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Chapter 24 - el miedo del niño debil

—¡Gouten! —exclamó Oliver, viendo cómo su primo acababa de ser golpeado por Gorgo.

Temblando de ansiedad, contempló cómo Gouten se retorcía en el suelo, maldiciendo al grandulón mientras intentaba arrastrarse para alejarse de él. Gorgo se le acercaba con paso firme, sin piedad en los ojos.

—Lo siento, mocoso… pero tú te lo ganaste —murmuró Gorgo, levantando el pie con toda la intención de aplastarlo.

—No… lo va a matar… —susurró Oliver, paralizado, sus ojos vibrando por la angustia del momento.

—¡Muévete… muévete! —se exigía, sintiendo las piernas como plomo.

—¡Es mi primo! ¡Es mi familia! Si nadie lo salva ahora… ¡¿quién lo hará?! —gritó en su mente, incapaz de hablar, de respirar con normalidad—. ¿Qué voy a hacer yo contra un tipo como él? ¡Soy débil!

—"¿Cómo lo sabes? Capaz el resultado no era el que esperabas. Nunca vas a saberlo si no lo intentas…"

—Esas palabras… son una locura… pero, ¿qué me queda ahora? —masculló, dando un paso adelante con dificultad—. ¡Si yo no me muevo…! ¡Gouten va a morir!

—¡No puedo permitir que suceda! —rugió entre lágrimas Oliver, lanzándose a la carrera. Sin entender cómo, conectó una poderosa patada en el costado izquierdo de Gorgo. El impacto lo hizo tambalearse.

Oliver aprovechó para sujetar a su primo y, con un salto desesperado, los alejó del asesino.

—¡NO VOY A PERMITIRLO! ¡No voy a dejar que mates a mi primo! —gritó Oliver con los ojos llenos de lágrimas, el cuerpo tenso, jadeando por el miedo y el coraje, sin saber qué pasaría después… pero sin dar un solo paso atrás…

―el mocoso tiene una fuerza sobresaliente…― murmura Gorgo, agarrándose las costillas ― no duele… pero se siente como tal…

― ¿Quién mierda son estos 2 mocosos? La fuerza que tienen no son humanas… ― duda Gorgo ―son familia del tal Max, pero la fuerza que tienen no tiene sentido para provenir de niños de 6 años… ¿De dónde salie…? ― no termino de hablar, ya que Oliver le encajo un puñetazo en la quijada

—¡Jodido, mocoso! —rugió el grandulón, lanzando su puño nuevamente, pero fue esquivado con agilidad—. ¿¡Lo está moviendo el miedo!?

Oliver retrocedía corriendo, sacudiéndose la mano, jadeando. Su respiración era errática, y sus pasos, desordenados.

—¿Qué rayos estoy haciendo? —pensó con el rostro desencajado—. Tengo miedo… mucho miedo… ¿¡por qué lo estoy golpeando!?

Gorgo, con un rugido, se le plantó de frente, levantando el brazo con la intención de aplastarlo de un solo golpe. En ese instante, el mundo pareció congelarse… y luego, salió volando.

Su espalda se estrelló contra la corteza de un árbol. Se quedó allí, aturdido, sin comprender lo ocurrido. Se llevó la mano al ojo izquierdo, que le ardía como si se lo hubieran raspado con fuego. No dolía… pero picaba como el infierno.

—¿Qué…? —murmuró—. ¿Cómo me golpeó…? ¿Cuándo me pateó el ojo?

Frente a él, Oliver temblaba, con el cuerpo encorvado por la adrenalina. No sabía lo que había hecho… pero lo había hecho.

—El karate es un arte marcial con muchos estilos… y me sorprende lo rápido que están aprendiendo. —comentó Baldur, cruzado de brazos—. Ya casi dominan el Shotokan en apenas una semana…

—No es tan difícil si nos muestra bien cómo se hace… —respondió Oliver con humildad.

—¡Hablá por vos! —se quejó Gouten, echando chispas—. ¡¿Cómo carajo te salen los movimientos con la misma precisión del maestro Baldur?! Nunca me esforcé tanto en mi vida para seguirte el ritmo…

—No hay necesidad de gritar, Gouten… —advirtió Baldur con tono sereno.

—Perdón… —se disculpó el niño, bufando.

—Cada uno tiene sus propias dificultades —les recordó el maestro, bajando la voz—. Lo importante es aprender practicando… y recordar que los resultados no siempre son los que uno espera.

<< El estilo Shotokan en el karate se caracteriza por movimientos largos, lineales y definidos. Se enfoca en la precisión técnica, la postura correcta y la forma perfecta, buscando liberar una energía explosiva en el instante justo: eso se llama "kime". >>

—Los golpes no duelen… pero si hieren mi cuerpo… —masculló Gorgo, palpándose el rostro—. Casi me arranca el ojo con una patada…

Observó cómo Oliver se alejaba, manteniendo una distancia de al menos diez metros entre ambos.

—Supo dar una buena patada… ¿Por qué hay tantos luchadores sobrenaturales en Japón?

Gorgo clavó los dedos en la tierra, y con un movimiento brutal, arrancó una franja entera de suelo, desestabilizando el terreno. Oliver perdió el equilibrio y desvió la atención, justo cuando Gorgo se lanzó en carrera y arrojó un golpe directo.

