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Chapter 19 - Capítulo 19: La Danza del Ladrón y el Cerebro

Lester Crest aceptó el encargo, la curiosidad de una nueva y "limpia" operación superando su habitual paranoia. Michael le envió un mensaje encriptado con los detalles del "activo" de Martin Madrazo y la ubicación. La respuesta de Lester llegó horas más tarde, un plan conciso y brillante, exactamente lo que Michael esperaba.

"Necesito que Franklin y tú creen una distracción en el lado este de la propiedad", decía el mensaje de Lester. "Algo que desvíe a los guardias clave, pero que no sea demasiado destructivo. Yo me encargaré del resto, del acceso y la extracción. El objetivo final no es el robo en sí, sino la información que contiene el objeto. Es lo que tiene valor real para el comprador."

Michael se reunió con Franklin y Trevor en un motel de mala muerte en el centro de Los Santos, un lugar neutral lejos de la mansión. Trevor, en particular, se quejó amargamente del "antro de ratas" y de la falta de "clase" de Michael.

"Así que, ¿el empollón nos da las órdenes ahora?", espetó Trevor, mirando el esquema de la propiedad de Madrazo que Michael había impreso.

"El empollón es el cerebro de esta operación", respondió Michael con calma, señalando un punto en el mapa. "Franklin, tú y yo vamos a crear una interrupción controlada aquí. Algo que parezca un atraco a pequeña escala, un intento amateur. Lo suficiente para que los guardias se concentren en nosotros."

Franklin asintió, su mirada fija en el mapa. "Entendido. ¿Y Trevor?"

Michael miró a Trevor. "Trevor, tu papel es crítico. Vas a estar cerca, en modo de espera. Si algo sale mal, si Lester necesita una mano dura, o si los refuerzos de Madrazo aparecen, serás nuestro músculo. Pero solo si es absolutamente necesario. Nada de ir por libre, ¿entendido? Nada de matar a nadie a menos que tu vida dependa de ello."

Trevor gruñó, la idea de "esperar" lo irritaba. "Así que soy el perro guardián. El tipo que recoge la mierda."

"Eres nuestra póliza de seguro, Trevor", replicó Michael con firmeza. "Eres la única persona en la que confío para entrar en una situación jodida y salir con vida, sin importar lo que pase. Tu fuerza está en tu brutalidad, pero esta vez, la queremos controlada."

La mención de su fuerza y la aparente confianza de Michael parecieron apaciguar a Trevor un poco. Era un truco, un reconocimiento de su naturaleza para mantenerlo a raya, y funcionó.

El día del golpe, la tensión era palpable. Michael y Franklin se acercaron a la propiedad de Madrazo en un coche robado, sus rostros cubiertos con pasamontañas. Siguiendo las instrucciones de Lester, provocaron una pequeña alarma en una sección de la valla perimetral, lo suficiente para atraer la atención de los guardias. Un par de disparos al aire, algunas ventanas rotas en una casa de seguridad, y la alarma de la propiedad sonó con fuerza.

Mientras los guardias se dirigían a la fuente de la distracción, Michael y Franklin se retiraron rápidamente, dejando un rastro de caos menor que consumió la atención de la seguridad. Observaron desde la distancia cómo los vehículos blindados de Madrazo llegaban, mientras la seguridad se reforzaba en el lado este.

Mientras tanto, Lester, en el lado opuesto de la propiedad, activó su propio plan. Michael no sabía los detalles exactos, pero imaginaba a Lester, con su silla de ruedas motorizada y sus artilugios tecnológicos, accediendo a los sistemas de seguridad, quizás a través de un conducto de ventilación, o hackeando las cerraduras. La especialidad de Lester no era el enfrentamiento, sino la infiltración fantasma.

Una hora después, el teléfono de Michael vibró. Era Lester. "Lo tengo. Y he plantado lo que necesitas para que la atención se desvíe. La información es jugosa. Muy jugosa."

Michael respiró aliviado. "Buen trabajo, Lester. Ahora, desaparece. No quiero que te vean cerca."

"Ya estoy desaparecido, Michael", dijo Lester con su risa aguda. "El comprador está entusiasmado. El pago ya está en camino a tu cuenta segura. Y, por cierto, he dejado algunas 'pistas' para que la policía se centre en una banda rival de Madrazo. Tu nombre no aparecerá en ningún informe."

Michael cortó la llamada. Se reunió con Franklin, quien se quitó el pasamontañas con una sonrisa de oreja a oreja. "Joder, Michael, eso fue increíble. Menos trabajo y más dinero que cualquier cosa que haya hecho con Simeon. Y sin tener que pelear con nadie."

"Así es como se hacen las cosas, Franklin", dijo Michael, sintiendo una nueva satisfacción. Había logrado desviar el guion del robo de Madrazo hacia una operación de inteligencia, minimizando la exposición y maximizando la ganancia.

Más tarde, de vuelta en la mansión, Trevor estaba impaciente. "¿Y bien? ¿Fue divertido? ¿Rompiste algo? ¿Disparaste a alguien?"

Michael lo miró. "Fue eficiente. Limpio. Y rentable. Ya se ha hecho el pago. Y lo más importante, nadie sabe que fuimos nosotros. La atención está en otra parte."

Trevor gruñó, un poco decepcionado por la falta de carnicería, pero intrigado por la efectividad. "Así que... ¿funcionó la mierda del empollón?"

"Funciona", afirmó Michael. "Ahora, vamos a hablar de cómo lavar ese dinero sin levantar sospechas. Y tengo una idea que te va a gustar, Trevor. Una forma de legitimar tus propios 'negocios' en Sandy Shores."

Trevor lo miró con escepticismo, pero Michael ya tenía la mente en el próximo paso. La operación de Madrazo había sido un éxito, una prueba de concepto de que podía manejar el crimen sin caer en el caos. Ahora, era el momento de solidificar su imperio, tanto el legítimo como el ilícito, y seguir fortaleciendo los lazos que había comenzado a reparar con su familia, mientras Trevor seguía bajo su radar. La danza de la redención y el caos apenas comenzaba.

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