En ese preciso instante ella lo descubrió: el muro entre los genios, los prodigios y las personas normales.
Pero, al contrario de lo que cualquiera pensaría, ella no se rindió. Si bien lo hizo en un inicio, después pensó y pensó.
—¿Cómo seré profesora, cómo haré que otros me admiren si ni siquiera puedo enfocarme, si ni siquiera puedo esforzarme más…?
A partir de esa reflexión, se determinó a seguir sus sueños sin importar lo que pasara. Ese chico que la hizo despertar se volvió, poco a poco, el amor de su vida y, con ello, su vida comenzó a tomar forma.
—Ay, qué buenos tiempos aquellos —pensó la profesora para sí misma.
—¡Profe! —le dijo Carlitos emocionado—, no terminó de explicar sobre Ircel.
—Tienes razón, Carlitos —dijo la profesora, dedicándole una gran sonrisa—. Entonces, como les decía, Ircel…
La profesora no pudo acabar su clase, ya que, sin saberlo, ocurrió el evento que cambiaría el curso total del mundo donde vive.
Una fuerte explosión mandó a volar la puerta del salón de clases. La profesora estaba atónita y sus estudiantes, aterrados.
De repente, una criatura humanoide, blanca, con cinco brazos, dos tentáculos y una cara grotesca en forma de "cráneo", entró por la puerta.
Solo con verla, la profesora lo supo: esa cosa era algo sobrenatural y gigantesco. Medía fácilmente tres metros. Su primer pensamiento fue salvar a los niños, pero lamentablemente, el futuro tenía algo diferente para ella. Bastó un solo movimiento de la mano de aquella cosa y una explosión devastó todo el salón, matando a varios de los niños.
Algunos niños morían por los escombros, otros por el fuego y otros en el estallido de la explosión. La profesora salió herida, sí, pero no tenía ni la cuarta parte del daño de algunos niños. Verlos morir frente a sus ojos fue algo traumante para ella, algo que la marcó y despertó algo en su interior.
De acuerdo con las palabras de Rhys, hay varias formas en las que un humano poseedor del Gen Raptor puede ascender. Dos de las más comunes y documentadas son: por un estrés extremo o una situación de vida o muerte, y por un sentimiento de impotencia tan grande que el cuerpo mismo empieza a generar Aura.
Volviendo con la profesora, esta estaba a punto de ser asesinada, pero esa cosa sintió algo y se fue corriendo hacia esa dirección. Esto último acabó de romper a la profesora.
A ella ya no le quedaba nada; su marido también era profesor en esa escuela, así que lo más probable es que ya estuviera muerto. No pudo defender a quienes estaban bajo su cuidado y, para colmo, esa cosa que los mató la dejó vivir como si matarla no valiera nada. Ese sentimiento de no valer nada lo sintió de nuevo, justo en el momento en que el doctor le dijo que no podía tener hijos aquella tarde.
Ella pensó que había olvidado esa sensación, pero no. Entonces, su corazón se llenó de odio y juró por todo lo santo que mataría a aquella cosa.
Otra de las lecciones de Rhys a los nuevos reclutas era que la naturaleza del cuerpo y del alma afectaba de qué lado del Aura estaría un Ascendido. Y no solo eso, también los sentimientos que sintiera durante su Ascensión afectaban si sería un Pecador del lado Egoísta o un Santo del lado Kármico.
Resulta que había dos de esas cosas. La segunda había aparecido en el pabellón de secundaria, justamente cerca de la clase de Anyael.
Aquí sucedió algo diferente. Si bien la segunda cosa trató de matar a estudiantes a diestra y siniestra, solo alcanzó a matar a tres estudiantes y a un profesor, ya que alguien la había parado.
Resulta que no solo la profesora había despertado en esta situación; Mark Lancer, ese joven rubio y buena onda, también lo había hecho.
En el momento en que la cosa comenzó a atacarlos, Mark, que era un gran fan del manga, pensó en una forma de detenerla y, por pura impotencia, Ascendió. Su deseo puro de ayudar y su impotencia se mezclaron para hacerlo despertar su Virtud.
Lo más profundo de su ser le pedía a gritos que gritara una frase que serviría para activar su Virtud y, al final, él lo hizo.
En ese momento tan tenso, todos los sobrevivientes de la clase miraron al joven Lancer, quien había gritado: "¡Vuelve la creación cenizas, SOLARIS!".
En ese preciso instante, se activó su Virtud, Solaris, el devorador de estrellas.
Unas alas de un fuego dorado se formaron en la espalda de Mark, y ese mismo fuego envolvió todo su cuerpo, haciéndolo brillar como una especie de deidad. Sin entender bien sus habilidades, quemó el suelo debajo de los pies de aquella cosa, incinerándola por completo en tan solo segundos.
Mientras, la otra bestia aural, al sentir ese Karma tan fuerte, decidió huir. Muy mala idea por su parte.
En medio de su camino, se encontró con ella, la profesora, y posiblemente el ser que más odio le tenía. Si bien la bestia no pensaba, sus instintos ya le advertían del peligro.
En segundos, la cosa fue partida a la mitad, algo frustrante para la profesora, ya que ella quería hacerla sufrir. Pero ya qué, lo importante era que todo había acabado.
