*AETHERIUS*
"No creí que esté fuera el costo de dejarme controlar tu tiempo niño o podría haber sido por mantenerte vivo cuando ya estabas al verdadero borde de la muerte, pero con el tiempo recuperarás tus memorias y como estaba decidido, vendrás a mí".
Escuché una extraña voz obligándome a despertar, "¿Qué demonios ha sido eso?" Me pregunté levantándome de la cama empapado de sudor.
Quise quitarme la camisa, pero el frío me golpeó, salí de la cama y fui al baño llenando una tina y al otro lado calentando agua para bañarme.
El vapor de levantó en el baño empañando el espejo frente a mí. Limpiándolo me vi mejor, la cicatriz que tenía en el pecho hasta la cintura algunas veces me picaba y las cicatrices en mi pierna y brazo se sentía extrañas al tacto.
Saliendo de bañarme me sequé bien y me puse ropa gruesa para el frío del invierno, "hijo, el desayuno ya está servido" escuché la voz de mi madre.
"Ya voy, dame un segundo" le contesté secando mejor mi cabello y luego amarrándolo con un listón negro con adornos dorados con mi apellido gravado.
Salí de mi habitación y baje las escaleras, "¡Ther, estás tardando mucho, baja ya!" escuche el grito de Elowen acompañado de un pequeño grito de Calafell.
"Ya llegué, ya llegué" les dije a ambas y sosteniendo a Calafell en mis brazos, me soltó unos gritos como si me estuviera regañando, "si ya, ya, fue mi culpa, lo siento" le dije calmando su enojo y sentándola en su silla.
"¿Dormiste bien hijo?" Pregunto mi padre, "mentiría si digo que si, ya que he estado teniendo sueños extraños, como de una voz ronca y cansada" le conteste a mi padre.
El me miró y solo me sonrió.
"¿Un recuerdo talvez?" Pregunto.
"No creo, ahora coman que debemos conseguir más leña" dijo mi madre dejando la comida en la mesa.
Calafell daba golpes en su mesita pidiendo su comida, "abre grande" le dije dándole su papilla, ella los disfruto mientras reía.
"Ya pasó un mes, ¿Te has adaptado?" Pregunto mi madre.
"Si, no es difícil estar en otro entorno" le conteste mientras me daba otra cucharada de patilla a Calafell.
"La niña el próximo mes cumple el año, ¿Gustarían hacerle algo?" Pregunto mi padre.
"Sonia y Dominic dijeron que hiciéramos algo ya que la gente del pueblo quiere conocer a esa diablilla" dijo mi madre.
"Hagámoslo entonces" dije, "tu debes seguir entrenando, tu manipulación de mana aún debe mejorar, tu núcleo es amarillo oscuro un y debes acostumbrarte a usar el mana" me aconsejo mi madre y mi padre asentía apoyando su consejo.
Después del desayuno, decidí salir al jardín trasero para entrenar. El aire fresco del invierno me recibió mientras me concentraba en canalizar mi mana. Cerré los ojos y sentí la energía fluir a través de mí, aunque aún de manera débil y errática.
"Vamos, Aetherius, puedes hacerlo", me repetía mentalmente mientras intentaba formar pequeñas esferas de mana entre mis manos. La concentración era clave, pero mis pensamientos se dispersaban con los recuerdos borrosos que intentaban aflorar en mi mente.
"¿Todo bien, chico?" Dominic apareció de repente a mi lado, sorprendiéndome. Su presencia era reconfortante, recordándome que no estaba solo en este proceso de recuperación.
"Así que aquí estás entrenando. No dejes que esos sueños te distraigan, sé que recuperarás todo eventualmente", me animó mientras se sentaba en el borde de la fuente cercana.
Sus palabras me reconfortaron. Respiré profundamente y me enfoqué nuevamente en el ejercicio. Después de unos intentos más, logré mantener una esfera de mana estable en mis manos por unos segundos antes de que se desvaneciera.
