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Chapter 3 - no mires dentro de mi por que te pertubara

—¿Es tu novio este chico, hermana?

—Estoy acabado —pienso.

—Emily— No es mi novio, hermano, solo es un compañero de la escuela. Estamos en una pijamada —dice disimulando.

—¿Pijamada? —pienso desconcertado.

—Ah, está bien. ¿Y no vino con su propia ropa? ¿Por qué está usando la mía, hermanita?

—Pues porque se le mojó la ropa por la lluvia y no tenía qué ponerse, entonces le dije que agarrara algo de tu ropa.

—Tienes razón, entonces no tengo problemas —dice sonriendo.

—Esto es muy incómodo para mí... Entonces, ¿una pijamada? Espera, ¿eso significa que voy a quedarme a dormir? No, no, no, estoy en graves problemas —pienso desesperado.

—Miro hacia otro lado intentando no hacer contacto visual.

—¿Y cuál es tu nombre? —pregunta el hermano de Emily.

—Soy Kaito, un gusto conocerlo —digo con la voz temblando como un taladro.

—No me hables con tanto respeto, tenemos casi la misma edad. ¿Cuántos años tienes? —dice el hermano de Emily con una sonrisa amigable.

—Tengo 16 años —respondo nervioso.

—Ah, solo eres un año menor que yo. Mi nombre es Jiuga, tengo 17 años, espero llevarnos bien —dice sonriendo.

—La comida está lista —dice Emily.

—Justo traigo un hambre gigantesco —se dirige a la mesa y se deja caer sobre el asiento.

—El aroma es delicioso, huele a carne recién hecha y arroz frito, es un olor agradable. Me dirijo hacia el asiento y me dejo caer sobre la silla que resuena cuando se mueve por mi peso.

—Miro a Emily, veo cómo se quita el delantal delicadamente, se desata su hermoso cabello plateado y brilloso, y se sienta en su silla.

—El aroma delicioso entra a mis fosas nasales, me incita a bajar la mirada hacia la comida. Miro hacia los palillos que están algo lejos de mi alcance.

—Si estiro la mano, se darán cuenta que la tengo cortada, pero agarrar la comida con mis manos es muy asqueroso... vamos, haz algo, inútil.

—¿Quieres que te los alcance, Kaito? —dice Jiuga.

—S-sí, por favor —digo con un nudo en la garganta que al parecer nunca desaparecerá de mi vida cuando hablo con las personas.

—Agarra los palillos para comer y me los entrega.

—Gracias —digo nervioso.

—De nada, amigo. Por cierto... ¿eres gay?

—Emily— ¡¿Qué es ese tipo de pregunta, hermano?! —dice alterada, casi como un sermón.

—Es que es muy raro que una chica tenga una pijamada con un chico —dice curioso.

—¿Pero qué...? ¿Y esa pregunta? Aunque sí es raro que una chica tenga pijamadas con un chico... ¿Qué tengo que responder? Claro que no lo soy, pero si digo que no, su hermano me verá como un pervertido o alguien que trata de aprovecharse de su hermanita y me golpeará —pienso desesperado.

—No, no soy gay, a mí me gustan las mujeres... aunque para ellas no soy atractivo físicamente. Creo que a la mayoría le doy asco —digo con una sonrisa falsa para disimular, pero por dentro eso me dolió como un puñetazo directo al hígado.

—Jiuga— ¿En serio? Pero eres bastante guapo, amigo, me das algo de envidia, debo admitir —dice riéndose.

—Me sorprende que me digas eso, Jiuga, pero la realidad es que soy bastante desagradable. Tal vez me lo dices por pena o simple compasión —pienso.

—Emily— Por favor, ya no hagas esas preguntas raras, hermano, y sigue comiendo —dice sonrojada como un tomate.

—Está bien, está bien —dice Jiuga mientras se mete un pedazo de carne en la boca.

—Miro hacia mi comida y, con los palillos, agarro un pedazo de carne. Lo acerco a mis labios, abro mi boca, siento cómo la carne es tierna y abraza mi lengua... un sabor totalmente delicioso.

—De verdad esto sabe muy bien —pienso.

—Terminamos de comer y ya se hizo muy tarde. Creo que tengo que irme a mi casa... las pijamadas no son para mí. Voy a crear una excusa... pero me acuerdo que me echaron a la calle. Creo que tendré que buscar un trabajo... ¿me aceptarán con 16 años?

—El bostezo de Jiuga me trajo de vuelta a la sala, sacándome de mis pensamientos.

