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Chapter 35 - Ensayos y Chispas

El aula de música estaba más viva que nunca, aunque la palabra "viva" era quedarse corto: aquello parecía una zona de guerra decorada con luces LED y papel brillante. Marin corría de un lado a otro, colocando pósters improvisados con frases como "¡FAMA O MUERTE!" y "¡KENJI = MARCA REGISTRADA!".

—¡Rápido, Iura, pega esa lona antes de que pierda la estética kawaii que estoy buscando! —ordenó, con una cinta adhesiva en la boca.

Iura, luchando con un rollo de cartulina gigante, respondió con la voz apagada:

—¿Kawaii y muerte no se contradicen un poco?

Kenji, que acababa de entrar, se detuvo en seco al ver el caos.

—¿Es necesario todo esto para un ensayo? —preguntó, mientras esquivaba un foco que Marin había improvisado con papel celofán rosa.

—¡Por supuesto! —respondió ella, girando dramáticamente—. ¡Estamos a días de presentarnos en el evento cultural más grande de la ciudad! ¡Esto no es un ensayo común, es un ensayo con identidad visual!

Kenji se llevó la mano a la frente, pero antes de responder, escuchó la voz calmada de Sakura detrás de él.

—Kenji… —dijo suavemente, sosteniendo una carpeta de partituras—. ¿Puedes ayudarme a revisar la secuencia de acordes antes de que empecemos?

—Claro —respondió él, dejando la mochila a un lado. Marin los observó y sonrió con una picardía peligrosa.

—¡Oh, sí! ¡Foto del dúo creativo para el feed!

—¡NO! —gritaron Kenji y Sakura al unísono, lo que solo hizo que Marin sacara su cámara con más entusiasmo.

El ensayo comenzó con un sonido que podría describirse como "armonía al borde del desastre". Kenji intentaba mantener la voz firme, Sakura afinaba con delicadeza, y Sawada… Sawada parecía estar molesta por algo, porque tocaba el bajo con un ritmo que rozaba la agresión.

Kenji la observó de reojo durante el segundo tema. Cada nota suya era precisa, pero había algo en la fuerza de sus dedos que delataba tensión. En el descanso, se acercó con una botella de agua.

—¿Todo bien? —preguntó, ofreciéndosela.

Sawada lo miró con ojos que ardían entre cansancio y algo más difícil de descifrar.

—Sí. Solo estoy… concentrada.

Kenji se agachó junto a ella, bajando la voz.

—No pareces tú cuando tocas así. ¿Quieres que lo repasemos juntos?

Por un instante, creyó que ella lo rechazaría, pero Sawada asintió, dejando que él se sentara a su lado. Tomó el bajo con cuidado, sus manos rozando las de ella por accidente. Fue apenas un segundo, pero suficiente para que ambos sintieran la corriente eléctrica que recorrió el aire.

—El problema no es la técnica —murmuró Kenji, guiando sus dedos sobre las cuerdas—. Es el tempo. Estás entrando medio segundo tarde.

—¿Ah, sí? —replicó Sawada, con una sonrisa desafiante—. ¿Y cómo sabes que no es tu oído el que falla?

Kenji sonrió, inclinándose un poco más, hasta que sus rostros quedaron peligrosamente cerca.

—Porque si fallara, no sonaría así.

Pulsó las cuerdas, y la nota vibró en el aire con una armonía perfecta. Sawada lo sostuvo la mirada, sus labios entreabiertos como si quisiera decir algo… pero Marin interrumpió con un grito:

—¡¡¡BESO MUSICAL!!!

Ambos saltaron como si hubieran pisado fuego. Kenji se levantó de golpe, carraspeando.

—Volvamos al ensayo.

Sawada giró la mirada, intentando ocultar el rubor en sus mejillas, mientras Marin reía como una villana satisfecha.

El resto de la tarde fue una mezcla de caos y risas. Marin insistía en que Iura practicara "poses de idol" mientras tocaba la batería, algo que terminó en una baqueta volando por la ventana. Sakura, con su calma habitual, mantenía todo bajo control, asegurándose de que la música no quedara enterrada bajo la avalancha de ideas absurdas.

Cuando finalmente dieron por terminado el ensayo, el cielo ya estaba teñido de tonos naranjas. El grupo salió del aula, agotado pero con una energía renovada. Sin embargo, justo al llegar a la salida del instituto, alguien se interpuso en su camino.

Era un chico alto, delgado, con el cabello teñido de plateado y una sonrisa que desprendía arrogancia. Vestía un uniforme ligeramente desabrochado y llevaba una funda de guitarra colgada al hombro.

—Así que ustedes son la "sensación viral", ¿eh? —dijo con tono burlón.

Kenji lo miró, alerta.

—¿Y tú eres…?

El chico sonrió, inclinándose apenas.

—El que les va a demostrar que la fama barata no compensa la falta de talento.

Antes de que Kenji pudiera responder, el desconocido se giró y se alejó con pasos tranquilos, dejando una tensión densa en el aire.

Marin fue la primera en reaccionar.

—¿¡Quién demonios es ese y por qué siento que acaba de declararnos la guerra musical!?

Kenji apretó el puño, mirando la silueta que se perdía entre la multitud.

—No lo sé… pero lo averiguaremos en el escenario.

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