Durante la tercera semana comencé a entrenar mis artes marciales para hacer las más letales, algo que sería mucho más útil para matar monstruos y defenderme. Además, seguí subiendo pisos hasta llegar al 20. En el camino me encontré con dos nuevos tipos de monstruos: unas pequeñas hidras y unos hombres lagarto de dos metros de altura con escamas verdes.
El entrenamiento dio frutos; Después de varios días mis artes marciales mejoraron a pasos agigantados, gracias al "apoyo" gratuito que los monstruos me brindaban al combatir. Aun así, los monstruos ya no me daban ningún impulso, por lo que decidió continuar subiendo de pisos.
Tras cuatro días ya me encontré en el piso 15. Como esperaba, en los pisos 15 y 19 había un jefe y un mini jefe, tal como en los anteriores. La zona de este piso era un gran bosque con enormes árboles y ríos de agua cristalina.
El jefe del piso 19 resultó ser un gigantesco árbol que atacaba con raíces que surgían del suelo. No fue un gran desafío; Al principio me divertí un poco enfrentándolo en mi forma monstruo. Algo que me sorprendió fue que ahora podía entrar directamente en la Fase 2, cosa que antes de mi fusión con la energía espacial y espiritual no podía hacer. Debí ser gracias a mi nueva habilidad. Al final lo dividí en dos con mi Corte Espacial, guardé la piedra y comprimí su cuerpo para devorarlo.
El mini jefe era una enorme araña de cristal que se movía por su telaraña, la cual cubría todo el piso. Además, atacaba con ella, siendo pegajosa y cortante. Descubrí lo letal que era cuando me cortó la mano, aunque pronto se regeneró. Las palabras que solté en ese momento fueron literales:—Ah, ¿así que te gusta cortar cosas, araña de mierda? Vemos quién la tiene más grande, puto monstruo.
Después de eso, me lancé con velocidad, apareciendo y desapareciendo alrededor de ella mientras cortaba cada parte de su cuerpo. Finalmente, tras divertirme un buen rato, le corté la cabeza, guardé su piedra y siguió avanzando.
En esos pisos me enfrenté también a varios monstruos normales:
Elfos Oscuros Corruptos : siluetas humanoides de piel gris, ágiles y armados con arcos de hueso.
Serpientes Venenosas : enormes, con escamas brillantes y mordedura paralizante.
Avispas de Hierro : insectos con aguijones metálicos y alas zumbantes que cortan el aire.
Gólems de Roca : torpes, resistentes y capaces de lanzar piedras enormes.
Hongos Venenosos : lentos, liberaban esporas tóxicas al recibir daño.
Después de esa semana llegué a la entrada del piso 10, y los monstruos ya no me daban ningún impulso. También me di cuenta de que en cada agrupación de pisos había dos jefes y cinco tipos de monstruos normales.
Por fin, en la última semana decidí subir hacia la superficie. Descubrí que en la nueva mazmorra cada 9 pisos existía una zona segura (ejemplo: pisos 1-9 con monstruos, piso 10 seguro). En el piso 10 se había formado Rivira tras la remodelación. Allí me tomé un descanso: alquilé una habitación con algunas piedras, disfruté de una gran ducha y descansé siete días porque me lo merecía.
También compré nueva ropa: una camiseta negra ajustada y pantalones blancos anchos. No llevaba botas, ya que para mí era más cómodo.
Pasados los siete días, regresó a la mazmorra. El jefe del piso 9 era un gran lobo negro de más de 3 metros, que se movía por la oscuridad. Lo vencí fácilmente usando la Aguja de Brújula. Ese día entero lo dediqué a llegar al piso 6, cazando monstruos hasta que dejaban de darme impulso.
Entre ellos estaban los cinco normales de esta sección:
Kobolds : humanoides pequeños de piel gris y hocico canino, peleaban en grupo con garras rápidas.
Duendes : verdes, pequeños, ágiles y crueles, usando piedras como armas improvisadas.
Murciélagos Sanguinarios : enormes, con alas membranosas y colmillos afilados; atacaban desde la oscuridad.
Slimes Cristalinos : gelatinas traslúcidas que absorbían golpes físicos, pero vulnerables al fuego y la magia.
Ratas Colmillo : ratas gigantes de colmillos alargados, rápidas y voraces.
Tras todo ese recorrido cazando y devorando, llegamos a la actualidad: yo apoyado en la pared del piso 6, con las escaleras al piso 5 a mi lado.
—Bien, veamos qué tal ha sido la recompensa de este mes de subida —dije, mientras una pantalla apareció delante de mis ojos.