"Todavía tengo mucho camino por recorrer", murmuré frustrado.
"Toma tu tiempo. Recuperar tus habilidades llevará tiempo y esfuerzo, pero eres fuerte, chico", dijo Dominic con una sonrisa tranquilizadora.
Después de un rato más de entrenamiento, regresamos juntos a la casa para prepararnos para el próximo cumpleaños de Calafell.
Mientras ayudábamos a mamá a planificar la celebración, mi mente seguía repasando las palabras de Dominic. Sabía que no podía apresurar el proceso, pero la impaciencia seguía creciendo dentro de mí.
Esa noche, mientras observaba las estrellas desde mi habitación, una sensación de determinación se apoderó de mí. "No importa cuánto tiempo tome, recuperaré mis recuerdos y dominaré mi magia", me prometí a mí mismo antes de acostarme, listo para enfrentar cada desafío que se presentara.
Los días pasaron entre entrenamientos, preparativos para el cumpleaños de Calafell y momentos de reflexión sobre mis recuerdos fragmentados. Cada día, sentía cómo mi conexión con el mana se fortalecía poco a poco, aunque los recuerdos seguían siendo esquivos.
Un fin de semana, Dominic y Sonia llegaron a visitarnos nuevamente. Trajeron consigo una energía vivaz y la promesa de ayudar en los futuros preparativos para la celebración de Calafell.
"¡Hola, Aetherius! Parece que te estás recuperando bien", dijo Dominic con una sonrisa mientras me estrechaba la mano con firmeza.
"Así es, gracias a todos por su apoyo", respondí sinceramente, sintiéndome reconfortado por su presencia.
Sonia se acercó y me abrazó afectuosamente. "Estamos muy contentos de verte de pie y mejorando día a día. Calafell está emocionada por su cumpleaños, ¿verdad, cariño?" dijo, dirigiéndose a la pequeña que jugaba en el suelo con Elowen.
Calafell agito su brazo con entusiasmo, mostrando sus juguetes a Sonia con una sonrisa encantadora.
Durante su visita, Dominic y mi padre pasaron tiempo discutiendo técnicas de entrenamiento y estrategias, compartiendo historias y risas como buenos amigos. Mientras tanto, Sonia y mamá preparaban la decoración y el menú para la fiesta.
Esa noche, después de que todos se hubieran ido a descansar, me encontré a solas en mi habitación. Miré por la ventana hacia el cielo estrellado, pensando en las palabras de Dominic.
"¿Qué necesito hacer para recuperar mis recuerdos por completo?", me pregunté en voz baja, sintiendo una mezcla de esperanza y frustración.
Al día siguiente, decidí hablar con mamá sobre mis inquietudes. Me escuchó atentamente mientras le explicaba cómo me sentía y mi deseo de entender más sobre mi pasado.
"Aetherius, el tiempo es tu aliado. No te apresures. Todo volverá a ti cuando estés listo", me tranquilizó, acariciando mi cabello con ternura.
Sus palabras resonaron en mí, recordándome que cada paso en mi entrenamiento y cada momento compartido con mi familia eran parte esencial de mi recuperación.
Con esta nueva perspectiva, continué con mis prácticas diarias, sabiendo que cada pequeño avance me acercaba un poco más a desentrañar los misterios de mi propia historia.
Con el apoyo de mi familia y mis amigos, los días se volvieron una rutina reconfortante de entrenamiento, preparativos para el cumpleaños de Calafell y momentos de conexión con aquellos que me rodeaban.
Durante una tarde soleada en el jardín trasero, decidí practicar nuevas técnicas de manipulación de mana que mi madre me había sugerido. Sentado bajo la sombra de un árbol, me concentré en formar figuras simples con mi mana. A medida que mis habilidades mejoraban, sentía una mezcla de emoción y determinación.
