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Chapter 2 - Capitulo 2

Mierda, ¿no podías habérmelo dicho antes? Ahora solo Dios sabe dónde voy a caer. Bueno, mejor dicho, donde el mundo quiera, porque ese ser ni siquiera sabía dónde iba a terminar. —dije mientras mi mano transparente rozaba mi mandíbula.

—Espera… sigo siendo un espíritu… no me digas que voy a poseer un cuer…—No pude terminar, porque repentinamente una luz deslumbrante me rodeó y, cuando abrí los ojos, estaba descendiendo a gran velocidad hacia una gran torre que atravesaba las nubes, situada en medio de una ciudad amurallada.

—Mierda… es mucho más grande de lo que representa el anime— pensé, observando la inmensa ciudad de Orario.También se podía ver la ciudad portuaria de Meren, donde el Leviatán fue derrotado. Una pena que nunca se supiera dónde cayó el Behemoth. Más lejos, en una enorme montaña verdosa, se encontraba el bosque de Alf, lo cual me sorprendió por la altura. Lo último que alcancé a ver fue el castillo en ruinas de Agris, donde en el futuro las familias Apolo y Hestia disputarían el juego de guerra.

De pronto, una fuerza gravitacional me atrajo con violencia hacia Orario. Antes de darme cuenta, ya había atravesado Babel y estaba entrando a la mazmorra.

—¡No me jodas! ¿Voy a poseer a alguien dentro de la mazmorra? Esto será una gran desventaja— grité mientras mi cuerpo seguía atravesando piso tras piso, hasta que finalmente mi espíritu poseyó el cuerpo de un chico peliblanco que yacía inconsciente en el piso 30 acostado en un charco de sangre con partes de su cuerpo faltantes pero aun respiraba.

En cuanto mi alma entró, los ojos del chico se abrieron de golpe, pero lo peor fue el dolor que me sacudió: el cuerpo estaba reconstruyéndose poco a poco. Lo que no noté de inmediato fue que la mazmorra también comenzó a temblar violentamente.

—Bueno, señor, parece que ha sido usted una gran persona viniendo al paraíso— dijo el ente, mientras una puerta blanca aparecía a su lado y un anciano la atravesaba.

Rápidamente, la puerta desapareció. Lo que no esperaba el ente era que de repente sonara una alarma de emergencia en su computadora.—¡Mierda! ¿Qué está sucediendo?— dijo mientras observaba con rapidez la pantalla.

El informe era claro: toda la mazmorra estaba mutando.—No puede ser… algo muy malo está ocurriendo en el mundo donde ese chico reencarnó. Si no detengo esto, no solo ese mundo, sino todos los habitantes estarán en peligro.

Rápidamente, el ser apareció sobre Orario, donde la gente estaba aterrada por el gran temblor que azotaba la ciudad. Intentó usar su poder para detener la mutación, pero para su sorpresa, al estar sellado, no pudo hacerlo.

—Mierda… si no fuera porque debo mantener la mayor parte de mi poder sellado para no destruir este mundo, podría detenerlo. Bueno… solo me queda una opción— dijo mientras, con un chasquido de dedos, bloqueaba las entradas de cada piso de la mazmorra. De ese modo, ningún monstruo podría subir a pisos superiores y masacrar a los aventureros atrapados dentro.

No importaba si era un duende o un minotauro: cualquier criatura que intentara ascender era destruida al instante. Tras quince minutos, los temblores cesaron. Entonces, el ser reunió toda la excelia de los monstruos muertos, formando una esfera tan grande que, de no comprimirla, podría alcanzar el tamaño de una isla.

—¡Ah, cómo ha dolido! Ojalá tuviera resistencia al dolor— murmuré mientras me levantaba del suelo.—Espera… ¿esto no era antes una pared de rocas? Ahora se ha convertido en un vasto páramo verde. Se parece al piso seguro del nivel 18…—

—No solo ha cambiado este piso, Karl, sino todos— dijo una voz a mis espaldas que me hizo dar un salto. La reconocí al instante.

—¡Esa voz… es la del ser que me envió aquí!— exclamé, sorprendido al girarme.

—Karl, escucha. No puedo quedarme mucho tiempo, este mundo me está obligando a marcharme. Cuando te envié, te dije que existía un poder superior a ti. Pero ahora la mazmorra ha mutado y se ha vuelto mucho peor. Como fue mi culpa, te daré una mano— dijo el ser mientras tocaba mi frente.

