio acero lacerándome el corazón con paciencia.
—No quiero dejarte ir… no quiero… yo estaba equivocada —su mirada era esquiva, yo no estaba siendo lo suficientemente convincente como para llegar a su corazón.
—No soy un juguete… para que me hagas a un lado cuando aparecen en la escena tus amadas cazadoras —escupió con amargura en cada palabra, eso me quebró y empecé a derramar lágrimas, el solo desvió la mirada para no verme llorar, antes no me hubiera dejado derramar una lagrima sin ver su cara de angustia y tratar de solucionar aquello que me hubiera hecho llorar, pero ahora eso era tan lejano, tan frio.
—Lo sé y lo siento, lo siento tanto —susurre secando un poco de las lágrimas que habían hecho su camino por mi rostro —Jamás te vi así… siempre fuiste la persona más importante para mí… la primera persona que cautivo mis pensamientos, sentimientos y emociones… aquel que me hacía reír y llorar… aquel que cambiaba mis estado de ánimo solo con el pensamiento —vi como sus manos se apretaban como si estuviera reprimiendo lo que sentía hacer en ese momento —Eras lo primero en lo que pensaba al despertar… y aun lo eres. —dije mientras intentaba acercar mi mano para tocar sus manos, pero él fue más rápido que yo y se levantó del tronco y camino unos pasos hacia el lago, ya se estaba haciendo de noche y la luna empezaba a asomarse lentamente, la luna de Artemisa me dio un poco de temple para no desmoronarme ante las constantes negativas y bloqueos que Tyson ponía sobre las cosas que le estaba diciendo.
—Si seguro —me dijo un tanto fastidiado, parecía que mis palabras lejos de apaciguarlo estaban molestándolo y eso me preocupaba.
Me levante y me acerque a él, quien me estaba dando la espalda
—Perdóname… perdóname por haberte hecho sentir menos importante de lo que realmente eres para mí. Lo siento por dudar, pero sobre todo perdóname por haberte dejado ir, jamás debí haberlo hecho. Este año ha sido el peor año de mi vida, extrañaba tu sonrisa, el sonido de tu voz. Te extrañe tanto como no puedes imaginar —Tyson permaneció inamovible, como si mis palabras pasaran sin ningún efecto sobre él y eso me frustraba más, porque prácticamente estaba suplicando que me volviera a amar y él ni siquiera emitía alguna clase de sonido que me dijera que por lo menos me estaba escuchando.
—Detente, Zoe, por favor —finalmente se giró, pero su mirada seguía siendo neutra, carente de emociones.
—Sé que no puedo volver las cosas atrás, pero te pido por favor, déjame demostrarte que te merezco —cruzo sus brazos lentamente.
Mientras que yo metí mi mano y saque el anillo que él había hecho para mí y que dejo caer cuando se separó de mi hace ya un año. Se lo mostré en la palma de mi mano, el miro con atención mi mano y lentamente acerco su mano y tomo la pequeña joya en sus manos, la apretó con su puño suavemente, mientras sus ojos se cerraban con fiereza, mil pensamientos cruzaban mi mente, algunos eran fatalistas, de que el no respondería bien a todo esto y otros tantos eran optimistas de pensar que podría perdonarme y volver a abrirme su corazón y dejarme entrar en él. Entonces sucedió una de las cosas que se había pasado por mi mente. Se dio vuelta y lanzó el anillo hacia el lago con fuerza, mis oídos solo pudieron oír el impacto del anillo en el agua y mis esperanzas se hundieron con el anillo que seguramente caí pesadamente hasta el fondo del lago. Caí de rodillas llorando amargamente porque todo lo que había planeado que hubiera podido pasar a raíz de esta conversación no se había vuelto realidad.
—No —fue todo lo que escuche antes de que desapareciera del lago.