"¡Vamos, Aetherius, lo estás haciendo genial!", me animó Elowen, quien observaba desde la ventana con una sonrisa.
Me sentía agradecido por su apoyo constante y el de todos los que me rodeaban. Cada pequeño avance en mi dominio del mana me acercaba un paso más a entender quién era y qué había perdido.
En los días previos al cumpleaños de Calafell, la casa se llenó de preparativos y anticipación. Dominic y Sonia colaboraron con mamá para decorar el jardín y organizar juegos para los niños que asistirían.
Dominic y yo nos ocupamos de entrenar juntos, compartiendo técnicas y fortaleciendo nuestros lazos como conocidos y prácticamente familia debido al tiempo que se lleva conociendo con mis padres.
La noche antes del gran día, mientras ayudaba a colgar luces brillantes en el jardín, Dominic se acercó a mí con una expresión reflexiva.
"Aetherius, he visto cómo has estado progresando. No solo en tu magia, sino en tu determinación por recuperar lo que has perdido", comenzó, su tono serio pero amable.
"Gracias, Dominic. A veces siento que no avanzo lo suficientemente rápido", admití, sintiendo la presión de mis propias expectativas.
"No te preocupes por el tiempo. Todo sucede a su debido momento", me dijo con sabiduría, poniendo una mano reconfortante en mi hombro. "Lo importante es que sigas adelante, paso a paso".
Sus palabras resonaron en mí, recordándome que la paciencia y la perseverancia eran tan importantes como la habilidad misma.
El día del cumpleaños de Calafell llegó con risas, juegos y la alegría contagiosa de la pequeña. Entre los invitados, vi caras amigas y nuevas, todos unidos para celebrar la vida de Calafell y el progreso que yo mismo había logrado en mi camino hacia la recuperación.
Mientras observaba a Calafell abrir sus regalos con entusiasmo, sentí una sensación de gratitud por mi familia y amigos que me habían apoyado incondicionalmente.
Esa noche, después de que los invitados se acomodaron y el jardín quedó en ambiente animado, me senté solo bajo las estrellas, reflexionando sobre todo lo que había experimentado y aprendido.
"Recuperaré mis recuerdos. Lo sé", murmuré para mí mismo, fortalecido por la determinación y el apoyo constante de aquellos que amaba.
La celebración del cumpleaños de Calafell fue un éxito, lleno de risas y alegría que llenaron la casa y el jardín. Los niños correteaban jugando a atraparse entre risas, mientras los adultos conversaban animadamente.
Vi a Calafell reír y jugar con Elowen y algunos otros niños del vecindario, sintiendo una profunda calidez en mi corazón al verla tan feliz.
Después de la fiesta, cuando todos se fueron y la casa quedó tranquila, mamá y papá me encontraron en el jardín, perdido en mis pensamientos mientras observaba las estrellas.
"Aetherius, ¿cómo te sientes hoy?" preguntó mamá, poniendo una mano en mi hombro con preocupación cariñosa.
"Me siento bien, mamá. Estoy agradecido por todo el apoyo que he recibido", respondí sinceramente, mirándolos a ambos con gratitud.
"Has avanzado mucho, hijo", dijo papá con orgullo. "No solo en tu magia, sino también en tu determinación por recuperar tus recuerdos".
Asentí, sintiendo un nudo en la garganta mientras pensaba en todo lo que había perdido y lo lejos que había llegado desde mi despertar.
"Gracias por estar siempre aquí para mí", dije, luchando contra las emociones que amenazaban con abrumarme.
"Siempre estaremos aquí para ti, Aetherius", aseguró mamá, abrazándome con ternura.
Esa noche, mientras me preparaba para dormir, reflexioné sobre las palabras de mis padres y el apoyo incondicional que había recibido de mi familia y amigos. Cerré los ojos, sintiendo el cansancio y la satisfacción de un día bien vivido.