Estado del Anfitrion
Nombre: Karl Reus Raza: Semihumano Nivel: 5 [+]
Fuerza: EX - 1999 Resistencia: EX - 1999 Destreza: EX - 1999 Agilidad: EX - 1999 Magia: EX - 1999
Habilidades:
Regeneración Súper Rápida – EX
Evolución Infinita – EX
Resistencia Absoluta – EX
Mundo Transparente – S
Resistencia al Dolor – EX
Maestro de Artes Marciales – SSS → EX
Cazador – A → SS
Cuerpo de Maná – EX
Mostrificación – S+ [Fase 1, Fase 2, Bloqueado]
Guarida del Monstruo – EX
Manipulación Espacial – EX
[Alma Monstruosa: Devastación] – S+ [Fase 1: Control básico de maná-alma → refuerza el cuerpo más allá del límite humano, Bloqueado] [Pasiva]
Magia:
Aguja de Brújula (sin canto)
Ocho Puertas Internas (sin canto)
Corte Espacial (sin canto)
—Genial, ahora puedo volver a subir de nivel —murmuré mientras acercaba mi dedo al símbolo [+]. Pero un grito proveniente del piso 5 me interrumpió.
La pantalla se cerró de inmediato y desapareció a gran velocidad. Al llegar al lugar del grito vi a un chico delgado tirado boca arriba, intentando escapar de un enorme duende. Éste empuñaba un bastón de huesos y su cuerpo estaba cubierto por una túnica oscura.
El duende alzó el báculo para clavarle en el pecho al chico, quien cerró los ojos resignándose a morir en aquel lugar. Pero una voz alegre rompió su miedo.
—¡Oh, sigues vivo! Menos mal que llegué justo a tiempo. Y sobre ti... —dije mirando al duende.
En un rápido movimiento le arrebaté el báculo y se lo clavé en el pecho, matándolo al instante. Guardé el cuerpo en mi espacio dimensional y me acerqué al chico, que aún estaba sentado en el suelo. Lo levanté con facilidad.
—Hola, soy Karl Reus. Un gusto, ¿cómo te llamas?—Soy Bell... Bell Cranel —respondió con una sonrisa.
—Encantado. Por cierto, ¿qué hacías enfrentándote a un mini jefe?—¿Mini jefe? —preguntó Bell.—Sí, así llamo a los jefes más débiles que aparecen unos pisos antes del verdadero.—¡¿Ese era uno de los débiles?! —dijo, con una nube negra flotando sobre su cabeza.
—No te preocupes, nadie nace siendo fuerte. Los fuertes están para proteger a los débiles, hasta que éstos se hacen fuertes —dije con una gran sonrisa mientras le ponía la mano en el hombro.
Bell me miró con los ojos brillando como estrellas.—Entonces tú serías como... un héroe.
Yo solo me reí.—Bell, creo que se podría decir. Bueno, ¿quieres que te acompañe a la superficie?—Claro —respondió él.
Lo que no notaron ni el "conejo blanco" ni el devorador de monstruos fue que, poco después de marcharse, llegaron al lugar tres aventureros: una chica rubia de cuerpo perfecto que cualquier modelo envidiaría, otra de cabello oscuro y actitud alegre, y un hombre lobo.
—Parece que se han ido bastante rápido —dijo Aiz con voz sin emociones.—Es un alivio que lograrán escapar —comentó Tiona.
El hombre lobo se rió al verlos marcharse.—Jajaja, vaya débiles. Los salváis y ni las gracias os dan.
Antes de que las dos chicas respondieran, él se dio media vuelta y se fue.—¡Tch, maldito chucho! —refunfuñó Tiona, clavando su arma en el suelo mientras esperaba al resto. Aiz solo dio una última mirada antes de imitarla.
Mientras tanto, los dos chicos avanzaban de regreso a la superficie, matando algunos monstruos. Karl le dio consejos a Bell, quien los agradecía profundamente. Sin saber cómo, Karl terminó contándole sobre la traición de su familia y cómo ahora no tenía a dónde ir. Quizás porque veía en Bell a alguien en quien podía confiar.
—Pues podrías unirte a la mía. Actualmente solo estamos mi diosa y yo —propuso Bell.—Lo pensaré. ¿Qué tal si quedamos para cenar y te doy mi respuesta? —respondí con una sonrisa.—Bien, hoy tengo una promesa para cenar en un restaurante llamado Anfitriona de la Fertilidad .—Perfecto. Nos vemos allí —dije, despidiéndome con la mano. Ya en la superficie, noté cómo mi sistema había dejado de responder.
—Bueno, vayamos al gremio —murmuré, recordando gracias a mis memorias que mi instructora sería Eina. Aquella revelación me sorprendió.
Continuará...