Sin embargo, el tambaleo del chico provocó que esquivara el ataque de forma accidental. Dos golpes más siguieron, pero el pequeño, luchando por no caer, evitó cada uno con movimientos torpes e impredecibles.

Al recuperar el equilibrio, Oliver dio un salto hacia atrás, tomando distancia una vez más del grandulón.

El grandulón lo siguió atrás con el puño listo para golpear, solo divisando como Oliver tomaba una postura rápida y también preparaba su puño, dejando ver su cara llena de miedo y desesperación.

<< el kime es una forma de manifestar golpes cargados de ki, sin necesidad de controlar la energía. Al ejercer la postura y el movimiento correctos, se ejecuta el kime. Pero este tipo de golpes solo funcionan en la técnica tradicional del Shotokan >>

<< Oliver Songoku aún no tiene la dureza emocional para ejercer movimientos de forma independiente, pero sí contiene un fuerte instinto y un talento nato para imitar movimientos ajenos. Al tenerlo como guía a Baldur Brauner, Oliver Songoku y su instinto lo llevan a imitar inconsciente a su maestro en este momento de necesidad >>

Los puños de Oliver y Gorgo chocaron con crueldad, el brazo de Oliver tuvo un leve estallido de sangre al retroceder, y cada músculo del brazo de Gorgo se entumeció, provocando una incomodidad intensa al grandulón.

Antes de que pueda levantar el otro brazo, Oliver alejo a Gorgo de una patada en el estómago y se alejó corriendo, mientras se agarraba el brazo sangrante.

—¡Mocoso de mierda! —rugió Gorgo, enrojecido de rabia. De un tirón, arrancó un enorme trozo de tierra del suelo y lo lanzó como proyectil, impactando brutalmente en la espalda de Oliver, que cayó de rodillas, soltando un jadeo ahogado por el dolor.

—¡¡OLIVER!! —gritó Gouten con furia, arremetiendo contra Gorgo con todas sus fuerzas, embistiéndolo con el hombro y haciéndolo caer de costado.

Gorgo, enfurecido, alzó el brazo como una maza, listo para aplastar al niño en el suelo. Pero en el último segundo, un puñetazo ascendente en la mandíbula lo detuvo. Oliver, temblando y herido, lo había interceptado con un golpe directo al mentón, haciendo que el coloso retrocediera y cayera de espaldas.

Sin perder un segundo, Oliver se arrastró hacia su primo y, con esfuerzo sobrehumano, lo tomó por debajo de los brazos, comenzando a arrastrarlo lejos del monstruo con una sola idea en la cabeza: mantenerlo con vida.

Gorgo estiró el brazo, logrando aferrar el tobillo de Gouten. Oliver intentó sujetar a su primo con fuerza, pero solo logró ser arrastrado junto a él. Ambos se estrellaron contra el tronco de un árbol, golpeando la corteza con violencia, y cayeron al suelo, uno encima del otro.

—Me siento muy humillado por estar peleando en serio contra dos mocosos de seis años… —murmuró Gorgo entre dientes, tronándose los nudillos mientras se acercaba con paso firme.

—¿Entonces por qué peleas? —le lanzó Oliver, levantándose lentamente de encima de su primo. Su rostro estaba marcado por un raspón profundo y sangre seca, pero sus ojos no mostraban miedo… solo determinación.

Gorgo se detuvo un instante. Observó con extrañeza como ese niño tembloroso seguía de pie, desafiándolo. Era absurdo. Irracional. Y, sin embargo, ahí estaba: una criatura de apenas seis años, sacando fuerzas de donde no quedaban. A sus ojos, ya no parecía un niño. Parecía un adversario.

—¿Uh? —suspiró Gorgo, frunciendo el ceño, algo confundido—. Creo que acabo de tener un déjà vu… siento que esto ya lo viví…

Murmuró por lo bajo, mientras una imagen difusa invadía su mente: él mismo, años atrás, en el cuadrilátero, frente a Richarzon. El olor a sangre y sudor, el griterío del público… la presión de demostrar quién era más fuerte. Todo regresaba como una ola incontrolable.

—¿Por qué esta sensación ahora?... no tiene sentido… —dijo con un nudo en la garganta.

Sus ojos se abrieron de par en par cuando enfocó de nuevo a Oliver. El niño… estaba en guardia.

Pero no era cualquier guardia.

Era su guardia.

Oliver había posicionado sus brazos exactamente igual que Gorgo lo hacía en sus combates profesionales. Sus pies estaban colocados con idéntico ángulo. Incluso la mirada… era la misma mirada desafiante que él mismo había usado años atrás.

—Pero ¿qué…? —alcanzó a murmurar Gorgo, dando un medio paso atrás, casi sin notarlo—. Está replicando mi boxeo… el estilo exacto. ¡¿Cómo?! ¡Si apenas me vio pelear!

No se movía. Solo estaba ahí, firme, con los puños en guardia y la mirada clavada en él, esperando.

Oliver, con la respiración agitada, no escuchaba ni el viento, ni los árboles, ni los pasos de Gorgo. Solo el pulso retumbando como un tambor en sus oídos.

Y, sin embargo… no retrocedía.

—Este mocoso… está encarnando mi propia piel —pensó Gorgo, sintiendo un escalofrío en la nuca—. Y yo… yo soy el Richarzon que lo enfrenta.

Es como si este chico también estuviera a punto de romper una racha perdedora…

CONTINUARA...

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