En los días siguientes, me sumergí aún más en mi entrenamiento, decidido a dominar completamente mi manejo del mana. Practicaba horas en el jardín, experimentando con diferentes técnicas y empujando mis límites cada vez más lejos. Papa continuaba siendo mi compañero constante, brindándome consejos y animándome en cada avance.
Una tarde, mientras practicaba solo en el jardín trasero, me encontré con Sonia, quien había venido a visitar nuevamente. Ella me observó con interés mientras formaba esferas de electricidad y las hacía bailar en el aire.
"Tu control ha mejorado mucho desde la última vez que te vi hacer esto", comentó Sonia, sonriendo con aprobación.
"Gracias, Sonia. Aún me falta mucho por aprender, pero estoy determinado a mejorar", respondí con sinceridad, agradecido por su apoyo constante.
"Recuperar tus recuerdos no será fácil, pero estoy segura de que lo lograrás", dijo con voz tranquilizadora. "Has mostrado una fuerza increíble desde que despertaste".
Sus palabras me dieron un impulso de confianza. Saber que tenía el respaldo de personas tan cercanas como Sonia me motivaba a seguir adelante, sin importar los desafíos que enfrentara.
Con el paso de las semanas, los recuerdos fragmentados comenzaron a aparecer en mi mente con más frecuencia. Imágenes borrosas de lugares desconocidos y rostros que no podía reconocer se mezclaban con emociones confusas.
A veces, me sentía abrumado por la intensidad de esas imágenes y sentimientos, pero cada revelación era un paso más hacia la comprensión de quién era antes de mi accidente.
Una tarde lluviosa, cuando me encontraba solo en mi habitación, decidí enfrentar directamente esos recuerdos. Me senté en mi escritorio con una libreta y un bolígrafo, dispuesto a registrar todo lo que pudiera recordar.
Cerré los ojos y me sumergí en el vacío de mi mente, buscando activamente esos fragmentos perdidos. Poco a poco, como piezas de un rompecabezas, las imágenes comenzaron a tomar forma.
Recordé una ciudad en la que nunca antes había estado, con edificios altos y calles llenas de gente. Una voz familiar resonó en mi cabeza, diciendo mi nombre con cariño y preocupación. Traté de capturar cada detalle, cada emoción que acompañaba esos recuerdos fragmentarios.
Cuando abrí los ojos, me encontré con mi padre parado en la puerta de mi habitación, observándome con una mezcla de curiosidad y apoyo.
"¿Cómo estás, hijo?", preguntó suavemente, acercándose para sentarse a mi lado.
"He estado recordando cosas", admití, mostrándole las notas que había tomado en mi libreta.
Papá examinó las palabras y dibujos con atención, su expresión seria mientras absorbía la información. "Esto es un gran avance, Aetherius. Estoy seguro de que pronto recuperarás todo lo que has perdido".
Mamá y papá escucharon en silencio, sus rostros reflejando una mezcla de sorpresa y emoción contenida.
Les conté sobre mis recuerdos clavé donde mi vida corrió peligro como un recuerdo traumático o algunos Buenos, con el ejemplo de cuando caí por el acantilado con Elowen y en como enfrente a las bestias, aunque era un recuerdo borroso lo pude recordar.
Les conté sobre mi primer encuentro con la chica Iesel dentro del estanque rodeado de árboles algo lejos fuera de los muros de la capital.
La pelea con Otto cuando logré asimilarse con mi magia eléctrica. El examen de admisión luchando contra las bestias y la explosión durante el mismo, como luche contra casi cientos de bestias dejándome cerca de la muerte, mi cuerpo malherido y mallugado de tantos golpes y cortes que se quedaron cicatrizados en mi cuerpo y mi recuperación dentro de la Sede al cuidado de Trevor.
Cuando estaba inconsciente dentro de la cápsula y mi sueño o pesadilla que viví muestras estaba dentro era un recuerdo rayado, nada de lo que miré me era familiar, pero si la sensación de la perspectiva de mi vida en ese momento.
