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Chapter 4 - Capítulo 4: El Camino a Casa

"Y ahora, mis queridos y pacientes espectadores, soy una mentirosa. Una mentirosa a tiempo completo. Finjo no ver a la señora con sombrero de plumas que me mira desde la ventana del autobús. Finjo no notar al niño que corre por la calle con un traje de marinero que parece de otra época. Ellos están ahí. Son transparentes, se mueven con lentitud. Y nadie más los ve. A veces, siento que estoy en mi propia película de terror, pero sin la música dramática.

Tengo que trabajar. La vida sigue. Mi trabajo me obliga a enfocarme en la realidad, pero mi mente está en otra parte. Así que, con Lior bien agarrado en mi mochila, decidí que era hora de volver a casa. No a mi apartamento, sino a la casa de mi infancia.

El recuerdo me golpeó de repente, como una ola de agua fría. La casa de mi abuela. El rancho. Es un lugar donde yo me sentía segura. En ese lugar, la hierba era más verde, las flores más grandes. Fue ahí donde la encontré. A Lior. Mi abuela, con sus manos arrugadas por los años, me lo dio. 'Este conejito', me dijo, 'ha estado contigo desde que eras una bebé. Nunca te separabas de él'. Ella se rio y dijo, 'Este peluche es muy especial. No lo pierdas'.

Así que aquí estoy, de pie frente a mi espejo. Me preparo para un viaje. Pero no es solo un viaje de kilómetros, sino un viaje al pasado. Le voy a dejar a Capricho con Mateo. Él es un desastre, pero ama a los animales. Lo malo es que mi perro es más listo que él, así que me preocupa un poco por Capricho.

—Me voy por unos días, Capricho —le digo a mi cachorro, quien me mira con una cara que dice 'me vas a abandonar'.

—¿A dónde vas, Juventina? —pregunta Mateo por teléfono.

—A Solosuchiapas —le respondo. El silencio al otro lado es tan espeso que podría cortarse con un cuchillo.

—¿A Solosuchiapas? ¿Con tu abuela? Pero... no...

—Lo sé —lo interrumpo—. Tengo que hacerlo. Hay algo que no sé de mi familia. De la historia. De todo esto.

—Y, por supuesto, no me vas a contar, ¿verdad?

—No te preocupes. Prometo contarte todo cuando vuelva. Y tú cuida de Capricho. Si mi perro se enoja, te voy a culpar.

Y así, con la promesa de regresar, la maleta hecha y el corazón acelerado, me fui. El camino se sentía diferente. Las carreteras, los campos, el cielo... todo parecía más real. Y más peligroso."

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