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Reencarnado en horimiya

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Synopsis
Kenji Hori despierta en un mundo que conoce demasiado bien: el universo del anime Horimiya. Reencarnado como el hermano mayor de Kyoko, con un cuerpo atlético, mente brillante y una habilidad innata en música, deportes y ciencia, Kenji parece ser el chico perfecto. Pero detrás de su sonrisa segura, se oculta una meta más profunda: convertirse en el esposo, hermano, hijo, estudiante y ser humano perfecto. A lo largo de más de 700 capítulos, Kenji forja amistades, forma una banda, enfrenta crisis existenciales, errores emocionales y desafíos que ni su talento puede resolver fácilmente. Mientras ayuda a su hermana y a Izumi Miyamura a construir su romance, él mismo es atrapado en una tormenta de emociones entre la dulce Sakura y la emocionalmente herida Sawada. Con cada tropiezo, Kenji pule su alma como un jade en bruto, buscando su lugar real en un mundo que siente como ficción. Esta no es solo una historia de romance escolar, es la travesía de un reencarnado en busca de propósito, redención... y humanidad. esta es una historia hecha por mi planeo hacerle 750 cap aproximadamente no se el total consta de 11 volúmenes unos en katagiri otros en la universidad otros en su vida después de la universidad y algunas bodas y un spin off de sus vida ya mas adultos y con hijos Lista de volúmenes Volumen 1: El Hermano Reencarnado (Cap. 1–30) Kenji llega al mundo de Horimiya, adaptándose a su nueva vida con Kyoko y Sota. Volumen 2: Ecos de la Imperfección (Cap. 31–60) Comienza a cuestionarse su lugar en el mundo, enfrenta dudas internas y momentos familiares importantes. Volumen 3: Jade en Bruto (Cap. 61–100) Tropiezos emocionales, aparición de rivales, reflexiones personales. Kenji busca cómo alcanzar la perfección. Volumen 4: Confesiones y Cicatrices (Cap. 101–150) Las confesiones amorosas llegan. Se revelan sentimientos ocultos y heridas emocionales. Volumen 5: Música y Vocaciones (Cap. 151–200) La banda se fortalece. Todos descubren su pasión y propósito en la vida. Volumen 6: Horizontes Universitarios (Cap. 201–300) Transición a la adultez. Comienzan los caminos profesionales y se enfrentan decisiones claves. Volumen 7: Vocación y Pulido (Cap. 301–400) Kenji enfrenta crisis internas. Su evolución lo acerca al ideal que busca. Volumen 8: El Hombre Ideal (Cap. 401–500) Renacido emocionalmente, Kenji lidera con sabiduría y amor. Se convierte en guía para todos. Volumen 9: El Compromiso (Cap. 501–600) Las parejas se consolidan. Inician propuestas de matrimonio y planes de vida juntos. Volumen 10: Matrimonios y Más Allá (Cap. 601–700) Las bodas se celebran. Comienza la vida familiar y el futuro compartido. Volumen 11: Herencia de Sentimientos (Cap. 701–750) Spin-off post-boda. Los hijos de los protagonistas y el legado de Kenji continúan.
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Chapter 1 - Reencarnado como Kenji Hori

Morí. Fue repentino, sin advertencia, sin dramatismo, sin un gran acto heroico que justificar. Simplemente… dejé de existir. Un instante estaba leyendo el capítulo final de Horimiya: Piece, el epílogo emocional que cerraba con tanta calidez la historia que amaba. Y al siguiente, oscuridad. Silencio. Frío.

No hubo sufrimiento. Solo un vacío... hasta que lo escuché.

—Vaya, no esperaba tener a un fan aquí tan pronto.

La voz no tenía origen. Era como si resonara en mi mente, pero sin eco. A mi alrededor, un espacio blanco infinito. Frente a mí, una figura sin rostro pero con presencia. Algo en él me decía que era “Dios”, o al menos una representación que mi alma pudiera entender sin explotar en mil pedazos.

—¿Dios?

—Puedes llamarme así. Aunque en realidad soy más bien un coordinador de sistemas reencarnativos. Pero "Dios" está bien, suena más imponente.

Estaba confundido, claro. ¿Cómo no estarlo? Acababa de morir y ahora un ser omnisciente me hablaba como si esto fuera rutina. Pero él no me dejó hundirme en preguntas existenciales. Fue directo.

—Te he estado observando. Tus emociones al leer Horimiya… tu deseo profundo de ver a esos personajes vivir más, de poder interactuar con ellos, protegerlos, darles lo que sentías que les faltó. Quisiste entrar en esa historia, ¿no es así?

Asentí, aún sin entender si estaba soñando, delirando o si era real. Pero algo en mi pecho me decía que lo era.

—Quiero darte una oportunidad. No como castigo, ni como premio. Solo como algo que el universo me permite hacer una vez cada mucho tiempo. Vas a reencarnar en ese mundo.

Mi corazón se aceleró. ¿En Horimiya?

—Pero no serás Izumi. Ni Sengoku, ni uno de los chicos del fondo. Tú serás Kenji Hori. Hermano mayor de Kyoko y Sota. No apareció en la historia original, pero existía en los registros del mundo. Estaba en el extranjero en la línea original. Ahora tú eres él.