Solo un par de peleas en el festival en la Capital Central y solo eso era lo único que logré redactar en mis apuntes.
Y avergonzado también les conté sobre una experiencia un poco extraña que sucedió entre Iesel y yo, un intercambio de... no sé cómo describirlo la verdad. Pero al escucharlo mis padres me miraron sorprendidos y entre risas me decían que lo había ocultado muy bien ese día convenciéndolos que esa noche no ocurrió nada, gracias al cielo mi madre no lo tomo tan mal ya que pensó que eso también me ayudaría.
Incluso levemente tenía recuerdos de Viola, hija de Sonia y Dominic donde supe que de verdad era mi amiga de la infancia y que éramos cercanos y siempre que discutíamos lo arreglábamos peleando.
Al final de contarles todo esto me miraron con miedo y preocupación ya que esos recuerdos escritos eran aún vividos para ellos y eso les asustaba. Y finalmente termine de contarles lo poco y a la vez lo mucho que recordaba.
"Es un gran paso, Aetherius", dijo mamá finalmente, poniendo una mano en mi hombro con ternura. "Estamos aquí para apoyarte en este viaje, pase lo que pase".
Papá asintió, una sonrisa orgullosa iluminando su rostro. "Estamos contigo, hijo. Siempre".
Nos abrazamos en un momento de unión familiar, compartiendo la alegría y el alivio de este avance significativo en mi recuperación.
Luego Calafell llegó caminando hasta mi pierna pidiendo que también la abracemos.
Esa misma noche mientras dormía, me encontré inmerso en un paisaje desolado de llanuras de tierra, marcado por pilares gruesos y altos que se alzaban hacia un cielo rojo ominoso. Estaba en medio de una guerra, rodeado por estallidos de mana y gritos distantes que resonaban en el aire cargado de tensión.
En medio del caos, divisé a una mujer de cabello morado claro con mechones más oscuros en las puntas, sus ojos verdes como esmeraldas brillaban con determinación mientras movía los labios, pero el estruendo de las explosiones ahogaba sus palabras antes de que pudiera escucharlas claramente.
Me acerqué hacia ella con la urgencia de entender, pero antes de que pudiera alcanzarla note como su apariencia vibro y cambio, antes de siquiera ver correctamente la apariencia, una explosión sacudió el suelo, arrojándome lejos y sacándome de aquel recuerdo vívido.
Abrí los ojos con fuerza, despertando en mi cama con el corazón latiendo rápidamente y el sudor frío cubriendo mi frente. La visión había sido tan intensa, tan real, que me dejó sin aliento por un momento mientras luchaba por recuperar la compostura.
Respiré profundamente, intentando calmar mis nervios mientras los fragmentos de aquel recuerdo turbulento seguían resonando en mi mente. La mujer de cabello morado y los paisajes de guerra eran piezas de un rompecabezas que ahora parecían más nítidas, pero seguían siendo enigmáticas y perturbadoras.
Me quedé allí, en la tranquilidad de mi habitación, contemplando lo que había visto y sintiendo una mezcla de confusión y determinación. Había más por descubrir, más por recordar. Sabía que no descansaría hasta desentrañar los secretos de mi pasado perdido.
Después de aquella experiencia reveladora en mis sueños, me sentí aún más decidido a explorar y comprender los fragmentos de mi pasado que comenzaban a resurgir. Cada noche, al cerrar los ojos, me sumergía en un mundo de recuerdos borrosos y emociones intensas, tratando de reconstruir la historia que había perdido.
Durante el día, redoblé mis esfuerzos en mi entrenamiento de magia. Cada hechizo lanzado, cada manipulación de mana era una oportunidad para fortalecer mi conexión con el pasado y el presente.
Mamá continuaba guiándome con paciencia y sabiduría, alentándome a mantener la calma y la concentración necesarias para dominar mi habilidad.