—Te he concedido un sistema temporal. Durará hasta que alcances la superficie. Luego tendrás que unirte a una familia para seguir fortaleciéndote. El sistema solo sirve para mostrarte tu estado y permitir la subida automática de nivel, de lo contrario no sobrevivirías.

—Karl, debo irme. Sé que es egoísta pedirte esto, siendo mi error… pero, por favor, llega a lo más profundo de la mazmorra, descubre qué hay allí y soluciona este desastre.

—No te preocupes, déjamelo a mí— respondí con una gran sonrisa.

—Gracias. Y antes de irme, toma un último regalo mío— dijo, incrustando la esfera en mi pecho.—Aprieta los dientes— añadió mientras su figura se desvanecía rápidamente.

En ese momento, apareció una pantalla frente a mí:

[Activando modo de subida automática de nivel]

De inmediato, un dolor abrasador sacudió mi cuerpo. La enorme cantidad de excelia me fortalecía a una velocidad imposible: mis músculos se desgarraban sin cesar, regenerándose una y otra vez, solo para volver a romperse. Mientras tanto, los parámetros en la pantalla no dejaban de cambiar. Finalmente, después de quince minutos, todo terminó.

La pantalla volvió a mostrarse frente a mí.

Estado del anfitrión

Nombre: Karl ReusRaza: HumanoNivel: 4

Fuerza: C - 655

Resistencia: SS - 1190

Destreza: C - 655

Agilidad: C - 655

Magia: C - 655

Habilidades:

Regeneración Súper Rápida - Ex

Evolución Infinita - Ex

Resistencia Absoluta - Ex

Mundo Transparente - S

Resistencia al Dolor - B

Maestro de Artes Marciales - SS

Cazador - D

Cuerpo de Maná - Ex

Magia:

Aguja de Brújula (canto ultra corto)

Ocho Puertas Internas (sin canto)

Además, las habilidades que escogí para subir de nivel fueron:

Maestro de Artes Marciales - SS → Aumenta el progreso al aprender artes marciales y otorga un 40% más de poder en combate desarmado.

Cazador - D → Aumenta el daño en un 30% contra enemigos ya derrotados.

Cuerpo de Maná - Ex → Permite al anfitrión usar su cuerpo como catalizador para lanzar hechizos y manipular magia.

—Supongo que la primera y la última son únicas, debido a mi pasado y a este nuevo cuerpo— pensé.

Ahora que lo pienso… el ser me dijo que la mazmorra había mutado. Eso significa que los monstruos se han vuelto más fuertes. Y como atravesé al menos 29 pisos, debo estar en el 30. Aquí, incluso un nivel 4 necesita un buen equipamiento para sobrevivir. Si antes los monstruos rondaban el nivel 5, ahora deben rozar el 6… o incluso más.

Un sudor frío recorrió mi espalda al imaginar lo que me esperaba.

Aun así, podía sentirlo: mis estadísticas superaban a un nivel 4 común. De hecho, quizás estaba en el nivel 6 o 7. La energía desbordante que recorría mi cuerpo lo confirmaba. Mis pensamientos se interrumpieron de golpe cuando me atacó un hambre voraz.

—Mierda… este chico debió estar inconsciente al menos medio día, y todo el proceso de reconstrucción y fortalecimiento debió consumir muchísima energía. Ahora mi cuerpo está hambriento.

Comencé a buscar algo comestible en la zona. Tras un rato, encontré varias plantas con bayas y las devoré sin preocuparme: gracias a mi regeneración y resistencia, era inmune a enfermedades o venenos.

Saciante, me dirigí al río. Apestaba, así que me quité la ropa y salté en bomba al agua. Tras quince minutos de enjuagarme, salí. Fue entonces cuando vi que mi ropa estaba destrozada por el repentino aumento de músculos y altura.

La camisa blanca del chico estaba desgarrada en los brazos y sin botones. Los pantalones, que antes eran anchos y cómodos, ahora me quedaban cortos y ajustados.

Improvisé: arranqué las mangas de la camisa y la recorté, para evitar que estorbara o que alguien pudiera agarrarme de ella. En los pantalones hice dos grandes cortes laterales para que quedaran más sueltos. Los zapatos estaban rotos, así que preferí ir descalzo.

Cuando lo noté, ya estaba oscureciendo.

—Será mejor encontrar un lugar para dormir y, mañana, empezar el camino hacia la superficie.

Después de un rato, hallé un árbol con una rama lo suficientemente grande como para sentarme y descansar apoyado en el tronco. Con un salto me agarré y subí.

Me acomodé, cerré los ojos y, antes de dormir, pensé en qué monstruos me esperaban mañana.

Continuará…

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