Mi mente explotaba. Un personaje nuevo, una oportunidad fresca, un vínculo directo con la protagonista. Y antes de poder preguntar por qué, él continuó.

—Tendrás habilidades especiales, sí. Pero nada mágico. Solo tus talentos naturales aumentados: mente brillante, cuerpo en forma, facilidad para la música, los deportes y los estudios. Lo que hiciste en tu vida anterior se mantendrá, y algo más que te irá llegando poco a poco. Pero el amor… el amor deberás construirlo tú. Desde cero. Con honestidad.

Y así, sin luces ni portales, sin ceremonias épicas, desperté.

El sol entraba por la ventana. El techo no era desconocido, pero tampoco familiar. Sentía mi cuerpo distinto. Alto. Fuerte. Mis brazos marcados, no exageradamente musculosos, sino definidos, como esculpidos a la perfección. Caminé hacia el espejo.

Ahí estaba. Cabello castaño como el de Kyoko, rasgos similares a los de Kyosuke Hori —mi supuesto padre—, pero más jóvenes. Era yo. Kenji Hori.

Y entonces la escuché.

—¡Kenji! ¡Baja ya o te lo juro que te subo a rastras!

Esa voz. La conocía. Mi corazón se detuvo un segundo. Bajé apresurado, y al doblar la esquina, ahí estaba.

Kyoko Hori. Mi hermana. De verdad, mi hermana.

Vestía su uniforme escolar mientras peleaba con la corbata. Sota, más pequeño, desayunaba en silencio con su carita inocente. Todo era real. No era una simulación. Yo… estaba en Horimiya.

—¡Tardaste una eternidad! —me lanzó una mirada asesina—. ¡Desayuna ya o lo hago tragar por la fuerza!

—Con ese amor de hermana, ¿quién necesita enemigos? —sonreí sin pensar, como si lo hubiera hecho toda la vida.

Ella resopló, pero le tembló ligeramente la comisura de los labios. Estaba a punto de reír. Sota solo me miraba con ojos brillantes.

—¿Me llevas hoy, Kenji-nii?

Mi corazón dio un vuelco. Esa palabra. Ese tono. Esa confianza instantánea.

—Claro, hermanito.

El día transcurrió rápido. Fui oficialmente transferido a Katagiri. Al parecer, había vuelto del extranjero hace poco. Las excusas estaban perfectamente diseñadas. Mis notas eran perfectas. Deportivamente, destacaba. No tardaron en ofrecerme puestos en clubes, pero los rechacé por ahora.

Y entonces ocurrió. Al salir de clases, fui a buscar a Sota. La primaria estaba a unas calles. Caminaba tranquilo hasta que escuché su voz, chillando.

—¡Dame eso! ¡No es tuyo!

Corrí. En una esquina, dos chicos más grandes molestaban a Sota. Le habían quitado una figura de acción y se reían.

—Hey.

Mi voz fue calma, pero cargada de firmeza. Los chicos se voltearon. Medía más de 1.80, los superaba fácilmente.

—¿Qué quieres?

—Eso que tienes. Devuélveselo a mi hermano. Ahora.

Rieron. El más alto intentó empujarme. Lo esquivé con facilidad y le tomé la muñeca.

—No quiero herirte. Pero si lo haces de nuevo, voy a recordarte por qué no debes tocar a los Hori.

Sus ojos se abrieron. Soltó el juguete y huyeron. Sota me miraba fascinado.

—Fuiste… como un héroe.

Le revolví el cabello.

—Siempre te protegeré, Sota. Siempre.

Fue entonces que lo vi. Parado no muy lejos, con uniforme de secundaria, piercings visibles y cabello que caía sobre su rostro: Izumi Miyamura. Me había observado todo el tiempo. Apretaba el borde de su mochila, como si dudara si acercarse.

—Oye —le hablé con naturalidad—, gracias por quedarte. ¿Ibas a intervenir?

—Yo… no, solo… no quería problemas.

—Pero te quedaste. —Sonreí—. Eso dice mucho.

El chico desvió la mirada, apenado. Me acerqué.

—¿Cuál es tu nombre?

—Miyamura. Izumi Miyamura.

—Yo soy Kenji Hori. Gracias de nuevo.

Él asintió. Iba a seguir su camino, pero lo detuve.

—¿Quieres venir a casa un rato? Sota te quiere agradecer, y creo que mi hermana te debe una.

Se congeló.

—¿T-tu hermana?

—Kyoko.

Casi tropieza.

—¡No, no puedo ir…!

—Vamos, hombre. Solo un rato. Te invito algo.

Sota lo tomó de la mano. Fue suficiente. Caminamos juntos.

Cuando abrimos la puerta, Kyoko estaba recogiendo unos platos. Se giró, lista para gritar, pero al ver a Miyamura se quedó en blanco.

Y ahí, lo vi. El primer destello. El leve rubor. La chispa silenciosa de algo que apenas comenzaba.

Miyamura bajó la mirada.

—Hola… soy Miyamura. Lo siento si molesto…

—No, no molestas —Kyoko dijo, suave, inusualmente suave—. Pasa.

Sota reía. Yo solo observaba. Había empezado.

No una historia diferente. No un reemplazo.

Una extensión. Un nuevo comienzo.

Desde la sangre. Desde el amor.