Una tarde, mientras practicaba en el jardín, Elowen se acercó con curiosidad. Observaba con ojos brillantes mientras manipulaba pequeñas esferas de luz y las hacía girar en el aire.
"¿Qué estás haciendo, Therius?" preguntó con inocencia, saltando emocionada mientras las esferas flotaban alrededor de ella.
"Estoy practicando mi magia", respondí con una sonrisa, disfrutando de su entusiasmo contagioso.
"¿Puedo intentarlo?" preguntó, sus ojos verdes brillando con emoción.
"Claro, Elowen. Te mostraré cómo hacerlo", dije, guiándola suavemente para que intentara formar su propia esfera de luz solo que esta vez fue color café por su elemento afiliado que era la tierra.
Pasamos horas juntos en el jardín, explorando y jugando con el mana de una manera que me recordaba a mí mismo cuando era más joven. Verla aprender y experimentar me llenó de una sensación de conexión y esperanza, recordándome la importancia de mantener viva la curiosidad y la determinación.
Esa noche, mientras me preparaba para dormir, me encontré una vez más en aquel paisaje de llanuras de tierra y pilares altos. Esta vez, la mujer de cabello morado estaba más cerca, sus ojos verdes fijos en los míos con una intensidad que traspasaba los sueños.
"¿Quién eres?" pregunté, mi voz apenas un susurro mientras luchaba por comprender el significado de todo lo que estaba experimentando.
Ella extendió una mano hacia mí, sus labios moviéndose como si intentara decir algo crucial. Pero antes de que pudiera escuchar sus palabras, su apariencia volvió a vibrar y cambiar y justo el estruendo de otra explosión sacudió el suelo, arrojándome de vuelta a la realidad.
Abrí los ojos, encontrándome en mi habitación una vez más, con el corazón golpeando en mi pecho y el sudor frío cubriendo mi piel.
La sensación de urgencia y la necesidad de respuestas se aferraron a mí mientras intentaba recuperar el aliento.
"¿Qué está pasando?" murmuré para mí mismo, sintiendo que estaba más cerca que nunca de desentrañar el misterio que me había estado persiguiendo desde mi despertar.
Decidido a buscar respuestas, me levanté de la cama y me dirigí hacia el escritorio en mi habitación. Tomé una pluma y un libro, dispuesto a registrar todo lo que había visto y sentido en mis sueños. Cada detalle, por más vago que fuera, era una pieza del rompecabezas que me acercaba un paso más a entender quién era y por qué estaba aquí.
La noche se deslizó en silencio mientras escribía, mi mente zumbando con pensamientos y emociones. Sabía que el camino hacia la verdad sería difícil y lleno de desafíos, pero estaba determinado a seguir adelante, guiado por la luz de los recuerdos que comenzaban a brillar en la oscuridad.
A medida que las noches se deslizaban en días y mis recuerdos continuaban emergiendo en fragmentos, comencé a notar patrones familiares en los sueños vívidos que me asaltaban. La mujer de cabello morado y los paisajes de guerra parecían cada vez más familiares, como si fueran imágenes de una vida anterior que había vivido, pero de la cual solo tenía destellos y emociones.
Una tarde, después de un entrenamiento agotador en el jardín, me encontré perdido en mis pensamientos mientras observaba el atardecer. Las llanuras de tierra y los pilares altos resonaban en mi mente, y de repente, una claridad penetrante me golpeó como un rayo.
"Esto no son solo sueños. Esto es de una vida pasada", murmuré para mí mismo, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda mientras las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar.
Recordé las palabras de mamá y papá, de Sonia y Dominic, todos hablando de mi recuperación de recuerdos y mi determinación por encontrar respuestas. Ahora entendía por qué estos recuerdos me afectaban tan profundamente, por qué resonaban con tanta intensidad en mi corazón.