—Vamos a dormir, esa cena estuvo deliciosa, hermanita —dice Jiuga bostezando, con los ojos a punto de cerrarse.

—Gracias, hermano —dice Emily agradecida.

—Sí, gracias por la cena de verdad y por la ropa, pero creo que tengo que volver a mi casa.

—¿Pero no se supone que estás en una pijamada con mi hermana? —responde Jiuga, confundido.

—Emily— ¿Volver a casa? Pero si en las condiciones que lo encontré parecía estar viviendo en la calle... creo que está mintiendo. ¿Por qué no quieres abrirte, Kaito?

—Jiuga— Por favor, amigo, no puedes irte a estas horas de la noche, y además sigue lloviendo fuerte —dice Jiuga algo desconcertado.

—Sería agradable poder quedarme, pero no quiero contaminar su hermoso hogar con mi asquerosa existencia —pienso.

—No, no te irás, Kaito, eso sería muy grosero de tu parte. Dormirás conmigo.

—¿Qué!? Espera, espera... ¿eso es una orden? ¿Voy a dormir con una chica? No, no, ¿esto de verdad está pasando?

—Siento cómo los nervios se apoderan de mi cuerpo, no puedo mantenerme de pie.

—Miro el rostro de Jiuga con tanto miedo que siento cómo un escalofrío sube desde mis pies a mi cabeza.

—Jiuga— Está bien, puedes dormir con mi hermana. Solo espero que no le hagas nada raro, o lo verás con mis puños, Kaito —dice mientras me mira con cara de asesino y se da la vuelta, subiendo las escaleras hacia su habitación.

—Trago saliva, miro hacia abajo tratando de evitar la mirada penetrante de Emily.

—Esto es muy incómodo —pienso mientras nos dirigimos hacia su habitación. Cierro los ojos fuertemente mientras subíamos las escaleras, los abro y veo cómo Emily, con sus manos preciosas y delicadas, abre la puerta de su habitación, que desprende en el instante un olor a vainilla. La ventana con vista a la ciudad de noche, con las luces de los edificios y la lluvia fuerte. Su cama ordenada, su escritorio limpio, sus paredes no tenían pósters pero tenían unas hermosas estrellas luminosas.

—Esto es demasiado para mí —pienso.

—Mi mirada se pierde en la hermosura de su habitación, pero el sonido de sus manos cerrando la puerta detrás de mí me devolvió la concentración en la situación en la que estoy.

—Me imagino que dormiré en el piso o algo así, ¿no es verdad? No creo que una hermosura tan prestigiosa quiera que algo asqueroso como yo se suba a su cama —pienso.

—¿Tu hermano está en la misma escuela que nosotros? —pregunto nervioso, tratando de desviar la atención.

—No, él está trabajando —dice con tristeza.

—¿Trabajando con 17 años? Él debería estar estudiando, ¿no? No estoy entendiendo nada —pienso.

—Quiero ayudarlo, pero me pidió que estudiara para ir a la universidad y tener un buen trabajo en el futuro —dice Emily con una mirada que reflejaba un río de llantos.

—¿Qué? ¿De verdad? —dije sorprendido.

—Éramos tres hermanos, pero mi hermano Kiyoko tenía depresión severa. No lo entendía, siempre lo veía sonriendo y nos hacía reír, pero yo veía algo en él que no podía expresar. Intenté entrar en su mundo, intenté ayudarlo, y pensé que lo había logrado... pero un día se subió al balcón y se tiró. Eso me rompió el corazón, sentí como si se desgarrara y me sigue doliendo hasta el día de hoy.

—Por eso... —dijo Emily acercándose a mí.

—¿Qué estás haciendo?... —pregunto confundido.

—Me hago para atrás, pero con la madera de la parte inferior de la cama que me bloquea, me caigo de espaldas sobre la cama.

—Emily, con su piel delicada, se subió encima de mí, entrelazó sus dedos con los míos, puedo sentir su delicadeza.

—Emily— Por eso, Kaito... quiero entenderte. Quiero adentrarme a tu mundo. ¿Por qué eres tan solitario?

—Su mirada es hipnotizante, puedo ver lo decidida que está.

—Yo no tengo un mundo, y si lo tengo, no es el mundo al que quieres adentrarte, Emily. Es mejor que no me veas por dentro.

—Emily— Si no quieres abrirte conmigo, yo te obligaré a hacerlo —dice mirándome con una mirada vulnerable.

—Eso me sorprende, pero voy a lastimarte.

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