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Chapter 7 - Capítulo 6: “Cadmus: El Juicio de las Sombras”

Ciudad de Keystone – 03:12 AM

El silencio nocturno era denso, apenas roto por las sirenas lejanas y el chasquido eléctrico de una lámpara defectuosa. En la cima de un edificio, una figura de negro absoluto observaba sin moverse, como parte del cielo que lo envolvía.

Sung Jin-Woo mantenía los ojos cerrados, sus sentidos extendidos como raíces en la oscuridad. A su alrededor, las sombras se agazapaban, disimuladas en cada rincón, cada grieta de la ciudad.

—Informen. —su voz apenas rompió el aire.

Bellion fue el primero en avanzar, su armadura temblando con una energía latente.

—Se han registrado múltiples desapariciones de metahumanos de bajo perfil en los últimos diez días. Sin rastro. No hay actividad de villanos conocida en esas zonas.

—Eso es lo preocupante —intervino Beru, su voz reverberando con una sutil vibración insectoide—. No son secuestros caóticos. Son quirúrgicos. Sin testigos. Sin errores.

Jin-Woo asintió.

“En mi mundo, esto era el preludio de una guerra silenciosa… y los humanos rara vez ganaban esas.”

Igris, silencioso como siempre, entregó una pequeña caja metálica corroída, extraída de un contenedor sellado bajo una estación de tren abandonada. Al abrirla, una tarjeta de identificación:

“Cadmus Division – Clearance Omega”

48 horas antes – Gotham

Beru había interceptado una conversación codificada entre agentes gubernamentales disfrazados de personal médico. Había escuchado fragmentos como “sujetos listos para transferencia”, “protocolo OMAC activado”, “solo Waller puede autorizar más análisis genéticos”.

Jin-Woo comenzó a trazar una red de datos. Usó sombras para infiltrar centros de datos del gobierno, archivos ocultos bajo capas de cifrado. Cada nodo, una sombra. Cada contraseña, un susurro en la oscuridad.

De vuelta al presente

El archivo virtual holográfico flotaba frente a Jin-Woo, sostenido por una mano de sombra sólida. Bellion observaba, cruzado de brazos.

—Experimentación. Armas vivas. Ingeniería genética. Modificación neural… —leyó Jin-Woo en voz baja.

—¿El objetivo? —preguntó Igris.

Jin-Woo cerró el archivo.

—Control. Primero de los metahumanos. Después… del mundo.

“Lo que esta versión de la humanidad no comprende es que cuando dominas el fuego sin respeto, terminas consumido por él.”

Instalación Subterránea de Cadmus – Ubicación clasificada

Bellion entró primero, deslizándose por el techo como un depredador sin ruido. Había una docena de guardias armados, sensores térmicos, torretas automáticas.

Todo cayó en silencio antes de que uno siquiera supiera que estaban comprometidos.

Sangre no fue derramada. Solo sombras.

Una celda tras otra, liberando a sujetos en coma, encadenados, algunos sin miembros. Jin-Woo apareció por fin. Miró a un niño inconsciente conectado a tubos y respiradores.

Su expresión no cambió. Pero sus ojos, por un segundo, parecieron más oscuros.

“Este no es mi mundo. Pero sus pecados ya me pertenecen.”

Poco después – Hall principal de la instalación

Un único sobreviviente: Guardian. El clon patriótico, el perro de Waller, se estrelló contra una pared tras el golpe de Bellion. Sangrando, respirando apenas.

—¿Quiénes… son… ustedes…? —balbuceó, viendo a Jin-Woo entre las sombras.

Jin-Woo no respondió. Solo caminó hasta él, mirándolo a los ojos.

—Tú no eres culpable… solo funcional. Pero tu lealtad te ciega.

Le hizo una seña a Bellion. Este cravó su lanza a un centímetro del rostro del hombre. No lo mataron. Lo dejaron como mensaje.

Sede de A.R.G.U.S – Oficina de Amanda Waller

El informe estaba en su escritorio: incompleto, incoherente… pero lo bastante claro como para confirmar que alguien había irrumpido en Cadmus y había hecho exactamente lo que Waller temía que ocurriera desde el día que aprobó el proyecto OMAC.

Metió un cigarrillo entre sus labios, aunque no lo encendió.

—¿Qué tipo de operativo puede burlar seis niveles de seguridad, torretas automáticas, y a Guardian… sin dejar ni una sola víctima? —preguntó al aire.

—No lo sabemos, señora —respondió su asistente, nervioso—. Solo un símbolo fue dejado en la terminal central.

Amanda giró el monitor: una silueta negra, casi humana… con ojos morados brillando. No era un logo. Era una advertencia.

—Esto no fue un ataque —murmuró Waller—. Fue una sentencia.

Encendió el cigarrillo. Su rostro se endureció.

—Pónganme en contacto con Batman. Ya.

– Azotea en Metrópolis

Jin-Woo observa la ciudad con las sombras a su lado. Beru da su informe. Bellion se mantiene en silencio, aún con la lanza teñida de datos robados.

—¿Qué harán los héroes? —pregunta Igris.

Jin-Woo cierra los ojos.

—Eso depende de cómo vean nuestras acciones. —abre los ojos, oscuros como el abismo—. No vine a destruir su orden… vine a juzgarlo.

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