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Chapter 4 - capítulo 4

El vapor de la taza de té se elevaba con lentitud, disipándose en el aire frío de la mañana.

Kanako Uchiha, sentada frente a la mesa, sostenía la taza con ambas manos. Aunque su rostro seguía pálido, esa mañana tenía mejor color. Vestía un kimono sencillo, gris con bordes azul marino. Su cabello oscuro, ya con algunos mechones blancos, estaba recogido en una trenza baja.

Kaoru se colocó la bandana de entrenamiento sobre el cuello y ajustó la bolsa de tela con sus materiales. Iba a salir.

—¿Volverás tarde? —preguntó ella, sin levantar mucho la voz.

—No lo creo —respondió Kaoru, mientras revisaba los rollos en su bolso—. Después de clase voy a consultar algo con uno de los instructores.

—¿Tiene que ver con tu entrenamiento?

—Sí —dijo él, aunque sabía que no era del todo cierto.

Kanako lo observó por un momento. No dijo nada más. Solo sonrió con suavidad.

Kaoru caminó hasta la puerta, se calzó los zapatos y antes de cruzar el umbral, giró la cabeza.

—No te esfuerces hoy. Solo descansa.

Kanako asintió, aunque su expresión no prometía obedecer del todo.

El día estaba despejado, con nubes blancas flotando sobre el cielo azul. Kaoru caminó hacia la academia con paso decidido. A medio trayecto, ya había tomado una decisión concreta.

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Al terminar la clase principal de historia y fundamentos, Kaoru esperó a que los demás comenzaran a salir del aula. Se dirigió a Tadaka Sarutobi, quien ya recogía algunos papeles de su escritorio.

—Sensei —dijo en tono bajo, pero firme—. ¿Dónde puedo solicitar acceso a las clases de introducción al ninjutsu médico?

Tadaka alzó una ceja, sorprendido.

—No es común que alguien de primer año pregunte por eso. ¿Alguna razón?

—Quiero aprender —respondió Kaoru sin vacilar.

El sensei lo observó unos segundos. Luego asintió lentamente, se sentó y sacó un pequeño formulario de una carpeta. Antes de entregárselo, tomó un pincel del tintero y escribió una nota en la parte superior:

"Este alumno posee autodisciplina y concentración inusuales para su edad. Recomiendo que se le dé la oportunidad."

Secó la tinta con cuidado, luego le tendió el papel.

—Llévalo al edificio anexo, tercer piso. Pregunta por la profesora Sayuri. Dile que vas de parte mía. El resto depende de ti.

Kaoru tomó el documento, hizo una leve reverencia y se marchó.

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El edificio de los cursos avanzados estaba a unos minutos de distancia, separado del resto de las aulas comunes. Las paredes eran de piedra clara y, al subir al tercer piso, el ambiente se volvía más silencioso.

Tocó la puerta indicada.

—Adelante —respondió una voz femenina desde dentro.

Kaoru entró.

La sala era sobria, con una estantería llena de pergaminos, frascos etiquetados y diagramas del cuerpo humano colgados en las paredes. En el centro, una mujer de cabello castaño oscuro recogido en una trenza gruesa hojeaba un informe. Llevaba una túnica blanca por encima del uniforme estándar, con el emblema del clan Senju bordado en el hombro.

Al levantar la vista, sus ojos grises lo evaluaron con serenidad.

—¿Nombre?

—Kaoru Uchiha.

—¿Primer año?

—Sí.

Él extendió el formulario. Sayuri lo tomó, leyó la nota escrita a mano, y luego lo observó de nuevo. Esta vez con un leve cambio en su mirada.

—Soy Sayuri Senju, instructora médica. No suelo aceptar estudiantes tan jóvenes, pero tu sensei parece tener buena opinión de ti.

—Tengo razones para aprender —respondió Kaoru.

—¿Tienes experiencia previa?

—No.

Sayuri asintió, cruzándose de brazos.

—Muy bien. Las clases de introducción son dos veces por semana. Los fundamentos no son jutsus. Empezaremos con anatomía básica, flujos de chakra interno y estabilidad emocional. Si te quedas atrás, se te retira.

—Entendido.

Sayuri caminó hacia una de las estanterías, extrajo tres libros encuadernados a mano y se los entregó.

—Estudia esto antes de tu primera clase. Anatomía básica, puntos de presión y flujos de chakra en extremidades. No necesitas memorizarlo todo, pero quiero que lo entiendas.

Kaoru tomó los libros con cuidado.

—El ninjutsu médico no es para cualquiera —añadió Sayuri sin rodeos—. Se requiere más que talento. Solo quienes poseen una voluntad inquebrantable pueden llegar lejos en este camino.

Lo miró un momento más, esperando ver alguna duda en su rostro. No encontró ninguna.

—Pasa mañana a esta misma hora. No llegues con hambre ni agotado. Aquí se necesita precisión, no orgullo.

Kaoru asintió.

—Gracias por aceptarme.

Salió de la sala.

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Esa tarde, antes de volver a casa, se detuvo en el campo de entrenamiento más apartado del distrito. Extendió una de las esterillas en la tierra y se sentó en seiza. Cerró los ojos.

Su padre había dominado el fuego, el rayo y el agua. Él también.

Pero ahora necesitaba aprender algo completamente distinto. Algo que sanara en lugar de herir.

Y aunque no era el camino más fácil para alguien como él, Kaoru lo seguiría.

Porque no era solo por él.

Era por Kanako.

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