"Yo... he reencarnado", dije en voz baja, dejando que la revelación se asentara en mi mente. Recordaba haber vivido otra vida, con otro nombre y otra identidad, pero mis recuerdos eran borrosos y fragmentados. A veces no sabía quién era antes de despertar en este mundo.
La idea era abrumadora pero liberadora al mismo tiempo. Ahora tenía una dirección clara, un propósito renovado para descubrir quién fui y cómo eso se conectaba con quien era ahora. Era como si el velo que me había mantenido en la oscuridad se estuviera levantando lentamente, revelando un panorama completamente nuevo frente a mí.
Esa noche, cuando cerré los ojos para dormir, me sumergí una vez más en aquel paisaje de llanuras de tierra y pilares altos.
Esta vez, en lugar de sentirme perdido, me sentí en casa. Reconocí los rostros que pasaban frente a mí, recordé conversaciones que habían sido solo murmullos antes.
La mujer de cabello morado estaba allí de nuevo, mirándome con ojos verdes llenos de reconocimiento y algo más profundo, una conexión que trascendía el tiempo y el espacio.
"Te recuerdo", dije en mi sueño, encontrando mi voz en medio del caos que nos rodeaba.
Ella sonrió, una sonrisa llena de tristeza y esperanza al mismo tiempo. Sus labios se movieron, formando palabras que ahora podía escuchar claramente.
"Has vuelto, E....d Esta vez, no te perderé de nuevo".
Desperté con esas palabras resonando en mi mente, mi corazón lleno de determinación renovada. Ahora sabía quién era y de dónde venían esos sueños y recuerdos fragmentados. Había reencarnado, trayendo conmigo los recuerdos de una vida pasada que ahora estaban cobrando forma en mi nueva existencia.
Con esta nueva comprensión, me enfrenté al mundo con renovada confianza y propósito. Cada día era una oportunidad para explorar más, aprender más y descubrir más sobre mí mismo y mi lugar en este mundo.
La noche siguiente, mientras me sumergía en un profundo sueño, me encontré una vez más en aquel paisaje de llanuras de tierra y pilares altos.
Pero esta vez, en lugar de la guerra y el caos, todo a mi alrededor se desvaneció en un vacío blanco. Estaba solo, con la sensación de estar suspendido en el tiempo y el espacio.
De repente, apareció frente a mí la mujer de cabello morado, sus ojos verdes brillando con una luz suave y reconfortante en contraste con el entorno blanco.
"Er....d", susurró con una voz que resonaba en mi alma, utilizando el nombre que había olvidado pero que ahora comenzaba a recuperar.
"¿Erd?", repetí, sintiendo cómo ese nombre resonaba dentro de mí, despertando recuerdos y emociones que habían estado enterrados profundamente.
La mujer extendió una mano hacia mí, una invitación silenciosa pero llena de significado. Sentí una conexión profunda con ella, como si nos conociéramos desde mucho antes de mi vida actual.
Extendí mi propia mano hacia la suya, sintiendo una corriente de energía que parecía unirnos más allá de las palabras o los sueños.
No había necesidad de explicaciones; en ese momento, comprendí que ella había sido una parte crucial de mi vida anterior, alguien que había marcado mi destino de formas que apenas comenzaba a comprender.
"Er...d", murmuró de nuevo, como un eco que resonaba en mi mente y en mi corazón.
Desperté con su nombre en mis labios, la sensación de su presencia aún palpable en mi mente. Sabía que esos sueños no eran simples quimeras, sino fragmentos de una vida pasada que estaba destinado a recordar y entender.
Desde ese día, cada vez que cerraba los ojos, buscaba ese vacío blanco y la presencia reconfortante de la mujer de cabello morado. Cada encuentro me acercaba más a desentrañar los misterios de mi vida anterior y entender cómo influía en mi presente.
Con las iniciales de un nombre resonando en mi mente, me embarqué en un viaje de autodescubrimiento y crecimiento, determinado a honrar tanto mi pasado como mi presente en este mundo nuevo y desconocido.
